Viernes - 22 - FEBRERO a las 22:10 horas en La 1, fotos,.
Dentro de Zorita, el espejo de Almaraz,.
El ejemplo de la central José Cabrera, en desmantelamiento desde 2010, deja claro que el de la nuclear extremeña durará al menos una década,.
Dentro de unos veinte años, el edificio del reactor uno de Almaraz estará más o menos como luce ahora el de la central nuclear José Cabrera, en Almonacid de Zorita
(Guadalajara). O sea, será un cilindro con las paredes llenas de cruces
y números de colores; el suelo estará salpicado de surcos y agujeros;
los trabajadores se moverán de allá para acá en un trasiego constante;
en los laterales habrá estrechas escaleras metálicas con peldaños de
quita y pon que solo los valientes suben y bajan sin agarrarse a la
barandilla;y la banda sonora serán las máquinas que pitan cada vez que
se mueven y los aparatos de soldar que chillan y escupen chispas. En el
edificio de contención de la José Cabrera, la primera central nuclear
que abrió en España y la primera también en pasar a mejor vida –operó de
1968 a 2006–, los humanos se encogen y el reactor, que viene a ser el
corazón de la planta, parece un gigante. Y sin embargo, toda esta
percepción se queda en casi nada al imaginar cómo será Almaraz
cuando llegue este mismo momento. Porque comparada con la instalación
extremeña, Zorita, que es como la mayoría en España se refiere a esta
instalación, es un enano.
«Le hemos quitado los órganos y nos quedan el esqueleto y la piel», resume de modo ilustrativo Manuel Ondaro. Es ingeniero, y el hombre que dirige el desmantelamiento de la planta alcarreña, que comenzó en el año 2010. A fecha de hoy, está completado al 86 por ciento. «Es un proceso largo y difícil», define Ondaro, que está en nómina de Enresa (Empresa Nacional de Residuos Radiactivos), la encargada de descontaminar y echar abajo las nucleares españolas. Lo ha hecho en Vandellós 1 (Tarragona) –cuya segunda fase empezará en 2028, cuando termine la etapa en la que está ahora, llamada de latencia, o de espera y decaimiento–, lo está haciendo en Zorita y lo hará en Almaraz.
Por más que se le pregunte, la entidad pública no da ningún dato sobre qué ocurrirá en la planta extremeña una vez que baje la persiana. «Es imposible avanzar nada, porque los desmantelamientos son trajes a medida», repiten desde Enresa, un actor que entra en escena sobre el terreno al día siguiente de cesar la actividad en la planta. Eso sí, empieza a prepararse ese papel desde unos años antes.
Que José Cabrera cerraría en el año 2006 se supo en 2002. En esos cuatro años, lo que hizo Enresa fueron básicamente informes. En 2003 presentó el Estudio básico de estrategias para el desmantelamiento y en 2006 el Plan preliminar de desmantelamiento. En 2008 solicitó la autorización para el desmantelamiento, y el informe favorable del CSN (Consejo de Seguridad Nuclear) le llegó al año siguiente.
Además
de este trabajo de despacho, entre 2006 y 2010 se acometieron en la
central dos tareas principales: las actividades previas al
desmantelamiento y la gestión del combustible nuclear gastado. Del de mayor radiactividad, que empezó a guardarse en el ATI (Almacén Temporal Individualizado) que hay en la propia planta.
En el caso de Almaraz, se sabe ya que no cerrará ni antes del año 2025 ni después de 2030, según acordó recientemente el Gobierno con las empresas propietarias (Iberdrola, Endesa y Naturgy). El próximo viernes, el Ministerio para la Transición Ecológica presentará su Plan Nacional de Energía y Clima, en el que debe concretarse el año de cierre de cada planta. Hay que tener en cuenta, no obstante, que este documento, como tantos otros estatales, depende del gobierno central, y puede cambiar si lo hace el gobierno tras las elecciones del 28 de abril.
Si el guión de Zorita se repite en la central extremeña, pasarán cuatro años entre el cese de la actividad y el inicio del desmantelamiento. Si los reactores dejan de funcionar en los años 2027 y 2028, como publicó la semana pasada el diario económico Cinco Días, el desmantelamiento arrancaría uno en 2032 y otro en 2033, aunque habrá que estudiar si resulta más operativo retrasar el comienzo de uno para iniciarlos los dos a la vez.
El día exacto del inicio del desmantelamiento lo marca un acto concreto, clave en todo el proceso: el cambio de titularidad de la instalación. En el caso de Zorita, el Ministerio ordenó que se produjera el 1 de febrero de 2010. Al día siguiente empezó el proceso, que aún continúa y presumiblemente terminará en 2021. O sea, más de una década para certificar la defunción de una planta cuya potencia es doce veces inferior a la de Almaraz (2.080 megavatios suman los dos reactores extremeños frente a los 160 del único que tenía José Cabrera).
En Enresa dejan claro que sería un error hacer una regla de tres y multiplicar por doce las cifras de una para hacerse una idea de lo que ocurrirá en la otra. Pero tampoco tienen dudas de que el desmantelamiento de Almaraz será una operación más larga y complicada, que requerirá más tiempo y gente que el trabajo que en estos meses encara su recta final en la planta manchega, a la que se llega tras cruzar varios municipios que languidecen desde que la instalación cerró.
'Contra la despoblación. Alternativa a Zorita' se lee en la pancarta que cuelga de la fachada del ayuntamiento de Yebra, a 13 kilómetros de la central, donde trabajaron el año pasado una media de 194 personas. La cifra de personal ha ido bajando de forma casi ininterrumpida desde que comenzó el proceso. Fueron 299 en el año 2010, y en los sucesivos 297, 261, 259, 253, 234, 249, 211 y las citadas 194 del último ejercicio. Estos operarios pertenecen a 25 empresas (montajes eléctricos, pequeña construcción, limpieza, administración o seguridad, entre otras) y dos tercios de ellos viven en la provincia de Guadalajara, detalla Enresa, que a día de hoy no trabaja en relación a Almaraz.
La tendrá en sus planes cuando conozca la fecha de cierre. Apartir de entonces empezará a diseñar su plan de actuación, que en el caso de José Cabrera ha contemplado cinco fases. La primera, que más bien es la cero, se desarrolló entre 2008 y 2010 y consistió en las actividades previas y en retirar el combustible nuclear gastado de mayor radiación y trasladarlo en contenedores de acero y hormigón al ATI de la propia instalación. En la segunda etapa (años 2010 y 2011) se retiraron las torres de refrigeración y también la turbina, cuya sala se convirtió en el EAD (Edificio Auxiliar de Desmantelamiento). Conectado con el edificio del reactor mediante un túnel, en él se alojaron temporalmente los residuos antes de ser llevado a otros emplazamientos.
