BUENOS DIAS, JAVI Y MAR ! CADENA 100 ,.
Lo mejor del programa ¡Buenos días, Javi y Mar! que se emite cada mañana en CADENA 100 de 06:00 a 11:00 y que presentan Javi Nieves y Mar Amate.,etc.
AQUÍ CONVIERTEN EL CO2 EN PIEDRAS,.
Aquí convierten el CO2 en piedras, fotos.
Adiós al calentamiento global. Islandia pone la primera piedra para acabar con los gases de efecto invernadero convirtiendo la contaminación precisamente en… piedras.
Hengill es una montaña mágica para los islandeses. Un diputado del Parlamento trasladó un trozo de 30 toneladas al jardín de su casa porque, según él, albergaba a una familia de elfos, las criaturas invisibles del folclore islandés, que por aquellas latitudes son como las meigas: haberlos, haylos.Para ser más precisos, Hengill es un volcán. Y allí está instalada la central geotérmica más grande del planeta. Hellisheidi. Como en cualquier central de este tipo, el agua se inyecta en tuberías subterráneas que pasan cerca de las gigantescas bolsas de magma del volcán, donde se calienta y se envía a la capital, Reikiavik, distante unos 35 kilómetros. El vapor de agua resultante se aprovecha para mover unas turbinas que generan electricidad. Hasta aquí (elfos aparte), todo normal.
Este proceso es bastante más limpio que el de una central térmica de carbón. Pero no es totalmente ecológico, pues el vapor de agua va mezclado con dióxido de carbono (CO2) y sulfuros, que se liberan a la atmósfera. El olor azufroso del lugar es muy característico. El bombeo del agua en la inestable corteza terrestre tiene, además, otro inconveniente. de vez en cuando provoca terremotos de hasta cuatro grados en la escala de Richter.
Objetivo: solidificar el CO2
¿Recuerdan la erupción de otro volcán islandés, de nombre impronunciable -Eyjafjallajokull-, cuyas cenizas obligaron a cerrar el tráfico aéreo en Europa? Aquello sucedió en 2010. Unos meses después, los científicos observaron un fenómeno curioso. el agua de un río cercano se volvió blancuzca y en sus orillas se formaron unos coágulos parecidos a trozos de tiza.La extraña sustancia resultó ser CO2 solidificado. ¿La explicación? Las cenizas depositadas en el lecho del río, mezcladas con el agua (con un PH bajo) y el basalto del fondo, reaccionaban y convertían el CO2 en ‘trombos’ flotantes, algo parecido a lo que sucede en la sangre de una persona con el colesterol alto. Es un proceso geológico natural, solo que en condiciones normales suele tardar cientos o miles de años. A alguien se le encendió entonces una lucecita. Y en 2012 un equipo internacional de las universidades de Southampton (Reino Unido), Columbia (EE.UU.), Copenhague e Islandia comenzó el proyecto CarbFix, cuyos prometedores resultados han sido publicados recientemente en la revista Science.El plan surgió tras la erupción del volcán que paralizó los vuelos de Europa
La contaminación no va a la atmósfera
Volvamos a la central geotérmica de Hellisheidi, sede del proyecto. Lo que están haciendo allí los ingenieros es recoger el dióxido de carbono y, en vez de dejar que se escape a la atmósfera, lo reinyectan en el subsuelo, donde se va espesando hasta convertirse en piedra caliza mediante un proceso químico natural -análogo al del río que se volvió blanco- aplastado por la presión y en contacto con el basalto, una roca volcánica, negra, porosa y con mucha capacidad para metamorfosearse, omnipresente en Islandia, una isla que básicamente es una gran torta de basalto en el Atlántico Norte. De este modo, el CO2 queda atrapado para siempre, almacenado en el interior de la montaña.Lo que más sorprendió a los investigadores es la velocidad del proceso de mineralización del dióxido de carbono. «Nadie esperaba que ocurriera tan rápido», explica Edda Sif Aradóttir, gerente del proyecto CarbFix. «Entre el 95 y el 98 por ciento del material inyectado se ha convertido en piedra en menos de dos años», puntualiza Juerg Matter, director científico. Ya se almacenan unas 5000 toneladas anuales, aunque los islandeses están instalando más equipos para acelerar el ritmo.Con esta técnica, el CO2 queda atrapado para siempre, almacenado en el interior de la montaña. Y no contamina
Hay otras maneras de ‘secuestrar’ el CO2, pero la ventaja del método islandés es que una vez que lo has solidificado y convertido en roca te puedes olvidar de él para siempre.
