lunes, 25 de enero de 2016

¡ ATENCION Y OBRAS ! CINE SAN SEBASTIAN LEVANTA EL TELÓN,./ VIAJANDO CON CHESTER - José Ovejero Escritor - Los niños son los nuevos bárbaros,.

TITULO: ¡ ATENCION Y OBRAS ! CINE , SAN SEBASTIAN LEVANTA EL TELÓN,.

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 ¡Atención y obras! es un programa semanal que, en La 2, aborda la cultura en su sentido más amplio, con especial atención a las artes escénicas, la música, los viernes a las 20:00 presentado por Cayetana Guillén Cuervo, etc, foto,.



 CINE ,  SAN SEBASTIAN LEVANTA EL TELÓN,.

Resultat d'imatges de SAN SEBASTIAN LEVANTA EL TELÓN,.La Capitalidad levanta el telón,. foto,.

 Las películas deben comenzar con un terremoto e ir creciendo en acción», sentenció en su día el célebre productor cinematográfico Cecil B. de Mille. En estricta obediencia a este esquema, la jornada central de la inauguración de la Capitalidad Cultural Europea San Sebastián 2016 puso en danza más de cuarenta actividades festivo-culturales que pivotaron entre la multitudinaria concentración de tamborradas en la playa de La Concha de la ciudad donostiarra y una ceremonia inaugural en el Puente María Cristina, que generó una decepción generalizada, cuando menos.

Lo que no había logrado en los seis años previos de candidatura y preparativos, lo consiguió ayer en su inauguración. San Sebastián 2016 convocó a decenas de miles de personas y consiguió por fin que el lema &lsquoOlas de Energía Ciudadana&rsquo dejara de ser una coletilla para transformarse en una realidad. Y lo hizo por partida doble: al mediodía, con la concentración de tamborradas que abarrotó de público el paseo de La Concha, y ya, al anochecer, con una ceremonia inaugural en el puente, que se quiso catártica pero resultó repetitiva.
Ambas actividades reunían dos factores determinantes para garantizar el éxito: eran gratuitas y en teoría, contemplativas. También es cierto que la primera de ellas, acogida con frialdad por parte de las tamborradas, acabó reuniendo a más de un centenar de compañías representadas y más de 6.500 tamborreros, tanto adultos como infantiles. A lo atractivo de la propuesta se unió la bonanza meteorológica en una deliciosa mañana de sábado tan solo empañada por una deficiente -o quizás insuficiente- megafonía.
En cuanto a la ceremonia inaugural, diseñada por Hansel Cereza, y retransmitida en directo por La 2 de TVE, resultó más ampulosa que catártica. En ella, el factor humano y las virguerías técnicas se dieron la mano en una propuesta artística presupuestada en 660.000 euros -a 22.000 euros el minuto-, pero que tras su abrupto final dejó una sensación de frialdad y el sonido de los pitidos del público.
Aunque fueron estas dos grandes concentraciones humanas las que capitalizaron el protagonismo de la jornada, todas las actividades programadas encontraron su público. Con el fin de hacer partícipes de ellas a buena parte de los estamentos, entidades e instituciones culturales de la ciudad, la organización propuso una batería de actos que atravesaron calles y plazas, galerías y centros culturales, salas de cine y teatros, escenarios insospechados y hasta templos religiosos, en lo que, en conjunto, se puede calificar de celebración colectiva. Todas las disciplinas artísticas estuvieron presentes -a excepción de la danza-, a modo de aperitivo de lo que serán las 90 actividades programadas para los próximos once meses y medio.
Motor de transformación
La cultura entendida en su sentido más estricto dejó ayer paso al entretenimiento lúdico. Es probable que porque así lo exigía la ocasión. En una jornada concebida para ceder el protagonismo a la ciudadanía, lo institucional tan solo asomó en el solemne acto de entrega de la placa que certifica la Capitalidad donostiarra, y que congregó a los patronos de la Fundación Donostia 2016. Allí, la directora de Cultura de la UE, Martine Reicherts, entregó a Eneko Goia, alcalde de San Sebastián, la placa de la Capitalidad Europea de la Cultura, mientras representantes políticos y responsables de la Oficina se conjuraron para que la Capitalidad que ahora arranca sea un éxito, es decir, motor de una transformación.
Hoy se cierra la gran inauguración del 2016 que comenzó hace cinco días durante la izada de bandera, con proyecciones cinematográficas -&lsquoBlog&rsquo y &lsquoLa loi de marché&rsquo-, representaciones teatrales -&lsquoEnsayo para siete&rsquo, de Boguslaw Schaeffer-, y una conversación literaria entre Audience y Kirmen Uribe.

TITULO:  VIAJANDO CON CHESTER -José Ovejero Escritor -Los niños son los nuevos bárbaros,.

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Viajando con Chester es un programa de televisión español, de género periodístico, presentado por Pepa Bueno, en la cuatro los domingos las 21:30, foto, etc.






José Ovejero Escritor - Los niños son los nuevos bárbaros,. 
El escritor madrileño José Ovejero. :: jordi alemany

El escritor madrileño José Ovejero. foto
  • Su novela 'Los ángeles feroces' habla de un mundo triste y violento, que parece ciencia ficción «y no lo es en absoluto»

  • José Ovejero Escritor,.

