viernes, 25 de julio de 2014

RELOJ BOTELLA, La importancia del apellido Corrales,./ CICLISMO LA UNIÓN SOVIETICA MANDA EN EL TOUR,.

  1. No en vano, enfrente de las cámaras, comparecía Guillermo Corrales, hijo de 'Toñeque' Corrales, el malogrado presidente de la Federación ...
    Guillermo Corrales, nuevo jugador del Cáceres Patrimonio

    El nuevo base del Cáceres Patrimonio muestra su deseo de devolver la ilusión a los aficionados,.


    De muchas connotaciones afectivas fue la presentación del último fichaje del Cáceres Patrimonio de la Humanidad para la próxima temporada en la LEB Plata. No en vano, enfrente de las cámaras, comparecía Guillermo Corrales, hijo de ‘Toñeque’ Corrales, el malogrado presidente de la Federación Extremeña de Baloncesto y hombre muy vinculado al basket cacereño. «Para mí es una gran ilusión que Guille dé su primer paso en el mundo profesional en Cáceres. Su padre estaría orgullosísimo de él. Toñeque fue una gran referencia en el baloncesto y espero que su hijo Guille sea también referencia para la gente joven de nuestra cantera», señalaba el presidente del Cáceres Patrimonio, José Manuel Sánchez, al referirse a Guillermo Corrales, hasta la pasada temporada en la cantera del Cajasol Sevilla, con el que incluso ha llegado a jugar en ACB.
    También Ñete Bohigas tuvo palabras de cariño en la presentación del base. «Tuve la oportunidad de hasta jugar con su padre. Me relacionaba una gran amistad. Espero que Guille nos aporte el carácter que tenía Toñeque dentro y fuera de la cancha. De él espero toda la ilusión que se le supone a un jugador joven. En mí tendrá un apoyo tanto deportivo como personal», indicó el técnico verdinegro, si bien insistió que los méritos de la llegada de Corrales a Cáceres son del propio jugador. «Él está aquí porque es Guillermo Corrales. Independientemente de sus raíces cacereñas, está aquí por sí mismo y porque se lo ha ganado. Todavía tiene mucho que progresar, pero hoy por hoy ya nos puede ayudar. Ha tenido la suerte de estar a las órdenes de Aíto y trabajar en el día a día con un grupo de muchísima calidad, lo que da un poso y una experiencia importante».
    En la intervención de Guillermo Corrales no faltaron las preguntas de su niñez en Cáceres, que coincidió con la época de esplendor del club. «Me encantaba aquel Cáceres, con Orenga, Paraíso, Ferrán… Es el mejor equipo que creo que he visto y los mejores recuerdos que tengo de niño aquí en Cáceres».
    El jugador reconoce que se sentirá como en casa y que no tuvo dudas a la hora de elegir el destino de sus primeros pasos en el baloncesto profesional. «Es un orgullo para mí seguir los pasos de mi padre. Era el mejor sitio al que podía venir. No salgo de casa, sino que vengo a mi otra casa, donde están mi familia, mis amigos, y donde tengo unos recuerdos increíbles. Me encantaría que Cáceres volviera a recuperar esa ilusión por el baloncesto de cuando yo era pequeño».
    A la hora de autodefinirse, Corrales hacía especial mención a su gran concentración defensiva. «Soy un jugador intenso en defensa. Aíto me decía que era uno de los jugadores que más rápido utilizaba las manos en defensa para anticiparme. Entrenó a Ricky Rubio y decía que me parecía mucho a él».
    Próximos objetivos
    Tras la presentación de Guillermo Corrales, Ñete Bohigas tuvo tiempo para analizar en qué momento se encuentra la planificación deportiva para la próxima campaña, donde aparecen dos nombres propios: José Antonio Marco y Fernando Fernández. «En su fuero interno creo que Marco quiere quedarse, porque se ha sentido muy protagonista y está muy a gusto en Cáceres. Ha encontrado una estabilidad. Ya ha jugado en ACB y LEB Oro, pero se guía más por sus sensaciones personales, estar a gusto en un sitio. Ojalá las negociaciones lleguen a buen puerto, porque creo que Marco y Corrales harían una buena pareja».
    Sobre Fernando Fernández, pívot que ha jugado el último año en Ávila, el entrenador del Cáceres reconoció el interés del club y que todo depende de las ofertas de superior categoría que pueda tener. «Fernando ha hecho una gran temporada, con una capacidad de progreso importante, pero también hay que esperar porque tenemos que pelearnos con la gente de LEB Oro. Para él supondría una reválida en LEB Plata que le haría madurar como jugador. Espero que pueda venir a Cáceres».

    TÍTULO:  CICLISMO LA UNIÓN SOVIETICA MANDA EN EL TOUR,.
    La Unión Soviética manda en el Tour. El ciclista noruego Alexander Kristoff levanta el puño victorioso, ayer, en Nimes.fotos,.

    El ciclista noruego Alexander Kristoff levanta el puño victorioso, ayer, en Nimes.
A tres pedaladas de Nimes, Kristoff remata a Bauer en una edición donde brillan equipos de la antigua URSS,.


