domingo, 20 de julio de 2014

PERIODICO EL FARO, Dani Alonso vuelve a Extremadura,./ CICLISMO, LA HABITUAL DESGRACIA DE VALVERDE,.

  1. Dani Alonso (izquierda), con el Badajoz CF antes de su aventura en Bolivia. :: hoyAl que más debería conocer la afición emeritense es a Daniel Alonso Rubio (Ponferrada, 1985), del que disfrutó la Tercera extremeña en la ...|foto|

    El Mérida ficha al mediapunta que deslumbró en el Badajoz CF la primera vuelta del curso pasado y al central de 1,93 Fernando Loaisa,.

    mérida. Y tras el cancerbero Sebas Gil, que fue el primero en firmar, el Mérida cerró ayer a dos de sus primeras cinco grandes incorporaciones. Lo venía avisando su presidente, Daniel Martín, en los últimos días, y cumplió: se trata de dos futbolistas a la altura de los mejores de la plantilla.
    Al que más debería conocer la afición emeritense es a Daniel Alonso Rubio (Ponferrada, 1985), del que disfrutó la Tercera extremeña en la primera vuelta del curso pasado en el Badajoz CF de Ángel Alcázar. Fue, sin duda, el mejor jugador del plantel blanquinegro (con siete goles en 22 partidos), hasta que en enero decidió aceptar una oferta del Wilstermann de su ex entrenador Manuel Alfaro para jugar en la Primera División del fútbol boliviano. El Badajoz CF notó en demasía su ausencia: «Jugadores de ese nivel se notan en un equipo», reconoció ayer Ángel Alcázar, el técnico, en Canal Extremadura Radio. «Nos faltó en la segunda vuelta un jugador determinante como Dani. Se trata de un futbolista de equipo, muy valioso en todos los aspectos y espectacular a balón parado. Nos ha costado menos traerle este año que el año pasado. Espero que venga con las mismas ganas que me ha demostrado cuando he estado hablando con él».
    Se trata de un mediapunta de calidad que puede caer a banda derecha y que goza de experiencia en Segunda B en vestuarios como el de la Cultural Leonesa o Toledo, con los que ha jugado en total 45 partidos en la categoría y anotado doce goles. Ha rechazado ofertas de superior categoría, según el Mérida, por «la transparencia de la dirección y gestión del club y por poder disfrutar de un Romano con más de 5.000 personas», explica en una nota de prensa el conjunto emeritense. Completa un centro del campo de lujo junto a, de momento, Javi Chino, Nico Chietino, Santi Amaro, Jorge Troiteiro y Borja.
    Una muralla para la zaga
    Es menos conocida la segunda incorporación, Fernando Loaisa (Talavera de la Reina, 1991), central de 1,93 de estatura que procede del Marbella, con el que ascendió la temporada pasada a Segunda B. «Es un central muy joven que no tuvo mucha suerte con las lesiones el año pasado. Le va llegando la madurez futbolística. Me ha extrañado que no le renovaran en Marbella este verano. Va muy bien por arriba, es rápido y contundente al cruce», lo define Alcázar.
    Se formó en las categorías inferiores del Unión Deportiva Talavera para luego fichar por el juvenil de Osasuna, en el que llegó a debutar con el filial en Segunda B. Fue cedido al Izarra y al Mutilvera y luego aceptó una oferta de 'su' Talavera, para terminar jugando estas dos últimas campañas en el Rayo Cantabria y el propio Marbella, con los que ha disputado fase de ascenso a Segunda B.
    «Soy un futbolista que me gusta jugar el balón, con buen juego aéreo y que me gusta anticiparme e ir al corte. Me siento más cómodo de central, aunque también he jugado como pivote defensivo», se define el nuevo jugador del Mérida, que comenzará la pretemporada con sus nuevos compañeros a partir del martes. Ya tan sólo quedan por llegar un central más y dos delanteros.
     
    TÍTULO:  CICLISMO, LA HABITUAL DESGRACIA DE VALVERDE,.
    1. El líder del Tour Nibali tira de un extenso grupo de corredores con el Izoard de fondo. :: CHRISTIAN HARTMANN / reuters
Y Valverde, es su sino, tuvo su desgracia habitual en el Tour: Pinot, sin querer, le torció el cambio a 3,5 kilómetros de la meta y de las veinte ...foto,.

      Majka dedica a Contador su triunfo en Risoul, donde Nibali abruma y el murciano se complica la segunda plaza del podio,.

