¡Buenos días, Javi y Mar!, CADENA 100
Lo mejor del programa ¡Buenos días, Javi y Mar! que se emite cada mañana en CADENA 100 de 06:00 a 11:00 y que presentan Javi Nieves y Mar Amate.
EN PRIMER PLANO - A FONDO - EL TOCADOR DE SEÑORAS,.
Cien años de Rodin: el tocador de señoras, fotos.
Muchos moralistas pudibundos se taparán los oídos. Pero ¿y qué? ¡El deseo! ¡El deseo! ¡Qué estimulante tan formidable!». Así se expresaba el maestro de la escultura moderna que amasaba carne y barro con la misma intensidad. Enamorado del cuerpo femenino, dedicó su vida a descifrarlo., fotos.
París, 1900. Auguste Rodin recibe a Isadora Duncan en su taller, en París. La bailarina no se sentirá decepcionada. El maestro la guía en la penumbra para enseñarle sus esculturas. Sus dedos suben y bajan, se deslizan por las estatuas; pasa su mano sobre ellas, las acaricia, murmura su nombre. Toma un poco de barro y moldea un seno…«Al hacerlo, respiraba con fuerza -escribió ella en sus Memorias-. Me miraba, con los ojos semicerrados, chispeantes, y con la expresión que mostraba ante sus obras se acercó a mí. Comenzó a amasar mi cuerpo como si fuera barro, mientras de él salía un calor que me quemaba y me fundía».‘El beso’ forma parte de su obra cumbre, La puerta del infierno, y demuestra su deslumbramiento por el cuerpo humano
Rodin tenía 60 años y su fama de mujeriego se había extendido por todo París. Duncan, a sus 23, ya era célebre por sus danzas, que ejecutaba descalza y sin corsé bajo sus vestidos flotantes, pero no se atrevió a liberarse. «Solo deseaba una cosa: abandonarle todo mi ser. Lo habría hecho si, por culpa de mi educación absurda, no me hubiera asustado. Cuántas veces me he arrepentido de esa incomprensión infantil que me hizo perder la oportunidad divina de entregar mi virginidad al gran dios Pan en persona».Isadora duncan. Vecina y modelo: «Se acercó a mí. Comenzó a amasar mi cuerpo como si fuera barro», así describe la bailarina su primera ‘cita’ con Rodin
Para Rodin era impensable trabajar sin modelo. «Yo no creo: yo veo», confiesa. «Contemplar las formas humanas me alimenta y me reconforta». Sus cuadernos están llenos de nombres garabateados, a los que adjunta a veces un comentario: «Mlle Octavie Lhonneur, una bella pelirroja. Pie en tensión muy bello, un muslo muy bonito». Algunas procedían de los «mercados de modelos», en la plaza Pigalle, o de la calle Grande-Chaumière. Otras son celebridades, como Isadora Duncan. Su obsesión la llevará también al papel: más de 7000 dibujos y bocetos eróticos de cruda sensualidad.Mucho antes de su éxito, un joven Rodin de apenas 24 años conoció al amor de su vida. Marie Rose Beuret, primogénita de una familia de viticultores, no tenía ninguna formación. Sabía leer, apenas escribía, confeccionaba flores artificiales y plumas para sombreros y, por las mañanas, posaba para artistas.“Contemplar las formas humanas me alimenta y me reconforta” escribió. No concebía trabajar sin modelo
El maestro y una de sus modelos en su estudio parisino en 1895
Hasta entonces, Rodin -hijo de un recadero- solo había contratado a Bibi, un hombre con la cara herida que le barría el atelier por unos céntimos. De esa época es El hombre con la nariz rota, su primera obra maestra.La irrupción de Rose en su vida es una oportunidad, porque al genio no le llegaba para pagarse modelos. «Se ató a mí como un animalillo», confesaría más tarde. Nada más conocerse, su cara de gatita le inspiró Joven con sombrero de flores y ella pronto le dio un hijo, Auguste, al que Rodin nunca reconoció.
