sábado, 21 de marzo de 2020

Cena con mamá - SUGATA MITRA . Viernes -20- Marzo ,/ Imprescindibles' estrena en La 2 - Pedro Alameda - Muere el primer guardia civil tras enfermar por el coronavirus: un agente de 37 años sin patologías previas,. Domingo -22- Marzo ,./ De seda y hierro -Cristina Morales: "Yo no sé lo que es una mujer ,. Domingo -22- Marzo ,./ Noche Sexo -Monica y el sexo - ¡Claro que doy miedo!,.

TITULO: Cena con mamá - SUGATA MITRA . ,  Viernes -20- Marzo ,.


 Viernes -20- Marzo a las 22:00 en La 1,  fotos,. 

 SUGATA MITRA ,.

 

Los niños deben convertirse en líderes Es uno de los grandes gurús de la educación en el mundo. Hace 20 años puso ordenadores en zonas pobres de la India y demostró que los niños aprenden por sí solos. Ahora urge a repensar el sistema escolar para que los pequeños nos ayuden a hallar las respuestas que precisa el planeta.

Todo empezó con un solo ordenador, instalado a modo de cajero automático, en un barrio deprimido de Delhi. Sugata Mitra (Calcuta, 1952) bautizó su experimento como “Hole in the wall” y empezó a observar cómo los niños del barrio se acercaban y empezaban a trastear con él. La experiencia demostró que, en contra de lo que se creía, eran capaces de aprender a utilizarlo sin asistencia de los adultos. Mitra, que es profesor de Tecnología de la educación en la Universidad de Newcastle y tiene un doctorado en Física, ha replicado esos resultados en colegios de otros países y ha demostrado que cuando los niños cooperan entre sí delante de una pantalla pueden, incluso, aprender materias demasiado avanzadas para su edad.
Por eso, defiende que la tecnología no es una amenaza, sino una herramienta indispensable que, sin embargo, implica repensar todo el sistema educativo. En 2013, Mitra ganó el TED Prize gracias a una charla, Construyendo una escuela en la nube, que ya registra más de tres millones de reproducciones y que le convirtió en una pequeña celebridad. Hablamos con él sobre cómo la tecnología puede revolucionar la educación, pero también sobre cómo debemos ayudar a los niños a entender la crisis medioambiental.
¿Cómo termina un físico como usted especializándose en educación?
En realidad, fue algo accidental. Después de terminar mi doctorado, estaba en la India y cada día veía cómo los niños de los barrios más pobres no iban al colegio. No podía evitar pensar en todo el capital humano que estábamos perdiendo. Empecé a pensar en qué pasaría si esos niños tuvieran acceso a un ordenador. Esa fue la génesis del experimento que bautizamos como Hole in the wall.
¿En qué consistía y cuáles fueron los resultados?
El ordenador se instalaba en un espacio público y el objetivo era ver si los niños eran capaces de aprender a usarlo sin ayuda. Y, efectivamente, aprendieron solos. Ahora que los niños usan las tabletas con dos años eso puede parecer absurdo, pero en 1999 se creía que había que enseñarles a utilizar un ratón.
¿Qué más descubrieron?
Al principio, creíamos que solo lo usarían para jugar, pero después de unas semanas, descubrieron los motores de búsqueda y empezaron a hacer preguntas. Lo curioso es que, aunque no dominaban el inglés, siempre daban con la respuesta correcta. Y el secreto era la colaboración.
¿Por qué?
Un solo niño frente a Internet puede tomar el camino equivocado sin darse cuenta, pero un grupo de niños se corrigen y ayudan entre sí.
Dejemos que los niños lleven sus ‘smartphones’ a los exámenes
¿Cómo debemos hablarles a los niños de la emergencia climática?
 Hay que dejar que exploren este asunto con libertad. Que consulten en Internet y que debatan entre ellos para entender cuál es la situación.
¿Pero serán conscientes del problema si lo investigan ellos mismos?
Eso es más sano y eficaz que transmitirles una posición específica, un solo punto de vista.
¿La escuela en la nube, que usted defiende, es medioambientalmente sostenible?
Sí, porque no requiere demasiados ordenadores y no es demasiado dependiente energéticamente. De hecho, en algunas áreas remotas puede funcionar gracias a la energía solar. La huella medioambiental de la escuela en la nube es baja.
¿Y la tecnología puede ser un aliado para entender mejor la naturaleza?
Desde luego. En una ocasión probé a hacer esta pregunta a un grupo de niños: ¿cuál es la diferencia entre el tiempo y el clima? Usaron Internet en grupo y fueron capaces de darme muy buenas respuestas. Uno me dijo: “El tiempo es lo que ves a través de la ventana de tu cuarto, pero el clima es algo que se estudia estadísticamente durante años”. ¡Y esa es una gran explicación!
¿Qué piensa del fenómeno Greta Thunberg?
La he escuchado muchas veces y me impresiona mucho lo que dice, pero no sé si ha investigado todo lo que cuenta o si se lo ha oído decir a otras personas. Y, sin saber eso, es difícil opinar.
¿Debe convertirse una niña en la líder global de un asunto tan complejo como el cambio climático?
Los niños pueden y deben convertirse en líderes en cuestiones que afectan a su futuro, pero deben aprender a investigar e informarse sobre esos asuntos. A menudo, las escuelas les fallan en eso. En los colegios se habla mucho del pasado y muy poco del futuro.


