jueves, 27 de noviembre de 2014

DESAYUNO--CENA--VIERNES- VANESA MARTIN,./ ARBOLES PERDIDOS,. EL EFECTO PANAYOTIS,./ LA COCINA JUEVES- VIERNES,.TOSTA VERDE CON PERAS Y ANCHOAS,.

TÍTULO: DESAYUNO--CENA--VIERNES- VANESA MARTIN,.

DESAYUNO--CENA--VIERNES- VANESA MARTIN,.-

Vanesa Martín: "Me hace ilusión estar en el 'top manta'. Eso significa que intereso"

Nací en Málaga hace 33 años. 'Crónica de un baile', mi cuarto disco, es un canto a la vida. Son canciones muy fresquitas mediterráneas y británicas a la vez y con un toque 'indie' (de independiente, claro).
XLSemanal. Parece que de flamenco solo tiene el acento...
Vanesa Martín. Mi música es pop-rock y combina muy bien con mi manera de cantar, muy del sur; pero no canto flamenco. En este disco hay canciones muy Beatles -aunque en español- y mucha guitarra eléctrica.
XL. Cuenta que a los seis años sus padres le regalaron... ¿un jamón?
V.M. [Ríe]. ¡Eso pensé yo...! Era una guitarra, pero me la dieron envuelta como un jamón. Yo no le vi la gracia.
XL. Pues a un buen jamón tampoco hay que hacerle ascos.
V.M. ¿Con seis años? Yo solo quería una guitarra; el jamón me daba igual [risas].
XL. Y desde entonces va con la guitarra a todas partes.
V.M. ¡A todas! Primero, en el coro del cole y, luego, en el barrio. ¡Qué cansina!
XL. Pero no dejó los estudios.
V.M. Hice Magisterio y Pedagogía y, al mismo tiempo, cada vez me llamaban más para ir a cantar a sitios. Cuando me tocaba preparar las oposiciones, yo ya me sostenía con la música y decidí ir a Madrid a probar.
XL. Renunció al sueldo fijo y seguro.
V.M. Lo tenía clarísimo. Pero hasta que no saqué el segundo disco, mi madre me seguía diciendo que preparara las oposiciones... por si acaso.
XL. ¿Y cómo lleva el pirateo y la crisis?
V.M. Bien. Sería una desagradecida si me quejara. Estoy contra la piratería, pero hasta me hace ilusión estar en el top manta, porque eso significa que intereso. Peor sería no estar... [se ríe].
XL. Pues si usted no se queja...
V.M. No me quejo, no. Esta profesión me ha dado para comprar mi casita, vivir bien, hacer mis viajecitos... Además, el cantautor lo tiene más fácil que el intérprete a la hora de sobrevivir. 
XL. Dice que sus tres primeros discos son muy autobiográficos.
V.M. Es verdad. El primero fue muy triste porque dejé a mi novio para venirme a Madrid. Lo lloré en el disco y me ahorré el dinero de los psicólogos.
XL. Pero en los dos siguientes también hay mucho desamor.
V.M. El tercero es más alegre, aunque sigue teniendo mucha intensidad [ríe].
XL. ¿Y ahora?
V.M. Del amor no se puede vivir siempre. Ya no concibo esas canciones que dicen: «Te vas, te echo de menos, me muero sin ti...». Hoy, una mujer tiene que reivindicar su independencia.
XL. ¡Ahí queda eso!
V.M. ¡Hombre! ¡Que Penélope ya tuvo su tiempo!

Su desayuno: «Un café con leche y un bollito tostado de pan de soja con aceite de oliva; a veces, con algo de jamón o de queso. Y en verano, fruta; preferiblemente melón y sandía».

La cena sopa de pollo y pavo, pan, beber agua, postre una pera,.

TÍTULO: ARBOLES PERDIDOS,. EL EFECTO PANAYOTIS,.
 