‘La danaide’: el eterno femenino. Parte de su gran proyecto ‘La puerta del infierno’, esta escultura aún deslumbra por su gran realismo
Aun así, Rose se convirtió en su compañera de fatigas recogiendo materiales para su amado o cuidando del taller y de sus bocetos cuando Rodin viajaba fuera de París.El éxito lleva al ‘infierno’
En 1875, Rodin conoció el éxito con La edad de bronce, un desnudo a tamaño natural de tal precisión que fue acusado de haberla moldeado sobre un cadáver. El escándalo le vino de maravilla, ya que el Estado adquirió la estatua por 2000 francos y le encargó una puerta para el Museo de Artes Decorativas, que nunca entregará. Inspirado en La divina comedia, de Dante, este conjunto de figuras, al que llamó La puerta del infierno, lo mantendrá ocupado hasta el final de sus días.Rose Beuret: la mujer fiel. Rodin, con 75 años, y Rose Beuret, con 72, en su casa de Meudon en 1916. Se casarían un año después
Con el éxito, Rodin descuidó cada vez más a Rose e incluso llegó a ausentarse en ocasiones durante días, hasta que en 1883 su pasión creadora pasó a llamarse Camille Claudel. Alumna, musa y amante, Claudel tenía 19 años y esculpía sus propias obras. «Yo le he enseñado donde encontrar oro, pero el oro que encuentra le pertenece», dijo su mentor.Camille claudel: amante y artista. Conoció a Rodin con 19 años. Fue su amante, su modelo y su discípula durante diez años, mientras desarrollaba su obra
Mientras tanto, Rose apretaba los dientes. Contará, mucho más tarde, cómo pasaba sola las noches de Año Nuevo, mientras Rodin cubría a Camille de flores y dinero y alentaba a los críticos a ensalzar a su protegida y a mecenas a que le hicieran encargos. Rodin, eso sí, no abandonó a su Rose y Camille, poco a poco, se trastornó.En 1895, el escultor compró una villa en Meudon, donde Rose cocinaba y llevaba la intendencia, pero, considerado como el maestro de la escultura moderna en el extranjero, Rodin no era todavía profeta en su tierra. En el Salón de 1898, los críticos se burlaron ante su Balzac envuelto en una bata.
‘El ídolo eterno’: el hombre rendido. Con estas dos figuras retrató la dominación de la mujer sobre el hombre
El momento decisivo llegó en 1900, cuando aprovechó la Exposición Universal para organizar su propia muestra personal. Presenta su Puerta del infierno desmontada y con muchas de las escayolas fragmentadas, en una ruptura total con el academicismo.Frente al modelado con precisión, Rodin prefiere lo inacabado y enseña los restos del trabajo. Es su consagración. Con 60 años se convierte en una estrella internacional y acumula admiradoras.En 1875 conoció el éxito con un desnudo de tal precisión que fue acusado de haberlo moldeado sobre un cadáver
Diseccionar a las mujeres
Como testigos de la intimidad del maestro, sus dibujos representan las sesiones a las que se someten las modelos. Rodin disecciona hasta el infinito su objeto de estudio: persigue sin cesar sus cuerpos, traduce su carne en mármol o barro; las vemos separar las piernas, ponerse a gatas, acariciarse… Entre sus favoritas está la joven pintora y mujer de letras Gwen John, su amante desde 1904 hasta que, tres años más tarde, es sustituida por la duquesa de Choiseul.La duquesa lo convence para que abandone Meudon y se instale en París. Rodin había descubierto, en 1908, el palacete Biron, una casona del siglo XVIII alquilada a artistas. Se instala en el bajo y allí recibe a periodistas, marchantes y coleccionistas. La duquesa se ocupa de la correspondencia en inglés, hace de intermediaria para la venta de obras a precios desorbitados y presume. «Antes de que tomara las riendas, Rodin no ganaba más de 12.000 dólares al año. A partir de ahora ganará 80.000».Su última amante, la duquesa de Choiseul, intentó hacerle firmar un testamento que le daba derechos sobre sus obras
Claire Coudert: su última amante. La futura duquesa de Choiseul, fue su última pasión. Comenzó su primer busto de ella en 1908 en el hotel Biron
El romance acaba cuando la duquesa intenta hacerle firmar un testamento que concede a ella y a su marido derechos de reproducción sobre las obras que Rodin quiere legar al Estado.Entra así en escena Jeanne Bardey, a quien conoce desde 1909, cuando era una joven artista en ciernes. Se la encuentra en 1915 convertida en viuda desolada, con su hija Henriette de la mano. Secretaria, enfermera, su figura es omnipresente en los días finales de su vida y pretende «aliviar a Rodin de las escenas que le monta la pobre loca de su esposa -escribe Judith Cladel, su biógrafa-. Una vez más es víctima de una estafa, la de una mujer que sobrepasa con mucho a la duquesa en sus malas artes».
