lunes, 14 de diciembre de 2020

Comando actualidad - Los abuelos solos recurren al notario ,. Jueves -17- Diciembre ,. / EN PORTADA CRONICAS MUJERES VIAJERAS - Entrevista a Antonio Garrigues Walker . , Jueves -17- Diciembre,.

 

TITULO: Comando actualidad - Los abuelos solos recurren al notario , Jueves -17- Diciembre ,.

 

 Los abuelos solos recurren al notario  - Jueves -17-  Diciembre  , 23.40 - después de Néboa’, en La 1 / foto,.

 

Los abuelos solos recurren al notario,.

La pandemia y el confinamiento han disparado el número de consultas de personas mayores dispuestas a desheredar a sus descendientes, hartos del desinterés que despiertan en ellos y de un abandono que en ocasiones roza el maltrato,.

Durante diez meses, los mayores han vivido una soledad que en algunos casos venía ya de atrás/s.g.
 
Durante diez meses, los mayores han vivido una soledad que en algunos casos venía ya de atrás,.

Rafael Saavedra (Vigo, 70 años) acaba de desheredar a sus dos hijas. Lo ha hecho en el marco de la pandemia, harto de que todos sus intentos por restaurar la relación rota hace 21 años al divorciarse de su madre, se demostrasen infructuosos. Incluso hay una nieta por ahí a la que no conoce. Tomó la decisión «porque les doy igual, sabiendo como saben lo que estoy pasando». Tiene un 43% de discapacidad, sufre una enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) y diabetes, lo que le convierte en grupo de riesgo para el Covid. Pero Rafael no está solo. Tiene otros dos hijos varones que se quedaron a su lado, uno de los cuales vive con él y le cuida. «Me dice que no salga sin mascarilla, le preocupo», desliza mientras hace tiempo para ir al psicólogo, que le trata la depresión. También dos nietos en Lugo, con los que ahora, en tiempos de confinamiento perimetral, habla por videollamada y que son «la luz de mi vida».

El caso de Rafael es uno entre cientos, un fenómeno que se ha disparado durante la emergencia sanitaria, abonado por los meses de soledad y que ha sido la puntilla para muchos abuelos con relaciones familiares deficitarias a las que el aislamiento ha dado, sencillamente, tiempo para pensar en cómo dejarlo todo atado para que los que queden cuando él ya no esté no impugnen sus últimas voluntades. La casuística es inabarcable, desde la madre que no ha sabido de sus hijos en 20 años hasta el hombre al que su vástago mete en un geriátrico y que al poco descubre que ha vendido su casa a espaldas suyas. Del dinero, igual que de las visitas prometidas, ni rastro.

La Asociación Cultural de Mayores de Fuenlabrada, ACUMAFU, se ha convertido en un faro a nivel nacional para todas esas personas que constatan con disgusto que no cuentan para sus seres -en teoría- próximos. El año pasado lanzaron una campaña para impulsar los desheredamientos, tras detectar que el marasmo judicial -17 comunidades autónomas, cada una con un modo distinto de hacer frente a este escenario- representaba un muro infranqueable para quienes, a estas alturas de la película, están más por la labor de que les faciliten las cosas que de que se las compliquen.

«El año pasado recibíamos 45 llamadas al mes de mayores interesándose por cómo desheredar a un hijo, ahora con la pandemia son ya 220», explica el presidente de ACUMAFU. Para Marcelo Cornellá, «vivimos en una sociedad egoísta de la que están desapareciendo valores como cuidar de nuestros mayores. Gente que sólo demanda caricias y que hablen con ellos, y para quienes ver reunida a la familia es su mayor satisfacción. Una recarga de pilas emocional de la que muchos carecen». El resentimiento bebe de muchas fuentes. «Discusiones que se han ido enquistando con el paso de los años, nueras que no quieren cuidar de la madre de su marido, nietas a las que no dejan ver... También padres que no se comportaron de jóvenes como se esperaba de ellos, convirtiéndose ellos en causa del futuro distanciamiento...», explica Cornellá.

Muchos de estas personas acaban en residencias, algunas tras someterse a una operación delicada o de padecer una enfermedad que requiere de atención constante; otras a las primeras de cambio, como quien se quita un trasto de encima. Y no todos lo encajan igual. «Esta decisión a veces es la excusa para emprender un proceso de inhabilitación, donde el mayor ni siquiera puede llamar a un notario para cambiar el testamento, porque sus hijos le han prohibido hasta llamar por teléfono».

