DESAYUNO - CENA - MARTES - MIERCOLES - Un año en el purgatorio, fotos.
Un año en el purgatorio,.
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Descubriendo a Kevin, un pistolero que celebra los goles con arte,.
En el edificio de La Estrella, los vecinos somos gente sólida y jubilada, ergo, muchos vamos cada domingo a ver al Cacereño. A pesar de nuestra madurez y nuestra seriedad, a veces hacemos pequeñas locuras como vestirnos con camisetas de colores y calzonas para ir al estadio, algo que jamás se nos hubiera ocurrido años atrás, pero en estos tiempos, todo vale y si hay que llevar una camiseta con la silueta de Beyoncé, nos la ponemos y nos vamos al fútbol tan ricamente.
Ayer domingo, era día de calzona y camiseta. En la grada, se hablaba más de temperatura que de fútbol. Y aunque habíamos ganado cero a tres en Sierra de Fuentes, no crean que la afición las tenía todas consigo. Con ese escepticismo derrotista que nos caracteriza, el mensaje general de salutación venía a ser este: «Vamos a pasar calor, eso seguro, pero que veamos buen fútbol y goles es otra cuestión"».
Más optimista era Eladio Paniagua, pero claro, Eladio es de Coria, ejerce de corresponsal del Hoy en la capital episcopal y estaba en la grada muy contento con su familia porque su nieto Dani jugaba como segundo portero del Cacereño. Eladio es un hombre cabal que no se pone calzonas desde que era niño y se aprestaba a combatir el calor con el clásico remedio de dos botellas de agua mineral congelada. Y por la grada, en fin, abundaban los abanicos, los refrescos, los escotes, las piernas al aire y todo aquello que contribuyera a espantar el sofoco.
Después está el encanto de lo doméstico con sus querellas, sus cariños y sus cuentas pendientes. Enfrentarse a La Roda es luchar contra lo desconocido y la única gratificación que te produce la victoria son los tres puntos, pero si ganamos al Don Benito, no son solo tres puntos, es que yo quedo por encima de mis cuñados; si ganamos al Zafra, podré vacilar a mi sobrina futbolista; si derrotamos al Plasencia, me pasaré por la Redacción del Hoy en Cáceres a pavonearme ante los colegas placentinos. Y si ganamos al Badajoz. ¡Ay si ganamos al Badajoz! Pero no adelantemos acontecimientos, que aún quedan unas semanas, pocas, para ese partido.
En todos los partidos Cacereño-Arroyo que he visto, hemos ganado por algún gol de churro y sin demasiada justicia. El año que nos necesitaron para no descender, les echamos una mano... al cuello. Quizás sea por eso que el Arroyo es un equipo que visita el Príncipe Felipe con cierta resignación, como si viniera derrotado de antemano. Se nota, incluso en la actitud de los aficionados, un respeto exagerado. Algún año, el árbitro ha sido un punto casero y la afición arroyana disimulaba su indignación como si no quisiera molestar. Y así es imposible ganar.
El partido tuvo tanto sopor como el día. El Arroyo pudo haber sacado tajada, pero se volvió a repetir la historia, no lo acompañaron el árbitro ni la suerte y se fue de vacío. «Demasiado peloteo sin sentido», me comentaba un vecino en calzonas en el ascensor, ya de vuelta. Y sí, poca chicha hubo en el césped pero vimos goles y descubrimos un héroe, algo imprescindible para resistir. Nuestro nuevo matador del área se llama Kevin, es argentino, se pelea con los contrarios y hasta los embiste, y, cuando marca gol, monta en la banda un espectáculo muy logrado y llamativo, algo raro por aquí. Para mí que este año vamos a tener diversión. Se lo dije a mis vecinos, pero mis vecinos, por muchas calzonas que lleven por fuera, no cambian por dentro y son pesimistas. Es genético: no se puede ser aficionado del Cacereño y creer en el cielo. Como mucho, creemos en el purgatorio.
TITULO: TIERRA DE TOROS - RABO PARA TALAVANTE, QUE MARCA LA DIFERENCIA EN TARDE DE GENEROSIDAD,.
TIERRA DE TOROS,.
Tierra de Toros | Canal Extremadura
Programa presentado por Juan Bazaga dedicado al mundo del toro en nuestra región. Estamos atentos cada semana a la actualidad taurina,etc.
RABO PARA TALAVANTE, QUE MARCA LA DIFERENCIA EN TARDE DE GENEROSIDAD,.