En 2012 comenzó «lo gordo, el trabajo de pico y pala», resume en lenguaje llano uno de los técnicos que guía la visita. Desde entonces y hasta 2015 se desarrolló la tercera fase, que consistió en retirar y gestionar los grandes componentes radiológicos. Esto es, principalmente el generador de vapor –uno tenía Zorita, y seis hay en Almaraz–, la bomba principal y la vasija del reactor, que previamente fue segmentada bajo el agua con herramientas mecánicas controladas de forma remota, en una operación que según explica Enresa, atrajo a técnicos de varios países. De hecho, añade, desde que cesó en su actividad han visitado la planta más de 5.200 personas.
«Hemos medido la contaminación radiológica metro por metro en 14.000 metros cuadrados», detalla Manuel Ondaro, que al inicio de la visita deja claro que por muchos vistazos que echemos al dosímetro que colocan en el mono a todo el que entra en el edificio del reactor, no le veremos pasar de cero. A la salida, la pantalla marca ese número. «Nada se demuele si antes no está limpio de radiación», asegura Enresa, que aún debe acometer la última etapa del desmantelamiento, la de la restauración ambiental. Cuando la haya concluido, solicitará al CSN la declaración de clausura, y cuando la tenga, le devolverá los terrenos a su dueño, que es Naturgy (antigua Gas Natural Fenosa).
La visita deja claro que el jefe del desmantelamiento de Zorita no se debe equivocar mucho cuando define el desmantelamiento nuclear como algo largo y difícil. Y caro. El de Zorita costará más de 200 millones de euros, que paga el Fondo de Gestión de Residuos Radiactivos, una entidad pública. Enresa dice que es «un proceso industrial cuyo objetivo final es restaurar el emplazamiento para que pueda ser destinado a otros usos industriales, así como gestionar adecuadamente los materiales resultantes».
En el caso de José Cabrera, desde febrero de 2010 hasta septiembre de 2018 se generaron 16.879 toneladas de residuos, el 37 por ciento de ellos convencionales (hormigón y ferralla, principalmente) que son llevados a plantas de tratamiento. Hay un 34 por ciento de materiales radiactivas de muy baja actividad, y un ocho por ciento de baja y media. Todos ellos han sido trasladados al cementerio nuclear de El Cabril (Córdoba). Por último, 3.430 toneladas (algo más del 20 por ciento del total) son consideradas material desclasificado. Los más contaminados están en el ATI de José Cabrera.
Entre lo que falta por demoler está lo más icónico de Zorita: su cúpula naranja, ya algo desteñida. En unos meses se producirá la fotografía más buscada, la de una máquina rompiéndola. Una imagen que también se dará en Almaraz. Y por duplicado, porque son dos reactores, cada uno de ellos de un tamaño que multiplica por 2,5 al del único que tenía la planta manchega, la primera de España en ser desmantelada por completo, un espejo al que Almaraz ya puede mirar de reojo.
El verano significa poder escapar y tener tiempo para ti. Igual lo
único de lo que tienes ganas es de abandonarte en una tumbona,
pero quizás también quieras sacudirte esta sensación de insatisfacción
que vienes sintiendo. Esa sensación de estancamiento en algún
aspecto de tu vida (tu relación, tu familia, tu trabajo) o por tu
visión de cómo va el mundo (guerras, política, sociedad). La cuestión es que hay algo dentro de ti que está moviéndose, rebelándose, pidiéndote a gritos un poco de atención.
Es ese algo que te señala que hay algo que debes cambiar: tú,
la sociedad o el mundo que te rodea. Aquí te dejamos algunos ejemplos de
libros para que alimentes a ese bicho interior, a ver si te anima a salir de tu bucle.
«Le hemos quitado los órganos y nos quedan el esqueleto y la piel», resume de modo ilustrativo Manuel Ondaro. Es ingeniero, y el hombre que dirige el desmantelamiento de la planta alcarreña, que comenzó en el año 2010. A fecha de hoy, está completado al 86 por ciento. «Es un proceso largo y difícil», define Ondaro, que está en nómina de Enresa (Empresa Nacional de Residuos Radiactivos), la encargada de descontaminar y echar abajo las nucleares españolas. Lo ha hecho en Vandellós 1 (Tarragona) –cuya segunda fase empezará en 2028, cuando termine la etapa en la que está ahora, llamada de latencia, o de espera y decaimiento–, lo está haciendo en Zorita y lo hará en Almaraz.
Por más que se le pregunte, la entidad pública no da ningún dato sobre qué ocurrirá en la planta extremeña una vez que baje la persiana. «Es imposible avanzar nada, porque los desmantelamientos son trajes a medida», repiten desde Enresa, un actor que entra en escena sobre el terreno al día siguiente de cesar la actividad en la planta. Eso sí, empieza a prepararse ese papel desde unos años antes.
Que José Cabrera cerraría en el año 2006 se supo en 2002. En esos cuatro años, lo que hizo Enresa fueron básicamente informes. En 2003 presentó el Estudio básico de estrategias para el desmantelamiento y en 2006 el Plan preliminar de desmantelamiento. En 2008 solicitó la autorización para el desmantelamiento, y el informe favorable del CSN (Consejo de Seguridad Nuclear) le llegó al año siguiente.
En el caso de Almaraz, se sabe ya que no cerrará ni antes del año 2025 ni después de 2030, según acordó recientemente el Gobierno con las empresas propietarias (Iberdrola, Endesa y Naturgy). El próximo viernes, el Ministerio para la Transición Ecológica presentará su Plan Nacional de Energía y Clima, en el que debe concretarse el año de cierre de cada planta. Hay que tener en cuenta, no obstante, que este documento, como tantos otros estatales, depende del gobierno central, y puede cambiar si lo hace el gobierno tras las elecciones del 28 de abril.
Si el guión de Zorita se repite en la central extremeña, pasarán cuatro años entre el cese de la actividad y el inicio del desmantelamiento. Si los reactores dejan de funcionar en los años 2027 y 2028, como publicó la semana pasada el diario económico Cinco Días, el desmantelamiento arrancaría uno en 2032 y otro en 2033, aunque habrá que estudiar si resulta más operativo retrasar el comienzo de uno para iniciarlos los dos a la vez.
El día exacto del inicio del desmantelamiento lo marca un acto concreto, clave en todo el proceso: el cambio de titularidad de la instalación. En el caso de Zorita, el Ministerio ordenó que se produjera el 1 de febrero de 2010. Al día siguiente empezó el proceso, que aún continúa y presumiblemente terminará en 2021. O sea, más de una década para certificar la defunción de una planta cuya potencia es doce veces inferior a la de Almaraz (2.080 megavatios suman los dos reactores extremeños frente a los 160 del único que tenía José Cabrera).
En Enresa dejan claro que sería un error hacer una regla de tres y multiplicar por doce las cifras de una para hacerse una idea de lo que ocurrirá en la otra. Pero tampoco tienen dudas de que el desmantelamiento de Almaraz será una operación más larga y complicada, que requerirá más tiempo y gente que el trabajo que en estos meses encara su recta final en la planta manchega, a la que se llega tras cruzar varios municipios que languidecen desde que la instalación cerró.