En su taller de Meudon en 1903 al lado de su más célebre gigante. El pensador. En su origen apenas tenía 20 centímetros de altura y había sido concebida ya en 1880 para ornar el tímpano de ‘La puerta del infierno’
Bardey consigue que el escultor firme un testamento por el cual ella heredará la mitad de la obra del maestro si la donación al Estado que pretende Rodin no tiene éxito. El expolio fracasa por los pelos: tras más de 50 años de ternura y de lágrimas, Auguste Rodin decide casarse con Rose Beuret en 1917. Tiene 77 años; ella, 73. Es la unión conmovedora de dos ancianos. Ella fallece a causa de una neumonía dos semanas después. Con pequeños pasos de inválido, Auguste se acerca a su lecho de muerte para contemplarla. «Es tan bella como una estatua», dice.Triste y debilitado, el escultor ya no trabaja. Muere el 17 de noviembre de 1917 recluido en su villa de Los Brillantes. Auguste y Rose reposan el uno al lado del otro en una tumba sellada con un inmenso Pensador. Inseparables para siempre.
TITULO: REVISTA XL SEMANAL PORTADA ENTREVISTA - ¡ ATENCIÓN Y OBRAS ! CINE - Jung Gwang-il, el activista más temido de Corea del Norte,.
¡ ATENCION Y OBRAS ! CINE -
¡Atención y obras! es un programa semanal que, en La 2, aborda la cultura en su sentido más amplio, con especial atención a las artes escénicas, la música, los viernes a las 20:00 presentado por Cayetana Guillén Cuervo, etc, foto,.
REVISTA XL SEMANAL PORTADA ENTREVISTA - Jung Gwang-il, el activista más temido de Corea del Norte,.
Jung Gwang-il, el activista más temido de Corea del Norte, fotos,.
Este hombre está en contra Corea del Norte. Lleva dos años lanzando drones sobre el país con películas y series de televisión. Ya es el activista más temido por el líder supremo.
La suya es una historia de película… de terror. Aunque el final aún no está escrito y él asegura estar contento de seguir vivo, muchas veces pensó en matarse.Jung Gwang-il nació en China en 1963, a donde sus abuelos coreanos emigraron en los años treinta, pero, durante la Revolución Cultural de Mao, el padre de Jung vun profesor- fue deportado a un campo de concentración. La familia entera sufrió las consecuencias. En la desesperación, su madre regresó con él y su hermano a Corea del Norte en 1969, donde él mismo acabaría en un campo de trabajo. Huyó del país en 2003. Ahora vive en Corea del Sur. A sus 53 años y al frente de la ONG No Chain, es uno de los más importantes activistas contra el régimen norcoreano.
XLSemanal. ¿Cómo recuerda sus primeros años en Corea del Norte, cuando, siendo todavía un niño, llegaron huyendo de la China de Mao?
Jung Gwang. Lo cierto es que nos sentimos muy bienvenidos. Entonces fue un cambio para mejor. En China nuestra vida era muy difícil, apenas teníamos comida. En Corea por lo menos podíamos comer arroz blanco.
XL. Lo que no podían era criticar al régimen, ¿no?
J.G. Nadie criticaba el sistema. Simplemente creíamos en lo que nos decían y no pensábamos que pudiera haber ningún motivo para criticarlo.
Dictadura hereditaria: Kim Jong-un es el líder supermo de Corea del Norte desde 2011, lo heredó de su padre y éste de su padre. Hay 120.000 personas en campos de trabajo, por no decir ‘de exterminio’
XL. Usted comenzó pronto a trabajar para el Gobierno norcoreano…J.G. Comencé al terminar mis servicios en el ejército, en 1989. Conseguí un trabajo en una de las empresas de comercio exterior, la cual me permitió comenzar a viajar a China.
XL. Ese puesto de trabajo le reportó ciertos beneficios, ¿no?
J.G. Me permitía vivir mucho mejor que el resto de los norcoreanos. Por ejemplo, teníamos acceso a mejor comida, podía traer para mi familia carne de China, lo que para los norcoreanos era impensable, especialmente en los años noventa, cuando el país atravesaba una terrible hambruna. Así que sí, teníamos una condición privilegiada. Incluso llegué a tener un coche.
