El domingo -25- AGOSTO a las 18:00 por La Sexta, foto.
El actor Rafael Álvarez, 'El Brujo ,.
El cosmos es una noticia falsa”
El actor Rafael Álvarez, 'El Brujo', viaja por España con la obra de teatro 'Dos tablas y una pasión'
Rafael Álvarez, El Brujo
(Lucena, Córdoba, 68 años), lleva el Siglo de Oro dentro. Disuelta en
la sangre a Santa Teresa, tatuado en la piel a Quevedo, a Lope de Vega y
Calderón en el ombligo y a Shakespeare o Cervantes en la frente. Los
clásicos le salen de la boca y del resto del cuerpo de manera orgánica.
Sabiamente, los trae a la bandeja de la vida como si anduvieran vivos y
atentos a cada desmán, con una precisa ducha de palabras para entender
los despropósitos del presente. Viaja ahora por España con su
espectáculo Dos tablas y una pasión. La charla se desarrolla en Santander tras haberse metido en el bolsillo en dos funciones a 1.000 personas.
Pregunta. Acabamos de escucharle comparar a Don Juan Tenorio con Darth Vader. ¿Tan mal lo ve?
Respuesta. Sí. Y si viviera hoy, participaría en Supervivientes, por frívolo. Es un símbolo del egocentrismo. De quien está enamorado es de sí mismo, el fanfarrón. Si la fuerza es el amor, el Tenorio es el lado oscuro. Mientras que el Caballero de Olmedo es un jedi. Lo curioso es que las dos mujeres se llamen Inés. Y que sean perlas.
P. ¿Por qué coinciden las metáforas?
R. Existe una corriente subterránea de metáforas en toda la historia.
P. ¿Y cómo escapan del lugar común?
R. A mí el lugar común me parece interesante. Vengo del teatro popular. El pueblo es sabio en la ignorancia. Pero ¿en qué ignorancia? De cosas que son un barniz. La sabiduría es otro asunto. Ahí es donde conectan los buenos poetas. Decía Valle-Inclán, con quien ando ahora, que el verbo de los poetas no se descifra por gramática, sino por el milagro musical del sonido. Es el duende del flamenco. No tiene nada que ver con la cultura. Es algo más misterioso, nada aprendido.
P. De ahí que la poesía deba ser dicha, más que leída. ¿En usted eso ya es orgánico?
R. Es orgánico porque va en función de la necesidad. De la búsqueda de la pureza y no del exhibicionismo. Hay escritores brillantísimos que no iluminan.
P. ¿Por el artificio?
R. Sí, por manierismo. La clave para recitar en pueblos perdidos, como un cómico de la legua, no es lucirte; es ser consciente de que lo haces para sobrevivir. Ahí conectas. Cuando lo interpretas para que ellos lo entiendan, no para deslumbrarlos. Cuando escuchas: “¡Que vuelva otra vez!” En eso te van las habichuelas.
P. Para entender el Barroco, ¿qué viaje debe uno emprender?
R. Adentrarte ahí es buscar el contraste entre la belleza y la muerte. Despertar de la conciencia hacia el misterio.
P. Eso, a efectos metafísicos, pero a efectos prácticos, ¿qué nos enseña el Barroco? ¿Existe un retorcimiento que lo emparenta con la posmodernidad?
R. Para mí no es retorcido. Góngora, Fray Luis, Quevedo, santa Teresa, Lope… todos andan en lo mismo: contarnos que lo que vemos no es la realidad. Que todo es una gran noticia falsa. El cosmos es una noticia falsa. Al final, por más vueltas que demos, todos llegamos a la misma conclusión: me voy a morir. Mejor que lo hagamos cuando nos hayamos comido el mundo y no cuando el mundo nos haya comido.
P. ¿Y usted ha llegado antes o después? ¿Qué revelación le falta por descubrir?
R. ¡Hombre! Muchas. Cuando experimentas la ausencia de dolor después del dolor encuentras cantidad de cosas. Y te muestras agradecido a la existencia.
P. ¿Cumplió sus sueños?
R. Yo, de pequeño, quería ser marinero. Pero vivía en tierra de secano y mi mar era un mar de olivos. A los 28 años, me fui hasta Róterdam para embarcar en la marina mercante, pero no lo logré.