'Contra la despoblación. Alternativa a Zorita' se lee en la pancarta que cuelga de la fachada del ayuntamiento de Yebra, a 13 kilómetros de la central, donde trabajaron el año pasado una media de 194 personas. La cifra de personal ha ido bajando de forma casi ininterrumpida desde que comenzó el proceso. Fueron 299 en el año 2010, y en los sucesivos 297, 261, 259, 253, 234, 249, 211 y las citadas 194 del último ejercicio. Estos operarios pertenecen a 25 empresas (montajes eléctricos, pequeña construcción, limpieza, administración o seguridad, entre otras) y dos tercios de ellos viven en la provincia de Guadalajara, detalla Enresa, que a día de hoy no trabaja en relación a Almaraz.
La tendrá en sus planes cuando conozca la fecha de cierre. Apartir de entonces empezará a diseñar su plan de actuación, que en el caso de José Cabrera ha contemplado cinco fases. La primera, que más bien es la cero, se desarrolló entre 2008 y 2010 y consistió en las actividades previas y en retirar el combustible nuclear gastado de mayor radiación y trasladarlo en contenedores de acero y hormigón al ATI de la propia instalación. En la segunda etapa (años 2010 y 2011) se retiraron las torres de refrigeración y también la turbina, cuya sala se convirtió en el EAD (Edificio Auxiliar de Desmantelamiento). Conectado con el edificio del reactor mediante un túnel, en él se alojaron temporalmente los residuos antes de ser llevado a otros emplazamientos.
En 2012 comenzó «lo gordo, el trabajo de pico y pala», resume en lenguaje llano uno de los técnicos que guía la visita. Desde entonces y hasta 2015 se desarrolló la tercera fase, que consistió en retirar y gestionar los grandes componentes radiológicos. Esto es, principalmente el generador de vapor –uno tenía Zorita, y seis hay en Almaraz–, la bomba principal y la vasija del reactor, que previamente fue segmentada bajo el agua con herramientas mecánicas controladas de forma remota, en una operación que según explica Enresa, atrajo a técnicos de varios países. De hecho, añade, desde que cesó en su actividad han visitado la planta más de 5.200 personas.
La descontaminación
En la fase cuatro (de 2015 a 2017) se retiraron los componentes radiológicos y se descontaminaron los edificios que después fueron demolidos con técnicas convencionales. La descontaminación es un proceso que la empresa califica como clave. Para acabar con la radiación, importa tanto su nivel de actividad como su penetración. A veces basta un trapo húmedo para quitarla, y otras, hay que taladrar el suelo o la pared.«Hemos medido la contaminación radiológica metro por metro en 14.000 metros cuadrados», detalla Manuel Ondaro, que al inicio de la visita deja claro que por muchos vistazos que echemos al dosímetro que colocan en el mono a todo el que entra en el edificio del reactor, no le veremos pasar de cero. A la salida, la pantalla marca ese número. «Nada se demuele si antes no está limpio de radiación», asegura Enresa, que aún debe acometer la última etapa del desmantelamiento, la de la restauración ambiental. Cuando la haya concluido, solicitará al CSN la declaración de clausura, y cuando la tenga, le devolverá los terrenos a su dueño, que es Naturgy (antigua Gas Natural Fenosa).
La visita deja claro que el jefe del desmantelamiento de Zorita no se debe equivocar mucho cuando define el desmantelamiento nuclear como algo largo y difícil. Y caro. El de Zorita costará más de 200 millones de euros, que paga el Fondo de Gestión de Residuos Radiactivos, una entidad pública. Enresa dice que es «un proceso industrial cuyo objetivo final es restaurar el emplazamiento para que pueda ser destinado a otros usos industriales, así como gestionar adecuadamente los materiales resultantes».
En el caso de José Cabrera, desde febrero de 2010 hasta septiembre de 2018 se generaron 16.879 toneladas de residuos, el 37 por ciento de ellos convencionales (hormigón y ferralla, principalmente) que son llevados a plantas de tratamiento. Hay un 34 por ciento de materiales radiactivas de muy baja actividad, y un ocho por ciento de baja y media. Todos ellos han sido trasladados al cementerio nuclear de El Cabril (Córdoba). Por último, 3.430 toneladas (algo más del 20 por ciento del total) son consideradas material desclasificado. Los más contaminados están en el ATI de José Cabrera.
Entre lo que falta por demoler está lo más icónico de Zorita: su cúpula naranja, ya algo desteñida. En unos meses se producirá la fotografía más buscada, la de una máquina rompiéndola. Una imagen que también se dará en Almaraz. Y por duplicado, porque son dos reactores, cada uno de ellos de un tamaño que multiplica por 2,5 al del único que tenía la planta manchega, la primera de España en ser desmantelada por completo, un espejo al que Almaraz ya puede mirar de reojo.
TITULO:VACACIONES - EUROPA DE PELICULA -Las vidas de los libros ,.
Las vidas de los libros ,.
1. David Eagleman: El cerebro - foto,.
libros código nuevo
Para poder elegir, tenemos que saber qué queremos. Y, para
eso, debemos conocernos. Por eso este estudio de David Eagleman es tan
útil, porque nos explica cómo funciona nuestro cerebro y, por ende, cómo
lo hacemos nosotros: cómo entendemos la realidad, cómo amamos, cómo
luchamos y cómo aprendemos. Por eso, si queremos cambiar alguno de esos aspectos, lo ideal es empezar por entenderlos a fondo.
TITULO: Lazos de sangre -A través de la cámara de Robert Doisneau ,.
El miercoles -20- Febrero a las 21:30 por La 1, foto.
A través de la cámara de Robert Doisneau ,.
Un mes de abril hace unos 22 años fallecía uno de los grandes fotógrafos de la historia; Robert Doisneau. Tal vez tan solo leyendo el nombre no os resulte familiar, pero si a continuación veis una de sus más famosas fotografías lo reconoceréis al instante.
Le baiser de l’Hôtel de Ville
Fue en 1950, cuando se encontraba en una terraza de un café frete al ayuntamiento de París.
Es de una de las fotografías más populares de la historia y un icono de la ciudad de París. Se la suele considerar tanto un símbolo del romanticismo y del amor joven, como una metáfora del sentido de la vida en la Europa tras la Segunda Guerra Mundial.
En cuanto a la vida de Doisneau, el padre falleció en servicio activo en la Primera Guerra Mundial, cuando tan solo tenía cuatro años y su madre cuando tenía siete años por lo que se crió con su tía.
Su primer contacto con las artes fue a los 13 años, cuando se matriculó en la École Estienne, donde se graduó en 1929 con títulos en el grabado y la litografía.
En 1934, Robert Doisneau comenzó a trabajar como fotógrafo publicitario industrial para la fábrica de automóviles Renault en Boulogne-Billancourt. Durante ese tiempo, aumentó el interés de Robert Doisneau por el trabajo con la fotografía y las personas. En 1939, Robert Doisneau fue despedido por llegar siempre tarde.
