TITULO:
Cena con mamá - Jorge Lozano, Catedrático de Universidad . , Viernes -31- julio ,.
Viernes -31- Julio a las 22:00 en La 1, foto,.
Jorge Lozano, Catedrático de Universidad,.
Entrevista
Las
imágenes tienen poder, incluso cuando están ausentes. Por eso Jorge
Lozano, (La Palma, 1951), catedrático en la Universidad Complutense de
Madrid, es partidario de dejar en pie los pedestales aunque la
muchedumbre tire las estatuas que se levantaban sobre ellos. El mayor
especialista español en semiótica de la cultura, que fue director de la
Academia de Roma, trabajó con Umberto Eco y es profesor en el Máster de
Periodismo Multimedia de El Correo y la Universidad del País Vasco,
advierte sobre los riesgos del 'capitalismo de vigilancia' en el que
vivimos. Junto a eso, proclama la necesidad de reducir la cantidad de
información que recibimos. No es bueno, asegura, estar conectados
siempre.«Ya no se levantan monumentos a los héroes, sino a las víctimas»,.
Jorge Lozano, Catedrático de Universidad
Lozano defiende la conveniencia de un menor consumo de información y un alejamiento de las redes sociales, donde, asegura este especialista en semiótica de la imagen, «triunfan la banalidad y la grosería»
- El mundo rebosa de imágenes poderosas: la del policía asfixiando a George Floyd, las de la multitud tirando estatuas. ¿Se producen hoy más hechos así o es que ahora siempre hay alguien para registrarlo con su móvil?
- Se ha producido un enorme aumento de las imágenes que circulan, con el efecto que unas nacen y otras se suprimen. Hoy también existen los iconólatras, esos turistas que se desplazan a muchos lugares solo para conseguir ciertas imágenes. Lo que ahora está sucediendo con las estatuas de las que habla es que se aprovecha esa destrucción de imágenes que se está dando por razones políticas, y no religiosas como pasó durante mucho tiempo.
- Destrucción por razones políticas que copia por tanto lo que por razones religiosas sucedió durante tantos siglos.
- Es una intervención de un pasado que se quiere revisar. Y esto se hace en una pluralidad de redes sociales, lo que consigue que esa intervención crítica ante algunas figuras se reproduzcan 'ad infinitum'.
- Las destruyen personas que en muchos casos no sabrán qué hicieron las personas cuyas efigies derriban.
- Sucede, claro. La gente puede ir a destruir una estatua sin saber de quién es. Vivimos una confusión por la cual están al mismo nivel el asesino de Georges Floyd que un racista y alguien que pasaba por allí.
- ¿Se producirían esos ataques si no hubiese nadie para difundirlos o es el mismo hecho de la difusión su primera causa?
- Es curioso que la última fase de la iconoclastia a la que asistimos se haya producido en plena pandemia. Habrá gente que tratará de demoler estatuas solo para salir en la foto. En esta situación no hay sociedad del espectáculo como tal porque no hay espectadores. Hoy todos somos parte del espectáculo porque todos estamos en conexión. Y uno se conecta a lo que está pasando sin necesidad de relacionarse con los demás. Mientras, están sucediendo transformaciones muy curiosas.
veracidad
- ¿Cómo cuáles?- El caso de Colón en España es extraordinario. Primero es una 'celebrity'. Después, en Cataluña, ciertos historiadores lo presentan como catalán, igual que han hecho con Cervantes o incluso con Shakespeare. Ahora Colón es susceptible de ser destruido, y supongo que por ello será enseguida un poco menos catalán...
- Toda civilización se ha asentado sobre las ruinas de la anterior. Pero cabría pensar que en este siglo no es preciso destruir.
- El problema son los confines. Hace siglos muchos monumentos eran estatuas a caballo. Eso ya no existe. Una explicación es que la causa con que nació la estatua se olvida y solo queda el personaje. Hoy ya no se levantan monumentos a los héroes, sino a las víctimas. Y lo que aparece en esos monumentos son los nombres. Recuerde cómo es el levantado con motivo del 11-S.
