Un amor de verano
'Los gozos y las sombras', de Torrente Ballester, fue mi primer amor de verano. De hecho, fue el único que me duró, porque los libros tienen más paciencia que los novios: los novios de verano nunca me esperaron. Ni siquiera volvieron. Pero él sí; él seguía allí, único habitante de la librería junto con un juguete olvidado de mi hermano, unos platos de cerámica de Talavera y un llavero de publicidad de Toldos Maribel. Me gustaba tanto el libro que siempre pensaba en llevármelo a casa cuando acababan las vacaciones pero, al final, me arrepentía y lo dejaba en la playa. Prefería pensar que Clara Aldán, y Carlos Deza, y La Galana, y Juan Aldán y su poema cosmogónico seguirían allí, esperándome otro año más.
Pero un septiembre recién comenzado lo eché en la maleta, envuelto en una camiseta. No estaba dispuesta a aguantar un curso entero para volver a disfrutar del libro, y me lo llevé. Ese invierno aún lo leí un par de veces más, entre controles de cálculo y trabajos de sociales. Hasta que un día, el libro desapareció. Lo busqué por toda la casa, pero no lo encontré. Y no lo volví a ver. Entonces comprendí que los amores de verano no se pueden alargar, que caducan como un yogur desnatado, que se terminan cuando llegan la lluvia, y el frío, y los calcetines largos. Y que no hay que pedirles más de lo que pueden dar.
TITULO:
DESAYUNO - CENA - SABADO - ENREDATE - ¡ QUE HAY DE NUEVO ! - ¡ ATENCION
Y OBRAS ! CINE - UN FUTURO MUY REAL ,.
¡ ATENCION Y OBRAS ! CINE ,.
¡Atención y obras! es un programa semanal que,
en
La 2, aborda la cultura en su sentido más amplio, con especial
atención a las artes escénicas, la música, los viernes a las 20:00 presentado por Cayetana Guillén Cuervo, etc, foto,.
DESAYUNO
- CENA -
SABADO - ENREDATE - ¡ QUE HAY DE NUEVO ! -UN FUTURO MUY REAL ,.
DESAYUNO
- CENA - SABADO - ENREDATE - ¡ QUE HAY DE NUEVO ! - UN FUTURO MUY REAL ,. ,
fotos.
UN FUTURO MUY REAL ,.
Apagué
la televisión y subí a la terraza. El cielo enrojecido, como herido de
muerte, era el preludio de la oscuridad, que no tardaría en llegar. Las
nubes se cernían sobre el horizonte como un telón que desciende
lentamente preparando a los espectadores para el aplauso final.
Abajo,
en la profundidad de la calle, las personas se movían con más prisa de
la habitual, con una agitación propia de la incertidumbre, alimentada
por la superstición. Todos los informativos hablaban de ello, era la
comidilla en la oficina, el chiste del día en las radios, el trending topic mundial, una oportunidad comercial más para los negocios.
Hoy
era ese día en el que muchos habrían hecho algo por primera vez, como
si fuera la última. A esta hora de la tarde se sucederían las cenas
familiares, las llamadas a larga distancia, los delitos, los actos
sexuales, los suicidios y las colas en los confesionarios, por si las
moscas.
Un amigo me dijo una vez que
si mañana fuese el fin del mundo, él seguiría viviendo como si no lo
fuese. Sólo aquellos que no han vivido con templanza se arrepienten de
lo que les ha quedado por hacer.
Con
las primeras gotas cayendo del cielo decidí volver a mi habitación,
pensando que nunca me había imaginado un final catastrófico; más bien un
rápido letargo o un desvanecimiento lento, el tiempo justo para poder
rezar un padrenuestro y alguna jaculatoria breve, si Dios no nos pillaba
confesados.
Haciendo un breve repaso
por mi vida, comprobé que ya había cumplido todos los objetivos que me
había propuesto a mi edad. Había sido feliz y había estado triste, me
amaron y también me rechazaron, saboreé el triunfo en el mismo vaso que
el fracaso.
Y ya rendido en la cama,
puse el despertador a las siete y cuarto, como siempre, y pensé que si
no hubiese mañana, mi vida ya habría valido la pena.
“Que las verdades no tengan complejos, que las mentiras parezcan mentiras,
que el fin del mundo te pille bailando, que nunca sepas ni cómo ni cuándo.”
Hoy mi canción es: “Noches de boda” Joaquín Sabina,.
que el fin del mundo te pille bailando, que nunca sepas ni cómo ni cuándo.”
Hoy mi canción es: “Noches de boda” Joaquín Sabina,.