Otras técnicas de almacenamiento más convencionales, como la inyección directa en el subsuelo, obligan a una vigilancia durante siglos, no solo por el riesgo de explosiones, al tratarse de un material volátil e inestable, sino también porque el CO2, presurizado y caliente para formar lo que se conoce como un estado ‘supercrítico’ (que posee al mismo tiempo las cualidades de un gas y de un líquido), irá buscando cualquier grieta para salir de nuevo a la atmósfera, como un genio que escapa de la lámpara. Además, es más barato.
Un sistema muy barato
A la compañía eléctrica de Reikiavik le cuesta unos 25 euros cada tonelada capturada y enterrada, lo que supone un coste hasta tres veces menor que el de los métodos convencionales. No obstante, se necesitan fuertes inversiones en infraestructuras de prospección del suelo. «Haría falta un impuesto global al CO2 para impulsar esta tecnología a nivel mundial», según Matter.¿Inconvenientes? Se necesitan 23 toneladas de agua por cada tonelada de CO2, lo que es una barbaridad. En Islandia sobra agua, pero no en el resto del mundo, aunque podría valer el agua del mar. Y muchas centrales están en zonas costeras. El otro ingrediente básico para considerar si esta tecnología puede ser exportable es la presencia de basalto, la roca volcánica más abundante del planeta, presente en casi todos los fondos marinos, aunque solo en el 10 por ciento de la tierra continental.A la compañía eléctrica le cuesta 25 euros la tonelada enterrada, un coste tres veces menor que con métodos convencionales
Los críticos apuntan a un problema más sutil, de mentalidad. Si los políticos consideran que el calentamiento global puede atajarse con esta técnica, podría servir como excusa para desincentivar la verdadera solución, que es reducir el uso de combustibles fósiles y entorpecer así las dificultosas negociaciones en las sucesivas cumbres sobre el clima. De momento, este método supone un modesto beneficio inesperado para algunos islandeses. El agua caliente que sale por el grifo en los hogares de Reikiavik, que abastece la central de Hellisheidi, ya no huele a huevos podridos.
Una central en el volcán
El proyecto CarbFix convierte los gases de efecto invernadero que se producen en la central geotérmica de Hellisheidi (Islandia) en piedras.Esta central, asentada sobre un volcán, solo libera a la atmósfera por sus chimeneas vapor de agua; el CO2 y otros gases ‘sucios’ los solidifica.
¿Esta tecnología es exportable?
En el proyecto trabajan científicos de cuatro países. La idea es exportar esta técnica. Un argumento a favor es que es barata, aunque haría falta un impuesto global sobre el CO2 para financiarla a gran escala. Los ingredientes básicos son agua y basalto, omnipresentes en Islandia y en muchas zonas costeras, pero no en todo el planeta.¿Qué son esas manchas blanquecinas?
Los investigadores examinan una cata realizada en el subsuelo. Las manchas blanquecinas de la roca son el CO2 solidificado. La humanidad tiene un problema con el CO2. Cada año se emiten a la atmósfera 40.000 millones de toneladas. Se están desarrollando varias tecnologías para enterrarlo, pero el método islandés es el único que lo convierte en una roca estable que se puede almacenar sin riesgo de fugas ni explosiones. De momento solo se almacenan 5000 toneladas anuales. Pero por algo se empieza…
ASÍ SE CONVIERTE EL CO2 EN PIEDRA
La quema de combustibles fósiles libera dióxido de carbono (CO2) a la atmósfera, un gas que atrapa el calor y contribuye al calentamiento global. La planta geotérmica de Islandia convierte este gas de efecto invernadero en roca basáltica. Así funciona.