¿Cuál es el principal problema del modelo educativo tradicional?
Las escuelas tradicionales surgieron en un momento histórico en el si necesitabas una información no podías obtenerla de manera inmediata. El objetivo imposible de ese modelo era que, para cuando tuvieras 17 años, lo supieras todo de todo. Eso ha dejado de ser verdad. Y pone en cuestión todo el sistema.
¿Se han quedado obsoletas las escuelas?
La idea de que los niños reciban información de modo unidireccional con la esperanza de que retengan algo está obsoleta. Pero los colegios ofrecen mucho más. Los niños aprenden trabajando juntos y, además, se lo pasan bien con sus amigos. Eso sigue funcionando.
¿Y los libros de texto?
En Internet la información se actualiza constantemente. Si sabes buscar, siempre puedes encontrar. La idea del libro de texto es muy anticuada.
¿Qué rol deben desempeñar los profesores en este nuevo paradigma?
Seguimos necesitando a los profesores, pero los necesitamos para algo diferente. Antes, su trabajo era proporcionarnos información unidireccional de las asignaturas, ahora debería ser una figura adulta y amable que nos dirija hacia las preguntas más interesantes. Y ese es un trabajo más difícil. Quizá el profesor de Geología debería preguntar a sus alumnos: ¿Por qué existen los volcanes? ¿Sirven para algo?
¿Qué rol deben desempeñar los profesores en este nuevo paradigma?
Seguimos necesitando a los profesores, pero los necesitamos para algo diferente. Antes, su trabajo era proporcionarnos información unidireccional de las asignaturas, ahora debería ser una figura adulta y amable que nos dirija hacia las preguntas más interesantes. Y ese es un trabajo más difícil. Quizá el profesor de Geología debería preguntar a sus alumnos: ¿Por qué existen los volcanes? ¿Sirven para algo?


¿Y en qué se traduce eso?
Te deberían permitir trabajar con tus amigos. Siempre. Y no deberías sentirte amenazado. Suena obvio, pero es algo habitual en muchas escuelas. Además, los colegios deberían ser entornos silenciosos, con mucha luz natural y una buena calidad del aire. Puede parecer una tontería, pero hay muchas escuelas en el mundo que no tienen esas cosas. Y, por supuesto, los niños deben tener acceso público a Internet. La idea no es que cada niño tenga un pequeño dispositivo, sino que puedan trabajar en grupos. Y eso significa grandes pantallas que todo el mundo pueda ver.
¿Cómo se imagina las escuelas del futuro, dentro de 50 o 100 años?
Hay que pensar que dentro de poco los seres humano tendremos un acceso continuo e invisible a la información. Cuando el smartphone esté en tu cerebro, algo para lo que no falta tanto, el significado de la escolarización, de los exámenes, cambiará de manera radical. Solo tendrá sentido preguntar cosas relacionadas con la imaginación o preguntas que aún no tienen respuesta.
¿Y cómo hacemos que aprender sea divertido para los niños?
Lo más importante es eliminar la percepción del miedo. Cuando la mayoría de nosotros echamos la vista atrás hacia nuestros días de colegio, recordamos situaciones estresantes y amenazantes. A veces, es lo único que recuerdas. El otro recuerdo común es lo mucho que te divertías con tus amigos. Si eliminamos la parte amenazante y amplificamos la parte placentera, tenemos una buena solución.
El tiempo que los niños pasan frente a las pantallas sigue siendo un motivo de preocupación entre padres y expertos. ¿No le inquieta?
Una pequeña voz en nuestro interior nos dice que los niños de antes eran mejores que los de ahora. Y es un gran error. Todas las generaciones pasan por eso. Cuando yo era un niño, mi abuela me decía que leer mucho era malo para la vista. Y cuando empecé a utilizar auriculares, todo el mundo decía que eran malos para los oídos, que nos aislarían socialmente. Lo mismo pasa con las pantallas. La respuesta no es dejar de utilizarlas, sino mejorar su tecnología para que no sean dañinas. Pero no creo que debamos preocuparnos por eso…
Por cierto, ¿para qué clase de trabajos o profesiones deberíamos preparar a los niños?
Esa es una pregunta vital y no tiene una respuesta sencilla. Piensa que quizá dentro de 30 años hayamos llegado a Marte. Es una posibilidad. ¿Cómo les preparas para eso? Los niños de ahora van a enfrentarse a problemas que ni si quiera podemos imaginarnos. Y ese es el gran reto de la educación. La imaginación tiene que jugar un papel mucho más importante en los colegios. Cuando no puedes predecir el futuro, al menos puedes tratar de imaginártelo.
Su famoso experimento inspiró la película Slumdog Millionaire, pero el título nunca le ha convencido. ¿Por qué?
No creo que la mejor aplicación de la capacidad para aprender cosas por uno mismo sea ganar un concurso de la tele o convertirte en millonario, sino vivir una vida interesante y ayudar a los demás. En lugar de ser millonario, puedes dedicarte a descubrir si es posible dejar de envejecer. Por eso me gustaría más otro título: “Slumdog Premio Nobel”.


