lunes, 27 de junio de 2016

DESAYUNO - CENA - MARTES - MIERCOLES - Alba Sánchez reinventa las expectativas,./ UN PAIS PARA COMERSELO - HISTORIAS DE UN FERROVIARIO,.

TITULO:  DESAYUNO - CENA - MARTES - MIERCOLES - Alba Sánchez reinventa las expectativas,.

 DESAYUNO - CENA - MARTES - MIERCOLES - Alba Sánchez reinventa las expectativas, fotos.

VOLEIBOL,.

Alba Sánchez reinventa las expectativas,.

  • Alba (7) celebra un punto junto a sus compañeras . :: Èvreux VolleyLa moralejana buscará el Europeo con la selección en septiembre y debutará en la Primera francesa en octubre,.

    Resultat d'imatges de cafe con donutsAl poco de llegar al Centro de Alto Entrenamiento de Soria, cumplidos ya los 14 años, a Alba María Sánchez García (Moraleja, 1991) le soltaron un «no vas a llegar ni a Liga FEV» tan tajante como áspero. «Lo siento Alba, de verdad, pero es que no tienes condiciones físicas», le remarcó su entonces entrenador. Diez años después de aquella profecía, la moralejana Alba Sánchez ha renovado una temporada más con el Èvreux Volley-ball francés y debutará el próximo curso en la Pro 1, una de las mejores ligas de Europa. «Ahora he vuelto a coincidir con aquel entrenador en la selección española, y ya no me dice nada. Se le habrá olvidado», rememora, risueña y sin inquina alguna, Alba.
    Resultat d'imatges de fileta pollo con patatasEs ya la mejor jugadora de la historia del voley extremeño, y sin embargo está convencida de que aún no ha tocado techo. «Este último año ha sido mi primera experiencia en el extranjero de verdad, y tanto a nivel deportivo como personal me ha ayudado a cambiar de chic. Mi intención es seguir creciendo porque yo me veo como jugadora de voley profesional», analiza en sus primeros días de vacaciones en Extremadura.
    «Esto no es innato. Yo cuando empecé era muy descoordinada. He mejorado conforme entrenaba», reconoce Alba, que como Fátima Gallardo o Miriam Casillas empezó a practicar deporte porque de pequeña le dolía la espalda. «Me lo recomendó el médico, pero a mí no me llamaba la atención. No me apetecía jugar al voley, en serio. Me apunté porque me lo dijeron mis amigas... y mira». Este 'mira' esconde una pila de momentos imborrables: su captación por el CAEP de Soria con 14 años, su debut en Superliga con el Universidad de Burgos, la internacionalidad con la selección, aquel mitiquísimo curso con el Extremadura Arroyo en la élite, el Premio Extremadura del Deporte en 2013, su fichaje por el campeón belga... y ahora su debut en la jet del voley francés.
    «Desde siempre he mantenido que uno de mis sueños era irme a jugar al extranjero», hace memoria esta receptora y atacante de ala. «Y aunque sé que al principio siempre lo paso mal, soy muy cabezona en ese aspecto. Este último año debo reconocer que la experiencia ha sido dura, pero muy buena, porque el miedo se esfuma con el paso del tiempo. Al final, una se adapta a todo». En Francia no pagan sueldos altos pero, a diferencia de la Superliga española, sí se puede vivir del voley: dan de alta en la seguridad social, los contratos duran diez meses, hay seguros y cláusulas profesionales... «Cambié Bélgica por Francia el pasado verano porque me hablaron muy bien de la liga francesa. Mi intención era meterme en la Pro 1, pero no surgió esa posibilidad. Entonces me llamaron del Èvroux, de la Segunda División, con un proyecto serio para subir, y ahí vi la oportunidad de meterme en Pro 1. Porque me intención es quedarme varios años más por allí. Tienen unas estructuras muy buenas», relata Alba Sánchez.
    Los aficionados al voleibol en Arroyo de la Luz la disfrutaron toda una temporada. El técnico del Extremadura Arroyo, Adolfo Gómez, que no había coincidido con ella nunca pero sí que la seguía desde sus primeros pasos en Coria, la llamó y le trasladó su deseo de que formara parte del primer proyecto arroyano en la élite. «Yo soy muy de casa, y es un orgullo que a gente que da tanto por el voley le salgan bien las cosas», explica Alba. «Reconozco que me lo pensé en su momento, porque tenía ofertas de otros equipos más asentados en Superliga y del extranjero, pero cuando tomé la decisión estaba encantada».
    Aquel curso, aparte de quedarse a un centímetro de jugar Copa de la Reina y ganar en una cancha, la de Murillo, donde nunca antes nadie había ni ha ganado aún, Alba Sánchez se llevó un buen grupo de amigas para el WhatsApp, una experiencia como entrenadora de niñas impagable y el cariño de una afición que incluso le acompañó a Madrid para animarla en un partido de selección ante Grecia. «Ese día fue el momento más especial de toda mi carrera. Podrían parecer impostadas todas aquellas fotos, pero no, nos llevábamos muy bien. Aquello era y es una familia. Mis padres, de hecho, cada vez que pueden se acercan cada quince días a ver al equipo jugar en casa».
    Alba descansará hasta el 1 de agosto en su Moraleja natal, se concentrará luego con la selección española buscando la clasificación para el Europeo y a finales de septiembre volará a Francia para debutar en Pro 1 con el Èvroux. Y sin embargo esto no ha hecho nada más que comenzar... dice.

