TITULO: EN PORTADA CRONICAS MUJERES VIAJERAS -Cine para la vida - LUNES -4- JUNIO,.
Cine para la vida
En Unocine un grupo de adolescentes en riesgo de exclusión ruedan sus vivencias para reconstruir su vida
Es la Casa Escuela Santiago Uno, un referente internacional en la educación de menores de Protección e Infractores
Ruedan el guion de sus propias vidas. Utilizan el psicodrama para escenificar conflictos y construir personajes y secuencias
#CRsantiago, el lunes 4 de junio a las 23,35 horas en La2 / fotos.
Carlos mira por el objetivo. Enfoca y dibuja un plano en el aire que
sorprende. Graba a Bea que se columpia y hace piruetas en el trapecio.
En la Casa Escuela Santiago Uno de Salamanca desarrollan una educación
alternativa a la tradicional, por medio de la música, la poesía, la
ciencia, el circo o el cine. Muchos de sus alumnos habían dejado de ir
al colegio o al instituto porque no encajaban en el sistema de
enseñanza.
Jesús Garrote, Director Casa Escuela Santiago Uno
En la Casa Escuela Santiago Uno viven más de un centenar de
adolescentes, algunos ya han alcanzado la mayoría de edad. Unos cumplen
medidas judiciales, otros son de Protección de Menores. Son los que no
pueden vivir en su casa porque no tienen garantizados los derechos a la
infancia. Hay un tercer grupo, el de las plazas privadas. Los padres los
han llevado porque la convivencia en casa estaba rota.
Con el cine han descubierto una herramienta eficaz para reconstruir sus
vidas. Están rodando una película en la que hablan de sus historias,
sus preocupaciones, lo que piensan. Usan la cámara como espejo para
mirarse desde fuera y reflexionar.
Pedro Sara, Director de Unocine
La Casa de las oportunidades
Educan para la libertad para cuando vuelen solos y en la Casa no hay
guardias de seguridad. Toman decisiones en asamblea en la que participan
los adolescentes y los educadores. Incluso una vez al mes se reúnen
solos los chicos y las chicas para ver en qué se puede mejorar el
funcionamiento de la Casa. Es la Casa de las oportunidades. Trabajan
proyectos, elaboran un aprendizaje cooperativo. Tienen como objetivo
recuperar la ternura y redefinir sueños.
Puerto Rojas, Educadora y Coordinadora Casos Privados
Que nos conozcan
En “Cine para la vida” podrán conocer a un grupo de chicas y chicos de
la Casa Escuela Santiago Uno de Salamanca. Todos son ahora mayores de
edad pero entraron a la Casa hace unos años. Dan la cara para que se les
conozca, para que la sociedad cuente con ellos, para que se vea cómo
han evolucionado. Quieren eliminar prejuicios.
Estefany vive en un piso de emancipación
Estefany sueña con ser policía nacional. Todos tienen sueños de futuro.
Carlos, Bea, Valentina, Yaiza, Dani…Muchos de ellos quieren hacer la
carrera de Educación Social o Trabajo Social y ya hacen prácticas para
ello.
Dani quiere dedicarse a ayudar profesionalmente a otros
El director de la Escuela Unocine, Pedro Sara, asegura que “si fueran
visibles sería difícil juzgarles o prejuzgarles porque en cuanto se les
conoce, enseguida se les quiere”. “Es una relación mutua añade:
“Aprendemos a querernos, si no nos conocemos no nos podemos querer y en
el cine hacemos esto, o sea lo más importante de nuestra metodología
para la escuela de cine es el encuentro”.
Los chicos y chicas de Santiago Uno rodando una secuencia,.
TITULO:Madridistas por el mundo -¡Viva el capitán Antequera! - LUNES -4- JUNIO,.
Realmadrid TV emite lunes -4- junio, a partir de las 22:30 horas, una nueva entrega de Madridistas por el mundo. En esta ocasión el destino elegido es ¡Viva el capitán Antequera! ,.
