martes, 15 de julio de 2014

EL DESAYUNO DEL MARTES, ALEMANIA NO ES ESPAÑA,./ LA CENA DEL MARTES, IBIZA ESTA EN LA RAYA,.

TÍTULO: EL DESAYUNO DEL MARTES, ALEMANIA NO ES ESPAÑA,.

Más de 34 millones de alemanes siguieron el triunfo de su selección por la tele.
EL DESAYUNO DEL MARTES, ALEMANIA NO ES ESPAÑA,fotos,.

El duelo entre Argentina y Alemania del domingo se convirtió en la segunda final más vista ... Pero el partido más seguido fue el España-Chile.

Más de 12 millones de espectadores vieron la final del Mundial. Pero el partido más seguido fue el España-Chile,.

La temprana eliminación de la selección española no restó interés al desenlace del Mundial de Brasil. El duelo entre Argentina y Alemania del domingo se convirtió en la segunda final más vista en nuestro país, solo superada por el triunfo de 'La Roja' en Sudáfrica hace cuatro años. Cuando en el minuto 113 Mario Gotze dio la victoria a los alemanes, 12.691.000 espectadores estaban siguiendo la retransmisión en Telecinco (67,7% de 'share'). El gol mágico de Iniesta tuvo 14.582.000 testigos.
Pese a todo, la final no ha sido el partido más visto de la cita de Brasil. Ese fue el decisivo España-Chile, que superó los 13 millones. Otros cuatro encuentros más han rozado la cifra mágica de los diez millones de televidentes. Para hacernos una idea más gráfica de lo que significan los números... el desenlace de 'El Príncipe', la serie de José Coronado que provocó una auténtica fiebre, registró 6,4 millones de audiencia, lo que muchos partidos de este Mundial donde no jugaba España.
Telecinco y Cuatro han emitido 25 choques y han compensado en audiencia. En dinero, seguro que menos. Según los precios del mercado, un 'spot' emitido durante un partido de España en la primera fase rondaba los 70.000 euros, frente a los 30.000 en el caso de otras selecciones. Si los españoles hubieran llegado a la final, se habrían pagado 200.000 euros por anuncio, frente a los 68.000 que han costado en el Alemania-Argentina del domingo.
Fuera de nuestro país el Mundial también deja cifras televisivas astronómicas. En Alemania la final fue seguida por un total de 34,6 millones de personas (86,3% de cuota de pantalla) y se convirtió en el partido de fútbol más visto en la historia del país.
También llama la atención el interés que ha despertado el evento en una tierra tan poco futbolera como Estados Unidos, donde las audiencias llegaron a los 24,7 millones, superando al béisbol o la NBA. Además, se calcula que más de 3.100 millones de personas de todo el mundo han visto algún encuentro por las 345 televisiones que poseían licencia de emisión.
38 cámaras
Con una audiencia tan abrumadora, el encargado de la realización de la final del Mundial tenía casi la misma responsabilidad a sus espaldas que los 22 jugadores que la disputaban. La labor recayó en Jaime Oakford, un experto en esta clase de eventos y que habitualmente trabaja para la cadena privada británica ITV. De su firma son, por ejemplo, los planos que pudimos ver el domingo pasado del Cristo Redentor de Río de Janeiro abrazando al sol con el estadio Maracaná a lo lejos. Oakford estaba al mando de 38 cámaras. «Es casi imposible mantener la atención en todas al mismo tiempo. Yo juego con 16 ó 18 en directo, el resto las uso para las repeticiones. Trato de que todo sea sencillo, no cortar demasiado, me gusta que la pelota sea el centro de atención, así me aseguro que el telespectador no se pierde nada», explicaba en un vídeo distribuido por la FIFA.
Sabía que un fallo podría marcar su impecable carrera, como le sucedió al realizador de la ceremonia de apertura del Mundial, que fue destituido al ignorar el plano de un chico paralítico que era parte fundamental de la coreografía. «Es imposible no estar nervioso. Por eso la mañana del partido siempre salgo a darme un largo paseo. Lo quieres hacer bien porque tienes mucha responsabilidad a tus espaldas», dice Oakford.

TÍTULO:  LA CENA DEL MARTES, IBIZA ESTA EN LA RAYA,.

 LA CENA DEL MARTES, IBIZA ESTA EN LA RAYA,.-fotos,.
 