P. ¿Cuál fue su paraíso iniciático?
R. El cine de verano y las siestas en el parque, antes de jugar con las chicas al pañuelito.
P. ¿Y cómo le sedujeron el teatro y la poesía?
R. Con García Lorca. A los 15 o los 16 años. El Romancero gitano, por la manera extraña de decir cosas. El no entender entendiendo: “Sangre resbalada gime / muda canción de serpiente”. Me lo aprendí de memoria. Era la hostia.
P. ¿Cuándo decidió quedarse solo en los escenarios?
R. En Roma, cuando vi a Darío Fo y le pedí los derechos para hacer San Francisco, juglar de Dios. Fue una revelación. Supe que aquello lo podía hacer yo, con tiempo. Quise intentar eso mismo con el teatro español. Mi propio gazpacho, ¿sabes? Y de ahí salió El Lazarillo. Hasta hoy.
P. Usted, que tanto brillo le saca a la España negra, ¿qué le dice a quienes no entienden que somos mestizos desde Atapuerca?
R. El problema de la ignorancia es no reconocerla. La arrogancia que acarrea esa ignorancia. Tenemos mucho tarugo en los despachos. Mucha insatisfacción que se quiere compensar con grandeza. Por eso hay que aprender del Barroco: ese todo es nada. La cultura no es saber para distinguirse de los demás, sino conciencia de que todos somos los demás.
P. ¿Compasión y complicidad?
R. Exacto. Nadie es más que nadie.
P. ¿Con qué verso arreglaríamos este no querer ponerse de acuerdo para gobernar?
R. Machado: “Se hace camino al andar”. En la política existe ese prejuicio de querer acomodar al resto a lo tuyo. La ideología no resulta científica. Es un prejuicio. Coquetea con la religión sin plantearse las grandes preguntas a las que llevan estas.
Un
GPS podría sacudir la precariedad que atenaza África. «Somos el tercer
mundo, no porque salga el sol en el oeste y se ponga en el este, sino
porque hemos activado la marcha atrás y nos estamos moviendo con
velocidad de chorro en la dirección equivocada», explicaba recientemente
Patrick Loch Otieno Lumumba, prestigioso intelectual keniano que ha
ejercido como director de la Comisión Anticorrupción de su país. Sudán
se encontraba entre esos Estados que circulaban en sentido contrario a
la razón y la justicia. Pero, a lo largo de los últimos cuatro meses, ha
llevado a cabo un excepcional cambio de rumbo. Este domingo entra en
vigor el acuerdo entre la Junta Militar de Transición y las Fuerzas de
Libertad y Cambio, hoja de ruta que ha de conducirlo hacia la
implantación de un sistema democrático.
El punto de partida es terrible. La clase dirigente, de origen árabe, ha sometido tradicionalmente al resto de las comunidades tribales utilizando los beneficios de la extracción del petróleo. Un movimiento popular protestó por el encarecimiento de la vida y acabó obligando a la elite a pactar radicales cambios políticos. En realidad, el pacto, denominado Declaración Constitucional, se ha producido entre esos grupos depredadores y las fuerzas políticas tradicionalmente desplazadas.
La situación actual de Sudán resulta tan sorprendente que bien podría constituir un efímero espejismo. Con breves y fracasados episodios civiles, los militares han controlado el Ejecutivo desde 1958 y, desde entonces, han conducido a sus conciudadanos con especial destreza hacia el abismo que predijo Lumumba. Sus gobiernos han provocado contiendas bélicas y catástrofes humanitarias en el oeste, sur y este del territorio, y en 2011 el extremo meridional se desgajó dando lugar a Sudán del Sur.
La pérdida del 75% de sus fuentes de hidrocarburos se halla detrás de esta relativa debilidad con su pueblo. La falta de recursos y la crisis económica han desestabilizado definitivamente un país sometido a enormes fuerzas centrífugas. Pero el proceso de transición refleja los vicios de un régimen que pretende perpetuarse a toda costa. El Ejército ha llevado la batuta con mano férrea envuelta en palabras de esperanza. En realidad, la mayor transformación ha sido la sustitución del defenestrado presidente Omar al-Bashir por Mohammad Hamdan Daglo, alias Hemedti, el señor de las milicias que aterrorizaron a la población indígena de Darfur y, asimismo, responsable de las razzias de las Fuerzas de Acción Rápida en Jartum, las mismas que lanzaban los cadáveres de los opositores a la corriente del Nilo.
