España a ras de cielo es un programa de televisión emitido por TVE y se estrenó el 17 de septiembre de 2013. Desde el primer programa, está presentado por Francis Lorenzo. Martes a las 22h30,.
El programa permite conocer lugar de España desconocidos y ya conocidos desde otro punto de vista. , etc.
PLANETA CALLEJA - DOMINGO -1- Septiembre ,.
Planeta Calleja es un programa de televisión de España que se emite cada domingo a las 21:30, en Cuatro de Mediaset España,. Jesús Calleja enfrentará a rostros conocidos a vivir experiencias únicas e irrepetibles fuera de su contexto habitual y en los lugares más remotos y fascinantes ., etc.
“Cotizar 64 años no es tanto: no me ocupé de la casa”,.
La mujer que más tiempo ha cotizado a la Seguridad Social
en España es una fuerza de la naturaleza. A sus 78 años y con 64 de
vida laboral oficial, a la gallega Loli Agra aún le sobra energía para
trepar por la escalera de mano de su mercería de A Coruña en busca de un modelo concreto de camisón,
mientras se inclina hacia el probador para evaluar cómo le sienta un
traje de baño a otra clienta. Nacida en A Coruña, empezó ese maratón a
los 14 años. Tras unas 113.000 horas al pie del mostrador, ha decidido
colgar en el escaparate de Lencería Marta la rima hoy más frecuente en
cualquier comercio de barrio: “Liquidación por jubilación”.
Pregunta. ¿Cómo ha logrado resistir?
Respuesta. He estado de pie todas las horas del
mundo, pero en general he tenido buena salud. Padecí de migrañas y
aguanté. Es como ese dicho: “Mujer enclenque, mujer para siempre”.
También llevo dos operaciones de juanetes, tengo los pies parcheados...
P. Empezó a trabajar siendo una niña.
R. Con 14 años. Ganaba 150 pesetas al mes, ¡no te lo pierdas! No pude estudiar porque mis padres se separaron y tenía dos hermanos pequeños. Había que meter dinero en casa.
P. ¿Y ya cotizaba? Ahora hay quien cumple varias décadas sin saber lo que es eso.
R. Estuve primero unos meses en una tienda en la que no. Una amiga me dijo que en la mercería de enfrente te daban de alta en la Seguridad Social y me cambié. En realidad, no sabía siquiera las ventajas de cotizar. Eran 14 años de entonces, no de ahora, que las niñas lo saben todo.
P. Mujer que trabaja fuera de casa y cotizando 64 años. Lo suyo ha sido una rareza.
R. No fue un sacrificio porque, a diferencia de otras mujeres, yo no me preocupaba de la casa: llegaba de trabajar y tenía todo hecho. Viví siempre con mi madre y mi tía. El plato ya estaba en la mesa y no sabía ni lo que iba a comer. Ellas se ocupaban también de mis dos hijos.
P. Ahora lo llaman emprendimiento.
R. A mí ya no me cogió la moda de llamarlo así y me hace muchísima gracia. Yo me lancé a la aventura. Cuando tenía unos 40 años, monté el negocio que tengo aún ahora. Empecé con muy poquito dinero y muy poquita mercancía. Cuando mi madre y mi tía se iban de viaje, mi marido cambiaba el turno en la Fábrica de Tabacos, en la que trabajaba, y se encargaba de los niños y la comida. Yo llegaba y él tenía la mesa preciosa y la cocina limpísima. Fui una privilegiada.
P. Ayudas públicas no tuvo.
R. Mi madre era el Banco de España. Si me venía una letra con la que no contaba, me daba el dinero de sus ahorros, que luego le pagaba. Los representantes de las casas comerciales también confiaban y me dieron facilidades.
P. El comercio de proximidad corre el riesgo de agonizar.
R. Nos abrasan a impuestos y tenemos muchísimos gastos. Sin embargo, cuando yo empecé eran buenos tiempos, pero luego llegaron las grandes superficies y también el comercio por correo.
P. ¿Qué están perdiendo las ciudades con esos cierres?
R. Calidad y especialización.
P. Y asistencia psicológica.
R. [Risas] Creo que conozco a mis clientes mejor que sus familias. Me cuentan muchas cosas y yo soy una tumba. Les aconsejo lo mejor posible. Nunca he forzado a nadie a que me compre y siempre he recomendado lo que les conviene a ellos, no a mí. A un cliente lo engañas una vez o como mucho dos; luego lo pierdes. Estos días me dicen que jubilándome les hago una faena.