En
toda mi vida solo he apostado en el concurso hípico de Cáceres. Ni las
quinielas, ni la bonoloto, ni las cartas, ni el bingo... Solo en el
hípico. Aunque llamar a eso apuestas es como llamar droga dura a las
raspaduras de La Estila. Si no son ustedes de Cáceres, no entenderán el
revuelo formado por la prohibición de unas apuestas de un par de euros
en las que, como mucho, podías ganar ocho. Tampoco sabrán que las
raspaduras eran las migas raspadas de las bandejas de un famoso horno
pastelero, que comprábamos a peseta el cucurucho.
A un servidor,
como a tantos muchachos cacereños, lo que más le gustaba de la feria era
ir al hípico, hacer cola para apostar y gastarme cinco pesetas
confiando en unos caballos desconocidos montados por unos jinetes de los
que solo recuerdo un nombre: el capitán Antequera.
No perdí ni
gané nunca más de cinco duros, que ahora deben de ser cinco euros. Pero
qué bien nos lo pasábamos. Escuchábamos lo de prevenido fulanito,
preparado menganito y se nos disparaba la adrenalina como si aquello
fuera el Derby de Epsom y nosotros fuéramos unos caballeros ingleses
jugándonos a los caballos medio millón de libras. Pero no, solo nos
jugábamos dos duros, aunque eso sí, vivíamos cada salto como si nos
fuera la vida en ello.
En realidad, el concurso hípico de Cáceres
era (y es) un juego, pero no de dinero, sino de emociones: por un par de
euros pasabas una tarde muy entretenida con los amigos y así llevábamos
ya 74 años. Tengo cuñados para los que las ferias y fiestas de San
Fernando no son otra cosa que el concurso hípico. No van a las casetas,
ni a los cacharritos, ni a los toros. Solo van al Hípico a reencontrarse
con los colegas y a recuperar la infancia, la adolescencia, la
juventud, la madurez y esos 74 años apostando un par de pesetas, un par
de duros o un par de euros que ayudaban a pasar una tarde recordando las
ferias de antes y a sentirte muy bien, muy de Cáceres, muy en tu sitio.
Los dos euros de apuesta del hípico no eran un juego, eran un símbolo,
un síntoma, una señal de que las esencias de esta ciudad de provincias
se mantienen para bien, para mal o para regular. Pero se mantienen, que
es de lo que se trata.
Sin embargo, lo que son las cosas, de
pronto, por sorpresa, desde Mérida han prohibido las apuestas del hípico
porque dicen que los niños corren serio peligro de hacerse ludópatas.
¡Qué demonios sabrán en Mérida ni en Singapur del concurso hípico de
Cáceres, el más antiguo de España! Que no se trata de caballos ni de
apuestas, señores de la Junta, que se trata de Rilke, de sentimientos,
de que la infancia es la única patria y de que en Cáceres uno no sale de
noche por primera vez en Nochevieja, sino para ir a la procesión del
Nazareno, y no apostamos por primera vez 50 euros en Betfair por una
victoria del Real Madrid, sino cinco pesetas a que el capitán Antequera
no derribaba ni una valla.
En un pueblo de la zona de Montánchez
(no voy a decir cuál es para que no se enteren los de la Junta) se
juegan perras y meriendas en septiembre a un juego muy popular (no doy
más pistas). En Valencia de Alcántara, el Círculo sobrevivía gracias a
un bingo de dos reales (aquí sí doy pistas porque ya lo han prohibido). Y
no te digo nada de las miles de tabernas extremeñas donde se rifan
conejos, jamones y botellas de pitarra en un frenesí de ludopatía que la
Junta debería perseguir con inspectores camuflados de borrachines
castizos.
Dentro de nada, no podremos repartir participaciones de
lotería de Navidad a los cuñados y no te digo nada de las papeletas y
las cajas de polvorones con que financian las excursiones de fin de
curso los escolares extremeños. ¡Qué sinsentido insensato! Las casas de
apuestas multinacionales llenas, también de adolescentes menores, al
olor del dinero fácil y la cerveza gratis, y miles de cacereños viendo
cómo les quitan lo único que perduraba de las ferias de siempre: el
hípico y sus apuestas de un euro. ¡Abajo la Junta y viva el capitán
Antequera!,.