viernes, 14 de noviembre de 2014

CAFE TARDE, VICKY PULGARÍN,./ EL JUEGO DE LA ESCALERA, UN SOTANO INSONORIZADO,/ LA BUENA COCINA, SOPA DE NARANJA, ZANAHORIA Y LIMONCILLO,.

TÍTULO: CAFE TARDE, VICKY PULGARÍN,.

Vicky Pulgarín: "Jordi Cruz está como un queso. ¡No tiene nada que envidiar a Clooney!"-foto,.


  Cafe tarde, con...

-foto-Vicky Pulgarín: "Jordi Cruz está como un queso. ¡No tiene nada que envidiar a Clooney!"


Soy mallorquina, tengo 32 años y soy la ganadora de 'MasterChef 2014', pese a que, en la semifinal, los jueces me regañaron por poner una flor de ajo en un postre. Temas de Hoy acaba de publicar mi libro de recetas.
XLSemanal. Nos conquistó cuando conocimos su historia: carnicera y en paro desde hace dos años...
Vicky Pulgarín. A los 18 años eché el currículo y me cogieron. Para mí, solo era un puesto de trabajo. Empecé en los embutidos y luego pasé a la carnicería.
XL. Años después, en plena crisis, la dejó para atender a su padre, enfermo.
V.P. Necesitaba a alguien por las noches y yo no podía atenderlo si no dejaba el trabajo. Luego, no duró ni una semana.
XL. ¿Y no pudo volver a la carnicería?
V.P. No. Pero como soy muy ahorradora, empecé a vivir de lo que tenía guardado y me dediqué a otras cosas.
XL. ¿A qué?
V.P. [Duda]. Mmmmm. ¡No te lo puedo decir! De verdad que no puedo... [ríe].
XL. Dice que antes de apuntarse al casting no había visto MasterChef.
V.P. Había oído hablar de él y por eso me apunté. Cuando me llamaron, dije: «¡Coño!, voy a verlo para saber dónde me meto». Y me pareció superguay. Los jueces no me gustaron mucho, pero luego me han encantado todos [se ríe].
XL. Sí, pero 'uno' más que los otros...
V.P. Es que Jordi [Cruz] está como un queso y... ¡es el típico George Clooney!
XL. ¡No se pase!
V.P. ¡Pues no tiene nada que envidiarle! [Risas]. Entre que está bueno y que es el que más mala leche tiene de todos, pues te pone nerviosa.
XL. ¿Y qué dice su novio de esto?
V.P. A mi novio lo quiero un montón, y él es igual que yo: ve una tía buena y no se puede resistir. ¡Somos humanos!
XL. «Quiero ser fina y pija, pero no lo consigo». Explíquese.
V.P. Es que yo no sé presentar las cosas como ellos quieren. Yo digo pijo, pero a lo mejor hay que decir de vanguardia.
XL. Cuenta que por el estómago conquista a sus novios. ¡Un clásico!
V.P. Por la barriga conquisté a los tres anteriores y también a Bernardo [el actual], pero solo a él lo he engordado...
XL. Y, ahora, él lo va a dejar todo para irse a Madrid mientras usted hace el curso de Le Cordon Bleu que ha ganado.
V.P. Sí, él arregla puertas automáticas y lo deja porque le dije: «O te vienes o esto se acaba, porque yo no voy a tener un año una relación a distancia». Tiraremos del premio, pero él se viene.
XL. Y tiene claro que no quiere hijos.
V.P. Sí, no quiero responsabilidades. Además, los niños son un coñazo.
XL. Emil [otro concursante] ha dicho que él se considera el «vencedor moral».
V.P. ¡Pues vale!, pero yo soy la que se ha llevado los cien mil pavos.

Cafe tarde : «Un café con leche y un yogur de cualquier cosa, pero que no sea light. 

TÍTULO: EL JUEGO DE LA ESCALERA, UN SOTANO INSONORIZADO,.

 Me resultaría incómodo tener que empezar ahora una actividad secreta como psicópata. Es cierto que la pedagogía social sugiere que ...foto,.
 
