-fotos-- Revista Interviú, Celia Morón, EL BILLETE 50 €,.
GENTE
Celia Morón, campeona de España de fitness, desnuda en Interviú
Esta granadina asegura que «en la cama se tiene que hacer todo como yo quiero»
Celia Morón, campeona de España de
fitness, es la primera portada de la revista Interviú del mes de
febrero. Esta granadina, cuatro veces campeona nacional, enseña todos
sus músculos y, en una picante entrevista, asegura que «en la cama se
tiene que hacer todo como yo quiero».
Además, la revista adelanta su
portada de la próxima semana con un acertijo: es actriz, es española, ha
sido nominada cuatro veces a los Goya y ha ganado un premio Ondas. Ah, y
es una de las mujeres con más morbo del cine español y será «el desnudo
más espectacular nunca visto en Interviú». ¿Quién será?
TÍTULO: LA CHIMENEA,.
La chimenea-foto.
Un joven que había estudiado lógica, acudió a un rabino y solicitó ser instruido en Talmud.TÍTULO: EL PASTOR ALEMAN, El conejo y el pastor alemán ,.
- "¿Lógica?", preguntó el rabino. "Dudo que eso sea suficiente para estudiar Talmud, pero te tomaré una prueba. Supongamos que dos hombres bajan por una chimenea, uno sale con la cara limpia y el otro con la cara sucia ¿Cuál se lava la cara?"
- "Eso es fácil, el de la cara sucia", respondió el estudiante.
- "Incorrecto", dijo el rabino. "El de la cara limpia. Veamos: el de la cara sucia mira al de la limpia y piensa que su cara también está limpia. El de la cara limpia mira al de la sucia y piensa que su cara está sucia, así que él se lava la cara."
- "No pensé en eso", admitió el joven. "Deme otra oportunidad."
- "Volvamos a empezar. Dos hombres bajan por una chimenea, uno sale con la cara limpia y el otro con la cara sucia ¿Cuál se lava la cara?", planteó el rabino.
- "Acabamos de responderlo: aquel con la cara limpia", contestó el estudiante.
- "No. Ambos se lavan la cara", dijo el rabino. "Aquel con la cara sucia mira al de la limpia y piensa que su cara está limpia también. Pero el de la cara limpia mira al de la sucia, y piensa que su cara también lo está, entonces se lava. Cuando el de la cara sucia ve que el de la limpia lava su cara, él también se lava. Por lo tanto ambos lavan su cara."
- "No me di cuenta de esa alternativa", expresó el joven. "Deme otra oportunidad."
- "Está bien. Dos hombres bajan por una chimenea, uno sale con la cara limpia y el otro con la cara sucia ¿Cuál se lava la cara?", preguntó el rabino.
- "Ambos lavan su cara", respondió con énfasis el estudiante.
- "No. Ninguno de los dos", dijo el rabino. "Aquel con la cara sucia mira al de la limpia y piensa que la suya también lo está. El de la cara limpia mira al de la sucia, y piensa que su cara también está sucia. Pero cuando él ve que el hombre de la cara sucia no se lava, él tampoco se lava. Por lo tanto ninguno se lava."
- "Una última oportunidad y le demostraré que puedo estudiar Talmud", pidió el joven.
- "Dos hombres bajan por una chimenea, uno sale con la cara limpia y el otro con la cara sucia ¿Cuál se lava la cara?", volvió a plantear el rabino.
- "Ninguno", exclamó triunfalmente el estudiante.
- "¿Ves ahora por que la lógica no es suficiente para estudiar Talmud?¿Cómo es posible que dos hombres que bajan por la misma chimenea, uno salga con la cara sucia y otra con la cara limpia? ¿No ves que la pregunta es tonta? Y si intentas contestar preguntas tontas, tu respuesta será tonta. Así que aprende algo más de lógica antes de que intentes estudiar el Talmud.", sugirió el rabino.
TÍTULO: El conejo y el pastor alemán-foto
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Esta es la historia de dos vecinos, que
eran buenos amigos y que, en cierta ocasión, decidieron comprar a sus
hijos sendas mascotas. Uno compró un conejo, mientras que el otro
compró un cachorro de pastor alemán. El primero protestó pensando que
el perro se comería a su conejo, pero el otro argumentó que, dado que
ambos eran cachorros, crecerían juntos y se convertirían en buenos
amigos. Y así fue. Era normal ver al conejo jugando en el patio del
perro y al revés.
Un día, el dueño del conejo fue a pasar
un fin de semana en la playa con su familia y dejaron al conejo en
casa. El domingo por la tarde, el dueño del perro y su familia tomaban
una merienda cuando entro el pastor alemán a la cocina. Traia el
conejo entre los dientes, muerto y todo sucio de tierra.
La primera reacción fue culpar al perro y
enojarse con el. En pocas horas llegarían los vecinos ¿Que les iban a
decir? Lo primero que se les ocurrió fue bañar al conejo y dejarlo bien
limpito, por lo menos para que los niños pudieran despedirse de él. Y
eso es lo que hicieron: lo lavaron cuidadosamente y lo dejaron en su
casita del patio.
Apenas llegaron los vecinos, oyeron a
los niños gritar y uno de ellos fue corriendo hasta la casa cercana
para contar lo que había sucedido. "El viernes, antes de irnos, el conejo se murió y lo enterramos y ahora al volver, lo encontramos nuevamente en su casita".
La historia termina aquí Lo que ocurrió
después no importa. El gran personaje de esta historia es el perro que
sin haber hecho nada, cargó con toda la culpa. Imagina al pobrecito,
desde el viernes, buscando en vano a su amigo de la infancia. Después
de mucho olfatear, descubrió su cuerpo muerto y enterrado. ¿Qué hizo
entonces? Probablemente, con el corazón partido, desenterró a su amigo y
fue a mostrárselo a sus dueños, imaginando poder resucitarlo. Sin
embargo otra fue la historia imaginada a partir de la cual fue culpado.
¿Cuántas veces sacamos conclusiones a partir de una simple suposición?
¿Cuántas veces nos enojamos con alguien sin chequear cuáles fueron los hechos?
Inferir suele ser un proceso automático que solemos hacer los seres humanos sin darnos cuenta de las consecuencias que puede acarrearnos. Algo sucede, lo explicamos y luego confundimos nuestra explicación con lo que ocurrió realmente.
¿Cuántas veces nos enojamos con alguien sin chequear cuáles fueron los hechos?
Inferir suele ser un proceso automático que solemos hacer los seres humanos sin darnos cuenta de las consecuencias que puede acarrearnos. Algo sucede, lo explicamos y luego confundimos nuestra explicación con lo que ocurrió realmente.
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