- Una relación de nombres.
- Son transformaciones en torno a la memoria. La iconoclasia es la destrucción de algo que debe ser destruido porque es contrario a la sociedad contemporánea. Pero como se hace sin ton ni son se pueden dar verdaderos disparates. Vuelvo por un momento al ejemplo de antes: Colón iba a buscar cominos a las Indias, se encontró con América, se convirtió en una 'celebrity' y ahora es un genocida. Sugiero acabar con otros.
- ¿Con quiénes?
- Voltaire, sin ir más lejos. Nunca denunció el esclavismo. O Hume, que dice que los negros no han dado mucha obra. Quizá eran racistas y no lo sabían, o no querían serlo aunque lo fueran. Ahora en serio: como tantos están advirtiendo, no se pueden aplicar al pasado criterios de hoy a la hora de juzgarlo.
«A veces se sabe que una imagen es falsa pero se cree tanto o más que si fuera real»
- ¿Quienes tiran estatuas son iconoclastas en el sentido clásico o lo que quieren es sustituir unas por otras?- Me gustaría saber responder a esa pregunta. Hoy lo que cobra importancia es el pedestal. Dudo mucho que ahora quienes destruyen estos monumentos quieran poner otros. Se trata de lanzar al olvido algo que les parece inocuo.
Futuro imperfecto
- Cuando ha existido censura siempre ha habido alguien que ocultaba los libros prohibidos para salvarlos. ¿Alguien guardará ahora esas imágenes que se están destruyendo?- Estamos en una fase de revisitación de nuestra temporalidad histórica. Ha habido épocas en que el pasado no interesaba. Recuerde a los futuristas italianos y la famosa afirmación de Marinetti en el sentido de que un automóvil de carreras es más bello que la Victoria de Samotracia. Luego no había futuro, como decía la canción de Sex Pistols. A continuación entramos en una etapa de búsqueda de lo auténtico: los sabores de la tierra, la croqueta de la abuela... era el pasado como algo a mantener.
- ¿Y ahora?
- No sabemos si habrá futuro. No sabemos si llegará una segunda oleada de la pandemia, si EE UU seguirá siendo la primera potencia cuando esto acabe, si habrá más miseria que antes. Se están construyendo nuevos sentidos de temporalidad. Se conservarán cosas del pasado, sí. No hay más que ver lo que ha sucedido con las grandes revoluciones: la francesa copió a la inglesa y la rusa a la francesa. Ahora tenemos que conseguir un futuro y puede que esté preñado de pasado.
- Añoramos la vieja normalidad porque no nos gusta la nueva.
- Criticábamos lo que estábamos viviendo, pero durante el confinamiento hemos añorado el pasado como si fuera lo mejor del mundo. Hoy vivimos en un capitalismo de vigilancia en el que con los datos que estamos cediendo informamos acerca de cómo somos y qué hacemos. Y a ese capitalismo de vigilancia no sabemos qué futuro le interesa.
- ¿Y cómo se convence a la muchedumbre de que el pasado es incómodo, pero es el nuestro y conviene no olvidarlo para aprender de los errores?
- Me va a permitir que le cuente una historia: en una iglesia de Roma había una imagen que causaba tanto horror que a los condenados a muerte los pasaban por allí para que se fueran acostumbrando a lo que les esperaba. Las imágenes tienen poderes enormes. Con ellas empieza la Historia de Heródoto. No es posible prescindir de ellas.
- Hay quien quiere hacerlo.
- Cierta izquierda empieza siempre con pequeños gestos iconoclastas. Una de las primeras cosas que hizo Colau al llegar al Ayuntamiento fue retirar el busto del Rey. Pero no solo es la izquierda. Los talibanes volaron los budas y Bush propició el derribo de la estatua de Sadam Hussein.
- ¿Son símbolos de una nueva época?
