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DESAYUNO CENA FIN DOMINGO - REVISTA BLANCO Y NEGRO - El actor McConaughey ficha como profesor en la Universidad de Texas,.
DESAYUNO CENA FIN DOMINGO - REVISTA BLANCO Y NEGRO - El actor McConaughey ficha como profesor en la Universidad de Texas ,. , fotos,.
El actor McConaughey ficha como profesor en la Universidad de Texas,.
«Es la clase que desearía haber tenido cuando estaba en la escuela de cine», apunta el intérprete,.
El actor Matthew McConaughey, de 49 años, se unirá a la Universidad de Texas como profesor este otoño. El productor enseñará cómo llevar un proyecto cinematográfico del guión a la pantalla. McConaughey, ganador de un Oscar a mejor actor en 2013, formará parte de la Escuela Moody de Comunicación como docente en prácticas. «Es la clase que desearía haber tenido cuando estaba en la escuela de cine», apuntó el actor.
En su cincuenta aniversario, el actor Matthew McConaughey ha decidido hacer un repaso a su vida con una biografía. En ella desvela unos cuantos secretos que habían permanecido ocultos y que en cierta manera sacan a la luz algún episodio dramático.
El más grave, sin lugar a dudas, hace referencia a una violación que sufrió cuando era apenas un adolescente. «Tenía 18 años y estaba inconsciente en la parte trasera de una camioneta», recuerda sin entrar demasiado en detalles.
El actor no pasa por alto también el chantaje que recibió a los 15 para mantener relaciones sexuales por primera vez y la creencia que tenía por aquel entonces de que el sexo solo debía tenerse en el matrimonio. Pese a que reconoce que ha pasado página de todo esto, en los últimos años McConaughey ha colaborado en los últimos años con distintos colectivos que luchan contra la violencia sexual.
Durante la promoción del libro ha concedido distintas entrevistas, en donde ha dejado más que claro el papel que ha desempeñado en su vida su pareja, la modelo brasileña Camila Alves, con la que tiene tres hijos. El día que la conoció, admite que «tuvimos una gran conexión», contóa a Oprah Winfrey en su programa. Se cruzaron en una fiesta y él venía de una época complicada, en donde temía no encontrar a la «mujer adecuada», posiblemente por su alto nivel de «exigencia».
Desde que Camila se cruzó en su camino no quiso volver a saber nada más de ninguna otra mujer. « No he querido tener hijos con nadie más que ella. Tenemos un amor que nunca cuestionamos».
TITULO:
Las rutas Capone -Una nueva ruta ciclista y pádel, propuestas para el fin de semana en Losar de la Vera,.
Una nueva ruta ciclista y pádel, propuestas para el fin de semana en Losar de la Vera,.
Prosiguen las propuestas deportivas de cara a la temporada estival en Losar. En esta ocasión será pádel, con celebración de las 24 horas, y bicicleta de montaña, con la Ruta BTT Centro de Interpretación del Paludismo. La primera se celebrará entre el viernes y el domingo, con varias categorías masculinas y femeninas en liza y trofeos, etc,.
TITULO: Un país mágico - La traductora y el melonero ,.
El sabado -24- Julio a las 18:30 por La 2, foto,.
La traductora y el melonero,.
Ahillones. Las revistas de fiestas de los pueblos extremeños resumen el estado de la región,.
Guadalupe
Castillo es traductora y vive en Ahillones. Desde hace diez años,
teletrabaja traduciendo y gestionando proyectos de traducción de manera
remota. Su oficina es una habitación de su casa con una ventana que da a
la calle por la que entra mucha luz. La banda sonora que ameniza su
trabajo es una mezcla de sonidos: el claxon del panadero, etc,.
TITULO:
Diario de un nómada - Las huellas de Gengis Khan - Nómada por contrato... O por el viaje en caravana hacia el autoconocimiento .
El domingo-25- Julio a las 19:00 por La 2 , fotos,.
Nómada por contrato... O por el viaje en caravana hacia el autoconocimiento,.
CON LA CASA A CUESTAS,.
Lo peor es el cachondeo de mis amigos. «¿Tú en caravana? ¿Cómo se van a llamar los artículos? ¿'Rosaland'?»,.
¿Se acuerdan de aquel caftán tan ideal con el que Melania Trump bajó del avión tras abandonar la Casa Blanca? Me había comprado uno igual para estas vacaciones. Bueno, igual no, que el suyo era de Gu-cci, a 2.700 pavos el retal, y el mío era de marca blanca. Pero vamos, que daba el pego para irte de fiesta hippy-chic cualquier noche estival y epatar a las pijas de La Manga. Pues nada: me da en la nariz que el pingo se va a quedar en el armario.