TITULO:
REVISTA MUJER HOY DE CERCA PORTADA - VIAJANDO CON CHESTER - Ana Morgade deja 'Zapeando' ,.
VIAJANDO CON CHESTER
Viajando con Chester es un programa de televisión español, de género periodístico, presentado por Pepa Bueno, en la cuatro los domingos las 21:30, foto, etc.
Viajando con Chester es un programa de televisión español, de género periodístico, presentado por Pepa Bueno, en la cuatro los domingos las 21:30, foto, etc.
Ana Morgade deja 'Zapeando'
TITULO: Viaje al centro de la tele - Grandes éxitos: Reyes de la disco I,.
Viaje al centro de la tele - Grandes éxitos: Reyes de la disco I,.
foto / Primera parte de un viaje musical por los
grupos, solistas y canciones que llenaron las pistas de baile en España
y en todo el mundo. Con intérpretes como Cher, Viola Wills, Gloria
Stefan y grupos como Village People, Roxete, Abba, Depeche Mode entre
otros muchos.
«Para terminar con los cafés, diremos que los sorbetes españoles se diferencian de los de Francia en que tienen más consistencia; que los quesitos son helados pequeños, duros, moldeados en forma de queso. Los hay de todas clases: de albaricoque, de plátano, de naranja, como en París; pero también los hacen con manteca y con huevos aún sin formar, que se sacan del cuerpo de las gallinas despanzurradas, cosa que es exclusiva de España, pues yo no he oído hablar más que en Madrid de este singular refinamiento». ¿Cómo? ¿Qué? Les imagino, queridos lectores, tan asombrados como lo estuvo nuestra musa allá por 1897, cuando escribió que ella no había oído hablar nunca de tan estrafalario refinamiento hecho con huevos nonatos. «Dudo que los cafeteros se consagren a buscarlos para mejorar el vulgarísimo sorbete de mantecado, del que tanto consumo se hace en Madrid apenas empieza el calor a ser asfixiante». Efectivamente, el mantecado era el helado más popular en aquel entonces y lo que le diferenciaba era su alto contenido en yemas de huevo, pero no parece muy probable que los heladeros se pusieran a abrir gallinas para poder hacerlo. Ni probable ni viable, porque hacen falta muchos huevos para elaborar mantecado. Si preguntan por ahí verán que el sabor concreto del mantecado es una gran incógnita. Hay quien cree que ha de ser de vainilla y quien piensa que es sinónimo de «helado» y que puede saber por lo tanto a cualquier cosa que se le ponga.
En realidad la peculiaridad del mantecado está en que lleva leche y huevos. Esta cuestión ahora nos puede parecer una perogrullada porque casi todos los helados modernos tienen como base esos ingredientes, pero que hace doscientos años no era tan habitual. Piensen que las antiguas técnicas de congelación, fundamentadas en el uso de nieve, sal y mucho esfuerzo humano, no permitían obtener resultados tan homogéneos como los actuales. Los zumos de frutas azucarados, la aloja, el vino especiado, la leche y otros brebajes se congelaban dentro de recipientes de estaño u hojalata rodeados de hielo y sal, y dependiendo de la paciencia del oficiante o de la cantidad de nieve que tuviera a mano se conseguía un producto más o menos sólido. La textura final podía ir desde el granizado flojo hasta el mazacote sólido o «queso helado», que se decía entonces, pero el concepto de helado cremoso no aparecería hasta la introducción, por un lado, de ingredientes grasos en la ecuación y por otro de un adecuado batido de la mezcla.
Lo primero lo consiguió el mantecado ya en el siglo XVIII, y recibió precisamente ese nombre por contener elementos grasos como huevos, leche, nata o mantequilla. 'Manteca de bacas fresca' (sic) es lo que indicaba usar Juan de la Mata en su Arte de repostería de 1747, mientras que en las sencillas botillerías -los establecimientos dedicados a la venta de bebidas heladas- se conformaban con añadir yemas de huevo a tutiplén.
¿A qué sabía? Pues a canela y cítricos, esa combinación que campa a sus anchas por infinidad de platos tradicionales españoles como el arroz con leche, las pastas o la leche merengada. Gracias al médico Ignacio María Ruiz de Luzuriaga (y a su libro 'Disertación médica sobre el cólico de Madrid', de 1796) sabemos por ejemplo que los botilleros de Madrid hacían el mantecado «con dos azumbres de leche y treinta yemas de huevo, tres libras y media de azúcar común y un poco de canela y de la corteza de naranja». El mantecado era tanto más apreciado, mantecoso y fino cuantas más yemas llevara en su composición y con el tiempo su deseada textura cremosa le convirtió, más que en una receta concreta, en el estándar básico para elaborar helados de distintos sabores como vainilla, fresa o chocolate. Por eso mucha gente lo entiende como un término general para designar los helados de crema.