Dice que el currículum académico debería estar basado en las grandes preguntas que aún quedan por resolver. ¿Antes no habría que conocer los fundamentos teóricos?
La mayoría de nosotros no sabemos cómo arreglar el motor de un coche. Puedes pensar que tu educación tendría que haberse encargado de explicarte lo que es, cómo funciona o las reglas de la termodinámica. Pero, ¿dónde termina eso? La mayoría de nosotros cogería el teléfono y llamaría a un mecánico.
Entonces, ¿no hace falta que los niños sepan resolver ecuaciones, por ejemplo?
Hay que entender qué son las ecuaciones, de dónde vienen, quién las inventó, cuál es su historia… Creo que eso es más importante que aprender a resolverlas, que es lo que se enseña en las escuelas. Y si no sabes, suspendes.
Mantiene que los exámenes deberían desaparecer.
Primero, hay que cuestionarse para qué necesitamos exámenes. La respuesta, de nuevo, viene del pasado. Queremos saber cuánta de esa enseñanza unidireccional ha sido retenida. Los exámenes son un test de memoria. Y por eso, no son necesarios. Pero eso no significa que no debamos evaluar a los estudiantes. Pero habría que hacerlo de otra manera.
¿Cómo?
Deberíamos dejar que los estudiantes lleven sus smartphones a los exámenes. El truco es hacerles preguntas para las que nadie, ni si quiera Internet, tiene respuesta, para las que no hay soluciones correctas ni incorrectas. Para eso, necesitas que los profesores tengan otro tipo de habilidades diferentes.
Dice que existe una gran diferencia entre saber y aprender. ¿Cuál es la confusión?
No es que muchos niño no sepan, es que no son capaces de recordar algo. Quizá habría que darles otra opción: “Si no sabes la respuesta, ¿qué harías para encontrarla?”. Esa sería una buena pregunta de examen para el siglo XXI. Una niña me dijo una vez: “Muy fácil. Llamaría a mi madre”. Es decir, los niños saben que tienen recursos a su alcance, como su madre, los libros o Internet, y no entienden por qué no les dejamos utilizarlos. Deberíamos evaluar la habilidad de buscar y saber cosas de manera rápida y precisa cuando las necesitemos. Suena un poco fuerte, pero suelo decir que estamos al final de la “era del saber”. Como un niño me dijo en una ocasión, “en Internet sabes algo antes de aprenderlo”. Y eso es muy profundo.
¿Y cómo hacemos que aprender sea divertido para los niños?
Lo más importante es eliminar la percepción del miedo. Cuando la mayoría de nosotros echamos la vista atrás hacia nuestros días de colegio, recordamos situaciones estresantes y amenazantes. A veces, es lo único que recuerdas. El otro recuerdo común es lo mucho que te divertías con tus amigos. Si eliminamos la parte amenazante y amplificamos la parte placentera, tenemos una buena solución.


TITULO:   Imprescindibles' estrena en La 2 -  Pedro Alameda - Muere el primer guardia civil tras enfermar por el coronavirus: un agente de 37 años sin patologías previas ,. Domingo -22- Marzo ,.
 


 Domingo -22- Marzo a las 21:30 horas en La 2, foto,.

Resultat d'imatges per a "muere un guardia civil de 37 años sin patologias previas"Pedro Alameda - Muere el primer guardia civil tras enfermar por el coronavirus: un agente de 37 años sin patologías previas,.