La culpa la tiene mi querido señorito. De mi jefe, hablo. Del que el verano pasado me envió a recorrer los grandes núcleos turísticos del país y, este año, me vuelve a dejar sin vacaciones. Del que disfruta poniéndome en aprietos. Del que no puede ver una película porque es tan influenciable como un adolescente. «Rosa –me dice para preparar el terreno– «¿has visto 'Nomadland'?». Y a mí, que ya lo voy conociendo, se me abren las carnes. Porque me temo que no quiere una crítica cinematográfica de la película, no; me temo lo peor. Y lo peor ha sucedido: me manda a trashumar por España en caravana.
Yo, que no he pisado un camping en mi vida, que soy carne de hotel y buffet libre, que tengo una escoliosis que me impide dormir en cualquier cosa que no sea una cama en condiciones, convertida en un trasunto de Frances McDormand, con esas canas locas y esa mala leche que se te pone por tener que cagar en un cubo. Así no hay forma de levantar cabeza. Ni una carrera columnística como Dios manda.
Pero, por si eso no fuera suficiente, el remate: «Llévate a tu familia, Rosa». Vale. No hemos tenido suficiente con estar año y medio juntos, revueltos y encerrados, para que tengamos que pasar las vacaciones hacinados en seis metros cuadrados oliéndonos los pies. Si aún no ha estallado todo por los aires, ahora lo hará. El heredero ya está renegando. Mi santo ha empezado a resoplar. Y yo desayuno orfidales.
«Atada a una tumbona»
Total, que ahí me tienen, cambiando el caftán por la colección de pantalones cortos de primavera-verano de Decathlon. Que pensarán ustedes que soy una burguesa de provincias, que también, pero lo que soy es una perra, una vaga, una señora atada a una tumbona. Que yo lo que pretendía era pasar las vacaciones yendo de la playa al chiringuito, del chiringuito a la siesta, de la siesta a la cena con mojitos. Que yo lo que quería es que me lo dieran todo hecho. Que ahora me veo rellenando depósitos, fregando a mano, recargando baterías, haciendo una tortilla francesa en la cocina de Pin y Pon y vaciando las aguas negras, que no hará falta que explique lo que son. Y que una no siente esa pulsión hacia el nomadismo descrita por John Steinbeck en 'Viajes con Charley', que el tío se ponía como una moto en cuanto algo le sonaba a locomoción: «El sonido de un reactor, un motor calentándose, hasta el toc-toc en el pavimento de unos cascos herrados producen el viejo estremecimiento, la boca seca y la mirada perdida, las palmas ardientes y una agitación del estómago bajo la caja torácica. En otras palabras, no mejoro; en otras palabras más, el que ha sido vagabundo alguna vez, lo será siempre». Yo no he sido vagabunda nunca. Pero mira, la vida te da sorpresas. Lo mismo, hasta me acostumbro.
Lo peor es el cachondeo de mis amigos. «¿Tú en caravana? ¿Cómo se van a llamar los artículos? ¿'Rosaland'?». Y se descogurcian. Si les digo que me voy en cohete con Richard Branson no se asombran tanto. Menos mal que a Steinbeck le pasó lo mismo: también tuvo que soportar los comentarios satíricos de sus colegas cuando anunció que se iba a recorrer Estados Unidos en caravana. Si eso le sucedió a él, ganador del Nobel de Literatura, imagínense lo que tenido que tragar yo, que no he ganado ni el bingo de regalos del Club Náutico.
Cierto es que la idea de ir en caravana no es, ni muchísimo menos, casual, que mis jefes no dan puntada sin hilo: quieren que experimentemos qué es eso de vivir viajando, ya que este es el verano en el que más caravanas y furgonetas se han vendido y alquilado jamás. El coronavirus ha cambiado la forma de vivir y de movernos y, desde el año pasado, estas vacaciones itinerantes han dejado de ser cosa de guiris jubilados para convertirse en la opción ideal de aquellas familias que desean conjugar la seguridad de no salir de la burbuja entre convivientes con las ganas de libertad, de moverse de un sitio a otro, de volver a ser los dueños de sus propias vidas, de elegir sus destinos.
«Quitarme la tontería»
Y nosotros ¿adónde vamos? Pues como mi querido señorito aprieta pero no ahoga, me ha dejado elegir la caravana y la ruta. Portugal, he dicho. Así, al tuntún. Saldremos de Cartagena y pasaremos por los pueblos del sur de España hasta llegar al cabo de San Vicente; desde allí subiremos a Comporta para pegarnos un baño en la península de Tróia, que lo que es bueno para Albert Rivera y Malú es bueno para nosotros, y regresaremos atravesando Extremadura y el norte de Andalucía. Veo el recorrido y sueño con pasar noches junto a un acantilado y conocer aldeas encantadoras, paisajes extraordinarios y personajes estrafalarios salidos de un western crepuscular, aunque lo más probable es que el tipo más singular con el que me encuentre sea con un triste empleado de banca divorciado que escribe poemas cosmogónicos en Comic Sans.