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Espero que la embarazosa confesión que me dispongo a hacer sobre mi vida sentimental pueda ayudar a alguien que esté viviendo un fracaso amoroso. Tal vez la historia (que dice muy poco en mi favor, ya lo verán) no alivie del todo su mal de amores, aunque pienso que quizá le ayude a verlo de otro modo. En las relaciones personales se confunde con demasiada frecuencia un corazón roto con lo que no es más que un ego magullado. O, lo que es lo mismo, casi lo que más duele no es perder a esa persona, estupenda, sensacional, blablablá, sino la sensación de haber fracasado. Muy bien, pues ahora déjenme que les cuente lo que me ocurrió una vez en una remota isla griega. Me encanta viajar sola, y durante años procuraba reservar siempre unos quince días de mis vacaciones y perderme por ahí sin más compañía que unos cuantos libros. En aquella ocasión elegí visitar Kythira, una isla del Peloponeso que, si no la conocen (y casi seguro que no, porque no está en los circuitos turísticos habituales), se la recomiendo. No solo porque es el mágico lugar en el que según la leyenda Afrodita nació de las olas, sino porque es como viajar atrás en el tiempo. Por aquel entonces, hablo de hace unos diez años, se conservaba exactamente igual que a mediados del siglo anterior. En sus pueblos blancos y añil, achicharrados por el sol, aún era posible tomar Ouzo en un café sin más compañía que la de un pope, un perro y un par de pescadores de sardinas. Como digo, el lugar era de ensueño y allí estaba yo jugando a que era un personaje de Lawrence Durrell cuando apareció en mi vida Panayotis. Así se llamaba un tipo bajito, calvo y recio, dueño de un negocio de alquiler de bicicletas que, según dijo, cayó fulminado por mis encantos desde el primer momento en que me vio. De nada sirvió que le explicara amablemente que me había venido tan lejos para no ver a nadie. Panayotis insistía, me traía flores, venía a buscarme todas las mañanas como si nada. No era un pesado, de modo que charlábamos un rato, yo le reiteraba mi necesidad de estar sola y él, después de soltarme seis o siete piropos, se marchaba. Todo, muy bien. Pero resulta que un día me llamaron desde España para darme una magnífica noticia profesional, un salto muy grande en mi carrera. Y, en el mismo momento en que me informaban de que dos grandes editoriales americanas habían hecho importantes ofertas por mis libros, emergió Panayotis en el horizonte. Recuerden que yo estaba sola en la isla. Recuerden que a uno, cuando le pasa algo realmente bueno, necesita compartirlo con alguien. Total, que en mi alegría y ante la sorpresa de mi rendido festejante voy yo y le planto un besazo diciendo: «Esta noche te invito a cenar, Panayotis». ¿Y saben lo que pasó? Pues que se quedó mirándome, se rascó un poco la calva sudorosa y con aire de escurrir el bulto va y me dice: «Bueno... es que tengo muchísimo trabajo; si puedo, me paso a las nueve. Ya veremos». Y a esa hora ahí me tienen ustedes vestida para cenar, monísima y consultado cada dos minutos el reloj, esperando a Panayotis, que no vino, sino que telefoneó cinco minutos antes de la cita para plantarme como una lechuga.
Desde aquel momento, me encontré pensando a todas horas en él. Cada bajito que veía a lo lejos pensaba que era él, cada vez que alguien llamaba a la habitación de mi hotel pegaba un respingo... Aquello era tan absurdo que tuve que tomarme un par de gin-tonics para intentar digerirlo. Absurdo 1) Soñaba con Panayotis por las noches. Absurdo 2) Cuando me lo encontraba por la calle, me temblaba un poco la voz y tartamudeaba... Resumiendo: ¡Estaba-actuando-como-una novia abandonada-de-un-tipo-que-nunca-me interesó-en-absoluto!
Muchas cosas aprendí aquel verano vagando sola por la isla de Kythira. Pero desde luego la más interesante, auspiciada, supongo, por su más célebre paisana, la diosa Afrodita, es una que me ha servido después en otros muchos avatares sentimentales: que el amor propio herido se parece tanto al amor que a veces es imposible diferenciarlos. Ahí les dejo mi tonto fracaso veraniego como ejemplo. ¿De veras vale la pena sufrir tanto por esa persona que le ha dejado? Piénselo y quizá se lleve una agradable sorpresa. A lo mejor el que llora no es usted, sino su ego herido. A lo mejor no era el amor de su vida, sino solo un Panayotis.