P. ¿Sus nietos compran online?
R. No.
P. Será porque le tienen mucho respeto a su abuela...
R. No, no. Ellos prefieren ir a tiendas donde los conocen.
P. ¿Qué siente cuando entra en las grandes superficies, donde no atiende nadie?
R. Me agobio. A mí me gusta que me aconsejen y prefiero comprar donde conocen mis gustos.
P. Amancio Ortega, que es de su quinta, empezó tras el mostrador de una mercería del centro de A Coruña como usted y ha acabado dirigiendo un emporio de tiendas que parecen discotecas.
R. Por la edad que tiene, no creo que para comprar cosas para él vaya a esas tiendas con el chun chun chun. Es una cuestión generacional.
P. ¿Se puede salvar el comercio de barrio?
R. Si nos bajan los impuestos y podemos vender a un precio normal, sí. Se gasta menos comprando bueno.
P. Hace tres años, recibió la llamada de una ministra.
R. Llamaron a mi hijo de parte de Fátima Báñez [entonces titular de Empleo]. Él pensó que era una broma. Creo que les respondió que él era el Ratoncito Pérez o el Pato Lucas, algo así. Era para darme la Medalla al Mérito en el Trabajo. Nos la dieron a 10 hombres y a mí. Desde entonces, soy ilustrísima.
P. ¿Sabía entonces que es la mujer que más ha cotizado?
R. Ni mucho menos. De hecho, al principio dije que no iba al acto en Madrid. Soy muy tímida.
P. ¿Es como las actrices que dicen que se sacuden la timidez en el escenario?
R. Pues sí; algo así me pasa a mí en el mostrador.
P. ¿Qué piensa hacer con el tiempo libre que tendrá?
R. Lo pensaré sobre la marcha. Tengo muchas amigas y disfrutaré de la vida con ellas. Me veo con ganas de pasarlo bien.
TITULO: Ochéntame otra vez - Un presidente y un biberón .
Fue
la imagen del día en todo el planeta. Trevor Mallard, el presidente de
la Cámara de Representantes de Nueva Zelanda, hizo hervir las redes
sociales y copó las pantallas televisivas cuando, flemático, pero con
mucha naturalidad, dio el biberón al bebé de uno de los diputados mientras,
como si fuese la cosa más habitual del mundo, dirigía el debate
parlamentario desde su estrado y daba y quitaba palabras a los distintos
portavoces políticos.
El desencadenante de la historia se llama Tutanekai Smith-Coffey y es el hijo de mes y medio del diputado laborista Tamti Coffey y de su marido, Tim Smith. Nació a primeros de julio y lo dio a luz una amiga del matrimonio, que aceptó tenerlo de manera altruista por maternidad subrogada.
Coffey, un antiguo presentador de televisión transmutado en político, acababa de agotar sus seis semanas de baja paternal cuando se convocó la última sesión parlamentaria de la cámara neozelandesa, por lo que su única forma de conciliar sus nuevos deberes familiares con los profesionales fue llevar al niño al escaño.
Mallard, que en su toma de posesión, hace dos años, prometió hacer de la cámara un lugar habitable para las familias, cumplió sus palabras y se ofreció a cuidar al niño de Coffey mientras este participaba en el debate. No solo lo cuidó, sino que le dio el biberón con una evidente pericia y, luego, no dejó de acunarlo ni cuando cortó a uno de los portavoces con el habitual aviso parlamentario de «se ha acabado su tiempo».
El propio presidente de la cámara difundió a través de Twitter las imágenes con sus cuidados al infante junto a la divertida frase: «Normalmente, la silla presidencial solo la utilizamos los presidentes, pero hoy un VIP se ha sentado conmigo».
Pero Nueva Zelanda ya fue con anterioridad ejemplo para el mundo del compromiso real de sus políticos con la necesidad de poder compatibilizar la vida familiar con la laboral. Su presidenta, Jacinta Ardern, tuvo que dejar en junio de 2018 de forma provisional el ejercicio de su cargo durante seis semanas para poder cuidar de la hija que dio a luz. Fue, de hecho, la primera dirigente de un país en tener un hijo en el cargo desde que casi 30 años antes (1990) lo hiciese la entonces presidenta pakistaní Benazir Butto. Pero Ardern fue más lejos que Butto. El 25 de septiembre del año pasado se llevó a su hija -entonces de tres meses y en período de lactancia- al plenario de la Asamblea General de la ONU. Jugó con el bebé hasta que le llegó el turno de intervenir y mientras hablaba lo dejó al cuidado de su marido, Clarke Gayford.