XL. ¿Cuál fue su impresión al entrar en contacto con personas de otra cultura, los chinos y los surcoreanos?“El día que me detuvieron, me apalearon. Perdí todos los dientes. Luego vinieron las descargas y el agua hirviendo”
J.G. Fue impactante. Por primera vez veía personas que criticaban a sus líderes o a sus gobiernos. Me di cuenta de que tenían más libertad que yo. Para mí fue una gran sorpresa sentir eso.
XL. Pero llegó un día en que su vida se truncó inesperadamente…
J.G. Fue por la denuncia de uno de mis trabajadores. Los empleados de las compañías comerciales estatales recibíamos tres meses de formación, como un lavado de cerebro, en el que nos prohibían, entre otras cosas, relacionarnos con ciudadanos de Corea del Sur, nuestro enemigo. Si les vendíamos productos -cosa que ocurría-, se hacía a través de intermediarios chinos. Sin embargo, la presión por aumentar los ingresos para el régimen me llevaron a contactar directamente con un empresario surcoreano, para evitar las comisiones que se llevaban los chinos. Un compañero me denunció. El 22 de julio de 1999, me detuvieron acusándome de ser un espía de Corea del Sur.
XL. ¿Recuerda ese momento?
J.G. Por supuesto. El tiempo que pasé con los agentes del Ministerio de Seguridad no lo olvidaré nunca. Las torturas nunca desaparecen de mi mente. Esta misma noche pasada, no podía dejar de pensar en ello.
XL. Ya ha contado en alguna ocasión las terribles torturas…
J.G. El día de mi detención me apalearon con palos de madera, directamente perdí todos mis dientes a golpes. Ahora llevo implantes. Me torturaron primero con descargas eléctricas y con agua hirviendo hasta que perdí el conocimiento. Cuando desperté, comenzaron de nuevo con las torturas, me ataron las manos a la espalda con los brazos flexionados, el ‘método del gorrión’, en una postura en la que no puedes ni levantarte ni sentarte ni tumbarte. Utilizan este tipo de torturas para tratar de arrancar confesiones.
XL. ¿De dónde sacó las fuerzas para sobrevivir a semejante tortura?
J.G. No las tuve. De hecho no fui capaz de superarla y terminé por confesar los cargos. Mentí, dije que era un espía para terminar con la tortura.
XL. Llegó entonces la otra parte de la tortura: su estancia en uno de los campos de trabajo del régimen.
J.G. Sí. Estuve en Yodok con unos 400 prisioneros, todos ellos condenados por crímenes políticos o por intentar huir del país… Es un campo de esclavos donde nos forzaban a trabajar 16 horas al día. He visto morir a mucha gente por las heridas y lesiones que les causaba el trabajo e incluso morir de hambre.
XL. En Corea del Norte no solo se condena al trabajador, sino a su entorno familiar. ¿Sufrió su familia represalias?
J.G. Sí. A mi mujer la obligaron a divorciarse de mí, y a mi familia la forzaron a marcharse al campo.
XL. ¿Cuándo fue liberado usted?
J.G. Tres años después. Me soltaron porque los servicios de seguridad revisaron mi caso y llegaron a la conclusión de que no era un espía. Cuando regresé a mi ciudad, mi mujer y mis hijas habían tenido que huir a China. Para mí no tenía sentido quedarme sin ellas, así que preparé mi propia huida.
Jung Gwang-il describió para Naciones Unidas las torturas que sufrió durante más de tres años. Ahora, activista contra la dictadura, el nombre que usa en sus cuentas de redes sociales es Jauin. Significa ‘hombre libre’
XL. Arriesgándose a ser detenido de nuevo…J.G. En aquella época, el castigo por intentar huir del país era directamente la pena de muerte. Pero, en las zonas más pobres de la frontera, la vigilancia no era tan severa como es ahora. Tenía contactos y me ayudaron a escapar.
XL. Es desde el exilio cuando decide iniciar No Chain. ¿Qué le motivó a convertirse en un activista comprometido?
J.G. Pensar en mis compañeros prisioneros en el campo de trabajo. En 2009 empecé a introducir información en el país para que los norcoreanos supieran que la vida que están viviendo está basada en mentiras. Luego he participado en iniciativas de la ONU y de otras ONG, y eso me ha hecho más visible como activista.
XL. Usted ‘cuela’ en el país CD y dispositivos digitales, pero ¿cómo es la situación en Corea en cuanto al acceso a la tecnología?