La propuesta del economista Abdullah Hamdok como primer ministro, prerrogativa de la oposición, supone uno de los hitos primeros del nuevo periodo de tres años y tres meses que debe desembocar en la convocatoria de elecciones. La Declaración Constitucional respeta la división de poderes estableciendo un consejo soberano, un gabinete ministerial y un cuerpo legislativo. El mundo se congratula por la decisión, aunque nadie parece percatarse de que esta sintonía entre rivales se produce tan solo dos meses después de que los generales provocaran una masacre de estudiantes que protestaban frente a sus cuarteles.
El nuevo itinerario de Sudán es fruto de las circunstancias. La presión de Egipto, que teme un conflicto en su retaguardia, y Arabia Saudí, el gendarme regional, han forzado esta resolución que impide una mayor desestabilización. Pero los peligros siguen presentes porque los oficiales siguen controlando la Administración, temerosos de perder sus privilegios. Además, no todos los convidados se han sentado a la mesa. Los islamistas se han sentido ajenos al acuerdo, cuando se saben favorecidos por el apoyo popular, y el Frente Revolucionario de Sudán, coalición guerrillera que opera en los Estados de Darfur, Kordofán del Sur y Nilo Azul, tampoco se siente representado en las negociaciones. Conseguir la paz en las zonas de conflicto es una condición inexcusable para encarrilar el proceso y dotarlo de suficiente credibilidad y garantía de éxito.
Pero el mayor riesgo se halla entre aquellos que se estrechan la mano y prometen nuevos tiempos. «Nosotros elegimos hienas para cuidar de las cabras y cuando estas son devoradas nos preguntamos por qué», ha asegurado también Lumumba, un hombre dotado de una preclara visión de la escena política continental. En las fotos oficiales, un risueño Hemedti estrecha la mano de Ahmad al-Rabiah, de expresión circunspecta. Más allá de compromisos oficiales y declaraciones de intenciones, el futuro de Sudán parece, aún, sujeto a la implacable ley de la selva.
Seis meses después, el exjefe de Estado asiste, tal vez incrédulo, al comienzo de su proceso por aquellos que le rindieron pleitesía. El general tendrá que enfrentarse a cargos de corrupción de una gravedad muy inferior a los que le imputa la corte holandesa. Ni siquiera está previsto que se le pregunte por los 8.100 millones de euros que, según Wikileaks, transfirió a bancos londinenses. Tal vez decida callar para sobrevivir o, quizás, reconozca que su brutal represión en la olvidada Darfur contó con la complicidad de un antiguo comerciante de camellos ahora convertido en hombre fuerte de la Junta Militar, la misma que se valió de las milicias 'janjaweed' para cometer atrocidades contra la población de la región insurrecta.
Amnistía Internacional ha pedido esta semana a las actuales autoridades de Sudán que entreguen al Tribunal Penal Internacional al expresidente. Según asegura la ONG, aunque el juicio que comienza mañana es un «paso positivo» no basta para depurar responsabilidades por los «atroces crímenes» cometidos.
Respuesta. Sí. Y si viviera hoy, participaría en Supervivientes, por frívolo. Es un símbolo del egocentrismo. De quien está enamorado es de sí mismo, el fanfarrón. Si la fuerza es el amor, el Tenorio es el lado oscuro. Mientras que el Caballero de Olmedo es un jedi. Lo curioso es que las dos mujeres se llamen Inés. Y que sean perlas.
P. ¿Por qué coinciden las metáforas?
R. Existe una corriente subterránea de metáforas en toda la historia.
P. ¿Y cómo escapan del lugar común?
R. A mí el lugar común me parece interesante. Vengo del teatro popular. El pueblo es sabio en la ignorancia. Pero ¿en qué ignorancia? De cosas que son un barniz. La sabiduría es otro asunto. Ahí es donde conectan los buenos poetas. Decía Valle-Inclán, con quien ando ahora, que el verbo de los poetas no se descifra por gramática, sino por el milagro musical del sonido. Es el duende del flamenco. No tiene nada que ver con la cultura. Es algo más misterioso, nada aprendido.