- La iconoclastia es en muchos casos la ilusión de un cambio radical. Se destruyen imágenes para señalar una nueva fase. Son en muchos casos iconoclastas 'al baño maría', y otras veces un mero producto de las redes sociales.
«Habrá gente que tratará de derribar estatuas solo para salir en la foto»
- ¿Tienen mucho poder?- El poder de las imágenes es infinito, tanto en su presencia como en su ausencia. Por eso yo dejaría los pedestales cuando se tira una estatua. En cada cultura han jugado un papel distinto y debemos ser conscientes de ello.
- ¿Y las falsificaciones? Ya lo hacía Stalin antes del photoshop.
- Eso lleva a otro debate. Hay quien pone en cuestión su eficacia precisamente por eso, pero la realidad es que a veces se sabe que una imagen es falsa pero se cree tanto o más que si fuera real. Umberto Eco ponía un ejemplo: todos pensamos que Napoléon murió el 5 de mayo de 1821. ¿Qué pasaría si llegara un investigador ahora y presentara un documento que avalara la tesis de que murió al día siguiente?
- Nos entrarían las dudas.
- Claro. En cambio, todos sabemos que Sherlock Holmes vivió en el 221 B de Baker Street y que Anna Karenina murió al arrojarse al paso del tren en la estación de Moscú. Ambos son seres de ficción pero nadie discutirá ni nadie podrá poner en tela de juicio esos datos. En cambio, sí sucede con los hechos reales. Incluso con los más difundidos.
- ¿También con los que todo el mundo ha visto?
- Nuestro cerebro funciona como una enorme enciclopedia de imágenes. Tras el 11-S, pregunté a un grupo de jóvenes que estaban viendo los informativos en ese momento cuántos creyeron que se trataba de una película de catástrofes. Bastantes lo pensaron porque tenemos tantas en la memoria que muchos sucesos se nos presentan como un 'dejà vu', hasta que lo codificas. Entendemos las cosas desde la imaginación.
- ¿Eso es peligroso?
- La consecuencia es que debemos acostumbrarnos a mantener cierta distancia respecto de algunos valores absolutos. En situaciones de incertidumbre como la actual sentimos la necesidad de acogernos a creencias. Decía Ortega que las ideas se tienen y en las creencias se está.
«Muchos que veían la televisión el 11-S pensaron que era un filme de catástrofes»
- ¿Qué papel tienen en todo eso las redes sociales?- Su problema es que en ellas triunfan la banalidad y la grosería. Cuando das al 'like' estás participando táctilmente en una conexión. Yo propongo una dietética de la información. No podemos consumir tanta. Otra cosa es que ante los bulos hay que intervenir porque las mentiras hay que desmontarlas como siempre. Pero en cuanto a los rumores, debemos ser conscientes de que son otra epidemia. Por eso propondría higiene: controlar la cepa de la estupidez, porque los imbéciles crecen a gran velocidad al reproducirse por esporas, reivindicar la comunicación y el debate y reducir la conectividad al máximo.
- Pero se busca lo contrario, estar siempre conectados.
- El problema es para qué. Poco antes de morir, Eco, en una frase que no fue muy bien entendida, dijo que la TV es para los pobres, porque en ella han podido ver muchas cosas del mundo y aprender; e internet, para los ricos. Lo dijo en el sentido de que a internet debes ir formado, sabiendo cosas para buscar exactamente lo que quieres. Porque si en el buscador meto 'casa' me saldrán la Bauhaus y algunas casas de citas. Y no es lo mismo.
TITULO: Imprescindibles' estrena en La 2 - Alan Parker, un camaleón del cine, muere a los 76 años ,. . Domingo -2- Agosto ,.
Domingo -2- Agosto a las 21:30 horas en La 2, foto,.
Alan Parker, un camaleón del cine, muere a los 76 años,.
El cineasta británico autor de 'El expreso de medianoche', 'Arde Mississippi' o 'Evita', sumó con sus películas 10 Oscar y 19 premios Bafta,.
