martes, 25 de julio de 2023

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TITULO:  Tierra de sabores  - Cocinamos - Tortitas chinas de cebolleta,.

Cocinamos - Tortitas chinas de cebolleta,.

 Deben quedar finitas

foto /  Deben quedar finitas,.

Las tortitas de cebolleta son una elaboración china tradicional, comida callejera y desayuno suculento, que se caracterizan por ser crujientitas por fuera y agradablemente hojaldradas y tiernas por dentro. El intríngulis de estas tortitas de cebolleta está en estirar la masa hasta que quede muy fina y engrasarla bien para que las capas obtenidas sean delgadas y diferenciadas. Sí, hay que pringarse bastante de aceite y son algo laboriosas, pero el resultado es fantástico.

Aclaremos conceptos con las cebolletas, porque mucha gente no sabe exactamente qué son: las cebolletas (Allium fistulosum) no son cebollas corrientes (Allium cepa) jóvenes; son del mismo género pero no forman bulbos, sino que su aspecto se asemeja al de un puerro. Ojo, tampoco son calçots. Generalmente en estas tortitas chinas se emplea solo la parte verde de la cebolleta. La grasa tradicional para freír/tostar estas tortitas es la manteca de cerdo, pero encontramos hoy día muchas versiones con aceites vegetales, así que usa lo que más te apetezca.

Tiempo: 50 minutos

Dificultad: La de desarrollar bien el gluten de la masa para que no se rompa al estirarla muy finita y sostenga luego el relleno, para lo que hay que seguir las instrucciones del amasado/reposo

Ingredientes

Para 4 tortitas

Para las tortitas hojaldradas

  • 300 g de harina corriente
  • 1 cucharadita (4 g) de sal
  • 175 g de agua
  • Aceite vegetal para hojaldrar y freír (o aceite de sésamo si quieres un sabor más intenso)
  • 85 g de chalotas
  • 35 g de cebolleta

Para la salsa de vinagre y soja

  • 100 ml de salsa de soja
  • 75 ml de vinagre de arroz
  • 1/2 cucharadita de aceite de sésamo
  • 1 diente de ajo
  • 1 trocito de jengibre fresco
  • 1 tallo de cebolleta

Instrucciones

1. Para la salsa de vinagre y soja

Preparar al menos 15 minutos antes de usarla. Majar el diente de ajo y rallar el jengibre. 

2.

Cortar el tallo de cebolleta en rodajitas. 

3.

Medir los líquidos y ponerlos en un bol. Agregar los sólidos y mezclar. 

4. Para las tortitas

Pesar todos los ingredientes de la masa. Mezclar en una ensaladera la harina con la sal y agregar el agua poco a poco, removiendo con una rasqueta o cuchara.

5.

Pasar la masa a la mesa y amasar a mano -o con robot amasador-, incorporando toda la harina suelta. Amasar hasta que la masa esté fina, homogénea y elástica. La masa debe ser blanda y adherente, pero apenas se debe pegar a los dedos; si estuviera muy pegajosa, agregar un poco de harina. Tapar la masa y dejar reposar 10 minutos.

6.

Tomar  una bolita de masa y estirarla en forma de cuadrado entre las manos; si no se rompe y se puede estirar casi hasta que parezca un parche de tambor, es que está suficientemente amasada. Si se rompe mucho, repetir el proceso de amasar un minuto y reposar tapada 10 minutos.

7.

Si la masa ya pasa la prueba de estirarla -prueba de la membrana- sin que se rompa casi, dar un último amasado ligero, tapar de nuevo y dejar reposar 45 minutos.

8.

Pelar y picar finamente las chalotas. Cubrir con aceite el fondo de una sartén pequeña y sofreír las chalotas a fuego suave hasta que se ablanden. Retirar, escurrir en un colador para eliminar el aceite y dejar templar.

9.

Eliminar las raíces de las cebolletas y la capa exterior, y picar finamente. Reservar.

10.

