TÍTULO: EL BLOC DEL CARTERO - LA CARTA DE LA SEMANA - LOS MUROS MENTALES,. foto reloj,.Nada puede comprenderse sin su contexto. Ni lo más sencillo. Tomemos como ejemplo un muro. Qué cosa más categórica, más reticente a los matices, es un muro.
Pero, sin hacer un par de preguntas, resulta imposible averiguar lo más
importante cuando se mira un muro: ¿está pensado para evitar que la
gente entre o que la gente salga? ¿Es un muro de cárcel o un muro de
castillo? La propia Israel, siempre tan sacada de contexto por los medios occidentales, sufre esta confusión con sus muros. Se
los retratan como si hubieran sido concebidos para impedir que la gente
salga de un gran campo de concentración, como si pudieran confirmar la
existencia de otro apartheid, cuando en realidad son muros defensivos
que fueron levantados para que no entrara cierta gente: los terroristas,
los que excavan túneles para entrar igual.
Me detengo en seco antes de que se me politice el folio por completo. Aquí estamos a otra cosa, a reparar en lo nimio, a capturar anécdotas.
Estas reflexiones sobre los muros me las inspiró el otro día una joven
japonesa que vi en un aeropuerto y gracias a la cual comprendí el
injusto prejuicio cultural, mezcla de ignorancia y desdén, en el que he
vivido sumido durante años. Me siento tan culpable que llamaría al timbre de todos los japoneses para disculparme ante ellos uno a uno. Ahora que lo pienso, hasta a Dragó, japonés honorario, tendría que pedirle perdón. Verán. Ustedes, como yo, viven más o menos rodeados de turistas. Muchos de los cuales son japoneses, modernísimos en cuanto a actitud
y atuendo los de las generaciones más jóvenes, que me recuerdan los
alternas o indies con los que se iba de fiesta Bill Murray en Lost in
translation. Al verlos, me imagino Tokio como un lugar lleno de neón.
Hay una cosa de estos turistas japoneses que siempre, mientras duró mi
malentendido, me resultó irritante, casi una muestra de hostilidad hacia
nosotros. La mascarilla quirúrgica. La que los japoneses usan tanto que
incluso han terminado por mejorarlas con diseños fashion como si se
tratara de cualquier otro complemento de vestuario. Yo veía a los japoneses, por ejemplo en Sevilla, con sus mascarillas puestas, y me preguntaba «¿Para qué viajan?».
Para qué viajan si temen ser envenenados por los efluvios que los
rodean, si los occidentales les parecemos tóxicos y víricos, si entran
en una taberna de Santa Cruz y prácticamente se envasan ellos mismos al
vacío para permanecer asépticos y que no les penetre siquiera el perfume
del jamón. Para qué viajan y al mismo tiempo se protegen del lugar al
que viajan como si hubiera estallado una alarma por ébola. Quédense
ustedes en su propio hábitat, ya que tanta aprensión les produce
respirar el nuestro. Tantos años de creer esto terminó por inspirarme un
rencor sordo a una cultura entera que llevaba puesto alrededor de la
boca su murito defensivo, su distancia insoslayable.
A estas
alturas, muchos lectores se habrán llevado ya la mano a la cabeza por mi
ignorancia y mi estupidez. Confundí la función del muro, me faltó el
contexto. Y esto me lo aclaró la muchacha del aeropuerto el otro día,
cuya mascarilla, por cierto, imitaba el estampado de Louis Vuitton. Las mascarillas no están pensadas para evitar que entren los virus y las bacterias, sino para evitar que salgan.
Las llevan los japoneses acatarrados para no contagiar a las personas
con las que conviven. Es decir, que el gesto de hostilidad y de alergia a
otra forma de humanidad que yo creí haber visto durante años es en
realidad la delicadísima atención con sus semejantes de uno de los
pueblos más cívicos y educados que hay sobre la Tierra. Por supuesto que
los japoneses de Santa Cruz querían embriagarse con el perfume del
jamón. Lo que no querían era acatarrar a los parroquianos de la taberna.
Estos son los malentendidos por los que se declaran guerras. Me
voy a poner a la puerta de Dolce & Gabbana, no para pedir limosna,
sino para disculparme con todos los japoneses de los del turismo de
compras que salgan. TÍTULO: SILENCIO POR FAVOR -El "santo" guardaespaldas ,.
El "santo" guardaespaldas
Domenico Giani coordina la protección del Papa, sea quien sea el pontífice.
Aunque no es muy mayor -tiene 53 años-, ya le ha tocado coordinar la seguridad de tres pontífices.
Desde Juan Pablo II, Domenico Giani ha sido el guardaespaldas del Papa,
cargo que siguió ocupando con Benedicto XVI y ahora con Francisco. Este
último no se lo pone nada fácil. A Francisco le encanta darse baños de
multitudes y prefiere que sean sin la mediación del equipo de seguridad,
lo que, por un lado, refuerza la imagen del Pontífice cercano al
pueblo, pero, por otro, deja en una situación comprometida a Giani cada
vez que se produce un acto público. De hecho, ha forzado a que el equipo
de seguridad desarrolle en mayor medida su faceta tecnológica. Giani ha hecho instalar numerosas cámaras de videovigilancia en todo el Vaticano.
De esa manera, tanto él como sus subordinados pueden detectar cualquier
posible amenaza con antelación. En el extranjero, la cosa es más
difícil. Y aún más porque al Papa le gusta alterar en el último minuto
la agenda, pese a lo cual la relación entre Giani y Francisco -por lo
que muestran las imágenes- es más que cordial.
Giani, de buen humor con Francisco.
Cerca del Papa en un acto en el Vaticano.
Con Benedicto XVI en el palacio de Bellevue.
Juan Pablo II ya confiaba en él.
Junto al papamóvil, con la vista puesta en la multitud.
TÍTULO:REVISTA XL SEMANAL PORTADA -Una revolución contra el acoso escolar,. En portada
Una revolución contra el acoso escolar ( fotos )
Finlandia ha creado un método que
elimina el acoso escolar en el 79 por ciento de los colegios. Una decena
de países europeos ya lo han puesto en marcha. Por ejemplo, Gran
Bretaña. Viajamos a una escuela galesa para ver en qué consiste el
sistema y descubrir las claves de su éxito.
"Nadie dió la cara por mi. Eso es lo que te hunde". Que
tus compañeros no digan nada, que no hagan nada o que se rían mientras
que alguien te insulta, o te intenta quemar el pelo con un mechero, o
postea en Twitter que en el recreo va a haber 'sangre'".
Rebecca
Parkin, una estudiante galesa de 17 años, ha sido blanco del acoso
escolar desde los 6. «Soy muy tímida e incluso decir 'hola' me cuesta.
Por eso se metían conmigo». Lo pasó tan mal que llegó a autolesionarse, dejó de ir a clase y necesitó ayuda psiquiátrica. «Las cosas solo empezaron a cambiar cuando reuní el valor para contar lo que me estaba pasando».
Su ejemplo ilustra la indefensión que sufren las víctimas del acoso escolar. Una indefensión que es una mezcla de impotencia, terror y soledad;
la soledad tremenda de un niño que está rodeado de otros niños que se
inhiben ante las crueldades del matón de turno o, peor aún, las
celebran; no por falta de empatía, sino porque no saben cómo reaccionar.
Lo más frustrante del acoso escolar es que el 88 por ciento de las veces ocurre delante de un público que ríe o que calla;
cómplice por activa o por pasiva. Movilizar a esos testigos y
convertirlos en defensores de la víctima no es fácil, pero es la clave
del método KiVa, que ha hecho disminuir drásticamente el acoso en
Finlandia y que ya ha comenzado a implantarse en una decena de países.
«Los
acosadores suelen ser populares. Y poderosos», explica la psicóloga
Christina Salmivalli, de la Universidad finlandesa de Turku, creadora
del programa. Normalmente, para que un alumno dé un paso al frente y
apoye a la víctima hay que tener un cierto estatus. Prestigio,
convicciones morales... Un 17 por ciento es capaz de hacerlo por propia
iniciativa. ¿Pero qué pasa con el resto? La originalidad de KiVa radica en que no convierte en héroes a los que no tienen madera de tales,
sino que les proporciona herramientas para solidarizarse con el
compañero acosado sin tener que recurrir al valor. Y para informar del
problema sin convertirse en chivatos. Es toda la clase, y en última
instancia la escuela entera, la que se involucra. Finlandia implantó este sistema tras una situación de alarma nacional.
KiVa
es un juego de palabras (significa 'guay' en finés y también es el
acrónimo de 'contra el acoso'). Finlandia lo ha implantado ya en nueve
de cada diez colegios, unos 2500. El programa arrancó en un momento de
emergencia nacional. En 2007, un joven armado irrumpió en su
escuela de la localidad de Jokela y mató a seis estudiantes, la
directora y la enfermera; luego se suicidó. Se supo que había
padecido acoso escolar durante toda su vida académica. Hubo otra masacre
en 2008. Y Finlandia registraba una de las tasas de suicidio
adolescente más altas del mundo. Por aquel entonces, el Gobierno ya
había decidido encargarles a los investigadores de la Universidad de
Turku un plan de choque contra el acoso. Y la sociedad, traumatizada, se
lo tomó muy en serio.
KiVa se implantó con fondos públicos. Se
realizó un estudio de tres años para evaluar su efectividad.