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Toros de los hierros de Núñez del Cuvillo (2º y 6º), de buena hechura, con calidad pero escaso fondo, el último premiado con la vuelta al ruedo en el arrastre; Juan Pedro Domecq (1º), de justa presencia y nulas fuerzas; Zalduendo (3º), basto de hechuras, rajado y manejable; Domingo Hernández (4º), bien presentado y de muy buen juego, premiado también con la vuelta al ruedo; y Victoriano del Río (5º), con volumen y lesionado. TOREROS: Juan José Padilla, de grana y oro: estocada trasera desprendida (oreja). José Tomás, de grana y oro: estocada trasera y descabello (oreja). Morante de la Puebla, de negro y oro: estocada caída (dos orejas). El Juli, de marino y azabache: estocada caída (dos orejas). José María Manzanares, de negro y azabache: estocada honda caída (ovación). Alejandro Talavante, de verde hoja y oro: estocada trasera (dos orejas y rabo). INCIDENCIAS: Plaza de Valladolid. Los seis toreros salieron juntos y a pie de la plaza al finalizar la corrida. Entre las cuadrillas, Manuel Larios saludó tras banderillear y Juan José Trujillo tuvo que ser atendido en la enfermería de posible lesión en la rodilla derecha. La Infanta Elena, escayolada del brazo derecho, asistió al festejo, acompañada por su hija Victoria Federica. Corrida homenaje al torero Víctor Barrio, muerto por un toro en la plaza de Teruel. Casi todos los toreros brindaron sus faenas a la viuda y a la familia de Barrio. No hay billetes.
En una corrida marcada por la generosidad, la de los toreros actuando desinteresadamente en homenaje a su compañero Vïctor Barrio, y del público con toros y toreros, premiándoles con abundante generosidad, fue Alejandro Talavante quien marcó las diferencias con su entregada faena al sexto de la tarde.
Entregados todos, toreros y público, en homenaje a Víctor Barrio, el torero segoviano al que un toro partió el corazón hace apenas un mes en la plaza de Teruel, quedaba sólo añadirle la entrega suficiente a las faenas para que el festejo estuviera a la altura de la ocasión. Y más teniendo en cuenta que el público que abarrotó los tendidos del coso de Valladolid acudió deseoso de contemplar las faenas de seis de los más importantes toreros del momento y con un talante amable y desprendido que se apreció ya cuando se le concedió una oreja a Juan José Padilla por una faena de imposible brillo a un derrengado toro de Juan Pedro Domecq.
También fue generosa la que se le concedió a José Tomás, la estrella del cartel, que apenas pudo cuajar un soberbio quite por chicuelinas y un par de series de buenos muletazos al desfondado ejemplar de Núñez del Cuvillo que salió en tercer lugar.
Conformes hasta entonces con tan poco, los espectadores se entusiasmaron con el arrebato de Morante de la Puebla ante el tercero, varios momentos de surtida y genial inspiración ante un astado de Zalduendo de bastas hechuras y rajado casi desde su salida. La gran virtud de Morante fue evitar que el animal se marchara a tablas y siguiera aun con desgana una muleta que nunca le exigió, envolviéndolo todo con improvisada compostura y unos raptos de gracia que fueron jaleadísimos.
Dos orejas paseó Morante y otras dos le dieron a El Juli del toro que salió en el turno siguiente, un fino ejemplar de Domingo Hernández que fue el de más calidad y duración del variado lote escogido para la ocasión. El torero madrileño estuvo variado con el capote, en suertes muy vistosas, y sustentó con oficio una faena de muleta compacta y algo lineal, en la que ligó los pases sin acabar de entusiasmarse hasta la espectacular estocada final a un toro que se partió el pitón derecha al comienzo del trasteo. La generosidad de la tarde, que llegó a sus más altas cotas al premiar a ese ejemplar con la vuelta al ruedo en el arrastre, se vio frenada momentánemente en el infructuoso y largo trasteo de Manzanares al quinto, que acusó, dolido, una posible lesión en su pata delantera derecha.
Y tras la calma momentánea llegó la tempestad de Alejandro Talavante, que puso toda su generosa entrega al homenaje con una faena al sexto en la que no se guardó nada, desde los suaves delantales de recibo al estoconazo final volcándose sobre el morrillo de un toro de Núñez del Cuvillo que tuvo calidad pero poco fondo. Tras un ajustado quite por saltilleras y gaoneras, Talavante se fue a los medios para abrir el trasteo de muleta con una arrucina por la espalda y con las dos rodillas en tierra que marcó ya el grado de emoción que la iba a dominar. Pero más intensidad tuvo aún el remate de esa apertura de faena con un natural, también de rodillas, largo como un río y con todo el pecho del torero por delante. La plaza, ahora sí, sonó como un trueno en un grito de asombro. Después llegaron varias series de naturales y derechazos de sutil temple, de pie y de hinojos, totalmente dado a la faena y administrando la justa raza del toro, hasta que una estocada demoledora puso en manos del extremeño el rabo del toro con el que marcó las diferencias.
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