 El guardia civil Pedro Alameda, que trabajaba destinado en el Servicio de Retribuciones, es el primer guardia civil fallecido a causa del coronavirus. El fallecido no tenía enfermedades previas.
Alameda, que contaba 37 años y tenía una hija de cinco años, era además miembro de la Junta Directiva Provincial de la delegación de la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC) en Madrid.
Según informa su asociación, antes de contraer la enfermedad Alameda prestaba su servicio con normalidad. Llevaba ingresado varios días con pronóstico grave en el centro hospitalario Quirón de Alcorcón.
"Desde la familia de AUGC queremos expresar nuestra desolación ante esta tragedia, que se une a la de las más de quinientas familias en España que han perdido a un ser querido ante esta epidemia. No nos cabe sino mostrar todo nuestro afecto y apoyo a su familia y a todos los allegados de Pedro y volver a recordar a toda la ciudadanía que cumpla a rajatabla las medidas establecidas por el Gobierno para tratar de atajar esta amenaza sin precedentes", indica AUGC en una nota pública.


TITULO: De seda y hierro -  Cristina Morales: "Yo no sé lo que es una mujer .   ,. Domingo -22- Marzo ,.

 
El Domingo -22- Marzo a las 20:20 por La 2, fotos,.
 Cristina Morales: "Yo no sé lo que es una mujer,.

Cristina Morales: “Que las mujeres escriban no significa que la literatura esté ejerciendo un papel feminista”,.


Entrevista-Cristina MoralesAprovechando su visita a Cartagena para Hay Festival 2019, hablamos con Cristina Morales, ganadora del premio Herralde de Novela 2018, gracias a su obra ‘Lectura Fácil’. Conversamos acerca de la construcción de su novela, su manera de abordar la capacidad intelectual diversa y su opinión sobre la mujer en la literatura. Durante nuestra charla, advertimos que la prosa de Cristina es igual a su carácter: decidida. Se trata de una mujer de ideas fuertes y claras, que hizo de cada respuesta, un manifiesto sobre sus propias inquietudes sobre la sociedad actual.