Parker murió «tras una larga enfermedad», según explicó su familia mediante un comunicado en el que no se ofrecieron más detalles. Casado con Lisa Moran, tenía cinco hijos y siete nietos.
Nacido
en el obrero barrio londinense de Islington en 1944, de madre costurera
y padre pintor, Alan Parker fue hijo único. También productor, escritor
y actor, empezó su carrera con anuncios publicitarios, pero siempre
quiso llegar a la gran pantalla. Dueño de un talento muy particular,
sería capaz de rodar en registros muy diferentes, alternando su maestría
para crear atmósferas asfixiantes en filmes muy dramáticos con
musicales por lo común mucho más ligeros. Su primera nominación al Oscar
al mejor director llegó en 1979 por 'El expreso de medianoche', sin
duda su título más icónico y para el que Hollywood le reclamó,
encargándole filmar el guion escrito por Oliver Stone. La cinta le
otorgó enorme reconocimiento internacional gracias a los dos Oscar y
seis Globos de Oro que ganó, entre otros al mejor drama. La segunda
nominación llegaría diez años más tarde por 'Arde Mississippi', cinta en
la que Willem Dafoe y Gene Hackman se enfrentaron al lado más oscuro
del ser humano en un villorrio racista donde el Ku Klux Klan asesinaba
sin piedad a sus vecinos negros. Pero Parker tampoco logró con ella el
preciado galardón de Hollywood como realizador, que se le resistió hasta
el final de su carrera.
Su último largometraje fue 'La vida de David Gale', un drama judicial protagonizado en 2003 por Kevin Spacey, Kate Winslet y Laura Linney. Gracias a esta cinta visitó su amada Barcelona para rodar algunas escenas en las Ramblas y el entorno del Gran Teatro del Liceo. Parker modificó el guion para poder rodar un 'flashback' en la Ciudad Condal. En 2012 fue nombrado miembro doctor 'honoris causa' por la Universidad de Alcalá de Henares.
En 2002 la reina Isabel II le concedió el título de Caballero del Imperio Británico por su contribución al mundo del arte, y en 2013 recibió un premio honorífico durante la entrega de los Bafta, los Óscar británicos, en reconocimiento a toda su trayectoria. «Es casi imposible destacar solo un momento de su carrera, pero los increíbles 19 Bafta que sus películas han ganado demuestran la estima que le tienen sus compañeros, así como el carácter excepcional de su trabajo», destacó el entonces el presidente de la Academia, John Willis. Al reconocer su «sobresaliente y excepcional contribución al cine», Willis aseguró que era «un cineasta y un hombre de visión y personalidad firme». Dos años más tarde Parker anunció su ruptura con la industria y dedicó sus últimos años a la pintura y la fotografía, una de sus primeras aficiones antes de comenzar a dirigir con apenas 24 años.
Varios compañeros de oficio destacaron en su adiós el talento múltiple del realizador británico. «Hizo muchísimas películas simplemente maravillosas. Un talento enorme, como seguro que sabéis. Descanse en paz, Alan Parker», escribió en sus redes sociales el director Nick Murphy. «Siempre estuve impresionado por su talento», dijo David Puttnam, productor alguna de sus mejores películas.
Cambios de género
Empeñado en cambiar de género de un título a otro, Sir Alan Parker escribió seis de los 14 largometrajes que rodó. Brilló en el musical con títulos como Melody' (1971), 'Bugsy Malone, nieto de Al Capone' (1976), 'Fama' (1980), 'El Muro' ('Pink Floyd The Wall', 1982), 'Birdy' (1984) 'Los Commitments' (1991), 'Evita' (1996) y la adaptación a la gran pantalla de la célebre novela de Frank McCourt 'Las cenizas de Ángela' (1999).Su último largometraje fue 'La vida de David Gale', un drama judicial protagonizado en 2003 por Kevin Spacey, Kate Winslet y Laura Linney. Gracias a esta cinta visitó su amada Barcelona para rodar algunas escenas en las Ramblas y el entorno del Gran Teatro del Liceo. Parker modificó el guion para poder rodar un 'flashback' en la Ciudad Condal. En 2012 fue nombrado miembro doctor 'honoris causa' por la Universidad de Alcalá de Henares.