Con el estallido de la Segunda Guerra Mundial, fue reclutado por el ejército francés tanto como soldado y fotógrafo. Doisneau estuvo en el ejército hasta 1940 y desde entonces hasta el final de la guerra en 1945 utilizó su dibujo, el arte las letras y las habilidades de grabado para forjar los pasaportes y documentos de identificación de la resistencia francesa.
Algunas de las fotografías más memorables de Robert Doisneau se tomaron después de la guerra, cuando volvió a la fotografía independiente y vendió fotografías a revistas internacionales.
En sus fotografías, Robert Doisneau se negó a ridiculizar a las personas, por lo tanto se negó a fotografiar a las mujeres cuyas cabezas se había afeitado, como castigo por dormir con los alemanes.
En 1948, fue contratado por Vogue para trabajar como fotógrafo de moda. Los editores creían que iba a traer una mirada fresca y casual a la revista, pero Doisneau no disfrutaba de las fotografías de mujeres hermosas en un entorno elegante, sino que prefería la fotografía callejera. Cuando pudo escapar de los estudios, fotografió cada vez más en las calles de París.
En 1993 su mujer (con la que tuvo dos hijas) falleció debido al Alzheimer y Parkinson, Doisneau fallecería 6 meses más,.
TITULO: VUELTA AL COLE -La peste acecha la batalla Madagascar,.
La peste acecha la batalla Madagascar,.
Epidemia de peste en Madagascar. ¿Riesgo global?,.
Pacientes afectados por la peste en Toamasina (Madagascar)
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la isla de Madagascar vive desde el 1 de agosto un gran brote de peste. Esta enfermedad, que muchos podrían creer erradicada y que se asocia frecuentemente a la Edad Media, sigue existiendo de forma endémica en distintas regiones del planeta.
La peste es una enfermedad infecciosa, causada por una bacteria denominada Yersinia pestis,
y sus síntomas principales son fiebre, debilidad y dolor de cabeza.
Tiene un período de incubación de entre uno y siete días desde el
momento de la infección.Existen dos formas principales de la enfermedad, en función de la vía de contagio: la bubónica y la neumónica.
La neumónica se transmite entre humanos a través del aire, por vía respiratoria, con la inhalación de pequeñas gotas o partículas procedentes de una persona enferma. Tiene un período de incubación más corto, de un día, y si no se diagnostica y se trata temprano puede ser fatal, con una tasa de mortalidad entre un 30 y un 100%.
La peste bubónica recibe su nombre por los característicos bubones que se encuentran en las ingles, normalmente próximos al punto de infección, y son el resultado de la inflamación de los ganglios linfáticos. La bacteria Yersinia pestis entra en el organismo a través de la piel en el lugar de la picadura y se propaga por el sistema linfático hasta llegar a los ganglios, donde empezará a multiplicarse. Los bubones también pueden aparecer en las axilas o en el cuello y, en fases avanzadas de la infección, convertirse en llagas abiertas llenas de pus.
Otra variante que también se transmite de animales a humanos, por la picadura de una pulga o por el contacto con un animal infectado, es la peste septicémica, en la que la bacteria pasa del sistema linfático al torrente sanguíneo y de allí a todo el organismo.
Tres grandes pandemias históricas
A lo largo de la historia se han producido tres grandes pandemias de peste. La primera, en el siglo VI, es conocida como plaga de Justiniano,
descrita por el historiador bizantino Procopio de Cesarea, y que llegó a
Constantinopla en el año 542. Este brote, con ciclos de mayor y menor
mortalidad, duró hasta el año 700. Entre los siglos VIII y XIV, Europa
permaneció libre de pandemias.La segunda gran pandemia fue la de la Edad Media, en el siglo XIV, cuando la peste, conocida como la 'muerte negra', diezmó las poblaciones europeas y de otros continentes. Se calcula que entre un tercio y la mitad de la población europea murió a causa de la peste negra. Su nombre proviene del hecho que, en la forma septicémica, las endotoxinas de las bacterias causan problemas de coagulación diseminados que pueden producir falta de irrigación sanguínea y conducir a la muerte de los tejidos afectados, que adoptan un color oscuro. También afectó China, la India, el Medio Oriente y el Norte de África.
La tercera se originó en la provincia de Yunnan en China en 1855 y se extendió por todo el mundo. Únicamente en la India causó la muerte de 10 millones de personas y dos millones más en China. La OMS la dió por finalizada en 1959, cuando los casos en todo el mundo se redujeron a unos 200 al año.
Aunque en época moderna se han producido epidemias de peste en África, Asia y América del Sur, desde los años noventa la mayor parte de los casos se concentran en África, en la República Democrática del Congo y en Madagascar. En este último país se producen casos prácticamente cada año, entre los meses de septiembre y abril. Fuera de África, el otro país donde la peste es endémica es Perú.
¿Por qué en la actualidad no se producen pandemias de peste?
Las mejoras de higiene, el menor hacinamiento de la población en las
ciudades de muchas partes del mundo, y el desarrollo de los antibióticos
se cuentan entre las razones por los casos de peste se han reducido
desde la última pandemia.Si se diagnostican a tiempo, las distintas formas de peste responden bien al tratamiento con antibióticos. Las personas con alto riesgo de contagio se pueden vacunar y aquellas que han estado en estrecho contacto con enfermos o en los casos en los que haya ocurrido una exposición de riesgo, como por ejemplo por picaduras de pulgas o por el contacto directo con fluidos corporales o tejidos de animales infectados, la OMS aconseja el tratamiento profiláctico con antibióticos.
El brote de peste de Madagascar es el mayor de los últimos años. A 10 de noviembre, se habían contabilizado 2.119 casos, entre confirmados, probables y bajo sospecha, con 171 muertes (un 8%). El 76% de los casos han sido de la forma neumónica, el 15% de la bubónica, un caso de la forma septicémica y un 8% sin especificar. Para tener una idea de la magnitud de la epidemia, de 2010 a 2015, en todo el mundo se registraron 3.248 casos, con 584 muertes.
En Madagascar, la mayor parte de los casos han sido tratados y se han recuperado, al igual que las personas que han estado en contacto con enfermos: unas 7.000 han sido tratadas de forma profiláctica.
¿Puede propagarse a otros países?
La epidemia de peste no se ha propagado fuera del país y la OMS considera que el riesgo de extensión a otros países es bajo. El corto período de incubación de la peste neumónica es uno de los factores que mitiga el riesgo de propagación global.En el aeropuerto internacional de Antananarivo, estos últimos meses se toma la temperatura a los pasajeros que viajan fuera del país. Aquellos con fiebre, en los que exista sospecha de la enfermedad, son aislados en el mismo aeropuerto y se les realiza un rápido test para diagnosticarlos. Si se confirman los síntomas, no se les permite viajar.