Participaron 234 colegios y 28.000 estudiantes de entre 7 y 15 años. Los
resultados fueron espectaculares. Los casos de acoso desaparecieron en el 79 por ciento de las escuelas. Esto
propició, además, que aumentase el bienestar en las aulas y también la
motivación de los alumnos. Y el buen ambiente sirvió, de rebote, para
apuntalar el éxito de Finlandia en las pruebas de Pisa. «Ser
cruel suele ser rentable en términos de popularidad. Nuestro método le
da la vuelta a esa premisa y consigue que el acosador quede
desacreditado ante el grupo», expone Salmivalli. El enfoque
tradicional se centra en la protección de la víctima o en el castigo del
acosador. Pero, según la investigadora, es un error intentar cambiar la
personalidad del niño que es tímido o inseguro. Y el chulito siempre
tendrá un aliciente para intimidarlo. Las consecuencias pueden ser
devastadoras y prolongarse hasta la edad adulta. «Lo que nos preocupaba
era la dinámica del grupo. Hay grupos que fomentan la intimidación y
grupos que la previenen».
El programa ya ha sido exportado a
colegios de Francia, Italia, Nueva Zelanda, Países Bajos, Bélgica,
Estonia, Suecia, Grecia, Sudáfrica y Estados Unidos, entre otros,
tutelados por el equipo finlandés. Se ha comprobado que el acoso escolar
disminuye entre un 30 y un 50 por ciento durante el primer año. En el
Reino Unido se lanzó un programa piloto en el que participaron 17
escuelas de País de Gales, monitorizado por Judy Hutchings y Susan
Clarkson, investigadoras de la Universidad de Bangor. Los resultados han
sido tan esperanzadores que este curso se ha implantado en 70 centros
galeses e ingleses. «Existen dificultades, por supuesto. Algunos centros
prefieren negar que el acoso sea un problema. Y no hay que bajar la
guardia. De nada sirve instalar un buzón virtual para que los
niños informen del acoso si el profesor encargado de comprobar el correo
no lo hace diariamente. Pero el sistema funciona», afirma
Hutchings. «KiVa actúa como una vacuna, inmuniza a los niños, les da
herramientas para defenderse. Por eso, cuanto más temprano se empiece,
mejor», añade Clarkson. Los chicos deben aprender a interpretar sus emociones y las de sus compañeros.
¿Cómo funciona KiVa? El programa tiene dos ámbitos: el preventivo y el de intervención. Los estudiantes reciben clases a los 7, 10 y 13 años.
Hay lecciones para identificar las emociones de los compañeros y saber
cómo se sienten solo por el tono de voz o la expresión corporal. También
aprenden a diferenciar qué es el acoso y qué una pelea ocasional. Las clases se completan con videojuegos, material de apoyo y charlas con los padres. El profesor encargado de vigilar el recreo usa un chaleco reflectante para visibilizar el compromiso del colegio. El
equipo KiVa lo suelen formar tres profesores. Son también los
encargados de actuar en cuanto se tiene conocimiento de una situación de
acoso. Primero se reúnen con la víctima, le dan apoyo y la tranquilizan. Luego hablan con el presunto acosador. Realizan
un seguimiento y vuelven a entrevistarse con ambos al cabo de una o dos
semanas. Si el problema continúa, también hablan con los padres. El 98
por ciento de los alumnos atendidos por un equipo KiVa aseguraron que su
situación había mejorado. Huw Jones es el profesor encargado de
implementar KiVa en el colegio Llanllechid (País de Gales).
«Introdujimos el programa en la clase de sexto (9-10 años). Lo hicimos
porque pensamos que nos ayudaría a enfrentarnos a situaciones en las
cuales nuestros estudiantes podían sentirse solos, apartados o heridos
por los comentarios o la apatía de otros. Las lecciones les proporcionan
la oportunidad de expresar sus sentimientos en un ambiente seguro. Es
toda la comunidad escolar la que está implicada. Los chavales
aprenden que el acoso es una conducta violenta que se repite
sistemáticamente contra el mismo individuo y durante mucho tiempo. También
aprenden que hay muchas maneras de ayudar al compañero, por ejemplo
preguntándole cómo está. Que alguien se interese por ti, aunque solo sea
una persona, mitiga los efectos del acoso porque rompe el bucle de la
soledad. Como dijo Martin Luther King: 'Al final no recordaremos las
palabras de nuestros enemigos, sino el silencio de nuestros amigos'». Escuela de respeto. KiVa
se articula en diez lecciones sobre emociones y compañerismo que se
realizan a lo largo del curso. Además, se desactiva cualquier conato de
acoso en cuanto se detecta mediante entrevistas con los implicados. Corazones de cartulina
Alumnos
de sexto grado del colegio Llanllechid (País de Gales) escriben las
cualidades que más les gustan de sus compañeros en clase de KiVa, un
ejercicio práctico para reforzar la cohesión del grupo.
Un profesor del equipo KiVa con un chaleco reflectante está siempre disponible durante los recreos.
Ejercicio. Un niño camina por un pasillo. Si los que están sentados no colaboran, le resulta difícil avanzar. Guía para acabar con el acoso escolar La clase. Los espectadores no son cómplices
El
programa se divide en tres fases: 6-9 años, 10-12 y 13-16, dependiendo
del país. Cada fase consta de 10 lecciones (en dos sesiones de 45
minutos), ejercicios, juegos y trabajos que se realizan durante el
curso. Los profesores KiVa enseñan a no reforzar la actitud del acosador
y a empatizar con la víctima. Algunas escuelas colocan un banco en el
patio para cuando estás triste. Si te sientas en él, los compañeros te
acompañan y te preguntan qué te pasa. Los profesores. Acción inmediata Responden
de manera rápida al surgir un problema. No dejan que los niños lo
intenten resolver por su cuenta. Hacen de filtro para distinguir si se
trata o no de acoso. ¿Hay antecedentes entre los niños involucrados? ¿Un
desequilibrio de poder? Se entrevistan con víctima y acosador, pero
nunca a la vez. Ni delante de sus compañeros. Escuchan a ambos. Realizan
un seguimiento. Los profesores reciben formación específica de
preparadores entrenados en Finlandia. La víctima. Apoyo constante
A
muchos niños les cuesta pedir ayuda: temen represalias o ser vistos
como chivatos. Los acosados lo viven como algo vergonzante. Un alumno
acosado puede acudir a los profesores de KiVa. Se les brinda apoyo
inmediato para que salgan del aislamiento. No se les culpa ni se trata
de que cambien su manera de ser. También se fomenta que los otros
alumnos avisen si ven algo anómalo. Hay un buzón virtual para contactar
de manera anónima. El acosador. Adiós a la popularidad La
presión del grupo hace que el acosador no rentabilice sus acciones. Eso
es más efectivo que los castigos. Exigirle disculpas públicas tampoco
basta, y a veces incluso resulta contraproducente, pues es visto como
una humillación por el acosador y puede incitarlo a la revancha. Mejor
dialogar para que entienda cómo afecta su actitud a otros o invitarlo a
que participe en tareas comunes en un grupo donde también esté su
víctima. Los padres. Atención a las señales Reciben
charlas en las que se les dan pautas. Se les pide que estén atentos a
las señales de que algo no va bien con sus hijos, tanto en el caso de
que puedan ser víctimas (por ejemplo, que no quieran ir a clase, cambios
de humor, dificultad para conciliar el sueño, pérdida o rotura de ropa,
libros, dispositivos electrónicos; un bajón en las notas...) como
acosadores. Nunca deben incitar a la víctima a defenderse o recriminarlo
por su debilidad. El equipo KiVa actúa como mediador. Lo que he aprendido 1. Aron, 9 años
«Estoy
aprendiendo a saber cómo se sienten mis compañeros sin necesidad de que
me lo digan. Si reconocemos cuando alguien está triste o asustado o se
siente solo, le podemos ayudar. También hay veces que uno no tiene
muchas ganas de hablar porque ese día no le apetece, y hay que darle
espacio. Pero, si está mal todos los días, debe de ser por algo». 2. Tiegan, 9 años
«Si
un compañero la toma contigo, sabes que puedes contarle a alguien lo
que pasa y que te ayudará. Tenemos más confianza. Las lecciones de KiVa
son divertidas, no son como estudiar para un examen. Hablamos mucho
sobre el tema. Todos tenemos que participar y dar nuestra opinión y así
también nos conocemos mejor». 3. Ursula, 9 años
«Si
no haces nada mientras ves que a un niño le están haciendo la vida
imposible, es como si estuvieras de acuerdo. Eso es tan malo como
acosar. Porque le das alas al que se porta así y no va a parar, va a
seguir al día siguiente y a la semana siguiente, hasta que se harte.
Tienes que decirle que lo deje en paz. O contárselo al profesor o a tus
padres». 4. Carwyn, 10 años
«No
soporto que alguien se porte mal con un compañero y no tengo ningún
interés en hacerme amigo de un abusón o en reírle las gracias. Pero no
siempre una discusión o una riña sucede porque te estén acosando. Tiene
que ser una conducta que se repita y siempre contra el mismo. He
aprendido que cuando pasa eso no puedes mirar y no hacer nada». La creadora
Christina
Salmivalli, psicóloga de la Universidad de Turku (Finlandia), lleva 25
años investigando el acoso escolar y es la creadora del método. Los
derechos son del Ministerio de Educación finlandés. KiVa solo se puede
implementar en países donde una entidad colaboradora haya comprado la
licencia y reclute a los colegios. El precio es negociable e incluye
material. «Es un contrato que exige un compromiso a largo plazo». Los
formadores del profesorado reciben un curso de cuatro días en Turku. El
próximo, en enero. KiVa se implantará en España próximamente. La
formación previa la ofrece el Instituto Escalae, en colaboración con
Edudesign Finland.