En 2002 la reina Isabel II le concedió el título de Caballero del Imperio Británico por su contribución al mundo del arte, y en 2013 recibió un premio honorífico durante la entrega de los Bafta, los Óscar británicos, en reconocimiento a toda su trayectoria. «Es casi imposible destacar solo un momento de su carrera, pero los increíbles 19 Bafta que sus películas han ganado demuestran la estima que le tienen sus compañeros, así como el carácter excepcional de su trabajo», destacó el entonces el presidente de la Academia, John Willis. Al reconocer su «sobresaliente y excepcional contribución al cine», Willis aseguró que era «un cineasta y un hombre de visión y personalidad firme». Dos años más tarde Parker anunció su ruptura con la industria y dedicó sus últimos años a la pintura y la fotografía, una de sus primeras aficiones antes de comenzar a dirigir con apenas 24 años.
Varios compañeros de oficio destacaron en su adiós el talento múltiple del realizador británico. «Hizo muchísimas películas simplemente maravillosas. Un talento enorme, como seguro que sabéis. Descanse en paz, Alan Parker», escribió en sus redes sociales el director Nick Murphy. «Siempre estuve impresionado por su talento», dijo David Puttnam, productor alguna de sus mejores películas.
TITULO:
De seda y hierro - Radio y musica ,. Domingo -2-Agosto,.
El Domingo -2- Agosto a las 20:20 por La 2, foto,.
Radio y musica ,.
Es un panorama desolador. Tuvimos una joya, el coro del Conservatorio
que, creado y dirigido por don Carmelo Solís, nos ha proporcionado
momentos inefables. Se nos impuso algo, que de joya no tenía nada: la
Orquesta de Extremadura. Se anunció a bombo y platillo, no podía ser
menos, una orquesta filarmónica, a la que le faltaban los trombones de
vara, el corno inglés y la tuba. Se nos impuso el palacio de los
supuestos congresos, monumento al plástico con pretensiones de
Guggenheim, olvidando al teatro López de Ayala y es que, oigan, la
acústica es mucho mejor; para los que no somos tan escogidos, el viejo
teatro estaba muy bien. Se nos impuso, y es lo peor, el monopolio de la
orquesta, unos programas en los que, cuando no faltaba un período
importante, faltaban dos, pensados con los pies y pagados con nuestros
impuestos, que es lo peor. Antes de la afamada orquesta, hemos escuchado
El Mesías de Händel; de Mozart, Don Giovanni, Las Bodas de Fígaro y una
colosal, estamos hablando de palabras mayores, Flauta Encantada, por la
orquesta de la radio de Ucrania. No es más caro que el mantenimiento de
una orquesta propia, ni mucho menos. La orquesta de Ucrania, por
ejemplo, llega a Badajoz como parte de una 'tournée' y hay una calidad, y
perdonen, que no la tiene esta, ni de broma. Para fin de fiesta, el
Festival de Folklore Internacional se trasladó al López de Ayala, cuando
su sitio es el auditorio, por muchas razones. Este es un panorama al
que, por desgracia, es difícil darle la vuelta; regresar a lo de antes.
TITULO:
Noche Sexo - Monica y el sexo -El amor es jugar al remigio: la autoestima en 'El apartamento' ,.
El viernes -31- Julio 0.40 / Cuatro, foto,.
El amor es jugar al remigio: la autoestima en 'El apartamento',.
La sinopsis es sencilla. El soltero y solitario C. C. Baxter (Jack Lemmon) presta su apartamento a los dirigentes de su empresa para que se citen con sus amantes,.