Para formar las tortitas, dividir la masa en cuatro partes iguales y hacer una bola con cada una. Mantener cubiertas las que no se estén trabajando.

11.

Engrasar ligeramente la mesa con aceite y estirar la masa en un rectángulo casi transparente, primero con rodillo y luego introduciendo los dedos bajo la masa y estirando con cuidado de no rasgar.

12.

Untar bien de aceite por toda la superficie; eso es esencial para que se produzca el hojaldrado. Distribuir por encima la cuarta parte de las chalotas y de la cebolleta.

13.

Doblar el rectángulo a lo largo como si fuera  un tríptico o un papel de carta. Doblar de nuevo el rectángulo obtenido sobre sí mismo a lo largo (un solo doblez) para obtener un rectángulo muy estrecho y largo.

14.

Empezando por uno de los extremos cortos, enrollar este rectángulo sobre sí mismo, estirándolo ligeramente al mismo tiempo. Repetir el proceso anterior con las otras tres porciones de masa.

15.

Engrasar la superficie de trabajo de nuevo y poner de pie el primer rollito, con la espiral mirando hacia arriba. Aplastarlo con un rodillo hasta formar una tortita redonda y fina de unos 18-20 centímetros; se saldrá un poco el relleno, pero no importa.

16.

Calentar a fuego medio-alto una sartén grande, pintar con aceite abundante y cocinar las tortitas treso cuatro minutos por cada cara o hasta que estén doraditas.

17.

Pasarlas a una rejilla y consumir recién hechas enteras o cortadas en cuñas y mojando en la salsa.


TITULO: Diario de un nómada  - Las huellas de Gengis Khan - De ruta por Valencia: mucho más que costa   ,.

Diario de un nómada - Las huellas de Gengis Khan: De Barnaul al Altair ruso  - RTVE.es

El domingo -6 - Agosto a las 19:00 por La 2 , fotos,.

 

 

De ruta por Valencia: mucho más que costa,.

Un atractivo recorrido por la CV-390 para descubrir la frondosidad de las carreteras del interior.

Benagéber
El pantano de Benagéber ofrece todo su esplendor.

Quien escucha hablar de la Comunitat Valenciana suele imaginar playas, sol todo el año y paella frente al mar. Al menos es así para quienes, de momento, sólo conocen la perspectiva costera de la provincia. Pero, como suele pasar en tantas otras cuestiones, más allá de lo popular existe toda una gama de paisajes, rutas y oferta gastronómica que puedes descubrir al manillar de tu moto por carreteras fascinantes y paisajes sorprendentes.

En el interior de la provincia de Valencia, por ejemplo, acariciando ya la de Cuenca se extiende la CV-390, una carretera surcada de curvas, ascensos y descensos que conecta Tuéjar y Utiel en un atractivo recorrido de 47 kilómetros. Muy pocos vehículos la recorren, lo que la convierte en ideal para respirar el aire renovado de la comarca de los Serranos, rodar con mucha seguridad y permitir que sus frondosos bosques guíen el viaje.

Comenzamos la ruta en Tuéjar, localidad que forma parte de la mancomunidad del Alto Turia, caracterizada por el paso del río del mismo nombre, sus extensos bosques y la rica variedad de fauna y flora. Antes de subirnos a la moto podemos hacer acopio de energías con un buen bocadillo de embutido local en el bar restaurante Estefanía (anteriormente Bar Garay), en la plaza Mayor, donde se levanta la iglesia barroca de Nuestra Señora de los Ángeles.

Tuéjar

La iglesia barroca de Tuéjar.

La CV-390 arranca en el propio pueblo y su señalización no provocará confusiones en ningún momento del recorrido. Los primeros kilómetros son un aperitivo de las curvas que aparecerán más adelante, sobre todo durante el descenso al pantano de Benagéber. Si nos sorprenden el viento o la lluvia tendremos que afrontarlos con extremada precaución, porque, además, el riesgo de hielo y de desprendimientos nos acompañará durante toda la carretera.