TÍTULO: ENTREVISTA - Max Mosley,.
Entrevista
-fotos--Max Mosley: "El sexo es tan irracional como pilotar coches de carreras"
Este hombre ha convertido la Fórmula 1
en el gran negocio que es hoy. Pero no es lo único llamativo de su
biografía: se han publicado fotos suyas en una fiesta sadomasoquista, se
ha enfrentado a uno de los mayores grupos de comunicación, sus padres
eran simpatizantes de los nazis... El británico Max Mosley nos habla de
su rocambolesca vida.
Su padre, Oswald Mosley, fundó el partido fascista de Gran
Bretaña; y su madre conocía y admiraba a Hitler. Tanto que a ambos se
les recibía en el cuarto de estar de Joseph Goebbels. Mosley nació en
Londres en 1940, en el seno de una familia aristocrática. Tras ejercer
unos años como abogado se pasó al deporte del motor. Fue piloto de
carreras y dirigió la Federación Internacional de Automovilismo (FIA)
entre 1993 y 2009. Hace siete años, el periódico News of the World
publicó fotos y vídeos de una fiesta sadomasoquista en la que participó.
Mosley presentó una demanda y ganó. De todo ello hablamos con él, con
motivo de la reciente publicación de su autobiogrfía Formula One and
beyond. XLSemanal. Hace unos años lo grabaron a
escondidas durante una fiesta sadomasoquista de la que luego se dijo que
era una orgía nazi. En respuesta, usted demandó a News of the World y
ganó. Sin embargo, en su autobiografía describe aquella fiesta con todo
detalle. ¿Cómo se entiende esto? Max Mosley. Mi
participación en aquella fiesta es un hecho conocido. La clave son las
imágenes, y que no quiero que se me vuelva a relacionar automáticamente
con el nazismo. Solo se trata de eso, no del hecho en sí. XL.
Su caso concitó la atención mundial. El News of the World, diario del
grupo Murdoch hoy desaparecido, no contó con que usted acudiría a la
justicia. M.M. Alguien tenía que actuar
contra aquel periódico. Los ataques contra la privacidad eran la norma. Y
atacaban sobre todo a gente sin medios para defenderse. XL.
Y luego le tocó a usted. Como escribió en su libro: «Aparecieron
fotografías de un encuentro sadomasoquista que mantuve con cinco
mujeres. Se desarrolló con el acuerdo total de todas las partes, de una
forma inofensiva y despreocupada, y terminó con una taza de té...». M.M. Pero, a diferencia de otras víctimas de aquel periódico, yo tenía dinero y formación para demandarlos. XL. Pero sus abogados trataron de disuadirlo... M.M.
Me dijeron: Max, la historia volverá a aparecer amplificada en los
medios de todo el mundo. Pero no me importaba. Lo único que quería era
ver a los responsables en el estrado y demostrar que eran unos
mentirosos. XL. Le molestó especialmente que se dijera
que aquella fiesta sexual era una orgía nazi. ¿Les habría demandado
también si solo hubieran publicado las fotos? M.M. Sí, también. Pero aquel contexto nazi que le atribuyeron lo hacía todo aún más escandaloso y falso. XL. A la confusión contribuyó que se hablara alemán durante lo que usted llama 'fiesta'. ¿Por qué ese idioma? M.M. Una
de las mujeres que participaron era alemana. Y a otra de ellas le
gustaba que le dieran órdenes en un idioma extranjero. Así que cumplimos
un deseo que admito que sí que puede parecer raro. Pero el mundo del
sadomasoquismo es bastante especial. En cualquier caso, aquello no tenía
nada de orgía nazi. No puedo imaginarme nada menos erótico que el
nazismo y, sobre todo teniendo en cuenta mi pasado familiar, no se me
ocurre nada más absurdo. XL. Todo hace suponer que News of
the World pensaba que las mujeres de la fiesta guardarían silencio por
vergüenza. ¿Le sorprendió que sus conocidas mostraran tanto valor? M.M.
No se puede decir que me sorprendiera, no. A fin de cuentas no se
trataba de prostitutas lituanas explotadas, como también se llegó a
insinuar, sino de mujeres que han alcanzado el éxito en sus carreras
profesionales. Una de ellas tiene un doctorado en Química por una de las
mejores universidades del país. Estas mujeres simplemente tienen una
faceta digamos excéntrica en sus vidas, igual que yo. XL. Las fotos y los vídeos los tomó una mujer cuyo marido trabajaba para los servicios secretos británicos. M.M. Sí,
para el MI5. Aquel hombre sabía que mi padre había sido el líder de los
fascistas ingleses. Llamó al periódico y le ofrecieron 25.000 libras
[más de 34.000 euros] a cambio de que su mujer grabara el encuentro a
escondidas. La gente del periódico intentó que la mujer mintiera durante
el juicio: el periodista construyó toda aquella patraña nazi y a ella
le ofrecieron otras 8.000 libras para que la corroborase, pero se negó.
Al final, los periodistas se quedaron sin coartada. XL. ¿Conocía a la mujer de antes? M.M. Por
supuesto. También sabía que su marido trabajaba para el MI5. Todos lo
sabíamos. Las mujeres tenían, y tienen, cierta relación de amistad entre
ellas, y algunas cuidan a los hijos de las otras. A mí aquello incluso
me hacía sentir más seguro, porque pensaba que su marido no tendría
interés en que el hobby de su esposa saliera a la luz. XL. ¿Sigue teniendo contacto con las mujeres? M.M. No con la que grabó la fiesta, pero con las demás sí. Fueron muy valientes. La mayoría tiene familia. XL. Y aun así declararon. M.M.
Sí, pero los que pasaron un mal rato ante el tribunal fueron los del
periódico. Al redactor jefe le enseñaron las fotos, más de 100, y le
pidieron que dijera dónde apreciaba algún elemento nazi. Fue incapaz,
claro. Casi sentí compasión por él. Fue el principio del fin del News of
the World. XL. También ayudó usted a otras víctimas después, durante el juicio por las escuchas telefónicas del grupo Murdoch. M.M.
Sabíamos que su versión de que el hacking telefónico había sido un caso
aislado, realizado por un periodista corrupto, era mentira. Los
abogados de las víctimas les dijeron que demandar podría ser muy caro y
que podrían perder sus casas. Por eso les dije a mis representantes
legales que, si las cosas se ponían feas, yo me haría cargo de los
costes. Al final, no nos costó ni un penique. XL. ¿Cuál
fue el momento más duro que vivió durante todo ese tiempo? ¿Quizá cuando
le tuvo que enseñar a su mujer, Jean, el periódico con las fotografías? M.M.
Efectivamente. Y la reacción de mis hijos. Ya se imaginará lo que los
hijos piensan cuando ven a su padre en semejante situación... Al final
no es más que sexo, pero el sexo debería ser una cuestión privada. XL. ¿Nadie de su familia se había imaginado nunca nada? M.M. Nadie.
Mantuve mis tendencias sexuales en secreto durante toda mi vida adulta.
Todo lo que uno hace y que no cabe dentro del concepto habitual del
sexo tiene un ligero estigma vergonzante. XL. Ha afirmado
que esa inclinación especial ya la percibió cuando era niño. Por su
parte, su padre también tenía afición por mujeres que no fuesen la suya
propia. M.M. Sí, pero ese aspecto no es
hereditario. No tengo noticia de que ni mis padres ni mis abuelos lo
presentaran. Tampoco le di demasiadas vueltas, ni me planteaba: ¿por qué
hago esto? Igual que no me preguntaba: ¿por qué me gustan las carreras?
El sexo es tan irracional como conducir coches de carreras. Eso es lo
más hermoso del asunto. XL. Su juventud también fue poco
convencional. Su padre fundó el partido fascista en Gran Bretaña y su
madre, Diana, fue una encendida admiradora y conocida personal de
Hitler. Ambos pasaron temporadas en la cárcel. ¿Cuándo se dio cuenta de
que su familia no era como las demás? M.M. De
pequeño, hasta las visitas a la cárcel me parecían normales. No conocía
otra cosa. Tardé tiempo en comprender que aquello no tenía nada de
normal. XL. ¿Cómo sucedió? M.M.
No terminé de entender del todo el pasado de mi familia hasta los 16
años, cuando ya vivía en Londres yo solo. Cuando empecé a hablar de
política con mis compañeros, evidentemente el asunto era tema de
conversación. XL. ¿Ya había hablado de la cuestión con sus padres? M.M.
¡Por supuesto! Hablaba a menudo con mi madre y con mi padre sobre
Hitler, sobre el periodo nazi y sobre mi tía Unity, que llegó a ser
amiga de Hitler. Quiso suicidarse el día en el que los británicos le
declararon la guerra a Alemania. Me tía siempre hablaba del Führer,
nunca decía Hitler, igual que mi padre, por cierto. Mi hermano y yo nos
reíamos de aquello, le llamábamos «darling Führer». Nos parecía una
excentricidad. XL. Imaginamos que eso acabaría cambiando. M.M.