P. De ahí que la poesía deba ser dicha, más que leída. ¿En usted eso ya es orgánico?
R. Es orgánico porque va en función de la necesidad. De la búsqueda de la pureza y no del exhibicionismo. Hay escritores brillantísimos que no iluminan.
P. ¿Por el artificio?
R. Sí, por manierismo. La clave para recitar en pueblos perdidos, como un cómico de la legua, no es lucirte; es ser consciente de que lo haces para sobrevivir. Ahí conectas. Cuando lo interpretas para que ellos lo entiendan, no para deslumbrarlos. Cuando escuchas: “¡Que vuelva otra vez!” En eso te van las habichuelas.
P. Para entender el Barroco, ¿qué viaje debe uno emprender?
R. Adentrarte ahí es buscar el contraste entre la belleza y la muerte. Despertar de la conciencia hacia el misterio.
P. Eso, a efectos metafísicos, pero a efectos prácticos, ¿qué nos enseña el Barroco? ¿Existe un retorcimiento que lo emparenta con la posmodernidad?
R. Para mí no es retorcido. Góngora, Fray Luis, Quevedo, santa Teresa, Lope… todos andan en lo mismo: contarnos que lo que vemos no es la realidad. Que todo es una gran noticia falsa. El cosmos es una noticia falsa. Al final, por más vueltas que demos, todos llegamos a la misma conclusión: me voy a morir. Mejor que lo hagamos cuando nos hayamos comido el mundo y no cuando el mundo nos haya comido.
P. ¿Y usted ha llegado antes o después? ¿Qué revelación le falta por descubrir?
R. ¡Hombre! Muchas. Cuando experimentas la ausencia de dolor después del dolor encuentras cantidad de cosas. Y te muestras agradecido a la existencia.
P. ¿Cumplió sus sueños?
R. Yo, de pequeño, quería ser marinero. Pero vivía en tierra de secano y mi mar era un mar de olivos. A los 28 años, me fui hasta Róterdam para embarcar en la marina mercante, pero no lo logré.
P. ¿Cuál fue su paraíso iniciático?
R. El cine de verano y las siestas en el parque, antes de jugar con las chicas al pañuelito.
P. ¿Y cómo le sedujeron el teatro y la poesía?
R. Con García Lorca. A los 15 o los 16 años. El Romancero gitano, por la manera extraña de decir cosas. El no entender entendiendo: “Sangre resbalada gime / muda canción de serpiente”. Me lo aprendí de memoria. Era la hostia.
P. ¿Cuándo decidió quedarse solo en los escenarios?
R. En Roma, cuando vi a Darío Fo y le pedí los derechos para hacer San Francisco, juglar de Dios. Fue una revelación. Supe que aquello lo podía hacer yo, con tiempo. Quise intentar eso mismo con el teatro español. Mi propio gazpacho, ¿sabes? Y de ahí salió El Lazarillo. Hasta hoy.
P. Usted, que tanto brillo le saca a la España negra, ¿qué le dice a quienes no entienden que somos mestizos desde Atapuerca?
R. El problema de la ignorancia es no reconocerla. La arrogancia que acarrea esa ignorancia. Tenemos mucho tarugo en los despachos. Mucha insatisfacción que se quiere compensar con grandeza. Por eso hay que aprender del Barroco: ese todo es nada. La cultura no es saber para distinguirse de los demás, sino conciencia de que todos somos los demás.
P. ¿Compasión y complicidad?
R. Exacto. Nadie es más que nadie.
P. ¿Con qué verso arreglaríamos este no querer ponerse de acuerdo para gobernar?
R. Machado: “Se hace camino al andar”. En la política existe ese prejuicio de querer acomodar al resto a lo tuyo. La ideología no resulta científica. Es un prejuicio. Coquetea con la religión sin plantearse las grandes preguntas a las que llevan estas.
TITULO: ESPAÑOLES POR EL MUNDO -Sudán abre el camino de la transición ,.
Sudán abre el camino de la transición,.
La firma de la Declaración Constitucional da paso a un proceso de tres años bajo la peligrosatutela del Ejército,.
El punto de partida es terrible. La clase dirigente, de origen árabe, ha sometido tradicionalmente al resto de las comunidades tribales utilizando los beneficios de la extracción del petróleo. Un movimiento popular protestó por el encarecimiento de la vida y acabó obligando a la elite a pactar radicales cambios políticos. En realidad, el pacto, denominado Declaración Constitucional, se ha producido entre esos grupos depredadores y las fuerzas políticas tradicionalmente desplazadas.