Ascendemos entre curvas de visibilidad reducida flanqueadas por montañas bien tupidas de oscuros pinos, entre los que se asoma el característico terreno rojizo y morado de la zona. Sobre el kilómetro 7 vale la pena echar un último vistazo a Tuéjar que, ya lejano y mucho más bajo que nuestra posición, ofrece una panorámica de auténtica postal. Sin despistarse, eso sí, porque las curvas en este tramo son bastante cerradas.

EL PANTANO DE BENAGÉBER

Un kilómetro después mejora la visibilidad de las curvas y disminuyen las irregularidades del terreno, que, por otra parte, en ningún momento son especialmente molestas. Un asfalto completamente renovado y, por tanto, en perfectas condiciones, nos conduce hasta el pico Mataparda (850 metros), donde iniciamos el descenso hacia el pantano rodeados por almendros y pinos.

A lo lejos, las vistas de una impresionante sierra dan paso poco a poco a las del pantano de Benagéber, que aparecerá en todo su esplendor en el kilómetro 12. En la bajada hasta el extenso embalse se suceden las curvas en el tramo más revirado de toda la CV-390. A mano derecha, las vistas del pantano que anegó la antigua localidad de Benagéber son espectaculares.

CV390

El terreno característico de la zona.

Las cercanías del embalse de Benagéber se alcanzan en el kilómetro 15 y no es raro avistar pescadores en sus orillas. Tras el descenso, y después de pasar un túnel, llega de nuevo la subida, también con  riesgo de desprendimientos; atentos a la carretera si hay temporal de viento o si lo ha habido en los últimos días, porque puede estar salpicada de piedras de tamaño considerable.

Las curvas siguen mientras rodeamos el pantano y pasamos entre tramos de bosque bien espeso. Las mejores vistas desde este lado están en el kilómetro 19.

Poco después hay un descanso de curvas; de hecho, el tramo más sinuoso de la CV-390 ya ha quedado atrás. Hay que considerar hacer una parada en el pueblo nuevo de Benagéber (a 2 kilómetros de la ruta) para probar alguno de sus embutidos y jamones típicos. A partir de aquí quedan 25 kilómetros hasta Utiel, en un paseo en el que las rectas irán sustituyendo poco a poco a las curvas.

ENTRE ALMENDROS

Pero antes un regalo: un buen tramo de curvas sinuosas y abiertas rodeadas de vegetación tan tupida y alta que la luz del sol apenas se refleja sobre el asfalto. Pasado el albergue El Sequer, en el kilómetro 23, empieza el descenso en el que ya se intuyen las primeras rectas.

En el kilómetro 27, tras pasar un tramo más seco en cuanto a flora, volvemos a la exuberancia que nos acompañó desde la salida de Tuéjar, aunque se aprecia que la vegetación se va dispersando poco a poco. El estado de la carretera es óptimo y las numerosas rectas permiten rodar a buen ritmo sin dificultad. A partir del kilómetro 30 las curvas ya son escasas y muy suaves, aunque en el 38 puedes disfrutar de un par de ellas abiertas con muy buena visibilidad.

Nos acercamos a Utiel entre viñas, olivos y sobre todo almendros que, si están en flor, tiñen el paisaje de blanco y rosado. En el kilómetro 39 pasamos por Casas de Medina; si el hambre no perdona los 8 kilómetros que restan hasta Utiel, una buena opción es picar algo en el bar-restaurante Casa Media, a pie de la propia CV-390.

Al salir de la aldea la carretera se amplía y, por primera vez, aparecen marcados sus dos carriles de circulación. Dejamos atrás definitivamente la frondosidad que nos había acompañado durante todo el trayecto; la cambiamos por el cielo abierto y las extensiones de almendros a ambos lados de la carretera, en un paraje con mucho encanto en la época de floración.

Almendros

Los almendros son protagonistas con su colorido.