    TITULO: UN PAIS PARA COMERSELO -  HISTORIAS DE UN FERROVIARIO,.

    UN PAIS PARA COMERSELO -  HISTORIAS DE UN FERROVIARIO, fotos.
    Antonio Hidalgo y su esposa Obdulia, en su casa de Mérida. :: E.R.

    Historias de un ferroviario,.

    Antonio Hidalgo y su esposa Obdulia, en su casa de Mérida. 
  • El emeritense Antonio Hidalgo, 88 años de trenes e investigaciones,.

  • Resultat d'imatges de un pais para comerseloLos trenes que hacen el trayecto entre Mérida y Cáceres no tienen parada comercial en ninguna estación salvo en Aljucén para algunos transbordos. Pero no siempre fue así. Esa línea, hoy mortecina, tuvo su tiempo de gloria, cuando el tren salía de Mérida a Cáceres y paraba en las estaciones de Aljucén, Proserpina, El Carrascalejo, Carmonita, Aldea del Cano y Valduerna.
    En una de esas estaciones, Valduerna, de la que casi nadie se acuerda y cuyo edificio ha desaparecido, vivió durante años el protagonista de nuestra historia: Antonio Hidalgo (Mérida, 1928), un niño de la guerra que ha sido ferroviario, investigador y campeón sénior de ajedrez; que hoy, a sus 88 años, reparte su tiempo entre el riego de su huerto en Aljucén, la investigación histórica y el placer de convivir, en su casa de la calle Marquesa de Pinares de Mérida, con su mujer, Obdulia, y de ver a sus hijos Julia, maestra en el C. P. Pablo Neruda de Mérida, y Juan Antonio, técnico de Renfe en Madrid, y a sus cinco nietos.
    En los tiempos que vivió nuestro protagonista, la línea férrea entre Mérida y Cáceres estaba llena de vida. Entre Aljucén y la bifurcación de Aldea Moret había 54 casillas de Renfe atendidas por un empleado con su familia. Además, alrededor de las seis estaciones de la línea, había cortijos, vivían pastores. Todo un microcosmos ferroviario.
    Antonio Hidalgo no pudo ir a la escuela hasta el año 1940, tras la Guerra Civil. Aprendió las cuatro reglas y a leer y escribir antes de empezar a trabajar en Renfe, primero en la estación de Cáceres y luego, en la de Aldea Moret, donde conoció a Obdulia, una muchacha de preciosa cabellera negra a la que declaró su amor por carta. Hace nada, Obdulia y Antonio celebraron sus 60 años casados.
    Tras contraer matrimonio, llegaron los ascensos y los traslados: a Masá-Falsé (Tarragona), a Proserpina, a Don Álvaro, a Torremejía y a Aljucén, donde se jubiló en 1992. «En la estación de Proserpina, teníamos que autoabastecernos porque la combinación de trenes a Mérida solo nos dejaba 20 minutos para comprar», cuenta Obdulia. En Proserpina, entre 1958 y 1962, alimentaba a sus hijos con la leche de unas cabras, iba a lavar al río y se alumbraban con la luz de un quinqué porque no había luz eléctrica. «A los emeritenses, les gustaba mucho ir en tren a pasar el día en los alrededores de la estación de Proserpina, que eran muy bonitos. En un solo día, llegamos a tener 800 viajeros», recuerda Antonio.
    Entonces, un jefe de estación era un poco de todo. «La vida era muy solidaria y yo ejercía de maestro, enseñando a leer a los niños, o de practicante, poniendo inyecciones», rebusca Antonio en su memoria y encuentra también las figuras de su madre, Juana, y de su segunda madre, Catalina, dos de las primeras mujeres guardabarreras que hubo en España.
    Cuando Antonio Hidalgo se jubiló como ferroviario, comenzó una labor como investigador muy fructífera que dura ya 26 años. Tiene carnet de investigador de varios archivos españoles y sus trabajos sobre Mérida y el ferrocarril en Extremadura tienen interés y trascendencia.
    Entre estos trabajos, destaca el realizado sobre el puente de hierro del ferrocarril en Mérida sobre el río Guadiana, que otro día contaremos con más detalle en estas páginas por su interés y curiosidad. Otros trabajos de investigación se centran en los molinos harineros y lavaderos de lanas en el término de Mérida entre 1503 y 1945 y su investigación capital: las actas capitulares de Mérida entre 1503 y 1950, una exhaustiva documentación que permite conocer las vicisitudes y la vida cotidiana en la capital de Extremadura a lo largo de 450 años.

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