TITULO: REVISTA XL SEMANAL PORTADA ENTREVISTA - ¡ ATENCION Y OBRAS ! CINE - NOSOTROS, LOS BASTARDOS,.
¡ATENCIÓN Y OBRAS! CINE -
¡Atención y obras! es un programa semanal que, en La 2, aborda la cultura en su sentido más amplio, con especial atención a las artes escénicas, la música, los viernes a las 20:00 presentado por Cayetana Guillén Cuervo, etc, foto,.
NOSOTROS, LOS BASTARDOS,.
Nosotros, los bastardos, fotos.
Demasiado negros para los blancos, demasiado blancos para los negros. Los basters de Namibia son descendientes de colonos europeos y mujeres nativas. Desde el siglo XIX luchan contra la marginación y por conservar sus tradiciones.
Wilhem Theron tiene una granja de 1500 hectáreas en las montañas de Namibia, accesible solo por pistas polvorientas llenas de baches. No hay cobertura telefónica. La electricidad procede de un generador.
En esta finca remota, Wilhem cría vacas y cabras. No es tarea fácil en una región azotada por una constante sequía. Pero Wilhem ama este lugar. Creció aquí. Estas montañas difíciles, sembradas de pedregales, son su hogar. Es la tierra de los basters, una tribu formada por 35.000 mestizos.
Baster es el nombre que se dieron a sí mismos, y viene de bastaard (‘bastardo’ en holandés), un insulto que hicieron suyo. Su historia está unida a la marginación que sufrieron por su condición de mestizos. demasiado negros para los blancos, demasiado blancos para los negros. Pero ese estigma, lejos de arredrarlos, los ha hecho más fuertes, más orgullosos.
Ciudadanos de segunda
Los antepasados masculinos de los basters de Namibia eran blancos. colonos, soldados o comerciantes procedentes de Holanda, Escocia o Inglaterra. Rehicieron sus vidas junto con mujeres negras; la mayoría de ellas, del pueblo nama.Los primeros basters emprendieron su viaje hasta la actual Namibia, procedentes de Sudáfrica, hace apenas 150 años. Una treintena de familias tuvieron que emigrar hacia el norte porque en la región de El Cabo a la gente de color no se les permitía tener tierras. Emigraron y encontraron su ‘paraíso’ en Rehoboth, una pequeña y polvorienta localidad a 70 kilómetros de Windkoek, la capital Namibia.Los basters se instalaron en una región montañosa de Namibia. Ocupan unas 15.000 hectáreas. Son una minoría en un país de dos millones de habitantes
Durante más de un siglo, los basters protegieron Rehoboth y su entorno como si fuera una isla. Negociaron con los nama, en cuyo territorio vivían. Luego, cuando los alemanes conquistaron la región y la colonizaron en 1840 lucharon con ellos contra los rebeldes de la etnia bantú de los hereros.
Pero su historia, como la de Namibia, no ha sido fácil. Cuando Alemania perdió la Primera Guerra Mundial, la Sociedad de Naciones decidió pasar temporalmente la administración de Namibia (que había sido colonia alemana) a Sudáfrica. Este mandato lo transformó Sudáfrica en una ocupación. Convirtió Namibia en una provincia suya y la situación se prolongó hasta 1990, cuando por fin Namibia obtuvo la independencia. Los basters se encontraron en una situación curiosa. habían huido de El Cabo a Namibia en el siglo XIX y en el XX volvieron a estar bajo mando sudafricano.