Volvemos ahora con doña Emilia, porque en un par de ocasiones relató minuciosamente cómo era el mantecado de su infancia a mediados del siglo XIX y de qué manera había evolucionado la heladería nacional. En 1905 decía que «para comprender hasta qué punto hemos avanzado en esto de comer esmeradamente, hay que pensar en una golosina muy deliciosa y hoy muy común; a saber, el helado. Yo recuerdo tiempos en que el helado era una especie de mito. Lo vendían, es cierto, en los cafés... ¡pero con qué aparato, con qué misterio!».
En aquellos tiempos el helado tenía una temporada fija e inalterable, que empezaba con la fiesta de Corpus Christi y «terminaba al regresar los estudiantes a sus aulas. El día de Corpus, después de la procesión [...] el criado se aproximaba sigilosamente y al oído de su ama bisbiseaba: -Ahí está eso... Y eso era el farolito de metal en que traían, en copas de grueso cristal azul, el mantecado». Resulta difícil imaginarse ahora, cuando tenemos helado a nuestra disposición los 365 días del año, lo que significaba aquel capricho festivo, lujo sin igual a base de frío y huevo.
TITULO: Versión europea - Cine Cantinflas ,. Sabado -31-Agosto,.
TITULO: Me voy a comer el mundo -Del helado al mantecado y tiro porque me toca .
Del helado al mantecado y tiro porque me toca,.
Gastrohistorias
El día del Corpus marcaba antiguamente el comienzo del verano con la llegada a las mesas del mantecado, el helado español más clásico, foto,.
Si entre los efluvios veraniegos y las barbaquiús han sido ustedes capaces de seguir los pasos de esta sección, sabrán que llevamos varias semanas suliveyados por los perjúmenes de la mayor gastroliterata que han dado las letras españolas: Emilia Pardo Bazán. En el último capítulo sobre sus antojos estivales aparecieron aquí como invitados Teófilo Gautier y los refrescos, objeto de pasión desaforada tanto de la novelista gallega como del escritor francés. Este último detallaría con pelos y señales la excelente oferta de los cafés madrileños en su libro 'Viaje por España' (1843) y se convertiría de paso en referencia culinaria para doña Emilia, quien cincuenta años después repasó asombrada las alabanzas del francés hacia nuestras bebidas más ligeras. Gautier no escatimó alabanzas hacia los refrescos de naranja, fresa o guinda, la limonada, el agraz helado, las horchatas varias ni la cerveza con limón, pero reservó uno de sus párrafos más curiosos para una exquisitez que les dejará a ustedes pasmados.«Para terminar con los cafés, diremos que los sorbetes españoles se diferencian de los de Francia en que tienen más consistencia; que los quesitos son helados pequeños, duros, moldeados en forma de queso. Los hay de todas clases: de albaricoque, de plátano, de naranja, como en París; pero también los hacen con manteca y con huevos aún sin formar, que se sacan del cuerpo de las gallinas despanzurradas, cosa que es exclusiva de España, pues yo no he oído hablar más que en Madrid de este singular refinamiento». ¿Cómo? ¿Qué? Les imagino, queridos lectores, tan asombrados como lo estuvo nuestra musa allá por 1897, cuando escribió que ella no había oído hablar nunca de tan estrafalario refinamiento hecho con huevos nonatos. «Dudo que los cafeteros se consagren a buscarlos para mejorar el vulgarísimo sorbete de mantecado, del que tanto consumo se hace en Madrid apenas empieza el calor a ser asfixiante». Efectivamente, el mantecado era el helado más popular en aquel entonces y lo que le diferenciaba era su alto contenido en yemas de huevo, pero no parece muy probable que los heladeros se pusieran a abrir gallinas para poder hacerlo. Ni probable ni viable, porque hacen falta muchos huevos para elaborar mantecado. Si preguntan por ahí verán que el sabor concreto del mantecado es una gran incógnita. Hay quien cree que ha de ser de vainilla y quien piensa que es sinónimo de «helado» y que puede saber por lo tanto a cualquier cosa que se le ponga.