    Hace un par de años, José Ovejero decía en una entrevista que no se puede trabajar con un editor que te pide que escribas algo menos triste de lo que se te ocurre normalmente. Por esa razón 'Los ángeles feroces' se publica en Galaxia Gutenberg y no en el sello con el que venía trabajando desde hace mucho; cosas del destino, el editor de Galaxia le había comentado, poco después de ganar el Premio Alfaguara de Novela 2013 por 'La invención del amor', que si en algún momento creía que tenía una obra que encajara en su catálogo, se la hiciera llegar. Así fue. De esa manera, esta distopía que no solo puede resultar triste, sino también violenta, desesperanzadora, llega a librerías para poner sobre la mesa preocupaciones muy actuales enmarcadas en un ambiente que podría parecer pura ciencia ficción y «no lo es, en absoluto».
    El tono, el registro de esta historia, es muy diferente al de las anteriores ('Las vidas ajenas', 'Nunca pasa nada', 'La comedia salvaje').
    Es un cambio de registro en el sentido de que no entronca con las anteriores, incluida 'La invención del amor', porque aquellas se enmarcan en una tradición realista. Esta no es que no sea realista, lo es en los detalles, mucho, pero construye un mundo de ficción diferente.
    Se dice en esta novela que no es ciencia ficción aunque pueda parecerlo.
    Sí, el narrador es un poco peculiar porque no sabemos muy bien cómo funciona: a veces es omnisciente, lo cuenta todo porque lo sabe todo; otras no entiende lo que sucede; y a veces se dirige directamente al lector e intenta explicarle algunas de las cosas que ocurren. Y una de ellas, en la que más insiste, es en que esto puede parecer ciencia ficción, puede parecer el futuro, y sin embargo está aquí, es lo que estamos viviendo. Dice en algún momento que todo está sucediendo ahora y es verdad: a pesar de que parece ciencia ficción, nada de lo que sucede en la novela no existe ya en algún lugar del mundo.
    ¿Ha querido reunir todas esas realidades en el mismo punto del mapa?
    Eso es. No está ambientada en una ciudad, sino en La Ciudad, en eso que entendemos por gran ciudad contemporánea, con sus zonas seguras y las de ocio por un lado; y por el otro las marginales, zonas cada vez más grandes y cada vez más fuera del sistema.
    Es como construir una ciudad globalizada.
    Se parte de la convicción de que la violencia es local, de que la marginación es local, pero de la idea de que las estructuras que las provocan son globales. Tiene poco sentido escribir sobre un lugar concreto cuando todo es más amplio y mucho más inasible y, por lo tanto, es más difícil rebelarse.
    Quienes manejan el dinero y el poder tampoco están en su mejor momento.
    Pero mira a tu alrededor, nuestros poderosos también parece que se están desmoronando todos, que no consiguen sujetar el sistema, que se les cae de las manos. Esa es la sensación que sale de 'Los ángeles feroces', la de que todo esto podría caerse en cualquier momento.
    ¿Influenciada por el presente, por la crisis, por el 'estado del mundo'?
    Lo está, aunque no pretende contar la crisis española ni nada por el estilo. Es la sensación de crisis de los últimos años, y no solo económica, sino del sistema y de la esperanza, porque nos están diciendo todo el tiempo que esto es lo que hay, que no hay nada mejor que esperar, que lo mejor que nos puede pasar es que no nos pase nada. Es el reto de la novela: ser pura ficción y conectar al mismo tiempo con esa sensación de rabia, de malestar que ha primado estos años y que sigue ahí.
    Algunos personajes intentan rebelarse.
    Y yo diría que es una rebelión distinta a la que había por ejemplo en momentos como Mayo del 68, cuando se pretendía una acción de futuro. Ahora es todo presente, todo es querer conseguir algo ya. O lo que es lo mismo, aquí se vive no por objetivos, sino por necesidad.
    El personaje llamado Alegría es la gran esperanza a la que todo el mundo persigue, ella sí parece que bebe directamente del género de ciencia ficción.
    Casi podríamos hablar de un mutante, sí. No envejece como los demás, no contrae enfermedades infecciosas, su sangre es especial y la convierte en un objeto de deseo. Porque en una sociedad como la nuestra, en la que la juventud y la salud son el deseo principal, déjate de justicia y de igualdad, eso son zarandajas.
    Sociedad vampírica
    Es objeto de consumo: su sangre es dinero.
    Quieren utilizar su sangre no para salvar a la Humanidad, sino para hacer negocio. Metafóricamente ésta es una novela de vampiros, refleja una sociedad vampírica que quiere vivir de la sangre de sus hijos y hacerlo eternamente.
    Hablando de hijos, aquí los niños están abandonados, asilvestrados.
    Son los nuevos bárbaros. Sus padres han sido catapultados fuera del sistema y no tienen esperanza, y el resultado es que ellos, los niños, ya no tienen nada que perder.
    ¿En qué estado de ánimo se enfrenta el escritor a una historia así?
    Por suerte, mientras escribo no pienso en el mensaje, pienso en los personajes y sus situaciones. No me doy cuenta. No me planteo escribir sobre la sociedad en crisis y la falta de esperanza. Pero eso sale, porque uno refleja sus propias preocupaciones y realiza un ejercicio de imaginación que crea un mundo que parece que no tiene nada que ver con el nuestro y que, sin embargo, nos devuelve una y otra vez a lo que vivimos, a nuestros temores.
    ¿Es un buen momento para la distopía?
    Yo creo que sí porque las novelas que trabajan con lo distópico, e incluso con la ciencia ficción, están dando una superficie de proyección de los temores, del malestar de la sociedad, de su miedo al futuro que se avecina. Y conectas con una especie de subconsciente colectivo que está ahí ahora. Se están publicando algunas novelas del género y no es por moda, no es casual, es una respuesta que damos los escritores a lo que nos encontramos (y que, como coincide en el tiempo, se vende como una moda editorial). ¿Por qué todos de pronto se ponen, nos ponemos a ello? Estamos escribiendo al mismo tiempo sin saber lo que hacen los demás.

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