Marginación racista
Sudáfrica impuso en Namibia el apartheid. Los basters recibían el mismo trato que los negros y los mulatos. los consideraban ciudadanos de segunda. Estaban excluidos de la vida privilegiada de los blancos. No se les permitía entrar en los barrios de los blancos, ni comprar en sus tiendas ni asistir a sus escuelas. Los blancos eran ricos, y todavía siguen siendo dueños de las mayores granjas, fincas y casas. Granjeros negros solo había en los lugares donde podían explotar tierras comunales.Y, sin embargo, los basters supieron bandearse dentro de la asfixia que el apartheid suponía para los no blancos. Negociaron y llegaron a un acuerdo con las autoridades que regían Namibia. la región en torno a Rehoboth, la tierra de los basters, sería una especie de isla, seguiría disfrutando de una legislación especial, tal y como había venido haciendo desde que ellos se instalaron allí. El ‘capitán’, una especie de alcalde, era quien se encargaba de gobernar la comunidad junto con un consejo. Rehoboth tenía un gobierno propio.
Cuando Namibia alcanzó la independencia, en 1990, esta autonomía de los basters se terminó. A partir de entonces fueron las tribus negras las que empezaron a disfrutar de ciertos privilegios. Y eso ha hecho que no sean fáciles las relaciones entre los owambos -la mayoría étnica que controla Namibia desde que es independiente- y los basters. Todavía hoy impera el recelo mutuo.Cuando Namibia alcanzó la independencia, en 1990, los basters dejaron de tener su propio ‘gobierno’
Tierra reservada
Algunos basters añoran el apartheid, aunque ellos mismos sean mulatos. Creen que los negros están resentidos con ellos. «El Gobierno nos ha quitado nuestra independencia», se lamenta John McNab, ‘capitán’ de los basters. Si hay hectáreas en venta, cualquiera puede instalarse en Rehoboth. Sin embargo, en otras zonas de Namibia la tierra está reservada a miembros de grupos étnicos concretos.Da la sensación de que pudiera producirse una división entre los basters porque unos añoran su antiguo estatus especial y otros abogan por la integración total en Namibia y, además, unos se sienten blancos y otros se sienten negros.
Lo que es común en todos es el apego a la tierra. Wilhelm Theron, por ejemplo, ha tenido que trabajar duro -en una agencia de seguros, primero, y como director de una funeraria, después- para poder permitirse la granja que le compró a su padre. Le cuesta trabajo y dinero sostenerla. Pero es su tierra. Tierra baster.
Un largo viaje emprendido en el siglo XIX
En 1869, 30 familias basters partieron de Colonia del Cabo y se instalaron en Rehoboth (actual Namibia). En 1872 vivían allí 333 basters. ahora son unos 35.000; entre ellos, Kathene van Wyk, que posa con sus muñecas.
Los nuevos ‘Cowboys’mulatos y africanos
Zeino Theron pastorea -ayudado por un grupo de hombres- las vacas y cabras de la finca que posee su padre a unos 70 kilómetros de Windhoek, capital de Namibia.
Las añoranzas del ‘capitán’
John McNab es ‘capitán’ (una especie de alcalde) de los basters. Es de los que añoran los años del apartheid impuesto por Sudáfrica en Namibia porque los basters -aunque marginados- gozaban de un estatus especial en Rehoboth. con sus propias leyes y autoridades. Ya no es así. A John le cuesta adaptarse al cambio.
Descendientes de holandeses
Elista van Wyk, su madre y sus hijas posan con el traje tradicional de los basters, una etnia mestiza que vive en Namibia (África). Su nombre deriva de bastaard (‘bastardo’ en holandés).
TITULO: EL BLOC DEL CARTERO - LA CARTA DE LA SEMANA - VIAJANDO CON CHESTER - LA PELÍCULA DEL APATRIADA TRUEBA,.
VIAJANDO CON CHESTER
Viajando con Chester es un programa de televisión español, de género
periodístico, presentado por Pepa Bueno, en la cuatro los domingos las 21:30, foto, etc.
LA PELÍCULA DEL APATRIADA TRUEBA,.
foto,.