La situación actual de Sudán resulta tan sorprendente que bien podría constituir un efímero espejismo. Con breves y fracasados episodios civiles, los militares han controlado el Ejecutivo desde 1958 y, desde entonces, han conducido a sus conciudadanos con especial destreza hacia el abismo que predijo Lumumba. Sus gobiernos han provocado contiendas bélicas y catástrofes humanitarias en el oeste, sur y este del territorio, y en 2011 el extremo meridional se desgajó dando lugar a Sudán del Sur.
La pérdida del 75% de sus fuentes de hidrocarburos se halla detrás de esta relativa debilidad con su pueblo. La falta de recursos y la crisis económica han desestabilizado definitivamente un país sometido a enormes fuerzas centrífugas. Pero el proceso de transición refleja los vicios de un régimen que pretende perpetuarse a toda costa. El Ejército ha llevado la batuta con mano férrea envuelta en palabras de esperanza. En realidad, la mayor transformación ha sido la sustitución del defenestrado presidente Omar al-Bashir por Mohammad Hamdan Daglo, alias Hemedti, el señor de las milicias que aterrorizaron a la población indígena de Darfur y, asimismo, responsable de las razzias de las Fuerzas de Acción Rápida en Jartum, las mismas que lanzaban los cadáveres de los opositores a la corriente del Nilo.
La propuesta del economista Abdullah Hamdok como primer ministro, prerrogativa de la oposición, supone uno de los hitos primeros del nuevo periodo de tres años y tres meses que debe desembocar en la convocatoria de elecciones. La Declaración Constitucional respeta la división de poderes estableciendo un consejo soberano, un gabinete ministerial y un cuerpo legislativo. El mundo se congratula por la decisión, aunque nadie parece percatarse de que esta sintonía entre rivales se produce tan solo dos meses después de que los generales provocaran una masacre de estudiantes que protestaban frente a sus cuarteles.
El nuevo itinerario de Sudán es fruto de las circunstancias. La presión de Egipto, que teme un conflicto en su retaguardia, y Arabia Saudí, el gendarme regional, han forzado esta resolución que impide una mayor desestabilización. Pero los peligros siguen presentes porque los oficiales siguen controlando la Administración, temerosos de perder sus privilegios. Además, no todos los convidados se han sentado a la mesa. Los islamistas se han sentido ajenos al acuerdo, cuando se saben favorecidos por el apoyo popular, y el Frente Revolucionario de Sudán, coalición guerrillera que opera en los Estados de Darfur, Kordofán del Sur y Nilo Azul, tampoco se siente representado en las negociaciones. Conseguir la paz en las zonas de conflicto es una condición inexcusable para encarrilar el proceso y dotarlo de suficiente credibilidad y garantía de éxito.
Pero el mayor riesgo se halla entre aquellos que se estrechan la mano y prometen nuevos tiempos. «Nosotros elegimos hienas para cuidar de las cabras y cuando estas son devoradas nos preguntamos por qué», ha asegurado también Lumumba, un hombre dotado de una preclara visión de la escena política continental. En las fotos oficiales, un risueño Hemedti estrecha la mano de Ahmad al-Rabiah, de expresión circunspecta. Más allá de compromisos oficiales y declaraciones de intenciones, el futuro de Sudán parece, aún, sujeto a la implacable ley de la selva.
El sacrificio del general
La política tiene razones que la razón no conoce. Pero, tal vez, preservar las prerrogativas de la oligarquía sudanesa merece el sacrificio de uno de los suyos. El pasado mes de febrero, el presidente Omar al-Bashir acudía a la cumbre de la Organización de la Unidad Africana en Addis Abeba, despachaba con sus colegas y regresaba tranquilamente a la capital, Jartum. Ningún problema, a pesar de que sobre él recaían dos órdenes de detención firmadas por el Tribunal Penal de La Haya, que había presentado cargos contra el dirigente por genocidio, crímenes de guerra y lesa humanidad.Seis meses después, el exjefe de Estado asiste, tal vez incrédulo, al comienzo de su proceso por aquellos que le rindieron pleitesía. El general tendrá que enfrentarse a cargos de corrupción de una gravedad muy inferior a los que le imputa la corte holandesa. Ni siquiera está previsto que se le pregunte por los 8.100 millones de euros que, según Wikileaks, transfirió a bancos londinenses. Tal vez decida callar para sobrevivir o, quizás, reconozca que su brutal represión en la olvidada Darfur contó con la complicidad de un antiguo comerciante de camellos ahora convertido en hombre fuerte de la Junta Militar, la misma que se valió de las milicias 'janjaweed' para cometer atrocidades contra la población de la región insurrecta.