Desde mediados de octubre, los casos reportados de peste han ido disminuyendo, lo que indica que la fase epidémica del brote está remitiendo, aunque la OMS destaca que se pueden continuar produciendo casos hasta el final de la temporada de peste, en abril de 2018, y que el programa de control que está en marcha es esencial para minimizar las infecciones por peste bubónica y la transmisión de persona a persona de la forma neumónica.
TITULO: EN PRIMER PLANO - A FONDO - REVISTA XL SEMANAL PORTADA ENTREVISTA -En la tuya o en la mía -Miercoles -27- FEBRERO - El barco fantasma del Capitan Shackleton ,.
En la tuya o en la mía - Miercoles -27- FEBRERO,.
En la tuya o en la mía', presentado por Bertín Osborne, acerca a los espectadores el lado más desconocido de personajes relevantes de diversos ámbitos. Durante aproximadamente una hora, los telespectadores tienen la oportunidad de conocer mejor al invitado y también al propio Bertín Osborne, en La 1 a las 22:30, el miercoles - 27- FEBRERO ,, etc.
EN PRIMER PLANO - A FONDO - REVISTA XL SEMANAL PORTADA ENTREVISTA -El barco fantasma del Capitan Shackleton ,.
El barco fantasma del Capitan Shackleton ,.
fotos, Hace ahora cien años, en plena guerra mundial, terminaba una de las
aventuras más insólitas llevadas a cabo en las regiones polares. Un
veterano explorador irlandés, Ernest Henry Shackleton, se había
propuesto atravesar la Antártida de punta a punta pasando por el Polo,
porque "queda por hacer el más impresionante de todos los viajes: cruzar el continente antártico"
Era un plan adelantado a su tiempo, audaz, casi temerario, que revelaba
la personalidad de Shackleton. Y mientras en Europa se declaraba la
guerra más cruel que jamás se había conocido hasta entonces, daba
comienza una nueva aventura en la Antártida, el último continente que
quedaba por explorar. Un lugar tan desconocido como pueda serlo ahora
Marte, envuelto por las brumas del misterio y aplastado por una capa de
hielo de hasta cuatro mil metros de espesor. El lugar más remoto e
inaccesible de la Tierra y, todavía hoy, el territorio más hostil para
la vida de los seres humanos. Para reclutar a su tripulación Shackleton
había puesto un anuncio en la prensa que decía: "Se
necesitan hombres para viaje arriesgado. Poca paga, mucho frío, largos
meses en completa oscuridad; peligro constante, sin garantía de regreso.
Honor y reconocimiento en caso de éxito"Al anuncio respondieron más de cinco mil personas. Desde aventureros con experiencia polar, marineros, científicos, exploradores y médicos, hasta mujeres intrépidas, a pesar de que en el anuncio se especificaba con claridad que sólo se "necesitaban" hombres. A todos ellos, en total 28, les empujaba un poderoso y romántico espíritu de aventura y una difusa promesa, nunca cumplida, de gloria y fama. Para la expedición Shackleton compró un barco en Noruega, la goleta Polaris, construida a base de planchas de roble y un grosor que en la proa superaba el metro de espesor. Luego rebautizó al barco con el nombre de Endurance, (Resistencia) en honor al lema de su familia "Resistir es vencer" que resumía a la perfección el carácter con el que se iban a enfrentar a una de las grandes hazañas modernas. No hay dudas de que Shackleton era un jefe extraordinario que por entonces ya tenía ganada buena fama de anteponer la seguridad de sus hombres por encima de todo. Además tenía una enorme capacidad de imaginación para diseñar nuevos planes y saber improvisar en momentos críticos; quizás las mejores demostraciones de su inteligencia. Además poseía un talento innato para hacer que la gente le siguiera hasta el fin del mundo. Sin duda cometería fallos en la expedición pero, por muchos que cometiera, Shackleton siempre dio muestras de grandeza. Lideró a sus hombres en una de las mayores aventuras de supervivencia de la exploración polar y, al final, arriesgando su propia vida, supo cumplir con su promesa de traerlos de vuelta a casa. Aunque aquella expedición sería considerada entonces como un fracaso -pues ni siquiera llegarían a pisar el continente antártico que se había propuesto cruzar- nos dejó un legado imposible de borrar, lleno de valores esenciales, como la valentía, la solidaridad, el sacrificio, el trabajo en equipo y, desde luego, saber enfrentar la adversidad.
Aquel mismo impulso aventurero, la curiosidad y, como dijera Georges Mallory, el "deseo indómito de descubrir lo inexplorado que late en el corazón del hombre" fue el que nos hizo perseguir las huellas de estos exploradores en lugares como el Everest, la Antártida o Georgias del Sur. Allí pude revivir aquellas aventuras que, todavía hoy, nos parecen imposibles de superar. Para ello, desde las islas Malvina, nos dirigimos en un velero de unos amigos francés, La Sourire, a Georgias del Sur, la isla donde terminaría de escribirse la gran aventura del Endurance. La misma isla donde, el 5 de diciembre de 1914, el Endurance pondría rumbo a la Antártida. Poco a poco seguiría avanzando hasta que diez semanas más tarde, a unos 160 kms del continente antártico, el barco fue rodeado por los hielos y el Endurance se vio atrapado como "una almendra en medio de una barra de chocolate". Como anotó el meteorólogo de la expedición "Todo el mar se heló y nosotros con él" Tuvieron que rendirse ante la evidencia: estaban atrapados en el lugar más remoto y hostil de la Tierra.Justo en ese momento Shackleton dio muestras de la clase de líder que era. No perdió la calma ni el condenado optimismo del que siempre hizo gala. Simplemente reunió a sus hombres y les dijo que se preparasen para pasar el invierno en los hielos. Y es lo que hicieron.
Shackleton conocía perfectamente la trágica historia de la exploración polar, donde graves desavenencias condujeron a resultados trágicos, y por eso impuso un sistema de tareas imprescindibles que se repartían igualitariamente. Todos participaron en las tareas, incluido "el Jefe", como todos le llamaban. Shackleton se esforzaba por tener su misma alimentación y participaba haciendo los trabajos más humildes como el de pinche de cocina. Mientras tanto el Endurance se movía incrustados dentro de una gigantesca plataforma de hielo. Eran náufragos, pero dentro de su barco, en la zona más salvaje y hostil del planeta, yendo a la deriva encima del hielo, sin saber dónde irían a parar y sin posibilidad de rescate. Así pasaron siete meses sobre el mar congelado que se había convertido en una cárcel helada. Sobre ese mismo hielo libraron vigorosos partidos de futbol. Leían a ratos la enciclopedia británica, tenían conciertos semanales de gramófono. Todos los sábados, cuando repartían la pequeña ración de alcohol, brindaban "por nuestras amantes y esposas" y luego siempre algunos añadían "¡porque nunca se conozcan!" Llegaron a disfrazarse para efectuar representaciones teatrales. Estaban perdidos, ajenos al mundo europeo que seguía enfrentándose en una guerra destructora, donde las víctimas ya se contaban por millones. Nadie en Gran Bretaña estaba preocupado por la suerte de los tripulantes del Endurance. Y mientras tanto ellos, ajenos al drama, representaban escenas de ficción y se inventaban el mundo. Era una situación surrealista que sin embargo dio resultado. Shackleton sabía que sólo tendrían alguna posibilidad de supervivencia si conseguía mantener a su equipo unido.