      A cobijo bajo un paraguas que hacía de sombrilla, Vicenzo Nibali se secaba el sudor para atender a las cámaras como líder total de este Tour. Entonces se le acercó un micrófono italiano y le preguntó si el Mundial de septiembre en Ponferrada está entre sus objetivos. Nibali sonrió. «Aún estoy en el Tour». A Nibali ya le preguntan por su siguiente victoria, como si ésta ya fuera suya. Lo parece. El Tour ya ha iniciado la cuenta atrás para su victoria final. Nadie parece con piernas para cruzarse en su camino hacia París.
      Ayer, en la despedida de los Alpes, sólo se le escapó Majka, el polaco que acusó a los responsables del Tinkoff de jugar con su salud por traerle sin avisar al Tour. Ahora lo niega. En la cima de Risoul se abrazó con Tinkov, el millonario dueño del equipo, tan efusivo, tan llorón ayer. Tras ganar la etapa, Majka se acordó de Contador, en casa comentando la etapa en TVE. Contador no quería ver el Tour que le rompió la tibia. Le dolían más las imágenes que el hueso. Al menos, Majka, que le dedicó el triunfo, consoló su ausencia. El bache donde se precipitó Contador y la rotonda donde se bajó Froome han impedido al Tour disfrutar de una lucha a tres bandas fantástica. Sin ellos, nadie alcanza la altura de Nibali. Peraud, el viejo francés, casi le aguantó ayer. Los jóvenes, Bardet y Pinot, andan cerca pero siempre detrás. Igual que Van Garderen. Y Valverde, es su sino, tuvo su desgracia habitual en el Tour: Pinot, sin querer, le torció el cambio a 3,5 kilómetros de la meta y de las veinte velocidades de su bici se quedó con dos. Así llegó, atrancado, retrasado y agarrado por los pelos al segundo puesto, la única plaza que se discute en este Tour.
      Pese a que con catorce etapas en los músculos todos los ciclistas andan ya con resaca, ayer arrancaron sacando humo de los tubulares. Masoquistas. Es lo que tienen las etapas que nacen cuesta arriba, hacia el Lautaret y el Izoard. Demare, el nuevo velocista francés, notó ahí, en ese inicio, que le traicionaban las tripas. Las contracciones eran cada vez más frecuentes. Terremoto de retortijones. No pudo más. Se bajó de la bici y, culo prieto, rodillas pegadas, brinco de puntillas hasta una de las caravanas que decoran las cuentas del Tour. Imploró con un gesto. No hicieron falta palabras. Le esperaban las subidas al Lautaret, el Izoard y Risoul. Ufff. Pero él ya había pasado lo peor.
      El Lautaret y el Izoard son dos nombres asociados al sufrimiento. Dos cuestas que aprietan las gargantas. Sólo los elegidos pueden meterse esos días en la fuga: 'Purito', Majka, Roche, Nieve, Thomas, Herrada, Serpa, De Marchi, Riblon... 'Purito' quería recuperar el maillot de la montaña, los lunares que le había arrebatado Nibali. Y eso hizo en la luna de los Alpes. Cruzó primero el Izoard, el desierto de piedra donde se levantan como colmillos torres de mineral. «La montaña es lo que me queda en este Tour», asume. A todos les queda lo que deja Nibali. Majka mascaba la posibilidad de ganar la etapa. Como Nieve, liberado ya de su trabajo como gregario de Porte. Nibali les dejó hacer. No se pierde en batallas menores.
      Pero lo que no quiere coger Nibali lo reclamaron el Netapp y el Ag2R, que se negaron a entregar la etapa a los fugados. El Ag2R francés es el equipo más sólido del Tour. Peraud y Bardet, combatientes, pasaron la escoba en el pelotón al girar las dos primeras curvas del descenso del Izoard. No frenaron y cortaron, claro, a Pinot, que no se quita ese miedo al vértigo de los descensos que le viene de una caída cuando era chaval. Claustrofobia entre las paredes de las Gargantas de Gull. Como Demare en la caravana, se cagó. Esta vez, al menos, saldó su temor con su susto. A la puerta de Risoul llegó con todos. Y con la fuga a tiro. «No nos han dejado», lamentó Nieve. Sólo el polaco Majka tenía fuerzas para tirar de veras a por la victoria. Es un nombre para el futuro. Inició la cuesta con menos de un minuto y le bastó. Dejó ese destello con su maillot fosforito, diseñado por Tinkov, el siberiano estridente. Que suene su nombre, el de su equipo. Que enfríen el champán en el hotel del Tinkoff. La última etapa alpina ya es suya.
      Del Tour se ocupa Nibali. Desde el techo de Risoul se veían arañazos de nieve en las paredes alpinas. Nibali manda con frío, con calor y también en una tarde templada como la de ayer. A cuatro kilómetros del final, cuando le pareció conveniente, pisoteó las sombras que le precedían. Todos le vieron pasar. Es fácil. Va de amarillo. Sólo uno le siguió: Peraud, que trabajaba de ingeniero en una central nuclear. Está habituado a convivir con una fuente así de energía. Una bomba siciliana. «Quería sacarle más tiempo a Valverde y a los otros», dijo Nibali. Eso hizo. Detrás, Pinot, en un bandazo, abolló con su rueda delantera el cambio trasero de Valverde. «Son cosas que pasan», dijo el murciano.

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