He ido a ver La reina de España. No me ha parecido una pésima película, pero tampoco he salido con la sensación de estar ante una obra cumbre, como sí lo fue La niña de tus ojos. Soy de los que creen que Fernando Trueba es un excelente director de cine, dicho sea.
Al parecer, lo que he hecho yo, ir al cine a ver la última de Trueba, lo ha hecho poca gente, o no la cantidad de personas que estaba previsto o que resultaba deseable que lo hicieran. No pocas voces autorizadas han colegido que la ausencia de espectadores tiene que ver con una cierta reacción de enfado ante las palabras que el director pronunció la tarde en la que le entregaban el Premio Nacional de Cinematografía. Como consideración previa diré que me parece excesivamente pretencioso creer que unas palabras de Trueba tengan tal influencia sobre cientos de miles de personas, pero en el caso de que así fuera deberemos reconocer que la misma libertad que tiene Trueba para afirmar lo que afirmó la tienen los espectadores para ir a ver otras películas en lugar de la suya.
Aquella tarde el director fue, al parecer, extraordinariamente sincero: declaró jamás haberse sentido español, haber deseado siempre que España perdiera sus guerras, sus contenciosos y hasta sus partidos de fútbol, y preferir sobradamente cualquier expresión artística extranjera a ninguna española. Se sintió sobrado y, en virtud de su soltura, sembró en no pocas personas una reacción de desagrado. Ello es lo que ha interpretado este exquisito grupo de exégetas sociales que vuelca ahora todo su enfado con aquellos que no han ido a ver la película y que, por lo que se ve, tenían que ir.
Ciertamente no sabía que era obligatorio ir a ver las películas de Trueba, sean mejores o peores.
Lo más excitante del caso es que algunos supuestos intelectuales de guardia de la progresía cultural han derramado un voluminoso vaso de aceite hirviendo en forma de insultos a quienes no han ido a ver la película. Es como si dispusieran de una lista de los espectadores potenciales del cine y fueran subrayando los nombres de quienes han preferido ir a ver la de Brad Pitt (si Trueba prefiere el jazz americano a «cualquier música hecha nunca en España» -sic-, ¿por qué los espectadores españoles no pueden preferir ver una cinta americana antes que la suya?). El improperio que de forma más inmediata surgió de la ira de los amigos de Trueba fue el de «facha». Facha sería aquel que hubiera promovido el boicot a la película o incluso el que pudiendo haber ido no fue, emitiendo así un dudosamente justo juicio de intenciones sobre la no asistencia del público español. Menos mal que, confesando haber asistido a su proyección, al menos me he librado de caer en el grupo de los malditos, aunque no sé si decir que la película, no siendo mala, tampoco me ha convencido en exceso, me convierte en merecedor de estar entre ellos.
Nunca he sido amigo de los boicots de ningún tipo; sí de la libertad de elegir. Jamás convocaría a nadie a ausentarse de los cines en los que se exhibe a Trueba, lo cual tampoco me hace seguidor de todas sus expresiones particulares acerca de este o aquel menester. La pretensión de algunos popes de la supuesta cultura española de convertirse en referentes morales y guías espirituales se me antoja ridícula, pero que Trueba se sienta apátrida ni me va ni me viene. Puesto a ser consecuente, yo en su caso no hubiera aceptado un premio que dice ser Nacional, nacional español, librado además por un gobierno de derechas, pero bueno, cá uno es cá uno y tiene sus caunás. No creo, no obstante, que tengan tanta capacidad de convicción aquellos que han querido convencer a los demás de que no fueran a ver la cinta a cuenta de sus declaraciones, pero por si acaso y para que nadie se lleve los disgustos que se lleva a cuenta de estas cosas, les conmino a que vayan al cine a verla, si es que aún está en cartel, que supongo que sí.
Guarde la entrada por si acaso. Así, cuando algún alterado guardián de las esencias le vaya a llamar «facha», usted la exhibe y le sirve de salvoconducto para salir del ghetto.