domingo, 16 de noviembre de 2014

DESAYUNO - CENA- DOMINGO PACO RONCERO- COCINERO,./ UN TROZO CHOCOLATE, COMIDA DE HERMADAD,./ LA COCINA DOMINGO- POLLO ASADO CON PATATAS,./ DOMINGO- CINE- LA LEY DE LOS FUERTES,.

TÍTULO:  DESAYUNO - CENA- DOMINGO PACO RONCERO- COCINERO,.

DESAYUNO - CENA- DOMINGO

-foto-Paco Roncero: "Pablo Iglesias me pediría poquita cosa para comer. Se quedaría en el bar..."

Nací en Madrid en 1969. Soy el jefe de cocina del Casino de Madrid, que cuenta con dos estrellas Michelin. Publico 'Cocinar, correr y ser feliz'; un libro divertido en el que mezclo gastronomía, 'running' y salud.

XLSemanal. Su libro no incluye ninguna receta baja en calorías...
Paco Roncero. No creo mucho en las dietas, sino en comer con coherencia.
XL. Un día, la báscula le dijo que pesaba 112 kilos y esto le hizo pensar.
P.R. Descubrí que no me conocía a mí mismo y que estaba vacío por dentro.
XL. Hombre... vacío ¡con 112 kilos!
P.R. Estaba vacío porque solo pensaba en el trabajo; no en mi familia ni en mí.
XL. Pues muy mal, sí.
P.R. Pero un verano decidí ponerme las zapatillas y echar a correr.
XL. Y perdió 35 kilos. ¿Es vigoréxico?
P.R. Intento no serlo. Solo trato de que el deporte sea un estilo de vida.
XL. ¿Qué ha reducido más por la crisis: el precio, los ingredientes, las cantidades, los camareros...?
P.R. La cantidad de platos. El menú tenía 20 y costaba 130 euros. Al hacerlo con 10, el precio baja. Y si una receta llevaba caviar, hoy quizá ponemos una sardina. Ingeniería económica sin perder calidad.
XL. Dice que sobreviven gracias al cliente extranjero.
P.R. En el Casino de Madrid, sí: 9 de cada 10 son de fuera. Pero empieza a elevarse el número de españoles.
XL. ¿Qué cree que le pediría Pablo Iglesias para comer?
P.R. Poquita cosa [ríe]. Creo que se quedaría en el bar.
XL. ¿Y Pedro Sánchez?
P.R. Es muy marketiniano y se vende muy bien; se tomaría el menú largo que tenemos, pero me pagaría el corto.
XL. ¿Y Rajoy?
P.R. Es más conservador: elegiría un primero, un segundo y no me queda claro si tomaría postre.
XL. ¿Servir la cena previa a la boda de los Reyes Felipe y Letizia lo consagró?
P.R. Para mí fue un antes y un después. Les tengo mucho cariño, pero es que, además, saben comer.
XL. Quién lo diría viendo la delgadez de la Reina...
P.R. Yo lo he visto: come bien, disfruta comiendo y, como Don Felipe, defiende mucho la gastronomía española.
XL. ¿Suscribe eso de «desayuna como un rey, come como un príncipe y cena como un mendigo»?
P.R. Totalmente y, entre medias, mete un par de comiditas más.
XL. ¡Pues como vayan a cenar al Casino como mendigos...!
P.R. No pasa nada porque un día se salten la norma; no hay que volverse loco: el día que se cena fuera es para disfrutar.
Su desayuno: «A las seis, antes de irme a correr, tomo un café con leche y una barrita de pan tostada a la plancha, que cruja, con tomate picadito, sal y aceite de oliva virgen». 

La cena una tortilla de queso con jamón, pan, beber agua, postre una manzana,.

TÍTULO:  UN TROZO CHOCOLATE, COMIDA DE HERMADAD,.

foto.