Cuando fui creciendo, empecé a hacer preguntas sobre los campos de
concentración y la persecución de los judíos. Mi madre me decía: «Si no
hubiese habido guerra, tampoco habría habido campos de concentración».
Además, a quien hacía responsable de la guerra era a Churchill. XL. Su madre y su tía son de las pocas personas que conocieron bien tanto a Hitler como a Churchill. M.M.
Churchill era como un tío para ellas. Su mujer era la mejor amiga de mi
abuela. Hitler conoció a mi madre a través de Unity. Tuvieron su primer
contacto en Múnich; ella solía ir a un local donde él celebraba sus
tertulias. XL. Tras la guerra, ¿su madre fue capaz de seguir argumentando la fascinación que había sentido por Hitler? M.M.
Siempre decía: «Tenía un talento extraordinario, que consistía en
gustarle a la gente y que la gente quisiera ayudarlo. Poseía un gran
encanto». XL. ¿La erótica del poder? M.M. No
creo que fuera eso. Debió de tratarse de otro tipo diferente de
magnetismo. No solo funcionaba con las mujeres, atraía a los hombres por
igual. La gente que hoy lo califica de cretino no le hace ningún favor a
la sociedad, no podrá reconocer al próximo dictador en el caso de que
surja uno. Decir que era un imbécil me parece simplista. XL. ¿Su apellido fue una carga para usted? M.M. En
cierto modo, sí. Cuando me presentaba a algo, o cuando no me lo
concedían, nunca sabía si era por culpa de mi apellido o por no ser lo
suficientemente bueno. Pero el punto fundamental es si habría acabado en
la política de no haber sido por la historia de mi familia. Es lo que
siempre quise. Me encantaban las carreras, pero lo mío era la política. XL. ¿Sintió alivio al ver que a la gente del automovilismo no le importaba tanto su apellido? M.M. Fue
sensacional. En el mundillo inglés del motor a nadie le interesa la
historia de nadie. En el continente no siempre era así. Una vez me
encontré con un funcionario alemán que me soltó: «Mira qué bien, toparse
con el hijo de un viejo nazi...». XL. ¿Cómo es que empezó a conducir coches de carreras? M.M. Me
contagié con el virus, aquí en Inglaterra, la primera vez que fui a ver
una carrera allá por 1960. Me sentí inmediatamente atrapado por la
atmósfera. XL. En aquellos tiempos, la Fórmula 1 seguía siendo una actividad muy arriesgada, mortal. ¿No tenía miedo? M.M. Oh, sí, claro que tenía miedo. XL. ¿Qué le decía su mujer? M.M. Lo
pasamos muy mal cuando Jim Clark tuvo el accidente mortal en 1968. Era
dos veces campeón del mundo. Mi mujer me preguntó: «¿Qué te hace pensar
que tú sobrevivirás?». Fui un poco injusto: Jean se había casado con un
estudiante de Derecho que de repente se puso a pilotar. XL. Tiene que ser una mujer muy tolerante. M.M. Sí, sí que lo es. XL.
Tiempo después, Bernie Ecclestone y usted transformaron la Fórmula 1 en
una maquinaria de entretenimiento mundial. ¿Tienen algo más en común? M.M.
Fuimos y somos amigos. La diferencia entre Bernie y yo era que a mí me
motivaba la política tras los bastidores, porque me lo podía permitir y
porque sabía que heredaría el dinero de mi familia. La motivación de
Bernie siempre fue el dinero. Él se encargaba del negocio; yo, del
deporte. XL. Ahora, Ecclestone dice que la Fórmula 1 es aburrida. M.M.
Necesitamos más competencia, eso es verdad. Pero no es algo achacable a
los pilotos, sino a las grandes diferencias que hay en la calidad de
los coches. Y el argumÿento de que a la gente ya no le interesan las
carreras tanto como antes porque los coches son cada vez más seguros es
una bobada. La gente disfruta viendo al funambulista caminar sobre el
alambre, pero no quiere verlo caer. Privadísimo
1.- Es el segundo hijo del matrimonio Oswald Mosley y Diana Mitford, casados en la casa de Goebbels con Hitler como invitado.
2.-
Cuando nació, la prensa especuló con que era hijo de Unity, hermana de
Diana, y Hitler. Tiene tres hermanos mayores por parte de padre y dos
por la de su madre. Fue el favorito de su padre.
3.- Deseaba
dedicarse a la política, pero el pasado de su familia lo hizo imposible.
Como adoraba el mundo del motor, estudió física: para entender y
conocer las máquinas.
4.- Se casó a los 20 con la hija de un
policía, Jean Taylor, y tuvieron dos hijos. A ella no le gusta salir con
él en público. «Cuando va sola, nadie sabe quién es».
5.- El
acoso de la prensa contribuyó al declive de su hijo Alexander, víctima
de las drogas y la depresión. Apareció muerto a los 39 años en su casa
de Notting Hill. «Nunca lo superaré».
TÍTULO: A FONDO EN PRIMER PLANO - Criogenización A la espera de resucitar,.
A fondo - EN PRIMER PLANO -
Criogenización A la espera de resucitar ( fotos )
Más de 140 cadáveres reposan en estos
contenedores de la fundación Alcor, en Estados Unidos. En su día, estas
personas aceptaron que sus cuerpos fueran congelados tras su muerte,
confiando en que la ciencia sería capaz de devolverlos a la vida en el
futuro. A muchos les parece una opción de 'locos', pero el caso de Kim
Suozzi una joven de 23 años ha reabierto el debate.
Unos momentos antes de que Kim Suozzi muriera de cáncer a los 23 años, en enero de 2013, a su novio, Josh Schisler, le correspondió llevar a la práctica el plan que habían trazado entre los dos: congelar su cerebro.
Sobreponiéndose a la pena y la emoción, al oír la alarma del monitor del pulso cardiaco, Josh llamó al equipo de criogenización. Cualquier retraso podía poner en peligro el objetivo: que un día se pudiera resucitar la mente de Kim. Ambos
sabían que aquello sonaba un tanto disparatado. La posibilidad de que
el cerebro de Kim pueda ser preservado para que unos decenios o siglos
más adelante los billones de neuronas interconectadas sean convertidos
en un código informático es aún hoy escasa. Y ellos mismos ya lo
reconocían entonces a 'The New York Times Magazine'. Pero algunas de las
técnicas que hace un par de años ya se aplicaban en los laboratorios
empezaban a guardar cierto parecido con las imaginadas por los autores
de ciencia ficción. ¿Por qué no intentarlo entonces?
Para empezar, los neurocientíficos ya han comenzado a cartografiar las conexiones entre las neuronas. Esta técnica implica el escaneado de los cerebros en unas láminas muy delgadas por medio de un microscopio de electrones.
Al ser superpuestos en un ordenador, los escaneados revelan un mapa
tridimensional de las conexiones de cada neurona, lo que se conoce como
'el conectoma'. Si el conectoma pudiese replicarse, sería posible 'resucitar' un cerebro. Por
supuesto, es una técnica que está en sus comienzos, pero eso no
desanima a Alcor Life Extension Foundation, la mayor de las dos
organizaciones estadounidenses especializadas en criogenización. Creada
en los años setenta, Alcor almacena congelados los cuerpos de 140 personas que en su día albergaron la esperanza de ser revividas en el futuro.
Esta fundación sin ánimo de lucro tiene unos mil miembros, que han
aportado dinero para ser sometidos a preservación después de su eventual
fallecimiento y para que se siga investigando en ese sentido. Cómo mantener tu identidad con vida después de la muerte
Según
los neurocientíficos defensores de esta posibilidad, si en el conectoma
establecido por los genes y alterado por la experiencia vital es donde
está depositada la información identitaria, el volcado informático de
una mente en último término podría ser viable. Es la base de la teoría que se denomina 'singularidad',
cuyo promotor es el científico Ray Kurzweil, que cuenta con grandes
apoyos en Silicon Valley, donde incluso existe una universidad
especializada en esa superinteligencia que nos hará vivir para siempre.
Pero, de momento, el reto consiste en preservar de forma fiable el conectoma.
Es decir, que cuando fallezcamos esas conexiones neuronales no
'mueran', que se conserven para poder ser replicadas en un futuro. Para
animar al desarrollo de técnicas solventes, Alcor a través de un consejo
asesor formado por neurocientíficos ha creado un premio, dotado con
100.000 dólares aportados por un donante anónimo. El dinero será
para el primer individuo o equipo que preserve el conectoma de un ratón
o conejo de un modo que sea aceptable para una publicación científica.
El primer dilema es determinar cuál es la mejor forma de preservar un cerebro: mediante el frío o con productos químicos.
En
la criogenización (práctica que existe desde hace decenios y que
consiste en almacenar los cerebros y cuerpos humanos a 180 grados) se utiliza un viscoso anticongelante para reemplazar la sangre y el agua en el cerebro.
Pero, dado que la criogenización tan solo puede iniciarse tras la
certificación oficial del fallecimiento, es posible que se formen
coágulos y que los vasos empiecen a venirse abajo antes del inicio del
procedimiento. Con todo, los defensores de este tratamiento confían en que los daños bioquímicos sufridos por las células cerebrales sean reversibles en el futuro.