Pero el desastre sólo era una cuestión de tiempo. El 27 de octubre, diez meses después de quedar varados, Shackleton dio orden de abandonar el barco y recuperar del Endurance todo aquello que les fuese de utilidad. Lograron rescatar algunas provisiones y tres de los cuatros botes salvavidas. Luego, con desesperanza, fueron testigos de cómo el Endurance era literalmente hecho astillas por la presión de los hielos. Estaban a 28º C bajo cero y Shackleton, aparentemente tranquilo, dijo a sus hombres: "hemos perdido el barco y las provisiones, así que nos iremos a casa" El primer impulso de Shackleton fue dirigirse a la tierra más próxima, a unos 560 kilómetros, arrastrando las tres barcas, que pesaban más de una tonelada cada una. Pero después de tres días de dura marcha el resultado fue inútil. Reconocieron el fracaso y se prepararon para esperar que el movimiento concéntrico de los hielos les terminase llevando a mar abierto. La ventaja de aquella espera obligada fue que Hurley y Shackleton negociaron seleccionar 120 negativos de las mejores fotografías tomadas hasta entonces aunque Hurley tuvo que bucear dentro de la bodega anegada de agua para recuperarlos. Eso si Shackleton le obligó a destruir las 400 restantes para que no tuviesen la tentación de recuperarlas. Todos eran conscientes de que el rescate era imposible. Seguían vivos pero no sabían cuánto tiempo aguantarían en aquel espantoso lugar. En un segundo intento de arrastrar las barcas, saldado nuevamente con el fracaso, hubo un intento de amotinamiento encabezado por el carpintero McNish, que probablemente seguía lleno de rencor por la muerte de su gato. Aunque Shackleton reconoció que se había equivocado, jamás se le olvidaría este intento de amotinamiento. Como la caza escaseaba Shackleton ordenó que se empezaran a matar perros. Le tocó hacerlo a Frank Wild, su mano derecha, que escribiría: "Fue el peor trabajo de mi vida. He conocido a muchos hombres a los que dispararía antes que al peor de esos perros"Poco a poco el movimiento concéntrico de los hielos les fue arrastrando hacia el océano. Al aumentar la temperatura los témpanos comenzaron a hacerse más finos, voltearse y quebrarse.Cuando la situación se hizo insoportable, el 9 de abril de 1916, Shackleton dio orden de subirse a las barcas para dirigirse hacia alguna isla cercana. Y muy pronto los 28 hombres ya no tuvieron otra opción que acurrucarse en las tres canoas. Además del frío, que les dejaba las manos y los pies congelados y las ropas empapadas, apenas podían comer algo caliente en todo el día. Tiritaban y el temblor les impedía dormir. Las provisiones escaseaban y se encontraban al límite de sus fuerzas. Algunos lloraban, vencidos por las dificultades y el miedo. Por si fuera poco oían a las orcas cercanas con sus soplidos y escapes de vapor. Una noche en la que iban atadas las tres canoas, para que no se separasen, una gran ballena estuvo a punto de voltear las embarcaciones lo que hubiese supuesto la muerte de buena parte de la tripulación. Lo que impidió en esos momentos que muchos hombres se derrumbasen fue la tenacidad y la fuerza de voluntad de Shackleton, siempre dando ejemplo, privándose de dormir o de comer por sus hombres. Durante siete noches, casi sin dormir, los timoneles marcaron el rumbo y se dirigieron a isla Elefante. En esa semana clave para la supervivencia fue vital la pericia y experiencia de Worsley como navegante, algo que le granjeó el respeto de los hombres.
Cuando al final le fallaron las fuerzas y trataron de relevarle al timón ni siquiera podía ponerse de pie pues llevaba casi seis días en la misma posición y apenas dormitando a ratos. Al séptimo día aparecieron por fin los acantilados rocosos de uno de los lugares más desoladores y siniestros del planeta. A ellos sin embargo les pareció entonces el paraíso. Llevaban siete meses a la deriva y después de 497 días pisaban de nuevo tierra firme. Algunos no podían creerlo. Tambaleaban por la playa como espectros o se dejaban caer con la mirada perdida en el horizonte. Eran fantasmas consumidos por la fatiga, el frío y el hambre. Shackleton ordenó que se preparase la primera comida caliente en tres días y luego montaron las tiendas. Por primera vez en mucho tiempo pudieron dormir profundamente. James escribió: "Nos acostamos y dormimos como nunca lo habíamos hecho antes, un sueño absoluto, de muerte, sin sueños, sin tener en cuenta la humedad de los sacos, arrullados por el graznido de los pingüinos"
Pero seguían igual de perdidos que antes. Allí nadie les iría a buscar. Entonces Shackleton, dando nuevamente muestras de decisión y valentía, decidió ir a buscar ayuda. No había otra posibilidad que la de dirigirse al archipiélago del que habían salido: Georgias del Sur. Para ello tendrían que navegar 1500 kilómetros por el mar más temido y peligroso del mundo en una pequeña barca de menos de siete metros de eslora. La canoa, bautizada con el nombre de James Caird, fue reparada y mejorada gracias a McNish, el carpintero de ribera del Endurance y uno de los amotinados. Se sellaron las juntas, se puso un lastre de dos toneladas de cantos rodados en el fondo de la barca, para que tuviera mayor estabilidad, pusieron un hule que cubría buena parte de la embarcación para protegerse de las olas, excepto el hombre que fuera al mando del timón, y un mástil con una vela. Luego Shackleton eligió a cinco de sus compañeros para realizar ese viaje, también con muy pocas posibilidades de sobrevivir. Entre ellos estaba Worsley, el capitán del Endurance, pues era quien mayor experiencia tenía navegando y en buena medida le debían seguir con vida y haber llegado a isla Elefante. A él le correspondería la empresa de atinar con una pequeña isla perdida en medio de la inmensidad del Atlántico sur. También eligió a Tom Crean, un irlandés fuerte con amplia experiencia en la Antártida. Crean había salvado la vida de casualidad seis años antes al no ser elegido por Scott en el grupo que