sábado, 28 de septiembre de 2013

HOLA, SOY JAMES COSTOS,./ LA ANFITRIONA DEL REY,.

TÍTULO; HOLA, SOY JAMES COSTOS,.

«Hola, soy James Costos»nuevo embajador de EE UU

«Hola, soy James Costos»-foto.

El nuevo embajador de EE UU saluda a los españoles a través de YouTube, con un vídeo en el que presenta a su pareja, Michael, y a sus tres perros

James Costos, el nuevo embajador de Estados Unidos en España y Andorra, ha presentado esta semana sus cartas credenciales al Rey Juan Carlos. Pero, además de eso, también ha decidido saludar con menos ceremonias a los ciudadanos a través de un vídeo en YouTube. Costos, un nieto de emigrantes griegos que hasta ahora trabajaba como ejecutivo del canal HBO, ya había adelantado en su discurso de toma de posesión que tenía la intención de hacer «diplomacia pública» y que el presidente Obama le apoyaba en el empeño: «Me animó a viajar por el país, a salir de la embajada y conocer a la gente de España y Andorra, a escuchar y aprender».
Su vídeo de presentación puede verse como primera muestra de este espíritu, aliñada con fotos de algunos lugares emblemáticos de nuestro país (el acueducto de Segovia, la Sagrada Familia, la Plaza de España de Sevilla y una panorámica de Montjuïc) y también con planos de una bailarina flamenca, una paella, unas guitarras y una celebración de La Roja. Pero, más allá del condimento un poco indigesto de tipismo básico, lo llamativo de la grabación es que no escatima detalles personales del protagonista y reserva un papel central para la pareja del embajador desde hace catorce años, el decorador Michael S. Smith.
Tarda menos de treinta palabras en citarlo: «Hola, soy James Costos -empieza diciendo en español, para pasarse inmediatamente al inglés-. Es un honor para mí ser el nuevo embajador de Estados Unidos en España y Andorra. Hace siete años, mi pareja, Michael, y yo hicimos nuestro primer viaje a España. Desde entonces, hemos vuelto casi todos los años para explorar diferentes lugares de vuestro fascinante país». Smith, un decorador estrella al que Michelle Obama encargó dar un nuevo aire a la Casa Blanca, siempre ha tenido una presencia pública más notoria que Costos, así que viene a ser el embajador del embajador ante el mundo.
«Estamos muy contentos de regresar en nuestro papel oficial y de disfrutar más de vuestra rica cultura y tradiciones y de los paseos por las montañas», dice Costos, mientras se ve a la pareja de excursión campestre. Cita en dos ocasiones a fray Junípero Serra, el franciscano mallorquín que fundó varias misiones en California allá por el siglo XVIII: «Al vivir en Los Ángeles, visitamos con frecuencia estas históricas misiones y paseamos por los senderos cercanos con nuestros tres perros», comenta el embajador. Y, claro, las imágenes los muestran recorriendo uno de esos venerables edificios en compañía de los caniches, para después centrarse en uno de los animales, de color blanco: «Esta, que se llama Lily, vendrá con nosotros a España», informa el embajador, que pasa a exponer las directrices que marcarán su actividad y recupera su inseguro español para la despedida. «¡Hasta pronto!».
La pareja lleva quince días en España y ha tenido tiempo de visitar El Prado, tomar el 'brunch' en el Ritz y hacer una escapada a Bilbao para recorrer el Guggenheim. Michael, que por supuesto redecorará la embajada estadounidense, ya ha descubierto también las antigüedades del Rastro madrileño: según Vanitatis, estuvo almorzando en el palacete de un colega de profesión, Pascua Ortega, y encargó una cristalería a la Real Fábrica de La Granja. Ah, el vídeo apunta que la pareja planea «mostrar la cultura estadounidense de una manera parecida a como lo han hecho la Primera Dama y el presidente Obama en la Casa Blanca», así que la embajada de la calle Serrano, que no es precisamente un edificio glamuroso, tiene visos de convertirse en el sitio de moda de Madrid.

TÍTULO;  LA ANFITRIONA DEL REY,.