Cabeza de Gato: Eres licenciada en Derecho y Ciencias Políticas, especialista en relaciones internacionales, además haces danza contemporánea y teatro, cuéntanos entonces ¿cómo llega la literatura a tu vida?
Cristina Morales: Llega antes de todo lo demás que tú dijiste. Yo empecé a escribir mucho antes. Mi primera obra, mi primer libro, lo publiqué con veintidós años, en ese momento ya estaba en la universidad. Estaba estudiando derecho y ciencias políticas. O sea, yo llevaba como con un deseo de escribir, o como con una voluntad de escribir algo para ser leído, pues, yo diría que desde la infancia, o desde la primera adolescencia. Y luego el resto de disciplinas, el derecho, la ciencia política, la danza, siempre han sido fuentes para alimentar la escritura. Diría que supeditadas a la escritura. La escritura cogía todo ese resto de intereses míos  y los aunaba para crear artefactos, ya fueran cuentos, ensayos, novelas.
CDG: Revisando publicaciones que hablan sobre ti, declaraciones que has dado, nos surge una inquietud, ¿qué lugar ocupa el feminismo en tu narrativa? ¿Cómo está implicado?
CM: No es una línea recta. Mi conocimiento del feminismo,  de los feminismos, empieza a los 17 o 18 años, como una cosa muy intuitiva, que creo es un feminismo en el que están muchas mujeres, que no está intelectualizado, no procede de lecturas, no procede de una politización consciente, sino que procede de una necesidad de supervivencia dentro del sistema heteropatriarcal en el que vivimos.  De modo que, en mi primera obra, mi primer libro de cuentos, que eran cuentos de mucha juventud, quizás había un deseo de emancipación desde el descubrimiento sexual, desde un lugar no mediatizado por la mirada del varón. Pero aún no estaba configurado teóricamente.  Y, a medida que pasaron los años, fui adquiriendo más consciencia, llegaban a mi mano más lecturas. Creo que ya sí, esta sería la diferencia, yo tomo una consciencia. Como dirían los marxistas, ¿no? Existe una consciencia de clase, yo creo que existe la conciencia feminista. Pero ésta llega, relativamente, hace poco. Ahora tengo treinta y tres años y diría que mi primera obra con un contenido feminista consciente, sería ‘Malas Palabras’, una novela que publiqué en 2015.
Cuando empiezo a intelectualizarlo (el feminismo), y a querer hacer textos, novelas o artefactos literarios, de tesis, como por ahí los llaman, es decir, con una carga importante de discusión política dentro de la ficción, me resulta muy natural integrar eso en la ficción. Integrar el discurso feminista o el conflicto que el feminismo genera en la comodidad de cualquier mujer, porque es eso, un lugar de incomodidad el darse cuenta que una está jodida, es un lugar de gran incomodidad. Creo que alimenta mi obra para bien, creo que esta toma de consciencia ha hecho de mi obra, una mejor obra.
CDG: ¿Crees que el activismo nutre la creación literaria o por el contrario, como dicen algunos, le resta?
CM: Yo diría que lo primero, sin duda. Mi activismo ha sido desde un lugar espontáneo, a nivel de acción callejera, manifestaciones, grupos de ayuda mutua,  porque todos los grupos a los que he pertenecido, que tienen un claro fin feminista, no son de orden institucional. Están en la esfera literaria y anarquista, y por tanto no son ni ONG ni secretarías, son lugares que están organizados pero no están institucionalizados.
Mi politización en el feminismo al principio era intuitiva, pero luego era un lugar más consciente y más teórico. Pero es que creo que hay un lugar intermedio, o sea que hay un tipo de feminismo que se ejecuta, ¿no? Al principio es una intuición, después se ponen las carnes, los cuerpos, desde la acción callejera, desde la acción de cuidado de tus compañeras. Quizás, esta acción de cuidado y esta acción política auto-gestionada caminan de la mano  desde el lugar más intelectual, desde la creación de pensamiento  y alimentan lo literario sin duda. Yo creo que, como mujer en la calle puedo tener muchas armas, como escritora, cuando me pongo a escribir, si quiero luchar contra aquello que me tiene defenestrada, puede ser el machismo, el heteropatriarcado, el capital, que me tiene hasta el coño, las herramientas de las que dispongo me permiten contradecir el canon literario. Y para contradecirlo son muy útiles el tipo de discurso o de literatura generada en lo alternativo, en los márgenes, que se cagan en la ortografía, que se cagan en el discurso lineal, que crean palabras nuevas, lenguajes nuevos, que empiezan a hablar en femenino, que crean femeninos universalizables.
CDG: Haces una crítica al feminismo europeo, señalando que se ha olvidado del cuerpo. En ese sentido, ¿crees que el cuerpo sigue siendo un terreno en disputa en el capitalismo del siglo XXI?
CM: Claro. Si aquellas que somos tratadas por las instituciones y por el capital como normales, normativas,  ya estamos desposeídas de nuestros propios cuerpos, imaginemos aquellas que tienen un cuerpo considerado por las instituciones como no normativo. Imaginemos una persona en silla de ruedas, imaginemos el cuerpo no normativo que se corresponde con  el intelecto no normativo de la persona con discapacidad intelectual. Creo que la persona con discapacidad intelectual es un ejemplo perfecto de aquello que machaconamente cada día nos empeñamos en diferenciar que es la mente del cuerpo. En la persona con discapacidad intelectual, su falta de socialización en esta mierda de sistema, se corresponde con una actitud física. Probablemente no estaría respondiendo tu entrevista así como yo estoy.  Probablemente una persona con discapacidad intelectual estaría moviéndose de aquí para allá, arraplanchá, meándose, ¿no? Creo que en las personas señaladas de discapacitadas intelectuales se revela que el cuerpo y la mente son la misma cosa.