TÍTULO: LA COCINA JUEVES- VIERNES,.TOSTA VERDE CON PERAS Y ANCHOAS,.

Tosta verde con peras y anchoas

Tiempo de preparación: 20 minutos Ingredientes para: 4 personas
Ingredientes: 4 rebanadas de pan de hogaza, 1 pera, 12 filetes de anchoa, brotes de espinaca, 1 cuña pequeña de queso Idiazábal, unas hojas de perifollo, 50 g de piñones, 50 g de parmesano rallado, 50 g de aceite de oliva y 50 g de hojas de albahaca.
Elaboración: se hornean las rebanadas de pan en el horno a 180 ºC durante 5 minutos. En un vaso americano se ponen los piñones, el parmesano y la albahaca, y se trituran rápidamente con la túrmix. Se añade el aceite de oliva y se vuelve a triturar otros 30 segundos, como si hiciésemos una mayonesa. Para evitar la oxidación, se reserva en hielo. Se pela la pera y se lamina finamente con la ayuda de una mandolina. Se hacen unas escamas de queso Idiazábal con un pelador y se reservan. Acabado y presentación: se pone el pan como base y, sobre él se colocan, sucesivamente un poco de pesto de albahaca bien extendido, las hojas de espinaca, las anchoas, el perifollo, las láminas de pera y las escamas de Idiazábal. Se remata con un fino hilo de aceite de oliva.
Mis trucos
Si las peras no están lo suficientemente maduras, hay que dejarlas en un lugar oscuro a unos20 ºC. La fruta necesita aire y nunca debe guardarse en bolsas de plástico: pierde sabor, nutrientes y se acelera su putrefacción.
Paso a paso
1. se empieza preparando un pesto con los piñones, el parmesano y las hojas de albahaca.
2. Se añade el aceite al vaso y se tritura durante 30 segundos, como si fuese una mayonesa.
3. se lavan las peras y, con una mandolina, se cortan unas lonchas lo más largas posible.
4. Se monta la tosta en este orden: pan, pesto, espinacas, anchoas, perifollo, pera e Idiazábal.
El vino 
Rosé 2013. De la riojana bodega Marqués de Cáceres llega este rosado con una luminosa capa de color rosa pálido y una nariz floral, que en boca resulta fresco con notas de frutas rojas y una gran elegancia en el recuerdo. Servido fresco es un excelente aperitivo y alegre compañero de ensaladas, pastas, arroces y pescados. Precio aproximado: 6,5€
Reinos de Humo, por Carlos Maribona
Cocina sana
El producto está de moda. Los cocineros de renombre ponen técnica y creatividad al servicio de las materias primas. La alta cocina no queda al margen de una realidad social que se abre paso en el mundo occidental. Los ciudadanos exigimos productos saludables y de calidad, conscientes de que no hay cocina sana sin ellos. Por eso valoramos cada vez más las verduras y las frutas procedentes de pequeños huertos, las carnes rojas de animales criados en libertad, los pollos de corral, los pescados de aguas abiertas, los quesos artesanales...
Todo ello tiene un valor añadido para una sociedad culta y avanzada. La gente se preocupa por lo que come, por buscar los mejores productos de cada temporada, aunque tenga que pagar más por ellos. La industria alimentaria también se ha dado cuenta de este fenómeno y así, bajo el pretexto de cuidar la salud, introdujo primero en el mercado los productos 'sin' y los productos light. Para añadir luego los alimentos 'con', todos reforzados con calcio, ácidos grasos o isoflavonas. Puro marketing que carece de sentido cuando en España tenemos los mejores productos naturales al alcance de la mano y la posibilidad de aprovechar todas sus cualidades. Con ellos podemos comer sano, lo que equivale a comer bien. Y de una forma divertida y variada.

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