debía haberle acompañado al Polo. La elección de los otros tres acompañantes sin embargo resulta un tanto sorprendente. El primero era John Vincent, un campeón de los pesos pesados, y McNish, el habilidoso carpintero, eran dos de los alborotadores, aunque nadie dudaba de su fortaleza. Pero su comportamiento podía resultar problemático para los que se quedaban, así que prefirió llevárselos con él. Por último se llevaría eligió a otro marinero irlandés, Tim McCarthy, un joven esforzado y probablemente el más optimista del grupo. En isla Elefante se quedaría Frank Wild, el lugarteniente de Shackleton, a cargo de la difícil tarea de mantener la moral de unos hombres fatigados y sin apenas expectativas de supervivencia, en un lugar gélido y desolado, azotado por vientos feroces y grandes olas. Y el 24 de abril de 1916, con un tiempo relativamente tranquilo, el Caird fue botado al agua. Cargaron comida para un mes y comenzaron la que iba a ser una de las mayores odiseas vividas en la Antártida. Muy pronto los hombres tuvieron que refugiarse debajo de la lona para resguardarse del aguacero aunque las ropas nunca se secaban y tenían los pies hinchados. La temperatura descendió hasta 20º bajo cero. Trabajaban en turnos de cuatro horas, relevándose en dos grupos. Mientras unos trataban de descansar algo encima de los cantos rodados los otros tres hacían guardia arriba o achicaban el agua que se colaba por todos los lados. Muchas veces las olas eran tan grandes que les pasaban por encima, amenazando con voltear la canoa. En estas condiciones el trabajo de orientación con el sextante, que necesitaba el horizonte estable, era prácticamente imposible. En diecisiete días Worsley apenas pudo hacer cuatro mediciones, el resto del tiempo se orientaba gracias a la experiencia y sus grandes dotes de navegante. Un solo grado de error les hubiera llevado a la catástrofe, perdidos en el océano más extenso del planeta y sin ninguna tierra alrededor. Estaban en el océano más espantoso del planeta, donde a menudo los vientos llegan a superar los 200 kilómetros por hora. En estas latitudes el mar circunda la Tierra sin ninguna masa que lo interrumpa. Ese mar, el mismo que nosotros navegamos durante casi dos meses, es el mar del fin del mundo, un mar que en las extrañas ocasiones en las que brilla el sol se muestra de un profundo azul cobalto, aunque generalmente se muestra como lo que es, un plomizo y profundo tenebroso mar gris, sin vida. Dos de los hombres de la barca, Vincent y McNish, se encontraban en situación crítica y Shackleton estaba pendiente de ellos. Les tomaba el pulso y cuando los veía peor hacía que se preparase una bebida caliente. Muchas veces lo hizo privándose él mismo de su ración para que les llegase a sus compañeros. Worsley anotaría en su diario: "McCarthy es el optimista más indomable que he conocido. Cuando lo relevo al timón, con el bote helado y con olas entrando a borbotones por su cuello me informa, agotado y con una sonrisa de felicidad: "Es un gran día, señor"
Por fin, cuando ya llevaban 16 días de travesía y se encontraban al límite de sus fuerzas divisaron la costa oeste de la isla San Pedro. Pero ni siquiera al final podían relajarse. Vientos huracanados del oeste, frecuentes en Georgias, empujó la barca contra los acantilados lo que hubiera supuesto el fin. Nuevamente Worsley, haciendo gala de su experiencia, lograría salvar la situación y alejarse de la costa. Por fin, el 10 de mayo, tras 19 días de travesía y con relativa calma, el Caird pudo tomar tierra en la bahía del rey Haakon. Justo en esa misma bahía, casi cien años después, un grupo de siete amigos nos sentamos a mirar aquel mar desolado y triste y recordar a aquelos hombres excepcionales. Queríamos seguir fielmente las huellas de Shacketon en su última gran Aventura.
Aunque había terminado uno de los más impresionantes viajes en barca de todos los tiempos, y por fin regresaban a Georgias del Sur diecisiete meses más tarde, sin embargo la Aventura continuaba. Para rescatar a sus 22 compañeros de isla Elefante tenían que alcanzar las factorías balleneras situadas justo en la vertiente opuesta. Entre medias se encontraba un territorio inhóspito y peligroso, un interior desconocido de la isla en la que nadie se había internado. Era la última dificultad que se interponían entre ellos y la vida de sus amigos. El único mapa que disponían apenas mostraba la línea costera. Además los balleneros les habían dicho que el interior de la isla era impracticable. Pero no tenían otra opción: era una carrera por la supervivencia de todos. Y se pusieron manos a la obra. McNish utilizó tornillos de la barca para ponerlos en las botas de cuero y que sirviesen de crampones para clavarse en el hielo. Mientras McCarthy se quedaba cuidando de Vincent y McNish, los más fatigados, Shackleton, Worsley y Crean, se pusieron en marcha a las tres de la madrugada y con luna llena. Querían aprovechar el frío nocturno cuando las bajas temperaturas mitigan el riesgo de caída en las grietas cubiertas por puentes de nieve. No podrían pasar la noche pues no llevaban ni tienda ni ropa de abrigo para pasar la noche al raso. Muy pronto la marcha se hizo peligrosa y complicada. Además se notaban debilitados por la falta de ejercicio y de una alimentación adecuada. La búsqueda de un camino entre las montañas escarpadas les hizo perderse y dar varias vueltas inútiles. Afortunadamente el tiempo seguía siendo bueno. Tuvieron que atravesar un inmenso campo de hielo que en su borde occidental se despeñaba en el mar. Un lugar traicionero en caso de nieblas o tormentas, pero que cruzaron relativamente seguros. Ese campo de hielo, uno de los más grandes y bellos de Georgias, lleva hoy el nombre de Tom Crean. Allí, justo en ese mismo sitio, nosotros vivimos uno de los momentos más delicados de nuestra expedición pues los vientos huracanados nos destrozaron una tienda y pasamos una noche sujetándola con miedo de salir volando dentro de ella.