En las que estamos normativizadas y por tanto desposeídas, la desposesión parte de la diferencia entre el cuerpo y la mente. Creo que la disputa sería entre aquel que nos quiere quitar lo que es nuestro y nuestros propios deseos. Para mí es tan difícil reconocer cuáles son mis propios deseos, hasta de esos estamos desposeídas. O sea, que no hay que irse a los cuerpos diversos. Yo no me siento privilegiada en la esfera sexual, si de algo me siento privilegiada, es de haberme dado cuenta de que estoy desposeída de mi iniciativa sexual. Y es una lucha diaria.
Portada del libro Lectura Fácil, premio Herralde de Novela 2018
CDG: Al escribir una novela narrada desde la voz de personajes con capacidad diversa intelectualmente ¿cómo manejar el asunto de una responsabilidad ética? ¿Cómo hallar el tono para que no fuese a resultar en una mirada condescendiente?  
Cristina Morales-Lectura FácilCM: Lo machaco siempre. Siempre digo que no son personas con discapacidad intelectual, son personas tratadas por el capital y la administración pública como discapacitadas. Hecha esta precisión, debo decir que mi contacto con ellas ha sido a nivel profesional porque yo he bailado con personas con discapacidad intelectual en una tendencia de la danza contemporánea que se llama danza integrada o danza inclusiva, que ya el nombrecito se las trae, ¿no? También en proyectos de danza comunitaria en donde no prevalece tanto la pericia del bailarín o la bailarina, sino el deseo de movernos juntos, aprender juntos.
Mi contacto con ellas fue una parte maravilloso y otra parte desastroso. A veces por mi incapacidad para comunicarme con alguien que está invisibilizado de la esfera social. O sea, son un tipo de personas que, como pasaba en España en los años 60´s, me decía mi madre: “hija mía, yo en los años sesenta,  iba por Granada, de donde yo soy, veíamos un negro y se hacía un silencio porque habíamos visto un negro”. Entonces, con respecto a las personas con diversidad intelectual hoy en día estamos, no ya en granada que es una ciudad provinciana de España, si no en Barcelona que es una metrópolis de no sé qué cojones, estamos igual.
Poco a poco mi conocimiento sobre estas personas se fue afinando, empecé a darme cuenta que tenía mucho que aprender mucho a nivel de movimiento. Hablo de que mi contacto con ellas fue a nivel profesional. Yo bailaba con estas personas, y mi objetivo como interprete, como bailarina, es encontrar fuentes de movimiento inesperadas, lugares de expresión nuevas para este cuerpo que no nos pertenece. Entonces, vamos a ver si entre todas conseguimos algo que nos pertenezca. Y creo que precisamente fue ese aprendizaje, el modo en el que yo me dirigía a estas personas y el modo en el que ellas se dirigían a mí, lo que nutrió  el modo de tratarlo después literariamente. No desde un lugar de condescendencia sino todo lo contrario, como mis iguales, mis iguales en la jodienda, en la sumisión, en la opresión. Mis iguales.
Literariamente pensé que era útil no infantilizar el discurso, o no hacerlo balbucir. En la representación de cuando ellas hablan, ninguna balbucea. De hecho hay una que se expresa como una catedrática. Me parecía que eso era interesante como una vuelta de tuerca, el hecho de que no solo no las voy a infantilizar sino que, además, van a ser muy lúcidas en su expresión. Además, yo quería hacer una traslación o un paralelismo entre el disidente político y la mente no normativa. Porque lo último que ha hecho la Asociación Norteamericana de Psiquiatría, que son los que sacan los cachos de manuales estos, el último síndrome que ha sacado es el de la radicalidad política. Entonces, ya la radicalidad política está patologizada. Lo que yo quería poner en solfa era el hecho de que, una persona de pensamiento no normativo está patologizada como lo puede estar un terrorista. Está tratada en un nivel de peligrosidad como lo puede estar un terrorista. Y creo que darles ese poder político a los personajes desde su no normatividad es lo que ha hecho que el discurso no sea condescendiente, todo lo contrario, tiene mucho que enseñarnos.
CDG: Fue interesante que tus personajes fueran tan lúcidas. En cierto momento, pareciera que el señalamiento que recae sobre ellas es una burla a la sociedad, para quien todo lo que resulta incómodo es una enfermedad. Cada una, en ese sentido, tiene características muy particulares, ¿cómo hiciste para que tuvieran cada una esas voces tan distintas?
CM: Debo confesar que esto fue la piedra de toque de la novela. Cuando la empecé a escribir dije: ¿qué hago? ¿Cuenta todo Nati? Que es la primera que sale, la más radical de todas, y si lo cuenta todo Nati, ¿voy a ser capaz de mantener toda la historia que quiero contar con ese nivel de radicalidad en el discurso de ella? No ya sin que el lector se harte, sin que me harte yo como autora.  Me van a faltar herramientas, porque en la radicalidad del discurso pasa como con la pedrada al cajero automático. Esto es útil y es efectivo porque es fulgurante y sales corriendo para que no te pillen.