La legítima, hasta dos tercios

¿Es posible desheredar a un hijo? Sí, pero nada fácil. Desde el directorio de abogados Iuris Now recuerdan que los derechos sucesorios de los hijos están protegidos por el ordenamiento jurídico español, que determina que los hijos y sus descendientes son herederos forzosos de los padres. Esto significa que tienen derecho a la 'legítima', una parte del patrimonio de la que el testador no puede disponer libremente y que representa hasta dos tercios de la masa hereditaria. Sin embargo, como el 'heredero forzoso' lo es en base a la ley, debe cumplir una serie de normas específicas si no quiere verse privado de lo que le corresponde.

«Para saber cuáles son hay que sumergirse en el Código Civil, que data de 1881 y es muy restrictivo», explica Francisco Rubiales, abogado. No es una lista larga: que los padres hayan sido víctimas de maltrato por parte de sus hijos, que les hayan negado el alimento y la asistencia en general -desde techo y vestido hasta ayuda sanitaria o farmacológica-, que incurran en comportamientos de carácter inmoral -como dedicarse a la prostitución- o que los vástagos hayan estado en prisión, por el desdoro que eso supone para la familia.

Con estos mimbres, el camino no parece fácil. Y así fue al menos hasta que el Tribunal Supremo reinterpretó esas causas en los últimos años, abriendo el abanico. «Por ejemplo, si en 1960 un joven de Almería se mudaba a Burgos con su mujer, entraba dentro de lo normal que no viera a sus padres en meses o incluso años. Eso ahora ha cambiado. Skype, videollamadas, el AVE, las autopistas... Si disponiendo de esas facilidades se desvincula de sus padres -ilustra Rubiales-, el alto tribunal considera eso un maltrato de obra, lo que les da derecho a desheredar».

Otro concepto nuevo introducido son los malos tratos psicológicos, siempre y cuando quien testa pueda acreditar que su progenie o parte de ella le ha vejado, humillado o amenazado». Fruto de este cambio de actitud, el Colegio de Abogados de Valencia ha destacado el aumento de autorizaciones judiciales por desatención o maltrato psicológico.

También en el País Vasco, donde desde el Observatorio del Mayor destacan las facilidades para realizar los trámites sin necesidad de ir a juicio. Y esto en un momento en el que, según Iuris Now, las consultas por testamentos -entre las que se incluyen los desheredamientos- han experimentado un crecimiento generalizado en todas las ciudades, desde el 54% de Valladolid o el 58% de Málaga hasta el 74% de Palma de Mallorca.

«¡Que te cuiden tus amigas!»

Pero, ¿cómo se deshereda a un hijo? ¿Basta con no incluirle en el testamento? «En absoluto -advierte Rubiales-. Hay que expresar manifiestamente que lo desheredas y las razones legales en las que te apoyas, documentadas y acreditadas. Y hacerlo todo ante notario». Otra pregunta es cuántas de estas personas mayores llegan hasta el final. Cornellá calcula que apenas el 8%. «Hablamos de una generación que no cierra puertas a la esperanza y que hasta el último momento confía en que los hijos recapaciten; gente que a menudo entra en depresión cuando inicia un proceso judicial, por muy desamparada y sola que se sienta».

Quienes siguen adelante y se llevan el gato al agua legan sus bienes a todo tipo de perfiles. Están los padres que desheredan a un hijo pero reconocen como herederos universales al resto, O a la asistenta que lleva 25 años cuidándoles. «Esta mañana -relata Rubiales- he tenido un cliente que ha desheredado a sus dos hijas, a las que no ve desde hace 32 años, y se lo ha dejado todo a la Asociación Contra el Cáncer, que lo ha tratado muy bien tras detectársele un tumor en el colon». Las mismas fuentes coinciden en poner el foco en las clases medias, «que son los que tienen algo que dejar, ya sea un piso pagado, un apartamento en la costa, una parcela de garaje, algún dinero ahorrado... La gente humilde está a otras cosas».

Denuncia previa

Entretanto, los casos se suceden por toda la geografía nacional. En Madrid, Victoria critica la ineficacia de las herramientas legales existentes para desheredar a sus dos hijos. Se desentendieron de ella hace años «y cuando me sometí recientemente a una operación quirúrgica que exigía tres meses de recuperación, me escupieron a la cara '¡Que te cuiden tus amigas! Y así fue». Ella sí demandó a su vástago hace 15 años por malos tratos, «pero retiré la denuncia antes del juicio». Ni a eso se puede agarrar ahora. O Isabel, de Burgos, embarcada ahora en una batalla sin cuartel para que la primera familia de su difunto marido no rapiñe con todo lo que ha quedado, «después de ignorarlo durante 21 años».