Conocí por amigos comunes a un italiano que tiene una heladería en Roma. Soy consciente de que la presentación del personaje no ha debido de resultarles demasiado prometedora. Esto ha sido como intentar crear interés con un valenciano que posee una arrocería en la Malvarrosa. No sé si poner a Sophia Loren a despachar bolas de helado con un gran escote antes de que ustedes escapen. No. Mejor sigo con la historia. A ver si remonta.La heladería no era exactamente una tapadera. Pero sí un negocio secundario. El italiano era un conseguidor. Y uno especializado en futbolistas profesionales. Si omitimos las armas de fuego y los asesinatos, su ocupación podría parecerse a la de Ray Donovan. Era un proveedor que jamás apagaba el teléfono móvil y que surtía a los futbolistas de lo que pudieran necesitar, desde orientar en una tarde de compras hasta tramitar matrículas escolares. También se ocupaba de cuestiones colindantes con lo ilegal.
Cuando lo conocí, nuestro heladero contó alguna anécdota. En cierta ocasión, el entrenador de un club de la Serie A manifestó a sus jugadores que les faltaba unión, sentido de la camaradería. Un argentino dijo que en su país eso solía resolverse como en la aldea de los galos: con un asado de confraternización. Él se ocuparía de organizarlo, con ayuda del conseguidor, a quien llamó para hacer la primera de la que serían varias consultas: dónde conseguir la carne, el vino y los chorizos adecuados. Hubo discusión en el vestuario acerca de si había que incorporar a las esposas e hijos al asado. Supongo que ese debate lo ganaron los solteros, porque al rato se decidió que las esposas e hijos no serían invitados al asado, pero en cambio sí ocho o nueve prostitutas de cuya localización, como en el caso de la otra carne, se ocuparía el conseguidor. No le resultó difícil. Tratándose de futbolistas, dijo, lo desconcertante sería que te pidieran conseguir una primera edición de Maquiavelo.
El día del asado todo estaba dispuesto en casa del futbolista argentino. Incluso un servicio de camareros con librea blanca y pajarita. Las chicas llegaron en minibús. Los futbolistas, en sus coches, que fueron conformando un parque móvil espectacular a la puerta de la villa. Con los primeros tragos fue caldeándose el ambiente y pronto se escucharon en el jardín carcajadas femeninas, probablemente los primeros fingimientos. De pronto, algo ocurrió. Sonó el timbre. Nuestro heladero acudió a abrir. Y descubrió al indagar por la mirilla que el media punta alemán, que no había asistido al debate sobre a quién se debía invitar, aguardaba delante de la puerta con un pastel en una mano, su esposa cogida con la otra y, detrás, sus tres preciosas niñas rubias vestidas con deliciosos diseños tiroleses. «¡Un momento, ya abro!».
El conseguidor dio la alarma y las ocho o nueve mercenarias fueron encerradas en una habitación. Hubo incluso que ventilar el salón antes de abrir, tal era la intensidad de sus perfumes. En algún momento del almuerzo, mientras las niñas jugaban a juegos que les organizaba el heladero, la esposa del media punta alemán se disculpó por la confusión que había provocado que fuera la única mujer presente: «Querrían ustedes estar a solas y hablar de cosas de hombres». Que no se preocupara en absoluto, respondían los jugadores, algo alicaídos. No podían evitar desviar a veces la mirada hacia la habitación en la que permanecían encerradas todas sus promesas de juerga. El heladero, furtivamente, les pasaba comida por la ventana. Y también agua y cerveza, pues las chicas se quejaron del calor en el encierro.
Al capitán del equipo se le exigió que se comportara como tal y explicara al media punta alemán lo que estaba ocurriendo. Este se disculpó y se fue entrada ya la tarde. Cuando las prostitutas fueron liberadas, a nadie le quedaba demasiado ánimo de fiesta. Pero, al recordar la anécdota en el vestuario durante la semana, al reírse juntos, descubrieron que se había obrado el milagro de la confraternización. De eso se trataba. 