Dudaba de mis capacidades como autora para mantener cuatrocientas páginas de discurso en ese nivel de radicalidad, me acordaba de una novela de Céline, que se llama De un Castillo a Otro, creo que es una novela posterior a El viaje al fin de la noche. Es una novela, desde mi punto de vista, peor que El viaje al fin de la noche. Pero lo interesante de la novela de Céline, es que el personaje está muy cabreado y siempre se expresa entre admiraciones. Está gritando sin parar. Mi experiencia como lectora era que eso no me era grato de leer. No me gustaba. Entonces dije, voy a acompañar a Nati con otros personajes que van a ayudarla en su radicalidad y van a ayudar al lector,  por contraste, a entender su radicalidad o despreciarla. Así por ejemplo vemos como Patri, la que está dando declaraciones ante el juzgado todo el rato, su estrategia contra el poder no es tan radical, ella intenta hablar como el poder, vamos a ver que le sale el tiro por la culata. Su estrategia de supervivencia es alabar al poder, intentar  emular el lenguaje del poder.
Con la Angels, la de la lectura fácil, bueno eso fue un filón. Cuando descubrí lo de la lectura fácil dije, esto viene para acá. Voy a intentar escribir en lectura fácil que es un método real de escritura para personas con discapacidad, incluso para presos. Hoy en día ya hasta a la población reclusa se le considera que tiene dificultades de compresión lectora, que es un punto de vista muy elitista, pues como dice la consigna, lo que cantamos en las manifestaciones allá: los ricos nunca entran, los pobres nunca salen. Claro, a los pobres que nunca han tenido  acceso a una biblioteca en su vida, hay que hacerles texticos edulcorados que entiendan. Entonces todas estas voces y la de Marga, que ella siempre habla por boca de otro, porque ella no sabe escribir. De Marga sabemos alguna vez en un diálogo. A ella la transcribe un anarquista en un acta. Ellas originalmente eran muletas de Nati, pero conforme las descubrí, me fui enamorando de ellas y vi su potencial, las dejé vivir.
CDG: En Colombia hubo una polémica que desencadenó en un manifiesto llamado: Colombia tiene escritoras. Esto, con el fin de decir basta a la invisibilización de la que se sienten victimas las escritoras en este país ¿cómo es el panorama de las mujeres escritoras en España?
CM: Ahora diría que en España está pasando justo lo contrario. Que esté pasando lo contrario no diría necesariamente que sea algo que celebrar, considero que lo que hay ahora es una moda.  Recientemente me incluyeron a mí en un artículo en El País, el periódico más leído de España, el de mayor tirada, socialdemócrata, conservador. Este artículo hablaba de que había una nueva generación, una nueva generación de escritores que eran todas escritoras. Y la generación no tenía nombre, se llamaba “La Generación”, entre comillas. En el artículo salíamos tres mujeres, tres escritoras, que nos habían tomado fotos, cada una en nuestra ciudad. Yo considero que muy desafortunadamente, sin habernos avisado, nos habían hecho posar a todas en la misma postura. Era invierno allá, estábamos de medio lado, con las manos en los bolsillos del abrigo. Pero los fotógrafos se pusieron de acuerdo y salimos todas en la misma postura, parece que estamos cada una  metida en una hornacina,  tres muñequitas posando en la misma dirección: La Generación, escritoras.
Entonces, en primer lugar, creo que eso es una visibilización, sí. Es una visibilización del trabajo de las mujeres escritoras. ¿Es útil? Diría que es útil para el capital, para vender libros. Diría que es útil para darle visibilidad a mi libro y al de las otras autoras que salían en aquella fotografía. Pero no creo que sea útil para ninguna emancipación de nada. Me parece que no es útil para emanciparnos de un canon literario en donde sistemáticamente se privilegia un tipo de narración que premia a una voz narradora que suele ser elitista, cosmopolita, que suele transitar por espacios europeos, y cuyas preocupaciones son las preocupaciones de la clase media. Que las mujeres escriban no significa que el mundo o que la literatura se esté convirtiendo en un lugar de feminismo. O que la literatura esté ejerciendo un papel feminista. De hecho,  las últimas entrevistas que me han hecho, han sido por filólogas, sociólogas, que me han preguntado si percibo que existe esta generación de escritoras,  esta visibilización, que en el mercado editorial hay cada vez más escritoras. Sin duda hay más autoras en los anaqueles de las librerías, pero esto no debería ser ningún consuelo. Es que yo no creo tampoco que la visibilización sea útil en todo caso. Yo creo que la invisibilización es muy útil es muchos casos también, como con los fanzines. Hay un fanzine en la novela. Los fanzines son lugares invisibles,  lugares de contracultura, precisamente en su invisibilización está su poder. Precisamente en el hecho de que sean contraculturales y subalternos, no necesitar una librería ni nadie que los mande ni nadie que los compre, está su poder.
CDG: ¿Podrías recomendarnos tres escritoras?
CM: Os recomiendo a María Galindo, que es ensayista boliviana, filósofa. A Marta Sanz, que es escritora y ensayista española. Y a Angélica Liddell, actriz y dramaturga, que escribe todas las piezas que ella interpreta, y ella se considera a sí misma escritora, que no le queda más remedio que subirse a escena y dice algo maravilloso: yo escribo porque no tengo un fusil.