    Por tres pedaladas, Jack Bauer no ganó en Nimes, la Andalucía francesa, la Roma de los galos. Así apodan a esta ciudad orgullosa del anfiteatro de su plaza de toros y que será salida de la Vuelta a España 2017. Ciudad mestiza. Y más ayer. Como le pasa al resto del Tour, fue conquistada por la Unión Soviética, que ha vuelto, al menos al ciclismo. Bauer es neozelandés y corre en el Garmin estadounidense. No podía ganar. En este Tour manda la URSS. El líder absoluto es un italiano, Nibali, pero lleva el uniforme azul celeste del Astana de Kazajistán, antigua república soviética. Su gran rival era Contador, ya ausente, que suda a sueldo de un millonario ruso, siberiano, en el Tinkoff. El rey de la montaña es el catalán 'Purito' Rodríguez, escoltado por los chicos del Katusha.
    En este equipo ruso que celebra sus presentaciones en el Kremlin para orgullo de Putin, pedalea el velocista Kristoff, que a tres pedaladas de la meta, junto a la arena del coso taurino, dio la puntilla a Bauer y Elminger, escapados más de 200 kilómetros. Kristoff es noruego, aunque suena a ruso. De la extinta Unión Soviética son sus antepasados. ¿Extinta? No en este Tour.
    En la salida de Tallard corría la historia de Andriy Grivko, guardaespaldas de Nibali en el Astana; ucraniano de Crimea, la península ahora rusa. El trabajo de Grivko en el Tour es apartar las moscas de Nibali. Que nada moleste al líder. Actúa como un perro de presa. Vive desde el Tour el desgarro de Ucrania. Ha evitado las entrevistas, pero ayer concedió una al diario del Tour, a L'Equipe, que así la tituló: «La dictadura rusa se ha instalado en mi casa mientras yo pedaleo». Ucrania también viene de la URSS. «Yo tenía ocho años cuando la Unión Soviética desapareció. Todos creyeron que habíamos ganado la libertad, pero hoy todo sigue igual», lamenta. Tanto tiempo callado y ahora habla con ganas: «El referéndum de independencia de Crimea fue una parodia. El día de la votación las carreteras de acceso a los colegios electorales estaban bloqueadas». Crimea y Ucrania son, defiende, europeas, no rusas. De Crimea le llegan noticias de su hermana, que rechaza el pasaporte ruso. «Nos quieren echar de nuestra casa». Mientras, él pedalea en este Tour donde también marca el ritmo la vieja URSS.
    'El asesino de fugas'
    De otro régimen comunista es el chino Ji Cheng, último de la etapa de ayer, el farolillo rojo en la general. Al bajarse de la bici en Nimes casi no podía ni andar. Se apoyaba titubeante en la chapa del autobús del Giant. «¿Vas a hacer rodillo?», le consultó un auxiliar. Ji Cheng ni respondió. Caminaba como si hubiera bajado de un caballo. Nada de rodillo. Ni una pedalada más. Había llegado el último porque es el primero en tirar cada día a por la fuga. El Giant vive para los sprints de Kittel. El primer ciclista chino del Tour es la primera bala que gasta el equipo holandés. Y así cada día llano. Le llaman 'El asesino de fugas'. Ese oficio le está matando. Pero por él y otros como él, las escapadas no llegan.
    Como había miedo a los abanicos en los campos de lavanda de Provenza, a Kittel su director sólo le dio ayer una orden: «No te pares ni a mear. Y si no te aguantas, mea sólo cuando veas que lo hace Nibali». Todo el mundo, salvo el líder, anda con las piernas en ruinas. Aunque siguen a toda pastilla. El suizo Elminger y el neozelandés Bauer se escaparon al poco de salir de Tallard, con más de 200 kilómetros de viento, sol, lluvia, rotondas y tensión hasta Nimes. Por defender el sprint de Kittel, el chino del Tour se puso a tirar.
    A la electricidad no le va el agua. Una tormenta de nubes que se apelotonaban en el cielo alcanzó a los ciclistas. Primero regó los charcos. Luego diluvió. Escupió agua. Más nervios. Nibali, líder templado, seguro, abortó él solo un intento de abanico del BMC de Van Garderen. Tiene el Tour en su mano. Ni las preguntas sobre dopaje le alteran: «Estamos pagando ahora lo que pasó en años anteriores». Con el viento a la espalda, Nibali y el pelotón se acercaron a los dos fugados. Las rotondas de Nimes desgarraban en dos al grupo. Elminger, que es hábil, y Bauer, que es potente, se refugiaban en esos cambios de ritmo. Detrás, a los equipos de los velocistas les fallaban las fuerzas. Están consumidos por dos semanas largas de Tour, de tanta lluvia y de días en los Alpes con calor del Sáhara.
    Kittel no paró a orinar. Ni para eso le sobraba el resuello. El trabajo del chino fue en balde. El mejor velocista del inicio del Tour se ha apagado. Greipel, ciclista de la antigua República Democrática Alemana, y Kristoff, nórdico del Katusha ruso, ocuparon su lugar. Greipel trató de amedrentar a Kristoff contra las vallas. El noruego, perímetro de culturista, se hizo hueco con el hombro. Y arrancó a por los dos escapados que cabeceaban con la pancarta de Nimes ahí mismo. Primero aplastó a Elminger, de la neutral Suiza, y a treinta metros de la raya, a tres pedaladas del éxito, hizo llorar al desconsolado Bauer. Al cruzar la meta, el neozelandés se agachó sobre su bici. Goteaba sudor por la barbilla y lágrimas entre las manos que le tapaban los ojos. La etapa, como el Tour, iba ya hacia un equipo de la vieja URSS.

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