TÍTULO:  LA COCINA DOMINGO- POLLO ASADO CON PATATAS,.

foto

Ingredientes: 1 pollo de 1,2 kg, 8 patatas pequeñas, 2 cabezas de ajo, 2 cebollas, 20 g de aceite de oliva, 30 g de mantequilla, una pizca de agua, sal y pimienta. Además: 125 g de mantequilla (fría en dados).
Elaboración: se precalienta el horno a 160 ºC. Se salpimienta el pollo por dentro y por fuera. Se aplastan los dientes de ajo sin piel. Se corta la cebolla en juliana no muy fina. Se pelan y lavan las patatas. En una cazuela alta con aceite se agregan la cebolla, el ajo y las patatas y se mezcla. Luego se pone el pollo con las pechugas hacia arriba y se las frota con una nuez de mantequilla. Se tapa y se cuece 45 minutos. Se añade un poco de agua para que no se peguen las patatas. Pasado el tiempo, se sube el horno a 200 ºC y se cuece otros 30 minutos con la cazuela destapada y, en los últimos 15 minutos, con las pechugas hacia abajo.
Acabado y presentación: se retira el pollo, se coloca sobre una bandeja con rejilla y se cubre con papel de aluminio, al que se le hacen dos chimeneas. Se deja reposar 10 minutos. Se trocea y se sirve caliente, acompañado con el aplastado de patatas, cebolla, ajos y los 125 g de mantequilla en dados.
Mis trucos
Es esencial dejar reposar cualquier carne asada. En reposo, la carne redistribuye sus jugos de un modo más uniforme y queda así más consistente y mucho más sabrosa. No hay ni punto de comparación.
Reinos de humo, por Benjamín Lana
¡Que viva el vino!
España es el mayor viñedo del mundo y, sin embargo, el consumo del vino, esa bebida-alimento tan aspiracional en Europa o en parte de los Estados Unidos, sigue por los suelos y bajando, a sideral distancia de Francia, lejos de Italia, incluso por debajo de países con tan poca tradición como Dinamarca. El consumo per cápita en 2013 cayó hasta los 19,9 litros, empatando con el Reino Unido, en la posición 18, confirmando que en lo que va de siglo somos los mejores dejando de beber vino. En estos años de arquitectos famosos diseñando bodegas, de miles de nuevas marcas y de tintos en cualquier región del país de una calidad media como nunca antes la hubo, nos hemos ido alejando de Baco. Y hasta de Rajoy, que decía eso de «¡Que viva el vino!».
En Nueva York cada vez hay más bares llenos de jóvenes, desde Tribeca hasta el reurbanizado y animado Brooklyn, y en Saint Germain des Prés, en París, lubricando la noche con cabernet, nebbiolo, pinot noir o syrah. Mientras, en España, la diversión suele llevar siempre sello de destilado, ya sea batallero en su versión popular del botellón, o en la más esnob preparación de gin-tonic a 15 euros en bar con decorador famoso. Algunos placeres de la vida no se revelan de forma inmediata. Para poder disfrutarse en toda su intensidad necesitan del tiempo, el aprendizaje y la dedicación al asunto. Decía T. S. Elliot que «el tiempo solo se conquista con tiempo» y es probable que así ocurra con la pasión por el vino, como pasa con el jazz o la ópera. Pero alguna vez habrá que empezar, ¿no? ¿Y quién o quiénes de todas las instituciones y organizaciones que tenemos asume el reto y se encarga? 
 
TÍTULO: DOMINGO- CINE- LA LEY DE LOS FUERTES,.
Reparto
Charlton Heston, Anne Baxter, Gilbert Roland, Tom Tryon, Forrest Tucker, Bruce Bennett, Elaine Stritch, Barton MacLane,.
 
La ley de los fuertes Terminada la guerra civil (1861-65) con la victoria del Norte, comienza el Periodo de la Reconstrucción (1865-1877), época de represalias y de expolio económico de los estados del Sur. Lincoln había proyectado condeder una amnistía a los confederados para favorecer la reconciliación entre vencedores y vencidos; sin embargo, el Gobierno Provisional formado a raíz de su asesinato (1865) ordenó la ocupación militar del Sur y la imposición de unas durísimas reparaciones de guerra. Con las tropas yanquis llega una caterva de especuladores y aventureros sin escrúpulos dispuestos a hacer fortuna. El capitán Colt Saunders (Charlton Heston), recién llegado a su rancho de Texas, tendrá que enfrentarse a dos problemas: por una parte, al turbio pasado de la mujer (Anne Baxter) con la que acaba de casarse. Por otra, a la codicia de los funcionarios del Gobierno, que quieren apoderarse de sus tierras.

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