La sinopsis es sencilla. El soltero y solitario C. C. Baxter (Jack Lemmon) presta su apartamento a los dirigentes de su empresa para que se citen con sus amantes. Siente algo hacia la ascensorista del edificio, Fran Kubelik (Shirley MacLaine), pero ella está liada con el jefe de la compañía, Jeff Sheldrake (Fred MacMurray), un hombre casado. El mandamás le pide un día la llave del apartamento y Baxter descubre que es para acostarse con la ascensorista de la que se está enamorando. Sheldrake promete a la chica divorciarse, pero todo es una farsa y ella, al enterarse, intenta suicidarse.
Baxter, que no ha dejado de subir escalones en la empresa precisamente por prestar su piso, le salvará la vida, lo que refuerza su amor. La señorita Kubelik pone fin a su relación con Sheldrake, ya divorciado, pero descubre que su verdadero amor es Baxter. Este, por su parte, se niega a volver a ceder el apartamento y abandona su trabajo. El 'trepa' y la ascensorista terminan juntos. Una obra maestra de Billy Wilder y su guionista de cabecera, I. A. L. Diamond.
«Son personas que se niegan a sí mismas para conseguir algo. El ascenso, en el caso de Baxter, y el amor, en el de ella. En cierta forma, han perdido el respeto por sí mismas y eso les impide ser felices -explica la psicóloga Tonina Ferrer-. Los dos se rechazan a sí mismos para que los demás puedan hacer lo que quieran porque temen ser excluidos. Son dos personas vulnerables, que no saben decir que no, que son manipuladas por gente egoísta/egocéncrica con muy poca empatía». Su entorno, además, no es nada positivo. «Son personas alienadas que viven de ir de casa al trabajo y, como mucho, paran en un bar para emborracharse y buscar relaciones casuales», agrega la experta.
Ferrer destaca que el final feliz de la película se alcanza precisamente cuando los dos protagonistas han renunciado a aquello por lo que habían luchado, pero que no satisfacía sus vidas: «Son conscientes de que la felicidad no estaba allí. No la proporcionaban los ascensos, porque Baxter seguía solo, ni ella se siente realizada en su relación con el hombre egoísta/egocéntrico. Dos personas frágiles acaban unidas tras saber buscar la fuerza dentro de ellas mismas para abandonar algo que, en el fondo, les hacía sufrir».
Un mazo de cartas
El cierre es ejemplarizante. Ella deja atrás una corona de papel que le han regalado y corre a la calle con su amor. Lo único que hacen es sentarse y coger un mazo de cartas para jugar al 'ramiro' -el remigio, como se le conoce en España-. Su nueva pareja es un hombre reposado, doméstico, de pequeñas emociones. «La vida superficial de alcohol, relaciones pasajeras... ha desaparecido. El entretenimiento extremo no es necesario para huir de la realidad. Cuando recuperan la autoestima, ya saben ser felices con ellos mismos», sentencia Ferrer.Respeto y autoestima: Saber decir que no
El autorrespeto. Es muy importante saber negarse a determinadas demandas y cultivar el respeto a uno mismo y sus necesidades . «De otra forma -explica Tonina Ferrer- esta negación de uno mismo puede acabar en emociones intensas prolongadas en el tiempo (tristeza, enfado con el mundo, ... y en una instatisfacción vital)».Relaciones 'win-win'. Las relaciones en las que no existe una igualdad en la pareja -a la hora de establecer los roles o gestionar las emociones- pueden ser letales en una relación. Para Ferrer, el modelo adecuado es el 'win-win', en el que ambas partes ganan y se sienten reforzadas al mantener el nexo que les une. «Si una de las partes de la pareja sale perjudicada, a la larga no puede existir/sobrevivir el amor», agrega la psicóloga.
Amarse a uno mismo. 'El apartamento', en opinión de Ferrer, pone de relieve que no es posible amar a los demás si antes una persona no se ama a sí misma. «No se trata de ignorar los sentimientos de los demás, sino de saber gestionar las emociones». «El gran error -continúa- se produce cuando creemos que es necesaria la aprobación de los demás para alcanzar nuestas aspiraciones, pero para ello tenemos que hacer cosas con las que no estamos de acuerdo».
No hay comentarios:
Publicar un comentario