Acacias, 38 Capítulo 651,./ Comando Actualidad - Ana Domínguez Acevedo,Entrenadora de Valores - miercoles -29- noviembre,.
TITULO:Acacias, 38 Capítulo 651,.
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Blanca presencia el acercamiento entre su
hermana y su madre. Y tras hablar con Samuel decide prevenir a Olga,
quien no se lo toma nada bien y mantiene la cercanía con su madre. Felipe
trabaja con Antoñito, pero será muy difícil demostrar su inocencia.
Todo empeora cuando el juez le deniega la libertad condicional y además
el carcelero le amenaza. Antoñito se siente abandonado por su familia y
Lolita reprocha a Ramón su actitud.
Blanca sigue echando de menos a
Diego y no es feliz con Samuel. Pero se da cuenta en la Feria de que
Samuel sería un gran padre para su hijo y toma la decisión de quedarse
con él.
Servando acertó en su falsa pista para atrapar al
delincuente y recibe la recompensa. Pero este escapa de la cárcel y el
portero teme represalias.
Víctor fracasa al proponerle a María Luisa irse juntos a París, tal y como Elvira planeó.
TITULO: Comando Actualidad - Ana Domínguez Acevedo - Entrenadora de Valores - miercoles -29- noviembre,.
Comando Actualidad - miercoles -29- noviembre,.
Un novedoso formato que presenta un tema de actualidad a través de la mirada coral de varios reporteros callejeros. Por La 1 a las 23:50 el miercoles -29- noviembre , etc.
Ana Domínguez Acevedo - Entrenadora de Valores,.
foto - Ana Domínguez Acevedo, entrenadora de valores
Ana Domínguez (23 años) con «sus niñas», como ella les llama, del club Don Bosco, en Badajoz.
Ana Domínguez Acevedo, entrenadora deportiva y estudiante de Magisterio
Ana
vive rodeada de niñas. 35 tiene a su cargo este curso. Repartidas entre
tres equipos (un infantil y dos cadetes) de voleibol del Club
Polideportivo Don Bosco, en Badajoz. Chicas de 13 a 16 años a las que su
entrenadora les enseña algo más que deporte. «Siempre les digo que lo
importante es que disfruten, que se lo pasen bien, que no vale de nada
ganar si lo han conseguido de manera que les quede un mal sabor o
agobio, por pequeño que sea».
Ana Domínguez Acevedo
(Valdelacalzada, 23 años) nada a contracorriente. Más bien, entrena a
contracorriente. En un mundo, en el de los deportes para niños, en el
que hay entrenadores capaces de reñir a un crío porque ha fallado un
pase o de dejarle casi todo el partido en el banquillo porque no es de
los mejores del equipo, escuchar a Ana reconcilia con el mundo. Esos que
se creen Mourinho quedan ridiculizados por la filosofía de esta
veinteañera que de niña jugaba al fútbol. «Yo intento -explica- no
enseñarles solo voleibol, sino sobre todo algo más importante y que les
valdrá para toda la vida: que se ayuden entre ellas, que sean buenas
compañeras, que hagan piña y que se lo pasen bien».
Cambio de opinión
Estudió primero un ciclo superior de FP sobre actividades deportivas y ahora está en segundo curso de Magisterio
Entrena a tres equipos de voleibol de niñas de 13 a 16 años, a las que insiste en que «lo importante es pasarlo bien»
A
conseguir todo esto le ayuda su formación. Domínguez cursó primero de
TAFAD (Técnico de grado superior en animación de Actividades Físicas y
Deportivas) y ahora está estudiando segundo curso de Magisterio en la
Universidad de Extremadura. «Yo no pensaba en ir a la universidad,
porque de pequeña no era muy buena estudiante -reconoce-, pero haciendo
el grado superior saqué tan buenas notas que me animé a seguir y me di
cuenta de que lo que más me gusta es la docencia».
Esa
experiencia de las clases con los niños la vive de momento gracias a las
prácticas. Si todo va bien, le gustaría ganarse la vida «dando clases
en Primaria en algo relacionado con la Educación Física y el deporte»,
concreta. «Claro que también sería una experiencia muy buena entrenar a
algún equipo de voleibol de élite, pero creo que lo que se me da bien,
por lo menos de momento, es entrenar a mis niñas».
Habla
de ellas con un cariño casi maternal. Dice, de hecho, que se interesa
por sus resultados académicos. «Este año es más complicado porque no es
fácil saber cómo van las 35, son muchas, pero sí que lo intento»,
desgrana la joven pacense. Lo hace, amplía, porque entiende que a la
altura de la vida en la que están las chicas a las que entrena, los
estudios son más importantes que el deporte. «Si alguna se despista y
saca malas notas, ya sabe que al fin de semana siguiente no jugará, pero
la verdad -cuenta Ana Domínguez-, lo de dejar a alguna sin jugar es
algo que no he tenido que hacer nunca, porque son responsables, saben lo
que hay y suelen ir bien con las notas».
De hecho, ella
menciona con orgullo la llamada de alguna madre para darle las gracias
porque su hija había dado un giro en su rendimiento escolar y estaba
obteniendo buenas calificaciones, en gran modo gracias a la aportación
de esta entrenadora de voleibol enamorada del deporte. Hasta tal punto
que reconoce que le costó de verdad estar dos meses sin practicarlo, por
culpa de una lesión.
«Una de las frases que repito a las
niñas cada poco es que no permitan que nadie les diga cuáles son sus
límites», plantea Domínguez, que conoce un valor crucial al colectivo,
por encima del individuo. «Todo lo que hago persigue también que el
equipo sea un grupo», expone. «Me parece muy importante que no haya
pequeños grupos dentro del equipo, que sean todas una piña, y creo que
lo vamos consiguiendo».
El valor del grupo
Para
avalar el éxito de este planteamiento, cita un dato: el número de
inscritas en los equipos de voleibol femenino del Don Bosco se ha
disparado. «Tenemos -cuenta ella- chicas de distintos barrios de
Badajoz, y para el campus que celebramos en Navidad ya se han apuntado
veinte, cuando el año pasado fueron seis».
Esto sucede en
gran modo gracias a una forma particular de enfocar la práctica
deportiva entre menores, y también por la buena acogida que tienen las
iniciativas encaminadas a reforzar lazos entre los integrantes de un
equipo. «Una de las cosas que hacemos, por poner un ejemplo, es que
algunas veces nos vamos a comer al McDonald's después de un partido, y
eso les encanta, ahí se hace grupo muy bien», detalla Ana Domínguez, que
es la mediana de cinco hermanos. Una veinteañera que dejó el fútbol y
que ahora empieza a superar la lesión que le mandó al quirófano. «Estoy
empezando a correr, también hago pádel y monto a caballo, la verdad es
que me gusta casi cualquier deporte», cuenta la entrenadora del Don
Bosco, que también tiene experiencia en el trato con personas con algún
tipo de discapacidad. En el campus de la pasada Navidad, practicaron con
el voleibol para discapacitados y también con el fútbol para ciegos. Y
esta Navidad repetirán. Siempre teniendo un concepto bien claro,
recuerda ella: lo más importante es pasárselo bien.
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