La otra opción es la defendida por el doctor Shawn Mikula, del Instituto Max Planck, y se llama 'quimiopreservación'.
Primero se inyecta un fijador químico en el corazón del animal (en el
futuro, un humano) anestesiado, todavía vivo, que preserva la estructura
del cerebro. A continuación, el cerebro es sometido a un baño de metales pesados y parcialmente revestido en plástico rígido,
para que las neuronas resulten visibles bajo el microscopio de
electrones. Este método ofrece la importante ventaja de permitir el
almacenamiento del cerebro a temperatura ambiente. Pero algunos
neurocientíficos consideran que los productos químicos borran
información imprescindible para diseñar una simulación fiel del cerebro.
La investigación no ha hecho más que empezar. El caso de Kim. Parte 1
Kim
Suozzi era una joven estudiante de Neurociencia cuando le
diagnosticaron un tumor incurable en el cerebro. Decidió criogenizarse.
Esta es su historia. La peor de las noticias
En
el año 2007, Kim estaba feliz. Acababa de empezar una relación con
Josh, estudiante de Ciencias Políticas. Pero ese invierno empezaron los
dolores de cabeza. Los médicos le diagnosticaron un tumor cerebral; un glioblastoma, incurable.
Le dijeron que, tras tratarse con quimioterapia, remitiría
temporalmente, pero que volvería y de forma virulenta. Y así ocurrió. En
2012, el tumor reapareció. Kim se había interesado por la
criogenización desde que le hablaron de ello en clase de Ciencia
Cognitiva. Le parecía una interesante posibilidad. Pero sabía que el
proceso era caro. Una chica sin seguro no se lo podía permitir. Ayuda en las redes
Su novio, Josh, le propuso a Kim conseguir el dinero a través de la red social Reddit. En agosto, la joven escribió: «Reddit, ayudadme a encontrar algo de paz en el hecho de morir joven (tengo 23 años)».
Tuvieron muchas reacciones en contra, pero sobre todo apoyos: de
organizaciones procriogenización, de ingenieros de Google, de inversores
de Silicon Valley... Lograron el dinero que les faltaba. Eligieron la
opción de neuropreservación: conservar solo el cerebro, no el cuerpo
entero. «Me congelarán y me cortarán la cabeza; es más barato», bromeaba
Kim. Una decisión difícil de entender
Enfrentada a una muerte inminente, Kim decidió avanzar en las opciones de criogenización con el total apoyo de su pareja. Eran conscientes de las escasas posibilidades, dado que su cerebro ya estaba dañado por el cáncer. Pero querían intentarlo.
No todo el mundo lo entendió. Su padre, con quien tenía una relación
muy buena, se negó a financiar el proyecto. Estaba dispuesto a pagarle
lo que hiciese falta: tratamientos, viajes... pero no eso. «No vivimos
para siempre, Kim». La muerte
En
noviembre, Kim ya terminal dio poderes a Josh. «Sé, mamá y papá, que
probablemente respetaríais mis deseos, pero Josh me conoce mejor». El
padre protestó, pero acabó entendiéndolo. Decidieron que Kim
moriría en un hospital cerca de la sede de Alcor en Scottsdale, para que
el equipo de criogenización pudiera llegar pronto. Sus planes
no se cumplieron exactamente: tras doce días en el hospital, ella se
estabilizó y la llevaron a casa. Murió, con Josh a su lado, dos días
después. El caso de kim. parte 2
Una vez
fallecida, había que actuar rápido. Metieron su cuerpo en un baño de
hielo y lo trasladaron para iniciar el proceso de criogenización. El proceso de criogenización
Una vez Kim fallecida, el proceso de criogenización fue como se había planeado. Las enfermeras de Alcor acudieron al apartamento y llevaron a cabo las primeras medidas.
Restauraron la circulación sanguínea, insertaron un tubo en sus
pulmones, metieron su cuerpo en un baño de hielo y lo llevaron a Alcor. A la mañana siguiente, su cabeza fue separada de su tronco. El crytoprotector líquido destinado a conservar su cerebro fue inyectado a través de sus arterias cerebrales. El coste El coste de criogenizarse en Alcor es de 80.000 dólares. Un tercio va destinado al personal médico; otro tercio se invierte en un fondo para la futura resurrección;
y otro tercio, en los costes de almacenaje en nitrógeno líquido y el
proceso de vitrificación (básicamente insertar anticongelante en las
venas), similar al usado para almacenar esperma y embriones en los
procesos de fertilización. Aquí reposa...
La cabeza de Kim reposa ahora en este recipiente metálico. Josh, su novio, la lloró mucho tiempo. Ahora le deja mensajes de voz grabados.
Todavía espera volver a encontrarse con ella algún día. «Mientras ese
día llega, recordémosla y celebrémosla; intentemos crear el futuro de
nuestros sueños». El padre de Kim, pasado lo peor del duelo, también le
deja mensajes de voz algunas veces. Por si acaso.
El volcán Nevado del Ruíz dejó 25.000
muertos en Armero (Colombia). La imagen de la niña Omaira Sánchez
sumergida en el fango durante tres días hasta que murió se convirtió en
símbolo de aquella tragedia. Viajamos hasta allí para hablar con los
supervivientes.
En los días previos a la tragedia del 13 de noviembre de 1985, una incesante lluvia de ceniza no dejaba ver el sol. El volcán Nevado del Ruiz llevaba varios meses avisando de que iba a estallar. Pero nadie escuchó al «león dormido».
Las
autoridades que gobernaban en ese momento debieron evacuar la zona,
pero no lo hicieron. No era la primera vez que el volcán expulsaba
ceniza, y nadie creyó que las cosas fueran a ser tan terribles. Ese día,
cerca de la medianoche y sin avisar, el volcán escupió toda su rabia mientras caía un inmenso chaparrón que hizo que el río cercano se desbordara.
Una mezcla mortífera de piedras, barro y lava ardiente bajaría sin
misericordia por la vertiente de la montaña en dirección a un solo
sitio: Armero. Una avalancha de lodo, lava y agua se llevó por delante
un pueblo de casi 32.000 personas. En pocos minutos murieron 25.000 de ellas.
La naturaleza fue implacable. Y por si fuera poco, las labores de
rescate se hacían imposibles. El lodo no permitía que los equipos de
socorro se movieran sin quedar atrapados. Para cuando los rescatadores
alcanzaron Armero, doce horas después de la erupción, muchas de las
víctimas con heridas graves ya habían muerto. Los trabajadores de
rescate quedaron horrorizados al observar el panorama de desolación que
quedó tras la erupción, salpicado de restos humanos irreconocibles. La imagen de Omaira
En los días posteriores al 13, una imagen recorrió el mundo: una niña que se agarraba a un palo de madera con todo su cuerpo inmerso en una pequeña laguna;
solo su cabeza estaba fuera del agua. Era Omaira Sánchez. La fotografía
de ella que ese año obtuvo el Premio World Press Photo la hizo Frank
Fournier, pero fue el seguimiento posterior que realizó un camarógrafo
de TVE lo que tuvo en vilo a toda España durante tres días. La niña hablaba con una normalidad que inducía a tener esperanza en que iba a ser rescatada.
En España, aquella transmisión en realidad no fue en directo (Omaira
había muerto horas antes), pero no por ello resultó menos conmovedora.
La niña estuvo atrapada tres días dentro del agua. Para sacarla de ahí,
los rescatadores necesitaban una motobomba de agua, que nunca llegó. Murió frente a ellos, exhausta y carcomida por las infecciones de sus piernas.
Lo único que pudieron hacer, una vez fallecida, fue ponerle una tripa
de caucho y dejar que su cuerpo sin vida flotara, taparla con unas tejas
de cinc y esparcir cal y granos de café a su alrededor para que los
animales carroñeros no se la comieran. Fallos humanos
El volcán llevaba sesenta y nueve años sin actividad, pero lo cierto es que dio sobrados avisos de que iba a estallar. El vulcanólogo Bernard Chouet afirmó que «el volcán estaba gritando 'voy a explotar'»,
pero los científicos que lo vigilaban en el momento de la erupción no
tenían la experiencia necesaria para identificar las señales. No es el
único fallo al que tuvieron que hacer frente en Armero. La suerte nunca
estuvo de su parte.
La erupción ocurrió tan solo una semana
después de que el grupo guerrillero M-19 tomara el Palacio de Justicia
en Bogotá, así que el Gobierno y el Ejército se encontraban ocupados en
el momento del desastre y reaccionaron tarde y mal. Y por si fuera poco,
sucedía dos meses después del terremoto de México de 1985, lo que limitó la cantidad de víveres y suministros enviados por otros países y organismos internacionales. Lo que queda de Armero
Treinta años después, lo que queda de Armero son un puñado de casas que ya no tienen techo, solo paredes.
Pedazos de hogares donde hubo amor, odio, aventuras, desdichas, sexo,
alegrías y tristezas. Hay demasiado silencio. Todavía se aprecia la
distribución de las viviendas: el salón, la cocina, las habitaciones,
los patios internos... Algunas paredes conservan su decoración, como un
papel tapiz corroído o desgastadas pinturas hechas a mano. Recuerda a Pompeya, el más conocido de los pueblos sepultados por la lava de un volcán.
