La cura de la alergia
Uno
de cada tres niños es alérgico a algo, ya sea un alimento, animal o
planta. En Estados Unidos, los casos de alergia al cacahuete y los
frutos secos se han triplicado desde 1997. La desensibilización es uno
de los muchos programas que se están poniendo en práctica para curar las
alergias
. Un número cada vez mayor de niños en el mundo
occidental y urbano de hoy lleva consigo una jeringuilla portátil con
una dosis de adrenalina, para inyectársela en el muslo en caso de sufrir una reacción negativa.
La
alergia es cosa de familia. Es, indudablemente, un problema con un
componente genético. ¿Pero a qué se debe este aumento de veinte años a
esta parte?
Las alergias forman parte de la familia de las
enfermedades autoinmunes, en las que el sistema inmunitario ataca el
organismo sin ningún motivo. Los niños suelen desarrollar
reacciones alérgicas a los alimentos más comunes en su cultura. Por
ejemplo, en Japón es frecuente la alergia al arroz, que raras veces se
da en Estados Unidos. Y en Japón la alergia a la leche es rara, mientras
que en Estados Unidos es frecuente.
Junto a la alergia a los
frutos secos, el pescado, el marisco, la leche y los huevos son los más
comunes. Para estos niños consumir estos alimentos les puede producir
anafilaxia. Estos niños viven pegados a su autoinyector de adrenalina. A
principios de los años 70, un pediatra canadiense, el doctor John
Gerrard, descubrió que, en las comunidades rurales métis, la tasa de
alergias infantiles era mucho menor que entre la población urbana.
Barajó la hipótesis de que ello pudiera estar relacionado con la
abundancia de gérmenes de su entorno rural, mientras que, en otras zonas
del país, las campañas de salud pública habían logrado erradicar los
gérmenes. Esta hipótesis recibió el nombre de “hipótesis de la higiene”,
aunque este término es un tanto equívoco, porque sugiere que es una
cuestión de higiene personal, cuando en realidad tiene más que ver con
los animales y las plantas.
Los científicos están buscando respuestas a esta epidemia de alergia en
los lugares más inesperados, como en los establos de una familia de
granjeros Amish. Esta comunidad vive en el norte de Indiana, de origen
suizo alemán, tienen un estilo de vida que apenas ha evolucionado en
doscientos años. Hay una estrecha conexión entre los niños, los animales
y los establos. Los Amish tienen la mitad de alergias que las familias
de ganaderos lecheros alemanas. Hay un cuarenta y cinco por ciento de
niños suizos que no viven en granjas y que tienen alergia, y sólo un
ocho por ciento de niños Amish con alergia.
Mientras los alergólogos prueban, prudentemente, diferentes métodos de desensibilización,
los inmunólogos especulan sobre las causas posibles de las alergias. A medida que mejora la salud de la población, parece que también aumentan las alergias.
Rodado en Canadá, Estados Unidos, Inglaterra y Alemania,
"La cura de la alergia" mira a las últimas investigaciones que intentan encontrar una cura a esta epidemia
y destaca algunos descubrimientos médicos sorprendentes que son esperanzadores.
La Noche Temática - Avance: 'La cura de la alergia'
Medicina y niños
Desde el mismo momento que el médico receta un medicamento, se enfrenta a un dilema.
Existen muy pocos medicamentos específicos para niños, la mayoría han sido concebidos para adultos y el pediatra procura adaptarlos.
Si
el medicamento cuenta con plena aprobación para uso pediátrico, la
dosis correcta según la edad vendrá indicada en el prospecto. Pero, si
no hay instrucciones, significa que el medicamento no está autorizado.
En Francia, el sesenta por ciento de los medicamentos recetados están en
esta situación. Los medicamentos no se adaptan adecuadamente a los
niños en ningún lugar del mundo.
Desde 2007 en Europa y desde 1997 en Estados Unidos,
las empresas farmacéuticas están obligadas a ensayar los nuevos medicamentos pediátricos en niños antes de sacarlos al mercado. Una de las principales dificultades de los ensayos pediátricos está en encontrar participantes.
Reagan
es una niña que no está enferma, pero participa en un estudio sobre el
funcionamiento de su hígado, seguirá sometiéndose dos veces al año a una
batería de pruebas hasta que se convierta en adulta. Los investigadores
sólo pueden realizar esta clase de estudio en sujetos voluntarios. La
madre de Reagan cuenta que aunque no se beneficie directamente a la
salud de su hija, es bueno para ella participar y ayudar a otros niños.
Una
de las madres que aparece en el documental se sincera: "Reconozco que
es fundamental para el avance de la medicina pero, ¿a costa de mi propia
hija? Si solo se tratara de mí no diría que no, porque es mi cuerpo,
pero en el de mi hija...".
Hishiro participa en un protocolo
experimental. Tiene trece años y está aquejado de una enfermedad rara
para la que no existe tratamiento. Su única esperanza reside en un
ensayo clínico en el que su médico lo incluyó hace un año.
Para el
doctor Liehnahar, "los ensayos clínicos en niños siempre son un tanto
delicados, debido a los padres. ¿Es mi hijo al que van a tratar o no? ¿A
qué riesgos le vamos a exponer? Pero sabemos muy bien que, en contadas
situaciones, no habrá ningún progreso a menos que todos participen".
A
partir de la nueva normativa, aires de cambio en el terreno de la
investigación pediátrica recorren el mundo entero. Pero los efectos no
se notarán hasta pasados varios años, porque se tarda más de diez en
desarrollar un fármaco.
La Noche Temática - Avance: 'Medicina y niños'
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