En Utiel finaliza la CV-390, pero pasar de largo sería una pena; mejor aparcar la moto y darse una vuelta a pie por el casco antiguo, compuesto por pequeñas callecitas peatonales encantadoras. Tras el día de moto y montaña, es fácil que entre bien un típico potaje utielano, un ajoarriero o un gazpacho manchego. En este último plato son especialistas en el restaurante Castillo (otras opciones son El Carro, Asador Casa Chencho o el bar-restaurante Alto Tajo, en la entrada al pueblo desde nuestra ruta). Y, para coronar el día de ruta, que no falte el tradicional alajú (dulce de almendra, miel y limón).

 

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 Cojondongo: la ensalada de tomate extremeña más suave que su nombre,.

 Cojondongo: la ensalada de tomate extremeña más suave que su nombre |  Recetas | Gastronomía | EL PAÍS

Por su nombre dirías que es una pieza de casquería -o algún tipo de suspensorio, si tienes la mente calenturienta-, pero el cojondongo de gañán es un plato 100% vegetariano, fresco y ligero. Comida de agricultores y pastores en tiempos pasados, hoy se toma sobre todo en la comarca de Tierra de Baños (Badajoz), y es un ejemplo vivo de la mejor cocina popular extremeña.

 Un trío en la cocina con Gonzalo, Julius y Nicola | El próximo lunes  vuelven Julius, Nicola y Gonzalo con nuevo programa. Estarán los tres  juntos en Un trío en la cocina... |

Sus ingredientes lo emparentan claramente con el gazpacho, pero a diferencia de la sopa fría andaluza, aquí los tomates y el pimento no se majan ni se trituran. Por eso lo llamamos “ensalada”, aunque se pueda tomar tranquilamente con cuchara. Nosotros hemos optado por una versión ligera, el pimiento suavizado con un ligero encurtido y poco ajo. Si quieres ver cómo se prepara, mira el vídeo de arriba.

Tiempo: 20 minutos

Dificultad: Muy fácil

Ingredientes

Para 2 personas

  • 3 tomates maduros
  • 1 pimiento verde
  • 2 huevos cocidos
  • 50 g de miga de pan
  • 100 g de pan, a poder ser del día anterior
  • 1 diente de ajo
  • 4 cucharadas de aceite de oliva virgen extra
  • 2 cucharadas de vinagre de Jerez
  • Sal

Instrucciones

1.

Cortar el pimiento verde en trozos de bocado. Ponerlo en un bol y añadir agua, sal y vinagre para que pierda potencia. Dejarlo reposar un mínimo de 15 minutos.

2.

Cocer un par de huevos durante siete minutos.

3.

Hidratar la miga de pan con agua. 

4.

En un mortero machacar el ajo con una pizca de sal. Añadir el pan escurrido y majar hasta que quede una masa. 

5.

Agregar el aceite de oliva y ligar bien. Añadir el vinagre de Jerez y sal.

6.

En un bol grande poner los tomates cortados, el pimiento escurrido y el pan seco cortado en pellizcos. Añadir el aliño y mezclar. Corregir de sal y de vinagre.

7.

Poner encima los huevos cortados por la mitad y servir.

 

TITULO:  Documentos TV - Uranio maldito ,.  

Documentos TV,.

 

Documentos TV  - Uranio maldito ,. 


Martes -1- Agosto a las 00:00 horas en La 2, foto,.

 Uranio maldito,. 

 Uranio maldito

De las minas de Níger a la planta de procesamiento en Francia, el uranio deja un rastro de contaminación radiactiva que supera, en muchos casos, los niveles de la zona prohibida de Chernóbil.

La planta de conversión de uranio más grande de Europa se encuentra en la ciudad francesa de Narbona. Allí, miles de toneladas de uranio se enriquecen para las centrales de energía nuclear. En el proceso se generan cantidades ingentes de residuos radiactivos que se almacenan en unas balsas. La planta se ha convertido en la puerta de entrada del uranio en Europa desde las minas de Níger donde se extrae.

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