Todo está dominado por la naturaleza, ganadora como siempre, y lo que
queda en pie ha sido devorado por árboles, raíces y plantas.Alrededor de
la plaza principal del pueblo hay decenas de lápidas con los nombres de
miles de muertos que perecieron ese día. Allí también está la cruz
gigante que el Papa Juan Pablo II bendijo un año después de la tragedia,
que sirve de referencia para encuentros y que es la preferida de los
visitantes para hacerse selfies. Unos pasos más allá está la bóveda del Banco de Colombia, que dicen que contenía millones de pesos que jamás se supo si se recuperaron. Sobre
la calle principal hay fachadas en pie donde aún se ven pintados
anuncios de lo que fueron locales comerciales. Como la estructura del
hospital, donde debajo de sus cimientos aún reposan los cuerpos de
cientos de personas. La tragedia de Armero dejó muchas historias
trágicas. Incluso de los que pudieron sobrevivir. El precio que pagaron
por seguir vivos fue demasiado alto. Omaira Sánchez
«Váyanse a descansar un rato y después me sacan de aquí».
Omaira Sánchez, de 13 años, estuvo atrapada durante tres días antes de
morir. Hablaba con un coraje y una tranquilidad increíbles. «Toco con
los pies, en el fondo, la cabeza de mi tía», decía y pedía a quienes la
ayudaban que se fuesen a descansar y que «ayuden a mi mamá [que vivía en
Bogotá], porque se va a quedar solita». Pese a los intentos, no era
posible sacarla sin una bomba hidráulica. Pero la bomba no llegó. Omaira
murió de gangrena e hipotermia. Nora Isabel Cruz Cuervo
"Afuera se oía el llanto y el dolor de mucha gente". Nora
tenía la misma edad que Omaira cuando sucedió la tragedia. Ella se
salvó con sus padres y su hermana porque la casa tenía dos plantas y se
refugiaron arriba. Murieron sus abuelos, su tía y sus primos. «Se sintió
un ruido como cuando un tren se sale del carril y la casa se empezó a
mover como un barco de lado a lado. Afuera se oía el llanto y el dolor
de mucha gente, y nosotros sin poder hacer nada en aquella oscuridad». Edilma Loaiza "La única manera de salir de allí era cortándome la pierna yo misma." Tres
de sus cuatro hijos y su esposo murieron a su lado. «Cuando llegó la
crecida, intentamos salir, pero venía cargada de coches, ganado y gente.
El barro y la lava entraron en la casa... y en menos de un minuto ya
estábamos enterrados. Todo estaba oscuro. Los gemelos me decían que
tenían mucho miedo. Yo estaba atrapada. Traté de desenterrarlos, pero fue imposible. Pasó un tiempo y no los oí más.
Ya habían muerto. A la niña tampoco la oí. Solo quedamos el más
pequeño, que lo tenía cargado en mis brazos, y yo. Cuando se hizo de
día, vi que en las manos de mi esposo, fallecido, estaba la cabeza de mi hija Alcida, desprendida de su cuerpecito.
Cuando llegó la Cruz Roja, les entregué a mi pequeño. Yo seguía
atrapada. Me dijeron que la única manera de poder salir de allí era
cortándome la pierna yo misma. Tomé fuerzas, me amarré la pierna con un
trapo y comencé a cortarla con un machete». Llevaron a Edilma a un
hospital en Medellín, donde le terminaron de amputar la pierna
destrozada. Buscó como pudo a su hijo pequeño, pero pasaron dos meses
hasta que unos familiares lo encontraron. Ahora vive con él en Bogotá. Jorge Montealegre, 'El Capi' "
14 personas de mi familia murieron ese día".
67 años. Piloto, poeta y filósofo. Vivía solo en una de las casas más
grandes del pueblo. Sus hijos estaban en otra casa al otro lado del río,
lo que hizo que se salvaran. «Perdí a mi hermano, a mi cuñada, dos
sobrinas, tíos, primos... 14 personas de mi familia murieron ese día. En
la más profunda de las oscuridades, solo oías un estruendo espantoso. Salí de la casa pensando que podía escapar, pero algo vino directo hacia mí y me sepultó.
Logré salir a flote. Luego, una segunda ola me movió como un monigote,
hasta dejarme colgado de unas cuerdas. Eso fue lo que me salvó, aunque
me quedaron profundas heridas en la pierna y el brazo derechos. Ahí no
hubo destreza para sobrevivir, sino solo la voluntad de Dios». Omayra Medina
"Mi marido intentó cortarme las venas; decía que nos íbamos a morir igual".
Omayra tenía 20 años y estaba embarazada de tres meses cuando la
naturaleza del volcán le cambió la vida. «Aquí, nos cayó la casa encima.
Estuve atrapada tres días. Mi marido, Fernando, murió el jueves de madrugada [el primer día].
Él me quería matar porque decía que nos íbamos a morir igual, así que
con un vidrio trató de cortarme las venas, pero no tenía fuerza; no
pudo. Una pared casi entera aprisionaba su pecho, se fue apagando de a
poquito. Estuve los dos días siguientes junto a su cadáver, aguantando hambre y calor. Los
socorristas apenas llegaron el viernes y dijeron que estaban muy
cansados para intentar salvarme. Me desperté a mediodía del sábado,
empecé a gritar y volvieron por mí. Eran los mismos que habían estado el
viernes y dijeron: Ay, esta china no se ha muerto; vamos a sacarla'». Omayra dio a luz a su hijo seis meses después
y asegura: «Me dio fuerzas para seguir viviendo». Hoy, Omayra tiene dos
niñas más y vive cerca de donde tuvo lugar la tragedia. Gladys Primo
"Mis hijos estaban vivos. Se los llevaron".
Gladys Primo, de 52 años, sobrevivió al deslave del volcán. Su marido
no tuvo tanta suerte. Ella fue rescatada dos días después de la erupción
y estuvo seis meses en coma. A sus hijos Nubia Isabel, de
siete años, y Jesús Manuel, de ocho, no los ha vuelto a ver desde el
estallido, aunque algunos vecinos aseguran que los vieron con
vida después de la catástrofe. La creencia general es que fueron dados
en adopción, como muchos otros niños que quedaron huérfanos. En cuanto
pudo, Gladys se levantó de la cama para buscar a sus niños con dos fotos
que pudo conservar, el único rastro de su pasado que le quedaba. Hoy, casada de nuevo y con tres hijos, sigue buscándolos.
En una entrevista que le hicieron en 2012 en un programa de televisión,
le mostraron un vídeo de la tragedia. En la escena había un miembro de
un equipo de rescate que cogía a un niño y lo metía en un helicóptero.
Gladys reconoció a su pequeño Jesús Manuel. Espera que algún día «se me
presenten aquí, de sorpresa, no pierdo la esperanza». La Fundación Armando Armero se ha encargado de dar apoyo a los padres que buscan a sus hijos. Su
director, Francisco González, trabaja para ubicar a esos niños que en
medio del caos se encontraban deambulando solos los días posteriores a
la tragedia y que desaparecieron, posiblemente secuestrados por tramas
de tráfico de niños. En el menos malo de los casos, para adopciones
ilegales; en el peor, para redes de prostitución o tráfico de órganos.
González tiene documentados 222 casos de niños perdidos. Los niños desaparecidos
Desaparecieron
222 niños, que pudieron sobrevivir a la avalancha. Su paradero es aún
hoy desconocido. Uno de los hijos de Gladys, señalado con una flecha, en
la única foto que conserva de él. Santa Omaira.
El lugar donde quedó sepultada Omaira Sánchez es hoy punto de peregrinación de miles de personas que van a pedir favores a 'santa Omaira', dejan allí placas de agradecimiento y objetos, rezan y hacen ofrendas en su nombre. Muchos piden su beatificación.
TÍTULO: Robótica Colin Angle: "Hacer un robot con piernas es una estupidez",.
Robótica ( fotos )
Colin Angle: "Hacer un robot con piernas es una estupidez"
Terminator, C3PO, Robocop...
¡Tonterías! O eso dice este ingeniero que lleva 25 años creando robots.
Ingenios que lo mismo exploran Marte, desactivan bombas en Irak, se
adentran en Fukushima tras el 'tsunami' o limpian nuestros hogares.
Aprovechando el lanzamiento de su última criatura, Colin Angle habla con
'XLSemanal' sobre pasado, presente y futuro de la robótica. Es decir,
el del ser humano.
Colin Angle tenía dos años y medio cuando arregló en su casa la cisterna del baño. Eso,
al menos, asegura él: «Era algo muy sencillo, no crea. No sé, siempre
me ha gustado construir cosas. Lo que sea». Años después, en la
universidad el prestigioso MIT, cerca de Boston, descubrió la robótica y
decidió que quería cambiar el mundo. Con esa ambición, en 1990, fundó iRobot, una empresa que ha trabajado para la NASA y el Pentágono
y cuyos ingenios de limpieza doméstica habitan ya en más de 14 millones
de hogares. Sentado ante su nueva criatura, un aspirador, el Roomba
980, capaz de memorizar los lugares por los que pasa y que se controla
desde el móvil lo presenta en Nueva York ante medio centenar de
periodistas especializados, Angle se lamenta de que la industria
robótica lleve años «malgastando tiempo y dinero en androides y
humanoides de escasa utilidad». En sus 46 años, él, que se
tiene por un hombre práctico, nunca soñó con crear robots que hablen,
tengan piernas o salten a la pata coja; un camino que, curiosamente, lo
ha convertido en uno de los grandes nombres de la robótica mundial. Esta
es su visión del futuro. Y del presente... XLSemanal.
