Esta es la sitcom de estreno de mayor éxito de la temporada 2006/2007 en EEUU siendo nominada a los People Choice Awards como Mejor Comedia de Televisón, -foto,.
¿Por qué en las bodas siempre se dice "en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza, para lo bueno y para lo malo, hasta que la muerte os separe”? Porque las cosas pueden ir bien, pero muchas veces, las cosas pueden ir mal. 'Til Death es una comedia sobre una pareja de mediana edad, formada por Eddie Stara, interpretado por Brad Garrett (Todo el mundo quiere a Raymond) y su mujer Joy Stara, encarnada por Joely Fisher (Mujeres Desesperadas), que se encuentran en el día 8.743 de su matrimonio y para demostrarlo tienen las cicatrices de sus peleas. Sus nuevos vecinos son una pareja de recién casados, unos jóvenes idealistas, apasionados y adorables cuyo matrimonio se encuentra en el día 12. La pareja la forman Jeff Woodcock, interpretado por Eddie Kaye Thomas (American Pie) y Steph Woodcock, a quien da vida Kat Foster (Ley y orden). Se trata de una serie que enfrenta a un matrimonio reciente y a otro consolidado que luchan por mantener vivo el romance, o al menos permanecer juntos, para así poder tener a alguien que te lleve al hospital cuando tengas que hacerte una operación.
La serie se estrenó en Estados Unidos el jueves 7 de septiembre de 2006 en Fox, a las 22:00 h. Se enfrentaba, en la noche más competitiva a Ugly Betty en ABC, al concurso Survivor en CBS y en NBC a la segunda temporada de My name is Earl. Aún así, su estreno obtuvo una media de 8,8 millones de espectadores.
‘Til Death está escrita por la también pareja en la vida real Josh Goldsmith y Cathy Yuspa.
Sinopsis
Eddie es una persona muy realista que se considera a sí mismo como un experto en la mayoría de los temas de conversación. Como profesor de historia en un instituto, ha aprendido muy bien las lecciones de la historia y aplica los principios básicos de su materia a su matrimonio: toda pelea gira en torno a poder, tierra y recursos económicos, y a las mujeres les encanta acabar con cualquier ápice de diversión. Al ser todo un veterano en las guerras matrimoniales, Eddie decide darle consejos gratis al joven e idealista Jeff, el nuevo sub-director del instituto. Por supuesto, Eddie tiene un pequeño secreto que no comparte con nadie, ya que ama a Joy más que nada en el mundo. Y aunque Joy parezca muy chillona y sarcástica, ella también adora a Eddie de la misma manera.
TÍTULO: MI LECTORA,.
Era un viernes por
la tarde y buscaba un regalo de
cumpleaños para una amiga en una
tienda de complementos del centro de
Madrid. Una mujer de más o menos
mi edad que entró poco después
me miró como si me reconociera y
me preguntó si yo era yo, como se
lo estaba pareciendo. Me contó que
me leía, pero que, sobre todo, era su
hija la que más fielmente seguía mis
artículos en esta revista y que incluso
los recortaba. Me emocionó aún más
que otras veces porque imaginé que
aquella lectora de la que me hablaba
y que me distinguía de esa manera
era una joven de la edad de mi hijo y,
sin embargo, se identificaba con mis
artículos. No sé si ella lo captó en mi
sonrisa de agradecimiento, entre otras
cosas, porque siempre me sorprende
que me lo digan, por muchas veces
que lo hagan, como si fuera un precioso regalo que es
inesperado y emocionante cada vez. Y me quedo con
la sensación de que mi respuesta jamás está a la altura
de ese regalo.
Y no se trata de vanidad. La vanidad
del reconocimiento es una satisfacción breve y
superficial que no está, eso creo, entre mis principales
debilidades. Se trata de otra cosa bien distinta. De la
emoción de la comunicación con miles de personas
a las que no conozco, pero con las que comparto
preocupaciones, puntos de vista, ironías, tristezas,
humor. Que han pensado las mismas cosas, pero no
han podido reflejarlas en un papel o que piensan
cosas distintas, pero les gusta debatirlas con mis
argumentos e historias.
Parece una contradicción,
pero la comunicación a
través de la escritura es
una actividad solitaria y
así debe serlo para poder
sobrevivir. Porque un debate
constante con los lectores
sobre cada argumento nos
paralizaría, con dudas, miedo,
confusión, al menos a mí,
porque el desasosiego de las
críticas sí que está entre mis
debilidades.En esa contradictoria soledad pienso en esa joven lectora, en lo que haré para captar su interés la próxima vez, en lo que podrá sorprenderla, en lo que le hará pensar, en lo que la irritará. Y me emociono con ese pequeño milagro de que personas de tan distintas edades podamos compartir reflexiones e intereses. Quizá porque las diferencias de edad nos asustan a veces tanto como las diferencias de culturas, o de religiones, o de ideologías, o de clases sociales. Y pensamos que pueden ser insalvables, que impedirán el entendimiento, cuando las cosas son mucho más sencillas. En realidad, las preguntas y las inquietudes de una chica de 20 años no son tan diferentes a las de una mujer de 50. Tan solo cambia el efecto de las experiencias, a veces en forma de escepticismo y otras, de doble entusiasmo, pero los impulsos vitales son los mismos.
Mi duda, que no acabo de resolver, es lo que ocurre si la lectora se convierte en lector. Si las barreras del sexo nos separan más que las de la edad. O si la causa de que mi hijo, de la edad de mi lectora, no siga mis artículos es su condición masculina o, supongo que él mismo dirá, el hecho de llevarme escuchando diariamente desde hace 22 años.
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