También Conrado, solo en un pueblo de Zaragoza desde que sus 'niñas' tomaron partido por la madre hace 20 años y desaparecieron de su vida. Mientras reniega de los Fueros aragoneses que le obligan a dejar a sus descendientes un 50% de su patrimonio, quiera o no, exclama desolado: «quien no quiere un padre, no merece que le traten como a una hija».

«Me da igual lo que le pase a mi padre, crecer a su lado fue un infierno»

Julián vive en Valencia y no tiene ningún empacho en decir que no quiere saber nada de sus progenitores, que le desheredaron hace 3 años. «Crecer a su lado fue un infierno». Su testimonio duele. «No conocí a mi padre hasta los 8 años y comprendí rápido que era un sinvergüenza. El día que entró en mi vida, echó a mis abuelos a la calle, los que me habían cuidado, y yo quedé hecho un mar de lágrimas».

«Gritaba a todas horas y alardeaba de las mujeres a las que se beneficiaba, incluso las subía a casa. Siempre borracho, se gastaba el dinero de mi madre, que le ha defendido todos estos años, y el mío cuando empecé a trabajar». Un domingo, tendría Julián 15 años, llegó a casa después de no haber dado señales de vida en tres días. «Estaba bebido y estrelló el coche. Cuando le recriminé lo que nos estaba haciendo, cogió la escopeta de caza y me encañonó en la cabeza». A resultas de aquello, a Julián le echaron de casa, y si no llega a ser por su abuelo, que viajó desde Córdoba y amenazó a su hija con denunciarla, «allí me quedo».

Ya mayor de edad, volvió de la mili y tardaron dos meses en ponerle las maletas en la puerta. «'No te queremos', dijeron. Me da igual, yo ya tengo mi familia. Al fin y al cabo, él no puede evitar que, llegado el momento, sus nietas reciban lo que les corresponde».

 

TITULO:  EN PORTADA CRONICAS MUJERES VIAJERAS -  Entrevista a Antonio Garrigues Walker . Jueves -17- Diciembre ,.


  •  El Jueves  -17- Diciembre , a las 23:30 en La 2,./ foto,.
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  •  Entrevista a Antonio Garrigues Walker,.
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    «Si la extrema derecha o la izquierda ponen en riesgo la democracia, habrá que reaccionar»,.

    Padeció el coronavirus y durante la hospitalización y la convalecencia tuvo tiempo de reflexionar. El resultado es un libro en el que habla del mundo tras la pandemia. «Cambiar radicalmente nuestro estilo de vida es imposible. Y peligroso», advierte,.

    Antonio Garrigues Walker posa en la sede del despacho de abogados que lleva su nombre, en Madrid/José ramón ladra
     
    Antonio Garrigues Walker posa en la sede del despacho de abogados que lleva su nombre, en Madrid,.

    Antonio Garrigues Walker (Madrid, 1934) ha tomado prestada la idea del título de las memorias de Gabriel García Márquez. El pasado marzo se contagió del coronavirus y llegó a estar hospitalizado un par de días. En ese tiempo y luego, durante la convalecencia, tuvo la oportunidad de pensar en la pandemia y el mundo que quedará cuando el virus sea un mal recuerdo. Fruto de esa reflexión es 'Sobrevivir para contarla' (con la colaboración de Antonio García Maldonado, Ed. Deusto), una mirada netamente optimista sobre lo que aún está sucediendo y el futuro que nos aguarda. El prestigioso abogado, presidente de honor de J & A Garrigues, de la Fundación del mismo nombre y del comité español de ACNUR, reconoce mientras posa para el fotógrafo en la impresionante sede madrileña del despacho que casi nueve meses después aún le quedan algunos síntomas de la enfermedad. Pero luego, cuando se sienta y comienza la entrevista, su mente está tan lúcida y rápida como siempre.

    - ¿Tuvo miedo en los días peores de la enfermedad?

    - No. No soy miedoso, quizá por irresponsable o porque no sentí el riesgo. Resultó muy duro pero tolerable.

    - ¿Habría escrito el libro si no la hubiese pasado?