En España, Carolina Bescansa, entonces número tres de Podemos, copó todos los focos el 14 de enero de 2016 cuando llevó a su bebé de seis meses a la sesión constitutiva del Congreso y lo amamantó. Llevar a su niño de cinco meses al escaño, sin embargo, le costó hace dos semanas a la diputada Zuleika Hassan su expulsión entre empujones del Parlamento de Kenia.
Pregunta. ¿Cómo ha logrado resistir?
P. Empezó a trabajar siendo una niña.
R. Con 14 años. Ganaba 150 pesetas al mes, ¡no te lo pierdas! No pude estudiar porque mis padres se separaron y tenía dos hermanos pequeños. Había que meter dinero en casa.
P. ¿Y ya cotizaba? Ahora hay quien cumple varias décadas sin saber lo que es eso.
R. Estuve primero unos meses en una tienda en la que no. Una amiga me dijo que en la mercería de enfrente te daban de alta en la Seguridad Social y me cambié. En realidad, no sabía siquiera las ventajas de cotizar. Eran 14 años de entonces, no de ahora, que las niñas lo saben todo.
P. Mujer que trabaja fuera de casa y cotizando 64 años. Lo suyo ha sido una rareza.
R. No fue un sacrificio porque, a diferencia de otras mujeres, yo no me preocupaba de la casa: llegaba de trabajar y tenía todo hecho. Viví siempre con mi madre y mi tía. El plato ya estaba en la mesa y no sabía ni lo que iba a comer. Ellas se ocupaban también de mis dos hijos.
P. Ahora lo llaman emprendimiento.
R. A mí ya no me cogió la moda de llamarlo así y me hace muchísima gracia. Yo me lancé a la aventura. Cuando tenía unos 40 años, monté el negocio que tengo aún ahora. Empecé con muy poquito dinero y muy poquita mercancía. Cuando mi madre y mi tía se iban de viaje, mi marido cambiaba el turno en la Fábrica de Tabacos, en la que trabajaba, y se encargaba de los niños y la comida. Yo llegaba y él tenía la mesa preciosa y la cocina limpísima. Fui una privilegiada.
P. Ayudas públicas no tuvo.
R. Mi madre era el Banco de España. Si me venía una letra con la que no contaba, me daba el dinero de sus ahorros, que luego le pagaba. Los representantes de las casas comerciales también confiaban y me dieron facilidades.
P. El comercio de proximidad corre el riesgo de agonizar.
R. Nos abrasan a impuestos y tenemos muchísimos gastos. Sin embargo, cuando yo empecé eran buenos tiempos, pero luego llegaron las grandes superficies y también el comercio por correo.
P. ¿Qué están perdiendo las ciudades con esos cierres?
R. Calidad y especialización.
P. Y asistencia psicológica.
R. [Risas] Creo que conozco a mis clientes mejor que sus familias. Me cuentan muchas cosas y yo soy una tumba. Les aconsejo lo mejor posible. Nunca he forzado a nadie a que me compre y siempre he recomendado lo que les conviene a ellos, no a mí. A un cliente lo engañas una vez o como mucho dos; luego lo pierdes. Estos días me dicen que jubilándome les hago una faena.
P. ¿Sus nietos compran online?
R. No.
P. Será porque le tienen mucho respeto a su abuela...
R. No, no. Ellos prefieren ir a tiendas donde los conocen.
P. ¿Qué siente cuando entra en las grandes superficies, donde no atiende nadie?
R. Me agobio. A mí me gusta que me aconsejen y prefiero comprar donde conocen mis gustos.
P. Amancio Ortega, que es de su quinta, empezó tras el mostrador de una mercería del centro de A Coruña como usted y ha acabado dirigiendo un emporio de tiendas que parecen discotecas.
R. Por la edad que tiene, no creo que para comprar cosas para él vaya a esas tiendas con el chun chun chun. Es una cuestión generacional.
P. ¿Se puede salvar el comercio de barrio?
R. Si nos bajan los impuestos y podemos vender a un precio normal, sí. Se gasta menos comprando bueno.
P. Hace tres años, recibió la llamada de una ministra.
R. Llamaron a mi hijo de parte de Fátima Báñez [entonces titular de Empleo]. Él pensó que era una broma. Creo que les respondió que él era el Ratoncito Pérez o el Pato Lucas, algo así. Era para darme la Medalla al Mérito en el Trabajo. Nos la dieron a 10 hombres y a mí. Desde entonces, soy ilustrísima.