 Descubrí Estrela hace cinco años. El embalse de Alqueva era todavía una novedad y esta aldea alentejana, a un paso de las fronteras de ...

Cenando en Estrela se descubren las contradicciones de Alqueva,.

Descubrí Estrela hace cinco años. El embalse de Alqueva era todavía una novedad y esta aldea alentejana, a un paso de las fronteras de Villanueva del Fresno y Valencia del Mombuey y situada desde siempre en medio de la llanura árida y rabiosa, se había convertido en un pueblecito con cierto aire ibicenco.
Como por arte de magia, aquel enclave de casitas blancas de una planta se había visto rodeado de agua «por todas partes menos por una llamada istmo», es decir, se había transformado en una península en toda regla.
Hace cinco años, en el pueblo había un restaurante muy bonito y romántico, Sabores da Estrela, con un comedor de diseño elegante y moderno y una terraza sobre el embarcadero que tenía aire de club marítimo. Sus dueñas atendían las mesas y la cocina tenía un punto de modernidad que contrastaba con la monotonía gastronómica de la zona.
Días atrás, volvimos a visitar Estrela y constatamos con desilusión que nada ha cambiado en la aldea: la estática tristeza de este pueblo explica perfectamente cómo los frutos prometidos por la influencia del embalse de Alqueva, por ahora, no han ido más allá del espejismo.
No hay nuevos negocios ni se intuye un trascendental desarrollo agrícola o turístico. Estrela está como antes de la construcción de la presa de Alqueva, solo que «rodeada de agua por todas partes menos por una...».
El restaurante Sabores da Estrela tampoco ha cambiado mucho. Desde la terraza, se sigue disfrutando del atardecer sobre el agua. En los pantanales, atracan algunas lanchas y la vajilla, la mantelería y el mobiliario siguen siendo elegantes y confortables.
Sin embargo, hay algunos cambios que rebajan la nota del que nos pareció uno de los mejores restaurantes de la Raya en 2009. Ya no atienden las señoras, sino dos eficientes y atentos camareros sin alma, mientras las señoras juegan con el móvil o fuman en unos sillones de la terraza. Ahí se ha perdido intensidad.
El local se ha convertido en un restaurante muy romántico al que acuden parejas de enamorados que se miran a los ojos en lugar de fijarse en la comida. Reconozco que en trances así, da lo mismo si el hojaldre está blanducho o si las aceitunas están zapatúas. Pero si no entras en trance amatorio, las deficiencias se muestran lacerantes y no hay arrumaco ni puesta de sol que pueda con la simpleza de un cóctel de gambas (4.90) o haga olvidar la mediocridad de unos jurelitos con masa de tomate por los que cobran 12 euros.
Dejando a un lado algunos fallos que denotan acomodo y desilusión, la misma que parece reinar en el entorno del embalse, Estrela, la aldea, y Sabores, su restaurante, siguen siendo un lugar que merece una visita. Las puestas de sol son magníficas, la luz del crepúsculo vespertino es delicada y las cenas en la terraza tienen sus momentos inolvidables. Por ejemplo, cuando llegan los aperitivos, que van más allá de los patés de sardina y las manteigas con sal. Ponen mantequilla con hierbas, queso de oveja y aceite de oliva virgen. También sirven unas aceitunas inexplicables: dejan un poso rancio en el paladar que te arruina la noche.
El precio del aperitivo o «couvert» (2.50 euros) es el mismo que hace cinco años. En los platos no se aprecian subidas exageradas con respecto a 2009: el gazpacho alentejano con boquerones fritos (11) es 50 céntimos más caro, los filetes de lenguado (14.50) cuestan dos euros más y la golosa estrela de chocolate (4) sube un euro. No es la cuenta, pues, lo que te deja melancólico, sino que en la trouxinha de bacalhau (13.50), el hojaldre no esté hecho y estropee la calidad del conjunto. A cambio, con los peixinhos da horta (3.90), que son unas humildes judías verdes rebozadas y fritas, consiguen un plato sencillo y sabroso.
Así son las cosas en Sabores, en Estrela y en Alqueva: desiguales, dubitativas, inacabadas... Una mezcla de posibilidad y frustración, de expectativas y fracasos, un poder ser que aún no ha sido.

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