Practica snowboard, escalada, pilota aviones... ¿Esto de crear una
empresa de robots allá por 1990 podría considerarse también como una
actividad de riesgo? Colin Angle. Sí,
sin duda [se ríe]. A ojos de los demás éramos unos chalados. Durante
seis años y medio, nunca tuve dinero a principio de mes para pagar al
personal. Tardamos ocho en conseguir que alguien nos financiara un
proyecto. Probamos cientos de robots, entramos y salimos de 14 negocios
diferentes, hasta que nos centramos en la limpieza doméstica y la
defensa. El primer Roomba, nuestro buque insignia, ¡salió al mercado en
2002! XL. ¡Cientos de robots! ¿De qué tipo? C.A. El
primero fue un robot para explorar la Luna. Hemos hecho juguetes,
robots para la industria del petróleo, exploradores para terrenos de
difícil acceso; áreas en las que creemos que los robots crean valor.
Pero hoy estamos enfocados en el hogar, el 92 por ciento de nuestra
actividad; el otro 8 es para usos militares. XL.
Precisamente, más de mil científicos y expertos en tecnología Stephen
Hawking y Steve Wozniak, entre ellos han firmado un manifiesto contra el
desarrollo de robots militares autónomos. Usted no ha firmado... C.A. No.
Es que la perspectiva cambia mucho si uno se pone en el lugar del
soldado que arriesga su vida. Si has de despejar un edificio o una
habitación y tienes un robot que haga el trabajo, mejor que lo haga el
robot, ¿no cree? XL. Su inquietud se refiere al
desarrollo de armas que tomen decisiones por su cuenta, ya que las
máquinas carecen de criterios éticos... C.A.
A ver, un robot se limita a seguir un protocolo, la función para la que
ha sido construido. La decisión de abrir fuego, en última instancia,
siempre será humana, del operario, del fabricante, del gobierno o del
terrorista que pueda tener acceso a él. Es decir, al final toda
tecnología, su control y desarrollo, depende de las personas. El
problema es que cuando la gente piensa en robots militares ya sabemos
qué les viene a la cabeza... XL. ¿Terminator? C.A.
Así es [se ríe]. De todos modos, hablar de robots soldados capaces de
tomar decisiones sobre la vida y la muerte es algo que, créame, si llega
a ocurrir, queda todavía muy lejano. XL. Los firmantes del manifiesto dicen que estarán activos en pocos años... C.A. Ya
[escéptico]. Hay mucha imaginación. Es verdad que los robots llegarán y
que cambiarán muchas cosas, pero será mucho más despacio de lo que la
gente cree y será también mucho más extraño de lo que imaginamos. Se
toma como referente la ciencia ficción, pero esta un Terminator, sin ir
más lejos es un desafío constante a las leyes de la física y de la
robótica. XL. Ya hay coches autónomos... C.A. Es
cierto, y aspiradores como el nuestro [sonríe], que también saben
ubicarse sin ayuda, pero las decisiones que toma un coche o un aspirador
no son tan complejas como las que deberá tomar un robot soldado
autónomo. Distinguir, por ejemplo, si alguien va armado, o disfrazado...
Eso requiere un desarrollo tecnológico tremendo. XL. Hay miedo a un futuro donde los robots realicen todo tipo de tareas... C.A. Eso
es porque estamos contaminados. Los coches autónomos son, de hecho,
coches robots, pero a la gente le da miedo la palabra 'robot'. Con el
tiempo se acostumbrarán [se ríe]. Mire, no existen robots malos, solo
robots con funciones establecidas. Los cambios despiertan desconfianza
hasta que vemos que mejoran nuestra vida. Piense en el envejecimiento de
la población. Cada vez habrá más ancianos y menos gente para cuidar de
ellos. Cuando alguien le diga: «No quiero vivir en un asilo», quizá
entonces vea que los robots pueden ayudarle a evitarlo. XL. Decía que el mundo «será mucho más extraño de lo que imaginamos»... C.A.
A ver, imagínese que un día su hija le dice: «Papá, quiero ponerme unos
ojos robóticos, porque con ellos se ve mejor». O «quiero cortarme las
piernas y ponerme unas biónicas para correr más». O que un profesor diga
un día en clase: «Y ahora desconecten sus neuroconexiones para hacer el
examen». No será sencillo lidiar con los cambios que traerá la
robótica. XL. Se refiere al transhumanismo, ¿no?, la
fusión entre hombre y robot. Muchos dicen que en 2045 será una realidad.
¿Comparte esa visión del futuro? C.A.
Ya hay demasiados visionarios como para sumarme al carro [se ríe], pero
lo cierto es que ya existe un oído robótico, un implante, que funciona
bastante bien. Estamos empezando a crear ojos artificiales que
distinguen claridad y oscuridad. Si pierdes un brazo, ya existe un brazo
biónico controlado por una interfaz neuronal. Estas cosas van a ocurrir
mucho antes de que veamos la singularidad. XL. Se creará una distinción de clase entre quienes tengan implantes robóticos y quienes no los tengan... C.A. Más
que eso, se creará un verdadero abismo entre quienes los tengan y
quienes no los tengan. Hugh Herr, un robotista que sufrió una doble
amputación y que se ha construido unas piernas artificiales, me dijo
hace poco: «Todos os hacéis viejos. Vuestros cuerpos envejecen. Mis
piernas, sin embargo, mejoran cada año» [se ríe]. Y tiene razón. Es una
perspectiva diferente. Habremos de debatir sobre lo que es humano y lo
que no lo es. Los países con acceso a tecnología robótica poseerán una
gran ventaja con respecto a los demás. Afrontaremos cuestiones
trascendentales como estas mucho antes de que, como predicen algunos,
los robots puedan dejarnos 'obsoletos'. XL. Cuando fundó iRobot, ¿imaginó dónde estaría la robótica en 25 años? C.A.
Sí, y estaba completamente equivocado [se ríe]. El mundo no tiene nada
que ver con mi visión. Pensábamos que los robots caminarían por las
aceras y cocinarían hamburguesas, pero es que 25 años por delante ¡es
una eternidad! Hemos conseguido mucho menos de lo que esperábamos. Para
la gente del cine y la literatura es fácil, pero crear un producto que
haga las cosas que imaginamos haciendo a los robots es un reto
gigantesco. XL. ¿Me podría dar un ejemplo? C.A. Un
robot criado. ¿Sabe lo qué se necesita para que, por ejemplo, le traiga
una bebida? Debe saber dónde estoy yo, dónde está la cocina; tiene que
abrir la nevera y coger la botella, abrir el armario de los vasos y
cogerlos, el hielo, servir y, además, que sea la medida justa; coger el
vaso, traérmelo sin derramar una gota... ¿No le parece mucho para un
robot? Hacer eso realidad es una locura. Pero en eso estamos. XL. ¿Dónde 'estamos' exactamente? C.A. Bueno,
este nuevo robot ya es capaz de ubicarse crea mapas de su entorno
gracias a sensores y cámaras que le permiten memorizar sus pasos y de
estar conectado con la nube. Gracias a la interconectividad máquinas
intercambiando información y a la navegación haremos robots capaces de
entender el mundo en el que operan. La inteligencia, en realidad, es muy
fácil una vez que comprendemos lo que ocurre a nuestro alrededor. Es
solo lógica basada en la comprensión del entorno. Así se consigue que
una máquina decida por sí misma. XL. ¿Por qué eligió no fabricar robots con piernas? C.A. Porque
hacer robots que se muevan ágilmente con piernas es mucho más difícil y
poco práctico. Orugas o ruedas es mucho mejor. Mis primeros robots
tenían piernas, no se crea usted, ¡estaba aprendiendo! Mis piernas, eso
sí, eran extremidades de insectos. Siempre he pensado que los humanoides
eran una obsesión humana de escasa utilidad. Mi obsesión, al contrario,
es convencer a la industria de que desarrolle robots que ayuden de
verdad a las personas. Hay empresas y diseñadores más influenciados por
el cine que por solucionar problemas reales. XL. ¿Se refiere a alguien en concreto? C.A. Asimo,
por ejemplo, el robot de Honda que salta a la pata coja, camina hacia
atrás, corre a 6 km/h y lanza penaltis; o ese de Toyota que corre a 7
km/h y toca el violín. «Muy bien, chicos, habéis dejado al mundo con la
boca abierta, ¿y ahora qué?». Ellos pueden financiar robots absurdos con
los beneficios de vender millones de coches, pero si hubieran invertido
todo ese dinero en ideas prácticas la industria robótica estaría mucho
más avanzada. «La función primero» es mi lema; a partir de ahí busca la
mejor forma de que el robot realice esa tarea. XL. Usted, hoy, ejerce más de hombre de negocios que de ingeniero... C.A. Así
es, tuve que hacerlo por el bien de mi empresa. Yo era un CEO high tech
superguay que nunca ganó un dólar hasta que se convirtió en vendedor de
aspiradoras [se ríe]. XL. ¿Hay algo que le hubiera gustado crear, pero nunca dio con la clave? C.A. Siempre quise un robot que me hiciera la colada [se ríe], que me doble la ropa. Es lo que más detesto. XL. Diseñó el primer explorador de Marte... C.A. No
exactamente. El Sojourner incluía parte de la tecnología de nuestro
primer proyecto, pero el robot en sí fue creado por la NASA. Partieron
de mi idea de hacer robots espaciales lo más pequeños posible, ya que
entonces todos eran demasiado grandes. Nuestros prototipos inspiraron el
Sojourner y por eso grabaron mi nombre en el casco del Spirit, el
segundo explorador de Marte.