TITULO: Noche Sexo - Monica y el sexo -¡Claro que doy miedo!,.


El viernes -20- Marzo  0.40 / Cuatro, foto,.

 ¡Claro que doy miedo!,.

 

Las mujeres que hablan de sexo, ¿gustan o asustan?





Bajo la pregunta “Las mujeres que hablan; ¿gustan o asustan?” Asistimos a uno de los debates en los que salimos mal paradas. A nosotras se nos prefiere dispuestas y entregadas a una causa que, con pico y pala, reventamos nosotras mismas.


Las mujeres que hablamos de sexo resultamos incómodas.
Las mujeres que hablamos de sexo resultamos incómodas. 

José Carlos se llama el chaval.
Seguro que lo han visto. José Carlos es su primo, el vecino del quinto. Su hermano o incluso son ustedes mismos. José Carlos es cualquiera. Estamos tan acostumbrados a José Carlos que este recién aparecido no llama especialmente la atención. Al último José Carlos lo conocimos en Mad In Spain, apuesta de Telecinco de esta temporada para la noche de los domingos. Las mujeres que hablamos de sexo incomodamos a los José Carlos de todo el planeta; él simplemente lo verbalizó. Escucharlo fue escuchar a muchos.
Los hombres tienen la suerte de mear de pie desde niños apuntando el chorro. Desde que nacen se tocan y aprenden cómo estimularse. Llevarse la mano a los genitales está bien visto cuando lo hace un hombre; erigiéndose en un gesto de satisfacción. Si es un niño el que se toca el pito, los padres le ríen la gracia. Si en vez de nacer con esos santos cojones hubiera nacido hembra, no tendría tanta suerte. A nosotras se nos niega hasta que sepamos cómo es nuestra vulva. Mucho más descubrir cómo es nuestra propia sexualidad, ni mucho menos pretender disfrutar con ella. Y jamás nos correremos como describen los hombres que se corren si las mujeres no hablamos de sexo. Porque a todo se aprende. Y aprender implica cuestionarse, analizar, debatir y probar.
Hablar de lo que sea estimula. Pica la curiosidad. Te hace dudar. Hace que desees y dudes. Cualquiera de esos parámetros me interesan, ya sea hablando de trasatlánticos o posturas en la cama. Cada vez que una mujer argumenta odiar, por ejemplo, el fútbol, me da por pensar qué ha traído a mi vida que yo me haya rendido a los pies del deporte estrella en general, del Atlético de Madrid en particular. Abro mi casa para que se llene de amigos en los grandes partidos; yo pongo la casa y la televisión de pago, los invitados el resto. Épicas finales de Champions, emocionantes Copas del Mundo, benditas últimas jornadas de Liga… He visto emocionarse a señores mayores a los que jamás les presupuse un ápice de empatía hacia nada. He llorado en dos finales de Champions abrazada a los hombres de mi vida, ambos madridistas, quienes no dejaban de repetirme: “Esta era vuestra; esta tendríais que haberla ganado”. Me he emocionado con Cholo Simeone despidiéndose del mítico estadio en el que decidí hacerme rojiblanca. Sí, el fútbol tiene mucha mierda. Pero jugar con otros once que sean rivales y a los que respetarás solo por llegar hasta ese momento contigo, no tiene precio. Sin esos once contrarios no hay partido. Y en todos y cada uno de los partidos que hemos visto en mi casa, me he sentido querida por cada uno de mis invitados. He vivido Nochebuenas con mucha más tensión de glúteos… Y de estas últimas no me libro.
Imaginen si en vez de pases gloriosos que acaban en gol hablamos de comidas de entrepierna que se culminan con un orgasmo.
Quiero. E insisto en que ocurra. José Carlos podría venir cuando quisiera a ver un partido en casa a cambio de no quedarle otra que escucharme hablar de sexo con la misma tranquilidad con la que hablo de gastronomía.
Hablo de sexo con absoluta libertad; es mi identidad. Añádanle a eso compartir homonimia con la reencarnación patria de Linda Lovelace. Si no les parece suficientemente bomba de relojería, súmenle que mi identidad sexual ha sido puesta en duda en numerosas ocasiones: Me han presupuesto hombre y mujer transexual. Lo mejor que me ha podido pasar es no haberme llamado Ana Magniani. Para que no me quedara otra que currármelo y el sexo fuera la pieza indispensable de defenderme, reivindicarme y disfrutar de algo que, hasta ahora, parecía que solo podía ser aceptado y recurrente si era un hombre el que lo vivía.
¿Doy miedo? ¡Claro que doy miedo! ¿Y? ¿Alguien cree que me conformaría con cualquiera solo por haber nacido mujer?
Somos repudiadas por tratar el sexo sin necesidad de exagerar y mucho menos de insultar. Lo vivimos y disfrutamos exactamente igual que si hubiéramos nacido con un rabo entre las piernas. Lo hacemos estemos donde estemos. Y lo que aún incomoda más, estemos con quién estemos. Eso es lo que no soportó José Carlos. Asustamos al macho alfa que se permite la osadía de juzgar a una mujer por ser libre y tener sus propios argumentos al margen de quien ocupe su propia cama.
Afortunadamente, cada vez somos más las que no nos callamos por muy José Carlos que se sea.
Llevamos siglos superándonos a nosotras mismas, caballeros. Ya aprendimos que el miedo paraliza. Y no hay quien nos pare.

 

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