    - Imagino que no. No fue iniciativa mía. Me lo dijo mi editor, Roger Domingo. Me planteó dar un mensaje de optimismo y esperanza y me pareció una buena idea. Aunque optimismo no quiere decir que no sea consciente del elevado número de muertes que se han producido y se están produciendo, y de la terrible soledad que han sufrido en sus últimos días quienes han muerto. Ni puedo olvidar tampoco a sus familiares.

    - Le ha salido un libro optimista, en efecto. Pero en él también apunta que cuando al principio se decía que solo era grave para ancianos y enfermos crónicos parecía que estábamos dándolos por perdidos. Algo socialmente intolerable.

    - Tardamos demasiado en reconocer que era una pandemia. Y el liderazgo durante el proceso ha sido muy flojo. No hablo solo de España. A los políticos no les interesaba quemarse con este tema. Pero deben entender que los ciudadanos necesitan liderazgos en momentos así.

    - Y cree que no se ha producido.

    - No. La ciudadanía precisa que le digan incluso que no tienen la solución pero están en ello. Y eso ha faltado. Me molesta mucho además que no acepten que esas actitudes de reconocer que carecen aún de una solución no los descalifican. Creo que los ciudadanos agradecemos la sinceridad.

    Usar las redes sociales

    - ¿No han tenido demasiado peso unos asesores pendientes de las encuestas?

    - También me molesta eso, que estén pendientes de los sondeos. Pero no descarguemos la culpa en los asesores. La última palabra es siempre de los políticos.

    - Los políticos no han estado bien, pero tampoco los ciudadanos asimilamos con facilidad lo que sucedía.

    - Es que no se le puede pedir a un ciudadano que esté pensando que puede llegar una pandemia. Había gente que recordaba episodios anteriores o que se los habían contado sus mayores, pero pocos.

    - Dice que el negacionismo nace del desprecio por la razón y los hechos, algo que se ve con nitidez en las redes sociales, donde todas las manipulaciones son posibles.

    - Así es, y habrá que tenerlo en cuenta. Hay políticos que conocen muy bien la influencia de las redes sociales y quieren usarlas en su beneficio.

    - Su optismo se basa en que los plazos del progreso nunca han sido tan cortos, como demuestra la increíble velocidad con que se ha desarrollado una vacuna.

    - Es lógico que haya sucedido. Tenemos más medios, más experiencia y más sabiduría. De todos modos, vayamos con algo de cuidado. La vacuna ya está en marcha y será distribuida de forma masiva en poco tiempo. Sin embargo, hay especialistas que alertan de la capacidad de mutación del virus.

    - Cuando termine la pandemia, ¿seguirá esa aceleración del progreso o se frenará?

    - Nadie puede saberlo. Es algo tan difícil de abordar como la cuestión de si la sociedad de hoy es mejor que la de hace 25 años. Hemos mejorado en algunas cosas, con grandes avances tecnológicos en todos los campos. Pero en la reducción de la desigualdad no avanzamos, y sigue siendo un problema muy grave. En otros ámbitos sociales sí estamos mejor.

    - ¿Cómo cuál?

    - Hay un creciente protagonismo de la mujer en la sociedad, llegando a cotas cada vez más importantes.

    - Su diagnóstico habla de un refuerzo de la visión global del mundo. Pero los nacionalismos no paran de crecer.

    - La culpa no se puede echar solo a los nacionalistas. Quienes no lo somos también tenemos una responsabilidad porque no acabamos de ofrecer una alternativa atrayente y lógica. Y si seguimos sin hacerlo, los nacionalistas y los populistas ocuparán ese vacío. Así sucede siempre.

    - ¿Y los cambios sociales pendientes? Porque sugiere que problemas como el cambio climático no se pueden resolver modificando nuestro estilo de vida.

    - Hay que hacer mejor lo que ya hacemos. Existe mucho margen para ser más eficaces y consumir menos recursos sin renunciar a nuestra manera de vivir. Cambiar radicalmente ese estilo es imposible. Y peligroso.

    - ¿El precio de una mayor eficacia en muchos ámbitos se paga en menos cohesión social?

    - Muchas veces es así. En Occidente no tenemos demasiados ejemplos admirables de cómo conjugar eficacia y justicia social. En los países nórdicos hay menores desigualdades porque tienen asumidos unos valores cívicos y éticos de una manera muy profunda. Algo que se debilita a medida que avanzas hacia el sur de Europa. Han desarrollado valores de convivencia más poderosos. Es así.

    - De momento, de la pandemia vamos a salir más pobres.