Amnistía Internacional ha pedido esta semana a las actuales autoridades de Sudán que entreguen al Tribunal Penal Internacional al expresidente. Según asegura la ONG, aunque el juicio que comienza mañana es un «paso positivo» no basta para depurar responsabilidades por los «atroces crímenes» cometidos.
TITULO: Escala humana - El Reglamento y sus trujamanes , Miercoles -21- Agosto ,.
El miercoles -21- Agosto a las 21:00 por La 2, foto.
El Reglamento y sus trujamanes,.
La jugada se veía mucho; el delantero centro viene al medio campo a
recibir y cuando espera el balón con un pie para tocar o controlar, el
central que llega de atrás le sacude en el talón del pie de apoyo. Falta
y a seguir. Rara vez llevaba amonestación. Ante tanta reincidencia, el
Comité Técnico recomendó este verano a los árbitros ser severos con la
jugada y el resultado han sido las expulsiones de Modric y Molina por
acciones que nos parecieron a todos casuales. Es que la
intencionalidad ya no existe, nos dicen, pero sale la circular cuatro y
no pone eso. Y al poco de salir la retocan, porque estaba dando el
cante.
Este año han cambiado algunas reglas por unas simplezas menores e inútiles, salvo dos que han venido a corregir simplezas tan menores e inútiles como ésas introducidas hace solo nueve años. Pero esto no es una nueva regla, sino una nueva interpretación que se les ha pedido, aquí, en España, a los árbitros, algunos de los cuales se han pasado por el otro lado. Expulsar a alguien de un campo, o de cualquier sitio, es algo grave. Sólo es justo hacerlo cuando su presencia en el lugar y circunstancia resulta intolerable y ese no fue el caso de Modric ni de Molina en este fin de semana, según el sentir general.
De un tiempo acá hay mucha ansiedad por toquetear las reglas y, cuando no, de añadirles interpretaciones. Interpretando lo que en realidad es una ley natural en la que vale guiarse por el sentido común, estos trujamanes de nueva hora del Reglamento están robotizando a los árbitros con instrucciones nada pertinentes que desconciertan. Con frecuencia son, por fortuna, pasajeras, como aquel arrebato de Díaz Vega con los fueras de juego posicionales, que no duró ni un mes, pero le costó un gol al Levante. Pero la tendencia es ir a más, hasta cambiar poco a poco la esencia de un Reglamento que fue concebido y funcionó con otros supuestos.
Este año han cambiado algunas reglas por unas simplezas menores e inútiles, salvo dos que han venido a corregir simplezas tan menores e inútiles como ésas introducidas hace solo nueve años. Pero esto no es una nueva regla, sino una nueva interpretación que se les ha pedido, aquí, en España, a los árbitros, algunos de los cuales se han pasado por el otro lado. Expulsar a alguien de un campo, o de cualquier sitio, es algo grave. Sólo es justo hacerlo cuando su presencia en el lugar y circunstancia resulta intolerable y ese no fue el caso de Modric ni de Molina en este fin de semana, según el sentir general.
De un tiempo acá hay mucha ansiedad por toquetear las reglas y, cuando no, de añadirles interpretaciones. Interpretando lo que en realidad es una ley natural en la que vale guiarse por el sentido común, estos trujamanes de nueva hora del Reglamento están robotizando a los árbitros con instrucciones nada pertinentes que desconciertan. Con frecuencia son, por fortuna, pasajeras, como aquel arrebato de Díaz Vega con los fueras de juego posicionales, que no duró ni un mes, pero le costó un gol al Levante. Pero la tendencia es ir a más, hasta cambiar poco a poco la esencia de un Reglamento que fue concebido y funcionó con otros supuestos.
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