P. ¿Sabía entonces que es la mujer que más ha cotizado?
R. Ni mucho menos. De hecho, al principio dije que no iba al acto en Madrid. Soy muy tímida.
P. ¿Es como las actrices que dicen que se sacuden la timidez en el escenario?
R. Pues sí; algo así me pasa a mí en el mostrador.
P. ¿Qué piensa hacer con el tiempo libre que tendrá?
R. Lo pensaré sobre la marcha. Tengo muchas amigas y disfrutaré de la vida con ellas. Me veo con ganas de pasarlo bien.
TITULO: Ochéntame otra vez - Un presidente y un biberón .
Jueves -29- Agosto a las 22:35 por La 1, foto,.
Un presidente y un biberón,.
El jefe de la Cámara de Representantes de Nueva Zelanda acuna y alimenta al bebé de un diputado mientras modera el debate,.El desencadenante de la historia se llama Tutanekai Smith-Coffey y es el hijo de mes y medio del diputado laborista Tamti Coffey y de su marido, Tim Smith. Nació a primeros de julio y lo dio a luz una amiga del matrimonio, que aceptó tenerlo de manera altruista por maternidad subrogada.
Coffey, un antiguo presentador de televisión transmutado en político, acababa de agotar sus seis semanas de baja paternal cuando se convocó la última sesión parlamentaria de la cámara neozelandesa, por lo que su única forma de conciliar sus nuevos deberes familiares con los profesionales fue llevar al niño al escaño.
Mallard, que en su toma de posesión, hace dos años, prometió hacer de la cámara un lugar habitable para las familias, cumplió sus palabras y se ofreció a cuidar al niño de Coffey mientras este participaba en el debate. No solo lo cuidó, sino que le dio el biberón con una evidente pericia y, luego, no dejó de acunarlo ni cuando cortó a uno de los portavoces con el habitual aviso parlamentario de «se ha acabado su tiempo».
El propio presidente de la cámara difundió a través de Twitter las imágenes con sus cuidados al infante junto a la divertida frase: «Normalmente, la silla presidencial solo la utilizamos los presidentes, pero hoy un VIP se ha sentado conmigo».
Pero Nueva Zelanda ya fue con anterioridad ejemplo para el mundo del compromiso real de sus políticos con la necesidad de poder compatibilizar la vida familiar con la laboral. Su presidenta, Jacinta Ardern, tuvo que dejar en junio de 2018 de forma provisional el ejercicio de su cargo durante seis semanas para poder cuidar de la hija que dio a luz. Fue, de hecho, la primera dirigente de un país en tener un hijo en el cargo desde que casi 30 años antes (1990) lo hiciese la entonces presidenta pakistaní Benazir Butto. Pero Ardern fue más lejos que Butto. El 25 de septiembre del año pasado se llevó a su hija -entonces de tres meses y en período de lactancia- al plenario de la Asamblea General de la ONU. Jugó con el bebé hasta que le llegó el turno de intervenir y mientras hablaba lo dejó al cuidado de su marido, Clarke Gayford.
En España, Carolina Bescansa, entonces número tres de Podemos, copó todos los focos el 14 de enero de 2016 cuando llevó a su bebé de seis meses a la sesión constitutiva del Congreso y lo amamantó. Llevar a su niño de cinco meses al escaño, sin embargo, le costó hace dos semanas a la diputada Zuleika Hassan su expulsión entre empujones del Parlamento de Kenia.
TITULO: Cómo nos reímos -La luna compite con las perseidas en San Cristóbal ,.
El domingo -25- Agosto a las 21:30 por La2, foto,.
La
lluvia de estrellas que anima el verano compitió anoche con la luna. O
con el 50 aniversario del hombre que la pisó. El Ayuntamiento abrió las
puertas del Fuerte de San Cristóbal para observar las Perseidas y
ofreció diversos talleres para conmemorar la efeméride. Los pacenses
respondieron usando los telescopios y mirando las estrellas a cielo
abierto. Una serie de monitores ayudaron a los más pequeños a observar
el fenómeno y recordaron leyendas. La jornada se prolongó hasta bien
entrada la madrugada.
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