Así, caminando sin descanso, llegaron a un paso difícil con una pendiente muy inclinada y peligrosa. Estaba anocheciendo y al llegar arriba Shackleton tomó una decisión arriesgada que propuso a sus compañeros. No podían pasar la noche al raso así que decidieron enrollar la cuerda y lanzarse encima de ella, como en un tobogán, por la escarpada pendiente sin saber que les esperaría abajo. Afortunadamente les frenó un banco de nieve. Se dieron solemnemente la mano, se sacudieron la nieve y prosiguieron la marcha. Estuvieron caminando en silencio toda la noche. Todos ellos creyeron ver una cuarta persona que caminaba junto a ellos infundiéndoles ánimos. Cuando ya llevaban 26 horas sin descansar, hicieron una parada porque no se tenían en pie. Enseguida Worsley y Crean se quedaron dormidos. Shackleton se dio cuenta de que el viento helado que bajaba del campo de hielo los estaba congelando y probablemente morirían. Así que les dejó dormir a sus compañeros cinco minutos y luego los despertó diciéndoles que se pusieran en marcha pues ya habían dormido media hora. Poco después pudieron divisar bahía Fortuna, una hermosa ensenada llena de témpanos, pingüinos y pequeños ríos que llegan de los glaciares al mar. Uno de los más bellos paisajes que pudimos observar en Georgias. Enfrente aparecen las últimas estribaciones rocosas y detrás se levantaba una de las industrias balleneras más grandes del mundo: la factoría de Stromness. A las ocho de la mañana oyeron el silbato llamar a los trabajadores a iniciar la jornada de trabajo. Aquellos tres hombres rudos y curtidos se emocionaron: era la primera muestra de otros seres humanos en muchos meses. A las tres de la tarde del 20 de mayo tres hombres tambaleantes llamaban a la puerta del jefe de la estación ballenera. No pudo reconocerles. Parecían fantasmas que regresaban de la muerte. Demacrados, hambrientos, sin afeitarse ni lavarse en meses, vestidos como harapientos, aunque antes de entrar en la factoría -en un gesto de caballeros de la época victoriana- habían tratado de arreglarse la ropa con cuatro imperdibles que llevaba Worsley. Por fin les llevaron ante el responsable de la factoría. Lo primero que hizo Shackleton fue preguntar si la guerra había terminado. No, les respondió, "Los hombres mueren a millones. Europa se ha vuelta loca. El mundo se ha vuelto loco"
En ese mismo lugar nosotros nos abrazamos. Shackleton, Crean y Worsley había empleado 36 horas de marcha continuada, en condiciones extremas y debilitados por meses de penurias, con un equipo inadecuado siquiera para caminar en invierno por los Pirineos. Tendrían que pasar meses antes de que también lograsen rescatar a sus compañeros de isla Elefante. Pero también lo lograron. Nosotros habíamos tardado tres días y media. Caminamos con lentitud por los restos desguazados de Stromness, con la certeza y la alegría de haber seguido los pasos de una generación de hombres irrepetibles. Estamos contentos por haber repetido una caminata legendaria. Sabiendo que ellos fueron más grandes porque hicieron más con menos. Porque enfrentaron dificultades y riesgos que hoy nos parecen inconcebibles. Nos abrazamos y recordamos a aquellos tipos valientes y rudos que, después de tres intentonas, lograrían rescatar a sus compañeros de isla Elefante. Estamos emocionados porque sabemos que lo vivido es irrepetible.
Luego nos vamos a rendir nuestro particular homenaje al cementerio de Gritvyken, donde está enterrado Shackleton. Seis años de su excepcional aventura regresaría a Georgias con algunos de sus compañeros del Endurance y ese mismo día moriría de un ataque cardiaco. Fue enterrado allí mismo mientras uno de sus compañeros tocaba con un banjo la Canción de Cuna de Brhams. En la parte trasera de su lápida hay un verso de Robert Browning, que quizás sea un símbolo de la vida del gran explorador británico: "Un hombre ha de esforzarse hasta el final por el precio en que ha fijado su vida"
Epílogo: Muchos de aquellos grandes hombres murieron pobres, aunque ricos en recuerdos. Como el optimista McCarthy, que nada más llegar se alistó voluntario y murió muy poco después al pie del cañón. Aquella isla que vimos en la bahía del rey Haakon hoy lleva su nombre. Como Frank Wild, la mano derecha del Jefe, que se estableció en Sudáfrica donde se arruinó. Un periodista le descubrió en una aldea zulú haciendo de barman por 4 libras mensuales. Le consiguieron una pequeña pensión pero Wild murió pocos meses después destrozado por la bebida y quizás por los recuerdos. Los mismos que persiguieron a Frank Worsley que en 1934 fue a buscar un tesoro al Pacífico, algo de lo que ya había hablado con Shackleton. O Frank Hurley, que siempre sintió admiración por Shackleton. Algunas de las fotos que hizo de la guerra son, igual que las del Endurance, auténticas obras de arte. Ninguno de ellos olvidaría aquella tremenda aventura de supervivencia. Y muchos siguieron soñando con volver al confín de la Tierra. Como el veterano Tom Crean, que abriría un pub al que pondría de nombre "Polo Sur". Quizás porque, como dejó escrito Shackleton, y nosotros hemos descubierto en San Pedro, "allí habíamos oído el eco de la Naturaleza, habíamos llegado al alma desnuda del hombre" ,.
TITULO: EL BLOC DEL CARTERO - LA CARTA DE LA SEMANA - MI CASA ES LA TUYA - VIERNES -1- MARZO - Rosalia y el cuento de la apropiación cultural,.
MI CASA ES LA TUYA - VIERNES - 1- MARZO ,.
MI CASA ES LA TUYA -', presentado por Bertín Osborne, acerca a los espectadores el lado más desconocido de personajes relevantes de diversos ámbitos. Durante aproximadamente una hora, los telespectadores tienen la oportunidad de conocer mejor al invitado y también al propio Bertín Osborne, en Telecinco a las 22:00, el viernes -1- MARZO , etc.
Rosalia y el cuento de la apropiación cultural,.
foto - A esta hora no hay vídeo más comentado en España que 'Malamente', la canción compuesta por Rosalía, producida por El Guincho y transformada en fantasioso videoclip por Canada. Desde que se subiera a YouTube ayer por la noche se ha colocado sistemáticamente entre las principales tendencias de la plataforma, y desde que permeara en la esfera pública ha generado un larguísimo debate, a menudo enconado, sobre la apropiación cultural, la cultura gitana y Andalucía.
La discusión no es en absoluto nueva, y tampoco es la primera vez que Rosalía se enfrenta a una polémica similar. Para entenderla hay que entender, primero, el factor geográfico: pese a interpretar la mayor parte de su repertorio con dejes y acentos típicos del habla andaluza, Rosalía es barcelonesa. No ha nacido o vivido en Andalucía y tampoco emplea las particularidades fonéticas del andaluz en su día a día, como se puede apreciar en las entrevistas. Es un disfraz artístico.
Segundo, el género: pese a su desarraigo de las raíces andaluzas, Rosalía se mueve entre las siempre convulsas aguas del flamenco. Su primer disco, Los Ángeles, consistió en una aproximación minimalista a cantes tradicionales del género. Desde entonces ha experimentado con diversas fusiones, a menudo imbricadas con la actual explosión de música urbana, hasta llegar a 'Malamente': una suerte de trap sostenido sobre palmas, guitarras acústicas y el cante de Rosalía.
Y por último, el contenido del propio videoclip: en 'Malamente' Rosalía aplica las enseñanzas de la estética de polígono industrial, hace una explícita apología del chándal como la tendencia por antonomasia de nuestro tiempo, se relaciona con aprendices de torero y eleva a la categoría de la fetichización la pasión por las motos y el tunning. Es una versión actualizada y asimilada de Yo soy la Juani, una celebración de la imagen choni tan en boga hace apenas una década.
TITULO: REVISTA GIGANTES - BALONCESTO - COPA REY FINAL - REAL MADRID -93- BARCELONA -94-,.
RESULTADO FINAL - REAL MADRID -93- BARCELONA -94-,.
Tomic y el vídeo tumban al Madrid y dan la Copa al Barça
El pívot, en el día de su cumpleaños, se jugó el último tiro de la prórroga y el tapón de Randolph fue invalidado por los árbitros en el Instant Replay porque el balón ya había tocado el tablero., etc,.
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