J.G. La sociedad norcoreana vive en el Medievo digital. Apenas el 30 por ciento de la población tiene acceso a dispositivos digitales tan sencillos como USB o tarjetas SD, pero si podemos llegar a ellos ya es mucho. Comenzamos utilizando una red humana para hacer llegar los dispositivos a través de contrabandistas del mercado negro. Desde 2012 enviábamos USB a través de comerciantes que los introducían como productos oficiales, pero en 2014 Kim Jong-un endureció los controles y hemos tenido que ir desarrollando nuevas vías.
XL. ¡Como por medio de drones!“El mayor miedo de Kim Jong-un es que la gente esté informada. Los norcoreanos no saben qué hay fuera. Viven atrapados como ranas en un pozo”
J.G. Sí. Un día vi en las noticias que Amazon iba a hacer entregas con drones y pensé que yo también podía hacerlo. En 2015 fue nuestra primera misión con dron. Es un método más barato, rápido y fiable que la red humana de distribución. Y menos arriesgado.
XL. Pese a lo que inicialmente cabría esperar, el contenido que hacen llegar a Corea del Norte no es información política al uso, sino series surcoreanas o taquillazos de Hollywood como las sagas de James Bond. ¿Por qué ese contenido?
J.G. Para mostrar que hay una vida distinta ahí fuera. Y no solo películas, también enviamos contenido que crean los propios ciudadanos, como, por ejemplo, unos vídeos que grabaron los estudiantes de un instituto de Canadá en los que registraban su día a día… Los norcoreanos son como ‘ranas en un pozo’ [dicho oriental], viven atrapados sin cambios, sin saber qué hay fuera…
XL. ¿Y reciben algún tipo de feedback sobre el impacto que tienen sus envíos?
J.G. Por supuesto. Tenemos una red de contactos que nos transmiten qué resulta más o menos popular entre la gente. Por eso sabemos que gustan las películas de James Bond… Pero no solo introducimos información, también la sacamos, fotografías o vídeos sobre la situación en el país. Para concienciar a los de fuera.
XL. Tengo entendido que está usted en contacto con grandes empresas tecnológicas para suplir la gran carencia de los norcoreanos, el acceso a Internet, que es inexistente.
J.G. Desde hace tiempo estamos en contacto con Google y otras grandes corporaciones valorando las posibilidades de llevar Internet, pero es pronto para desvelar nada.
XL. ¿Confía más en la ayuda del Gobierno de Estados Unidos, a cuyo presidente ha dirigido una carta para pedirle que interceda?“El sentido de obediencia al líder se ha resquebrajado. Ya no lo llaman ‘honorable’. La primavera llegará a Corea del Norte”
J.G. Envié la carta al presidente Trump porque creo que debe estar al tanto de la situación de la población. Por el momento, no hemos recibido respuesta.
XL. La noticia del asesinato del hermano de Kim Jong-un hace pocos meses en una rocambolesca situación sorprendía en los medios internacionales. ¿Ha temido usted alguna vez por su vida?
J.G. Lo cierto es que no pienso demasiado en ello.
Antes de usar drones, Jung pagaba a los
contrabandistas para pasar DVD y USB a Corea del Norte a través del río,
como muestra esta foto tomada por Jung
XL. Corea es uno de los países más herméticos del mundo,
habrá represalias si alguien es pillado con el tipo de material que
usted mete en el país…J.G. Sí, pero se está produciendo un cambio. Por ejemplo, el castigo por acceder a este tipo de dispositivos tecnológicos y ver contenido prohibido es menos severo que en el pasado. En parte porque quienes están encargados de controlar este tipo de actos consumen también esos contenidos.
XL. ¿Cree que Kim Jong-un se encuentra entre la encrucijada de ser él mismo parte de la generación digital y asumir el riesgo de la apertura que implica Internet?
J.G. No creo que los pequeños cambios en la sociedad tengan nada que ver con Kim Jong-un. Lo último que él quiere es que la gente esté informada. Ese es su mayor miedo.
XL. ¿Pero observa algún cambio entre Kim Jong-un y su padre?
J.G. Absolutamente. El sentido de lealtad y obediencia hacia el Líder se ha resquebrajado. La gente ya no utiliza el término ‘honorable’ para referirse a Kim Jong-un, algo impensable en el pasado.
XL. ¿Cree posible en Corea del Norte una revolución como la Primavera Árabe?
J.G. Sí, esa Primavera llegará a Corea del Norte.
XL. ¿Volvería usted entonces?
J.G. Por supuesto que volvería. Mi mayor deseo es poder volver al norte en una Corea reunificada.
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