    - Las pandemias, como las grandes crisis, siempre afectan más a los más pobres. Es un dato que debemos valorar porque afecta a la sostenibilidad de la sociedad. Y el riesgo de respuesta social crece.

    La amenaza de China

    - ¿Lo teme?

    - Existe, y debemos ofrecer una alternativa. Hay que salir a la ventana y decir que nos estamos ocupando y qué estamos haciendo. Porque que nos presenten el caso de China como un ejemplo de eficacia me parece intolerable.

    - Empezando porque usted ni siquiera se cree la información que China ofrece al mundo.

    - No hay duda de que allí hay un control mucho mayor sobre todos los medios. No sé si la eficacia de sus vacunas, por ejemplo, será igual que la de las demás. Pero habrá una lucha tremenda por la imagen política. Para EE UU, que China lanzara la mejor vacuna sería desmoralizante. Lo vamos a ver en breve. Seguro que Biden se va a ocupar de eso.

    - ¿Teme que el dominio que China está consiguiendo en grandes zonas de América Latina y África llegue también a Europa?

    - Debemos vigilar las inversiones que realizan, que con frecuencia están destinadas a garantizarse el abastecimiento de materias primas. EE UU y Europa en general deben estar pendientes de eso. El problema es que a Europa le resulta muy complicado hablar con una sola voz.

    - También parece muy difícil que España hable con una sola voz. El debate político está más radicalizado que nunca.

    - Lo insufrible es que ni en esto de la pandemia se llegue a un acuerdo colectivo. No tienen derecho a debatir esto de forma tan polarizada, unos por defenderse y otros para desgastar. Es muy peligroso. Para la sociedad sería motivo de alegría ver que se ponen de acuerdo en lo básico. Salir de la pandemia económica, por ejemplo, va a requerir un esfuerzo tremendo y es lógico el temor a que no estemos preparados para ello.

    - Usted es moderadamente optimista sobre Cataluña, incluso. Cree que la pandemia puede ayudar a resolver el problema.

    - Pienso que se impondrá el pragmatismo, porque además hay ya signos claros de cansancio. Los esfuerzos estériles lo producen. También generan melancolía.

    - En lo internacional ve un horizonte más despejado. Solo contempla alguna incertidumbre ante la próxima despedida de Merkel.

    - Angela Merkel será considerada la mejor líder de Europa en décadas. Habría que hacerle un homenaje, ir a Alemania a decirle 'gracias'. Hay que ver cómo se han comportado en el tema migratorio, en la pandemia, en todo, durante estos años. El eje franco-alemán ha estado débil en los últimos tiempos, pero no es por culpa de los alemanes.

    Extremos y populismos

    - ¿Y los populismos? ¿Cómo los ve?

    - Está pasando en toda Europa. A los populismos les molesta la democracia, y quienes creemos en ella tenemos que hacer ver a la ciudadanía que son peligrosos y hay que hacer poco caso a sus propuestas.

    - ¿Y la extrema derecha? Las últimas encuestas hablan de que sigue en aumento, e incluso de que entrará con fuerza en el Parlamento catalán.

    - La hay en toda Europa, también. Más que aquí, por cierto. Tiene que haber extrema derecha y extrema izquierda. Algunos creen que ese ascenso es irreversible, y no me parece que lo sea, en absoluto.

    - ¿Es mejor aislarlos?

    - Es debatible. Creo que más que aislarlos lo que debemos hacer es intentar que acepten los valores democráticos. Pero no podemos sorprendernos de que haya extrema derecha. Eso hace que una democracia sea normal. Otra cosa es que nadie tiene derecho a ponerla en riesgo. Y si la extrema derecha, o la extrema izquierda, lo hacen habrá que ponerse serios y reaccionar. Porque con eso no se juega.

    - Otra propuesta de su libro: debe aumentar la coordinación entre los gobiernos autonómicos y el central. A la vista de lo que lleva meses sucediendo no parece fácil.

    - Parece difícil hasta que los partidos entiendan que representan a la ciudadanía, y que esta no quiere ese tipo de espectáculos. Eso debería hacerlos más responsables.

    - Se ha dicho muchas veces pero me gustaría saber su opinión: ¿saldremos mejores de esto?

    - No sé si la palabra es mejorar. Lo malo es que la Humanidad no aprende mucho de casi nada. Me gustaría que tuviéramos una sociedad menos atemorizada y más alegre. Si eso es mejorar, creo que saldremos mejores.


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