El mejillón, un tesoro. Bajo las
aguas de las rías gallegas duerme un tesoro que pesa cerca de
trescientas mil toneladas. Alcanzarlo no es fácil. Recogerlo menos.
Madrugar ni siquiera es verbo cuando hay que levantarse a las dos y
media de la mañana y lanzarse al mar para llegar al tajo tres horas
antes de que amanezca. El tesoro se llama mejillón. Claudio y su
familia lo recogen desde hace 34 años en las mismas bateas que ya dieron
de comer a su abuelo. Los huertos de mar que llenan las latas de
mejillones, de marisco y de pescado son el cofre del tesoro, dan trabajo
a doce mil personas en Galicia.
Sobar la anchoa. En aguas del
Cantábrico lleva un siglo pescando la familia Valle. Benjamín es el
último eslabón de una cadena que sigue lanzando la red a la anchoa como
lo hiciera su bisabuelo, su abuelo y su padre. El mar es el motor de
Santoña. Las anchoas, su carburante. Carmen es sobadora, como la mayoría
de mujeres del pueblo. Cantabria produce el 75% de la anchoa de todo el
país y aporta un alto porcentaje a las estadísticas de dolor de
espalda: el verbo sobar se conjuga agachándose, de pie y quitando la
piel con un estropajo a cada ejemplar, después de que la anchoa haya
estado un mínimo de seis meses en salazón.
El triángulo de las verduras. Jesús
nació entre pimientos, se crió entre espárragos y se hizo adulto
embotando verduras en Lodosa uno de los vértices navarros de la conserva
del pimiento del piquillo. Es el pueblo de Jesús y el que da nombre al
pimiento. El apellido lo coge del pico, no porque pique. Rojo y con el
rabo torcido, el pimiento que Jesús asa en horno de leña se conserva en
su propio jugo. Tirando de escuadra y sumando a Navarra, La Rioja y
Aragón cerramos el triángulo de la industria conservera vegetal en
España. En esta zona se embotan un millón de toneladas de vegetales. El
agua del Ebro, el calor diurno y las noches frescas tienen la culpa.
Latas de combate. Garbanzos
guisados, lentejas, salchichas y una lata de tres kilos de atún con
tomate caben en el petate de los soldados españoles que están de misión
en Afganistán. Las conservas nacieron en el ejército hace 200 años. Hoy,
los soldados españoles eligen cinco tipos de menú y calientan la lata
con pastillas inflamables en un hornillo portátil y desplegable mientras
hacen la guerra.
Aloe vera de aperitivo. Andrés come
tacos de aloe vera y después se embadurna la cara con sus restos de
gelatina. Conocida por sus virtudes en los tratamientos de belleza, hace
seis años que descubrió que el aloe se come y se bebe. Ha convertido
cinco hectáreas de campo de la localidad sevillana de Carmona en la
primera finca de la península que cultiva aloe. Se usa como potenciador
del sabor, se conserva tan sólo con una pizca de limón. Se come en
ensalada, salsa o directamente del bote.
‘Dar la lata’, este miércoles 7 septiembre a las 22.35 h., en Comando Actualidad.
TITULO: EL HOMBRE TIEMPO -Roberto Brasero - HACE MAS CALOR QUE EN JULIO Y AGOSTO,.
¡Hace más calor que en julio y agosto!,.
-
-foto, Roberto Brasero cumple cinco años como 'el hombre del tiempo' de
Antena 3.«A veces el cielo se encapota pero siempre acaba saliendo el
sol»,.
A Roberto Brasero (Talavera de la Reina, Toledo, 1971), periodista de
formación, le sorprendió que sus jefes de Telemadrid le propusieran ser
el hombre del tiempo de la cadena, «no terminaba de entenderlo». Ya ha
llovido bastante de eso pero él sigue teniendo la cabeza en las nubes.
Este lunes cumplió cinco años dando el parte meteorológico en Antena 3
(de lunes a viernes a las 16.00 horas).
¿Esperaba estas noches de 30 grados y estos días de más de 35 grados en pleno septiembre?
Está superando las previsiones iniciales. Estamos teniendo
temperaturas máximas nunca antes registradas en septiembre. Fíjate, ¡en
julio y en agosto no se alcanzaron estas temperaturas! Hace más calor
que en pleno verano.
¿A dónde podemos ir para estar más fresquitos?
Es difícil, aunque este miércoles (por hoy) ya bajarán las
temperaturas en Galicia y el jueves en el resto de España. Calor seguirá
haciendo, aunque, afortunadamente, ya no tanto.
¿Ha sido un plácido anticiclón o ha habido borrascas en estos cinco años de trabajo?
Han pasado rápido, el balance es muy positivo. Si hubiera sido todo
un anticiclón habría sido muy aburrido. Afortunadamente ha habido
borrascas, ciclogénesis y hasta huracanes. Solventar las dificultades
diarias tiene su gusto.
¿Cómo reaccionó su familia cuando les dijo que iba a ser 'el hombre del tiempo'?
Mi primera vez fue en Telemadrid y aquello fue muy raro. Primero me
lo tuve que decir a mí mismo porque no terminaba de entenderlo, no me lo
esperaba. Sin embargo surgió una manera distinta de contar El Tiempo y
ahí encontré mi hueco. Solo puedo agradecérselo a Elena Sánchez (la
fundadora del canal Cuatro), que fue la primera persona que confió en mí
y que desgraciadamente nos dejó este año.
Hasta entonces la sección estaba dominada por meteorólogos.
Nosotros queríamos hacerlo distinto, más participativo para el
público, pero no sabíamos cómo. Pusimos en práctica una idea y acabó
funcionando.
¿Se ve retirándose entre isobaras?
A mí me cuesta verme jubilándome, está tan lejos... Pero si me retiro como hombre del tiempo estaría muy contento.
¿Es posible ver a Brasero enfadado?
Todo el mundo me dice que soy igual que en la tele cuando me paran
por la calle (risas), ¿y cómo voy a ser? Pero también te digo que
enfados, y algunos disgustos, me llevo, lo que pasa es que no los
transmito a la gente.
El cambio climático
¿Qué le nubla el día?
Que levante la persiana y no suceda lo que había pronosticado o no
tener a tiempo un reportaje. Los pequeños inconvenientes del día a día
pueden convertirse en un nubarrón pasajero, y lo mismo en mi vida
privada, donde a veces el cielo se encapota pero siempre acaba saliendo
el sol.
¿En el colegio era aplicado?
Más que ahora todavía, me gustaba sacar buenas notas. Lo que pasa es
que en el cole no teníamos el examen diario de las audiencias (risas).
No era de letras ni de números, siempre tiraba por las ciencias mixtas.
De no ser periodista, ¿qué le hubiera gustado ser?
A mí me hubiera gustado ser astronauta, ¡y no lo descarto! ¿Quién
sabe? Pero pocos llegan a eso y todos acabamos bajando de las estrellas
hasta el suelo. Aunque en mi caso siempre he tenido la cabeza en las
nubes.
¿Es más fácil frenar el calentamiento global o que se forme Gobierno?
¡Ya veremos! En cualquier caso el Gobierno que salga, quién sabe
cuándo, tiene que tener entre sus prioridades combatir el cambio
climático.
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