El hombre de los robots Colin
Angle, presidente y fundador de iRobot, rodeado de algunas de sus
creaciones más emblemáticas: robots que aspiran, exploradores
espaciales, detectores de minas, brazos mecánicos... Mis pequeñas revoluciones 1. Feature (1989)
Todo
empezó con lápices, palillos y cinta adhesiva. Como tesis doctoral,
Colin Angle presentó este ingenio, su idea de lo que debería ser una
nueva generación de exploradores espaciales. 2. Genghis (1991)
El
desarrollo de Feature condujo a este prototipo, inspiración para el
primer explorador de Marte. Hoy está en el Museo Smithsonian
(Washington). 3. Hermes II (1991)
El
hermano mayor de Feature y Genghis culminó las ideas de Angle sobre
robots espaciales cada vez más pequeños y movilidad basada en
extremidades de insectos. 4. Roams (1996)
Este
robot con GPS de uso militar reconocía el terreno antes del avance de
las tropas. Fue el primero con control remoto, para poder ser dirigido
desde una distancia segura. 5. Fetch (1997)
Diseñado
para las Fuerzas Aéreas, este detector y desactivador de minas y bombas
de racimo es el precursor de Roomba, el aspirador doméstico que ha
convertido a iRobot en un gigante de la robótica. 6. Roomba 980 (2015)
Este
aspirador, el último de su saga, crea mapas de una casa entera. Sabe
así dónde ha limpiado para proseguir su tarea si se queda sin batería.
Se controla desde el móvil y está conectado a la nube.
TÍTULO: DESAYUNO - CENA - DOMINGO - LUNES - Claudi Alsina Soy catedrático de Matemáticas ,.
-foto--Claudi Alsina: "He conseguido entender la factura de la luz, pero no el precio que tiene"
Barcelona, 1952. Soy catedrático de
Matemáticas de la Universidad Politécnica de Cataluña. 'Mateschef'
(editorial Ariel) es mi sexto libro. Una visión amable y divertida de
las matemáticas en la vida cotidiana.
XLSemanal. Nos llena la cocina no de glamour, sino de matemáticas. Claudi Alsina.
No la lleno yo: las matemáticas están ahí desde siempre. Yo las saco a
relucir. La cocina está repleta de números que vale la pena dominar:
pesos, temperaturas, tiempos... XL. También hay cocinas
que son casi laboratorios de física y química. ¿Esto va a ser más
complicado que hacer una carrera de Ciencias? C.A.
La buena cocina puede tener mucha ciencia. La creatividad de los
últimos años nos lleva a deconstruir, esferificar... y para eso es muy
necesario el conocimiento de física, química y matemáticas. ¡En algunas
universidades ya existe un grado en Gastronomía! XL. Y con tanto nivel, ¿qué hacemos con el ojo del buen cubero y la cuenta de la vieja? C.A.
Pues tenerlos muy presentes: hay datos como el de la temperatura del
huevo frito con el aceite entre 60 y 65 grados nunca se nos pondrá dura
la yema que son muy difíciles de medir y es mejor recurrir al ojo. XL. ¿En lo light hay trampa? C.A. Light
solo significa que tiene un 30 por ciento menos de calorías que el
producto original, pero puede ser una bomba calórica. Otras veces
utilizan términos no regulados como bajo en calorías o sin grasa...
entonces ya no sabemos bien. O cuando ponen en una cerveza O,O que no es
lo mismo que un O a secas esconden el segundo decimal, que a veces es
un 8. XL. Su libro también nos aclara las ofertas en el mercado: tres por dos, la segunda unidad al 70 por ciento... C.A. Se cometen muchos errores porque uno no se da cuenta, porque hay mala fe o porque no se explica la oferta con claridad. XL. Por cierto, ¿usted ha conseguido entender la factura de la luz? C.A. ¡Con mucho esfuerzo! En una ocasión la estudié a fondo, pero ahora lo que no entiendo es el precio que tiene. XL. ¿Cree que a los corruptos les han salido mal las cuentas? C.A. A muchos corruptos les han salido muy bien. Pero a la sociedad no. Los corruptos lo tenían muy bien calculado. XL. ¿Las matemáticas pueden ser tan elásticas que, tras unas elecciones, todos hayan ganado? C.A. Eso son lecturas interesadas, y de eso los números no tienen la culpa.
Desayuno. Amanecer dulce
«Desayuno
muy pronto, a las 6:30. Tomo un café solo y algún dulce. Y voy variando
el tipo de bollo. Me gusta bastante el cruasán».
Cena.
Acelga con patata, pan, queso, postre un platano,.
TÍTULO: LA COCINA - DOMINGO - LUNES -Postre: Tarta de zanahoria con crema de queso fresco ,.
Postre: Tarta de zanahoria con crema de queso fresco
Tiempo de preparación: 1 h y 20 min Ingredientes para: 4 personas
Ingredientes: 330 g de aceite de girasol,
400 g de azúcar blanca, 4 huevos, 260 g de harina tamizada, ÿ2
cucharaditas de canela en polvo, 1 cucharadita de allspices, 2
cucharaditas de levadura en polvo, 2 cucharaditas de bicarbonato, 3
tazas de zanahoria rallada y media taza de uvas pasas. Para la crema de
queso fresco: 225 g de queso tipo Philadelphia, 225 g de mantequilla,
260 g de azúcar en polvo y 1 cucharada de esencia de vainilla. Elaboración:
se mezclan el aceite, el azúcar y los huevos hasta que el conjunto
quede ligero y de color claro.Se mezclan aparte la harina y los demás
ingredientes secos. Se juntan las dos mezclas y se añaden la zanahoria y
las pasas.
Acabado y presentación: se introduce
el conjunto en dos moldes redondos de tarta (del tipo de los de
cumpleaños) o en uno tipo plumcake.Se hornea a 180 ºC durante unos 50 o
60 minutos.Mientras tanto, se mezclan bien los ingredientes de la crema
de queso hasta obtener una pasta bien untuosa. Una vez que se ha
enfriado la tarta, la cubrimos generosamente por todos lados con la
crema de queso fresco. Paso a paso 1. Se baten los huevos con el aceite y el azúcar hasta que el conjunto quede ligero y claro.
2. Se Mezclan aparte la harina y los otros ingredientes. Luego se juntan las mezclas.
3. Se añaden la zanahoria rallada y las pasas. Se vuelca todo en un molde y se hornea una hora.
4. Se cubre generosamente la tarta, una vez enfriada, con la crema de queso.
Es muy importanMis trucoste
incorporar la harina a la mezcla de huevos de forma correcta, y el modo
de hacerlo bien es de manera rápida y envolvente. Solamente esto hará
que el aire que está contenido en la masa no se escape, facilitando así
que la tarta esté después más esponjosa. Reinos de humo por Benjamín Lana El vecino de al lado Es
difícil reparar en la genialidad de lo cercano. Cuando el carácter y el
desempeño de algunos hombres realmente singulares se basa en la
familiaridad y la sencillez acabamos viéndolos como un vecino más, lo
cual es bueno en la medida que vemos al ser humano y no al personaje. De
cuando en cuando, sin embargo, es importante suspender la cotidianidad y
poner a cada uno en su sitio. Me voy a aprovechar por ello de que se
cumplen 40 años desde que empezó en los fogones para hablarles de
nuestro vecino de al lado. Martín Berasategui es tozudo, simpático,
generoso y un optimista antropológico. Todas las mejores cualidades que
se pueden destilar del 'buen vasco' se las pusieron cuando nació en San
Sebastián en 1960, salvo la de ser un 'morrosko'. De todos los grandes
cocineros, es el que primero vio que su libertad creativa solo se
garantizaba con un negocio solvente y se embarcó en la aventura
empresarial en solitario más grande y exitosa de un chef en España.
Tiene siete estrellas Michelin, 500 profesionales a su cargo por tres
continentes y sigue vistiendo de blanco cada día en su cocina de Lasarte
al grito de «garrote». El hombre que se empeñó en suspender las 10
asignaturas con éxito en el colegio para que le dejaran dedicarse a la
cocina, el único laureado que ofreció una parte del negocio a sus
colaboradores más cercanos, pasa a veces como un vecino más porque la
fama no le cambió el ánimo ni la vida, ni se plegó a las camarillas que
garantizaban focos y oropeles. Él sigue a lo suyo, empujando como un
torrente, con sus amores Oneka y Ane, inventando platos, fiel a su idea
de cocina sin ataduras, pero con raíz. @uncomino El vino
Remírez de Ganuza Blanco 2013. En
los 12 años que la bodega lleva elaborando blanco en La Rioja ha
mejorado procesos y aumentado la longevidad de este vino, elaborado con
viura y criado con sus lías con un sistema de giro de barricas
(alternativo al tradicional) durante 9 meses. De intensa nariz, en boca
es sabroso, con volumen, largo y fresco. Muy versátil. 20 ¬. J. L. RECIO,.