SOCIEDAD

La anfitriona del ReyLa anfitriona del Rey

-foto--Pilar Muro, viuda de Publio Cordón y jefa de la clínica Quirón, cuida de la Familia Real con detalles como acomodarles personalmente en una suite y supervisar su cena

Cuenta la mitología griega que Quirón era un centauro prudente, bondadoso y sabio, gran conocedor de la medicina y la cirugía y buen amigo de los hombres. No participaba en las encarnizadas luchas que mantenían el resto de centauros, salvajes y violentos, y recibía hospitalariamente a los viajeros que llegaban hasta su morada guiados por asombrosas historias de sanación. Como el centauro bueno, Pilar Muro (Zaragoza, 1936) también recibe con los brazos abiertos al enfermo que busca manos expertas. Al menos, si ese enfermo es el Rey de España y vuelve a requerir los servicios del grupo hospitalario que esta mujer dirige con pulso firme desde 1995, cuando los GRAPO secuestraron a su marido, el empresario aragonés Publio Cordón. Casi 20 años, un rescate de 400 millones de pesetas y un buen puñado de pistas falsas después, Cordón sigue en paradero desconocido aunque un juzgado de Zaragoza sentenció el año pasado que estaba «oficialmente muerto».
En el Grupo Quirón, una de las redes sanitarias privadas más importantes del país, ya es una tradición que la 'jefa' y su hija, la doctora María Cordón, consejera delegada de la empresa, encabecen la comitiva de bienvenida del hospital de Pozuelo de Alarcón -la joya de la corona del grupo- en el que el monarca pasa estos días «por el taller», como le gusta bromear. Pilar Muro, mujer de pelo blanco, mirada serena y porte sobrio, empezó la carrera de Bellas Artes oponiéndose a sus padres y por su amor a la pintura, un 'hobbie' que ha retomado en los últimos tiempos y que le da hasta para montar exposiciones. Pero los derroteros de la vida la han convertido hoy en perfecta anfitriona para la Familia Real cuando don Juan Carlos está en el quirófano. Según las crónicas de esta semana, la presidenta del Grupo Quirón fue la encargada de acomodar personalmente a la Reina Sofía, a los Príncipes de Asturias y a la Infanta Elena en una suite de la clínica la noche de la intervención del Rey. Y hasta compartió con ellos mesa y mantel con la cena que ella misma había supervisado previamente en los fogones del ala noble del centro. Cuidando de sus ilustres invitados como si fueran su propia familia. Esa familia a la que un día le sobrevino la tragedia.
No solo a raíz del secuestro de Publio Cordón, del que Pilar dice acordarse «todos los días». Cinco años antes, en 1990, el único hijo varón del matrimonio fallecía en Lérida al estrellarse el ultraligero que pilotaba. «Eso te marca para siempre y nunca te recuperas. De hecho, en el fondo nunca lo quieres superar, quieres tenerlo presente en cada momento de tu vida», reconocía en una entrevista. Pilar Muro, que se considera «una superviviente», tiene en cambio otros motivos para sonreír: cuatro hijas y varios nietos «que son buenas personas. Estoy orgullosa de mi familia». Además de su mano derecha en Quirón -María- sus otros tres pilares son Carmen, la mayor y licenciada en Periodismo; Raquel, abogada; y Pilar, la benjamina de la casa y amazona profesional. Los caballos, amén de los pinceles y los lienzos, y sobre todo los fines de semana en familia, son una de las grandes debilidades de Pilar Muro, que no solo está rodeada de mujeres en casa. También en el trabajo.
«No soy de llorar»
Seis de cada diez miembros del consejo de dirección del Grupo Quirón son mujeres. A pie de camas y quirófanos, el porcentaje se dispara y las empleadas llegan hasta el 80% del total de los trabajadores. «No creo en la ley de igualdad. No depende del sexo, sino de la capacidad de cada uno, de su espíritu de sacrificio», explicaba Muro. Y el suyo parece incuestionable. Madruga con gusto y todos los días se levanta a las seis y cuarto de la mañana. Además, se machaca en el gimnasio «tres o cuatro veces por semana». Y hace mucho tiempo se prometió «no ceder, durar hasta el final, aguantar lo que me echen. No al desánimo, no al pesimismo».
Pilar nunca ha perdido la esperanza. Ni con las peores noticias. Odia la palabra «viuda». Y llorar. «No soy una mujer de llorar», admite. En los momentos duros, que en su vida han sido unos cuantos, ella ha sacado fuerza «de las virtudes teologales: la fe, la esperanza y la caridad». También de las virtudes cardinales: «la prudencia, la fortaleza, la templanza y la justicia. Me las repito constantemente porque son buenas referencias. Y más en estos tiempos». Con semejantes herramientas, quizá un día se cumpla el deseo más ardiente de Pilar Muro: «Encontrar a Publio y traerlo a casa».

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