Me resultaría incómodo tener que empezar ahora una actividad secreta como psicópata. Es cierto que la pedagogía social sugiere que cualquier momento de la vida es adecuado para entregarse a una vocación nueva, ya sea esta la jardinería o estudiar una carrera. No lo es menos que estoy en esa edad fronteriza en la que, para combatir la angustia de lo que los argentinos llaman el viejazo que no es otra cosa que el descubrimiento de que el tiempo ya empieza a escasear y no puede desperdiciarse, tengo la necesidad terapéutica de encontrar un nuevo territorio de emociones. Y temo que, emociones, las hay más en la psicopatía que en la jardinería, aun siendo lo segundo más fácil de encajar en la etiqueta de hobby de fin de semana. No creo que en Leroy Merlin dispongan de un anaquel de material de tortura para Dexters diletantes.
El viejazo me hizo volver a boxear con una pasión obsesiva. Lo cual entusiasmó a mi mujer, convencida de que estaba sublimando en el ring alguna reparación de la autoestima masculina que sin la contención del boxeo habría derivado inexorablemente al adulterio masivo. Y con mozas cada vez más jóvenes a las que fuera posible extraer vitalidad con técnicas bucales semejantes a las del vampiro: «Mirá, mejor que te rompan la nariz, el boludo vas a hacerlo igual, de un modo u otro». Me resultaría molesto que el estadio siguiente fuera el crimen serial. Primero, porque empezar a matar por afición después de los cuarenta sería tan extemporáneo como comenzar a fumar. Por no hablar de las complicaciones sociales, de lo difícil que sería encontrar en Internet un foro en el que compartir experiencias, lo cual sí está al alcance de quienes practican hobbies con mayor aceptación cultural: incluso hay uno de puteros en el que usuarios de puticlubes hablan de mujeres como si volvieran de probar un coche.
El problema verdaderamente insuperable que yo veo es de espacio. Con la llegada de los hijos, fuimos mudándonos a pisos cada vez algo mayores en los que me supuso una hazaña conquistar un ínfimo cuchitril en el que poder encerrarme a trabajar. No quiero ni pensar cuánto me costaría, en un barrio céntrico de Madrid, el traslado a una casa con suficiente espacio para habilitar un sótano insonorizado en el que infligir torturas a mis víctimas y en el que, además, cupiera un congelador de tamaño suficiente para albergar humanos. Imposible, porque no alcanza con un trastero. Imposible, al menos, sin acabar viviendo al otro lado de la M-30. Así va aclarándose por qué en la literatura criminal no abundan los asesinos en serie con carné de familia numerosa. Lobos solitarios. Pues claro. Al Carnicero de Milwaukee querría yo verlo asando una víctima en la cocina de un hogar en el que solo falta López Vázquez haciendo de padrino.
Lo más sensato será canalizar hacia otra cosa las tentaciones de psicópata que me nacieron este verano en la playa. No es fácil mantenerse inmune a la misantropía en la playa, eso no me lo negarán. Pero el descubrimiento terrible de que oculto un monstruo en mi interior se produjo cuando tonteábamos con un esquilero en un roquedal aprovechando las pozas dejadas por la marea baja. Yo jamás cacé, ni le corté el rabo a una lagartija de niño, ni sentí otro apetito de destrucción de una vida ajena que el necesario para ser invitado a las tertulias de la tele. Todo me lo detonó un pececillo que se quedó atrapado en el esquilero. Respiraba con dificultad. Me demoré unos segundos más de lo necesario antes de devolverlo al agua para disfrutar de la sensación de que era dueño de su destino. Hasta el darwinismo social de los nacionalismos se me explica mejor después de haber sentido lo mismo que el káiser teniendo a Bélgica en el esquilero. Esta noche saldré de casa a hurtadillas con el esquilero. En una evolución lógica de las proporciones, en invierno estaré ensayando ya con hámsteres. Luego, con ponis. Y en primavera nos mudaremos. 

TÍTULO: LA BUENA COCINA,  SOPA DE NARANJA, ZANAHORIA Y LIMONCILLO,.

 foto,

Ingredientes: 600 g de zanahorias, 180 g de cebolla picada, 50 g de apio picado, 40 g de jengibre, 100 g de limoncillo, 2 dl de zumo de naranja, 1 l de agua, 250 g de nata, 50 g de mantequilla, 2 cucharadas soperas de aceite de oliva, sal y pimienta. Además: 1 cucharada sopera de cebollino picado, 1 puñado de cacahuetes, 1 yogur natural, hojas de menta fresca y brotes de espinaca.
Elaboración: se cortan las zanahorias y el jengibre en rodajas y el limoncillo en trozos pequeños. Se rehoga la cebolla con la mantequilla y una cucharada de aceite en una cazuela durante 5 minutos sin que coja color. Se añaden el apio y la zanahoria y se deja 5 minutos más a fuego bajo. Se vierte el zumo de naranja y se agregan la nata y el agua. Se sala y se cuece a fuego medio 40 minutos. Pasado el tiempo se tritura, se incorporan el jengibre y el limoncillo y se cuece otros 20 minutos. Se cuela y se pone a punto de sal.
Acabado y presentación: la sopa, bien caliente, se vierte sobre una base hecha a partir de yogur batido, unas gotas de aceite de oliva, cebollino picado, cacahuetes, brotes de espinaca y las hojas de menta.
Mis trucos
El limoncillo o hierba limón tiene un sabor cítrico muy acusado. Da un contrapunto fantástico a las sopas y es todo un chispazo en curris, ensaladas, marinadas y conservas. También casa de maravilla con la leche de coco en platos de pescado, marisco o pollo.
Reinos de humo, por Benjamín Lana
Quién fue el mejor pintor del mundo en 2013 y qué lugar ocupaba en el ranking en 2011? ¿Y el segundo mejor escritor del planeta en 1984? ¿Ha arqueado usted las cejas en claro gesto de sorpresa? ¡Qué tendrá que ver el arte con las clasificaciones del fútbol o de la bolsa! Podríamos saber qué cuadro fue el más cotizado en 2013, pero de ahí nadie deduciría que su autor es el mejor del mundo porque su aportación a la humanidad va en paralelo a la de otros genios de su altura. La calidad de un escritor tampoco guarda relación directa con el número de ejemplares vendidos. El fenómeno de los best seller así lo atestigua.
En los últimos años de esplendor, de exaltación de la figura del cocinero-autor y de explosión de la creatividad, la cocina ha empezado a soñar con ser incluida en esa lista de disciplinas superiores que llamamos arte. Pero, a diferencia de lo que ocurre con ellas, se va embarrando en un proceso de frivolización, entre otros motivos por la aparición creciente de clasificaciones cada vez más simplistas y fatuas. Una sociedad que utiliza los números ordinales como principal y casi única herramienta para tratar de entender y aprehender la complejidad de la cultura humana camina hacia la superficialidad y la debilidad. ¿De verdad creen ustedes que El Celler de los hermanos Roca es peor este año que el pasado? ¿Que Elena Arzak era la mejor cocinera del mundo exactamente en 2012? ¿Se imaginan cambiando el ranking para subir o bajar a Vargas Llosa, ahora que ha muerto García Márquez?

No hay comentarios:

Publicar un comentario