«Ya me veo haciendo una tortilla en la cocina de Pin y Pon y vaciando las aguas negras»,.
Pero la ilusión de abandonarte a la carretera y de dejarte llevar por ella nunca se pierde. Cada viaje tiene su propia personalidad, su propio ritmo; cada uno de ellos es una aventura, tanto exterior como interior. Tan interior que llega hasta los intestinos: «Tienes que aprender a ocuparte de tu propia mierda», sentencia una viajera que aparece en 'Nomadland'. A lo mejor ese es justo el nivel de autoconocimiento que me hace falta para quitarme la tontería que llevo encima. En cualquier caso aquí estaré, contándolo cada tres días en su periódico de confianza. Y dando gracias de que mi jefe no haya visto 'Cinco semanas en globo'.
fotos , Un trío en la cocina - Así era la salsa de tomate hace 300 años ,.
Así era la salsa de tomate hace 300 años,.
Aunque el primer cocinero europeo en escribir una receta de salsa de tomate fuera italiano, este condimento ya había sido adoptado en la cocina española adaptándolo directamente de los usos aztecas,.
Hace un par de semanas les hablé aquí sobre la increíble y peliculera vida del cocinero italiano Antonio Latini (1642-1696), que pasó de joven menesteroso a chef aristocrático gra-cias a su buena mano para los guisos y al talento con el que supo adaptarse a los gustos de la élite española en el Nápoles del siglo XVII. En aquel artículo les comenté que gran parte de la fama del signore Latini se debe a que fue la primera persona que escribió recetas con tomate y en particular la formula de las dos salsas de tomate más antiguas que se conocen. Una de ellas apareció en el primer volumen de su recetario 'Lo Scalco alla moderna', de 1692, mientras que la otra fue publicada en la segunda parte en 1694. Ambas son muy parecidas y lucen orgullosamente el adjetivo de «españolas» con las que su autor las identificó: «Salsa di po-madoro alla Spagnola» y «altra Salsa alla Spagnola».
Los españoles que llegaron a México en 1519 conocieron allí el tomátl (que en náuhatl significa 'fruto gordo'), un fruto con muchas y distintas variedades que se distinguían me-diante la adición de sufjos. Así por ejemplo los aztecas tenían miltomatl (tomatillo), xitomatl (el tomate rojo), xaltomatl (tomate de arena) o izhoatomatl. La mayoría de estos tipos de to-mate se usaban en Las Indias para elaborar salsas con chile que el misionero Bernardino de Sahagún describió en torno al año 1575 en su 'Historia general de la Nueva España'. El médico y botánico Francisco Hernández de Toledo (1514-1587), quien dirigió la primera exploración científica al Nuevo Mundo, también mencionó en sus apuntes la excelente y nu-tritiva salsa que los indios hacían con chiles picantes para despertar el apetito. Por su parte José de Acosta no dudó en tildar a los tomates en su 'Historia natural y moral de la Indias' (1590) de «frescos y sanos, un género de granos gruesos jugosos que hacen gustosa salsa y por sí son buenos de comer».
El caso es que el americano tomate viajó hasta España y pese a las iniciales reticencias –se creía que podía ser tóxico– no tardó en empezar a ser consumido como alimento, espe-cialmente entre las clases populares. Al convertirse en un bocado propio de los más humildes, tardó bastante en encontrar vía libre hacia las mesas elegantes y, consecuentemente, su apari-ción en los libros de cocina se retrasó. Aparte, en nuestro país no se editó ningún recetario nuevo entre 1611 y 1745, así que Latini tuvo ocasión de adelantarnos limpiamente por la de-recha y convertirse en el pionero del la cocina tomatera gracias a la pasión que su jefe, el es-pañol Esteban Carrillo de Salcedo, sentía por este alimento.
Así se explica que este chef transalpino pusiera tanto empeño en el uso de tomates y pimientos y también que sus famosas salsas sean un remedo de las antiguas mexicanas, ela-boradas simplemente con tomates asados y distintos condimentos.
Por si la quieren probar ustedes, la salsa di pomodoro alla spagnola de 1692 indica que hay que «tomar media docena de tomates maduros y ponerlos a asar en las brasas, y cuando estén chamuscados quitarles la piel con cuidado y picarlos finamente con un cuchillo. Agregar tantas cebollas finamente picadas como se desee; chiles picantes [peparolo en el original] también picados y una pequeña cantidad de tomillo. Después de mezclar todo, añadir un poco de sal, aceite y vinagre según sea necesario». Aquella sabrosa fórmula servía según Latini «tanto para platos hervidos como para cualquier otra cosa», igual que la segunda variante que, más parecido a una pipirrana y a base de tomate crudo, cebolla, chile, pimienta, sal y aceite, podía usarse incluso en días de abstinencia de carnes.