En realidad la peculiaridad del mantecado está en que lleva leche y huevos. Esta cuestión ahora nos puede parecer una perogrullada porque casi todos los helados modernos tienen como base esos ingredientes, pero que hace doscientos años no era tan habitual. Piensen que las antiguas técnicas de congelación, fundamentadas en el uso de nieve, sal y mucho esfuerzo humano, no permitían obtener resultados tan homogéneos como los actuales. Los zumos de frutas azucarados, la aloja, el vino especiado, la leche y otros brebajes se congelaban dentro de recipientes de estaño u hojalata rodeados de hielo y sal, y dependiendo de la paciencia del oficiante o de la cantidad de nieve que tuviera a mano se conseguía un producto más o menos sólido. La textura final podía ir desde el granizado flojo hasta el mazacote sólido o «queso helado», que se decía entonces, pero el concepto de helado cremoso no aparecería hasta la introducción, por un lado, de ingredientes grasos en la ecuación y por otro de un adecuado batido de la mezcla.
Lo primero lo consiguió el mantecado ya en el siglo XVIII, y recibió precisamente ese nombre por contener elementos grasos como huevos, leche, nata o mantequilla. 'Manteca de bacas fresca' (sic) es lo que indicaba usar Juan de la Mata en su Arte de repostería de 1747, mientras que en las sencillas botillerías -los establecimientos dedicados a la venta de bebidas heladas- se conformaban con añadir yemas de huevo a tutiplén.
¿A qué sabía? Pues a canela y cítricos, esa combinación que campa a sus anchas por infinidad de platos tradicionales españoles como el arroz con leche, las pastas o la leche merengada. Gracias al médico Ignacio María Ruiz de Luzuriaga (y a su libro 'Disertación médica sobre el cólico de Madrid', de 1796) sabemos por ejemplo que los botilleros de Madrid hacían el mantecado «con dos azumbres de leche y treinta yemas de huevo, tres libras y media de azúcar común y un poco de canela y de la corteza de naranja». El mantecado era tanto más apreciado, mantecoso y fino cuantas más yemas llevara en su composición y con el tiempo su deseada textura cremosa le convirtió, más que en una receta concreta, en el estándar básico para elaborar helados de distintos sabores como vainilla, fresa o chocolate. Por eso mucha gente lo entiende como un término general para designar los helados de crema.
Volvemos ahora con doña Emilia, porque en un par de ocasiones relató minuciosamente cómo era el mantecado de su infancia a mediados del siglo XIX y de qué manera había evolucionado la heladería nacional. En 1905 decía que «para comprender hasta qué punto hemos avanzado en esto de comer esmeradamente, hay que pensar en una golosina muy deliciosa y hoy muy común; a saber, el helado. Yo recuerdo tiempos en que el helado era una especie de mito. Lo vendían, es cierto, en los cafés... ¡pero con qué aparato, con qué misterio!».
En aquellos tiempos el helado tenía una temporada fija e inalterable, que empezaba con la fiesta de Corpus Christi y «terminaba al regresar los estudiantes a sus aulas. El día de Corpus, después de la procesión [...] el criado se aproximaba sigilosamente y al oído de su ama bisbiseaba: -Ahí está eso... Y eso era el farolito de metal en que traían, en copas de grueso cristal azul, el mantecado». Resulta difícil imaginarse ahora, cuando tenemos helado a nuestra disposición los 365 días del año, lo que significaba aquel capricho festivo, lujo sin igual a base de frío y huevo.
TITULO: Versión europea - Cine Cantinflas ,. Sabado -31-Agosto,.
El Sabado -31- Agosto a las 22:00 por La 2, foto,.
- Reparto
- Óscar Jaenada, Michael Imperioli, Ilse Salas, Luis Gerardo Méndez, Ximena González Rubio, Javier Gurruchaga, Ana Layevska, Gabriela de la Garza, Teresa Ruiz, Rodrigo Murray, Bárbara Mori, Diana Lein, Joaquín Cosío, Julian Sedgwick, Mario Zaragoza, Carlos Aragón, Eduardo España, Adal Ramones, Julio Bracho, Mario Iván Martínez, Juan Carlos Colombo, Alejandro Calva, Dagoberto Gama, Luis Arrieta, Jorge Zárate, Moisés Arizmendi, Humberto Busto, Hector Kotsifakis, Carlos Corona, Flor Payán, Otto Sirgo, Roger Cudney, Alfonso Borbolla,.
- Mike Todd, un excéntrico productor de Broadway, llega a Los Ángeles con un proyecto de película bastante descabellado, La vuelta al mundo en 80 días, con el que quiere sacudir el star-system de Hollywood. Mario Moreno es un cómico que se gana la vida en las carpas de la Ciudad de México. Su personaje Cantinflas lo lleva a volverse un ícono del cine mexicano, y uno de los personajes más importantes de la industria fílmica. Sus caminos se cruzan en una película que terminará ganando cinco premios Oscar, y un Globo de Oro para Mario.
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