TÍTULO; Poniatowska, la “princesa roja” de la literatura, ganó el Cervantes,.
Es la cuarta mujer en obtener el Premio. Se valoró el compromiso de la mexicana con la “Historia contemporánea”.foto.
Los huéspedes del hotel frente a la Feria de Guadalajara se apretujaban en el ascensor a la hora pico, el desayuno. Entre los pasajeros –cuenta la escritora colombiana Laura Restrepo– bajaba, petisita, Elena Poniatowska. Y también Pilar Reyes, editora de Alfaguara. “¿Cómo dormiste, Elenita?”, preguntó Reyes. Y Elena contestó que mal, que se quedó despierta hasta las 4. ¿Por qué? “Me quedé viendo una peli interesante, muy rara, nunca había visto algo así”. ¿De qué película se trataba? “Las hermanitas anales”, contestó Poniatowska, como si no fuera una porno, como si estuvieran solas. “Y con ese tono de princesa rusa”, dice Restrepo, comentó: “Muy interesante. Me quedé hasta el final para ver el desenlace.” Poniatowska ya había pasado los 70, ya había ganado el Premio Alfaguara, ya había escrito algunas de las grandes crónicas de América latina. Todavía no le habían dado el Cervantes, el premio mayor de las letras en castellano. Eso le pasó ayer. Seguro que tampoco durmió anoche.En Madrid, el jurado dijo que la distinguían “por su dedicación al periodismo y su firme compromiso con la Historia contemporánea”. Es que Elenita –le dicen “Elenita”, “Poni” y “la princesa roja”– ha dejado huella en el terreno de la no ficción. Tiene 40 libros pero cuando se dice su nombre, se disparan como flechas al corazón dos títulos: Hasta no verte Jesús mío y La noche de Tlatelolco. El primero (1969) lo hizo a partir de una serie de entrevistas con Josefina Bórquez, una lavandera que, en la Revolución Mexicana (1910), supo ser una soldadera, una de las mujeres que se subieron a los trenes y fueron a pelear. Miércoles de charlas y, cuenta la leyenda, de aprender con las manos el lavado de sábanas y el olor de la calle. El libro mira el pasado y el presente con los ojos y con el lenguaje de Josefina, que en la ficción se llama Jesusa. Mexicano profundo, a veces difícil de entender en otros castellanos.
La noche de Tlatelolco empezó el 2 de octubre de 1968, cuando dos amigas de Elenita llegaron desesperadas a su casa: el gobierno había reprimido una manifestación de estudiantes, profesores, amas de casa y obreros en el barrio de Tlatelolco. La sangre manchaba las paredes, había agujeros de ametralladora y hasta hoy no se sabe cuántos fueron los muertos, aunque se piensa que alrededor de 200. Poniatowska fue al día siguiente, encontró zapatos amontonados. Buscó testimonios, los escribió. “Es la ventaja de ser chaparrita. La gente me platica todo, porque me sienten como acojinadita y me cuentan todo”, le dijo hace tiempo a la revista Gatopardo. Los testimonios –políticamente incorrectos– no siempre son lo que uno espera leer, por eso son tan valiosos.
Es lindo decir que Elena Poniatowska nació princesa. Ese título le dieron cuando llegó al mundo en París en 1932, con el nombre de Hélène Elizabeth Louise Amélie Paula Dolores Poniatowska Amor, hija del príncipe Jean Joseph Evremond Sperry Poniatowski –de la familia del rey Estanislao II Poniatowski de Polonia— y de María de los Dolores (Paula) Amor de Yturbe. Cuando tenía 10, corrida por la Guerra, la familia se fue a México. Allí creció, allí se hizo –como pone en su perfil de Twitter– “más mexicana que el mole”.
Allí, cuenta la leyenda, aprendió a hablar castellano con las mucamas y estudió en escuelas buenas y se hizo periodista, se casó, escribió. Su lista de amigos saca el aliento. Por ejemplo, una de las últimas cosas que escribió Juan Rulfo fue una dedicatoria de Pedro Páramo para ella: “Días antes de mi muerte, Juan Rulfo”, decía. Era verdad.
Ayer, cuando la entrevistaban por el Cervantes dijo que “es un premio para ustedes, para los periodistas, porque yo siempre estoy de este lado de la barrera (del de la prensa)”, y que de ese trabajo ha aprendido el valor de “la modestia” porque ejerciendo “te va de la patada la mayor parte del tiempo y, aquí (en México) te matan, además”.
Es la cuarta mujer en recibir el Cervantes. Ayer dijo que quiere usar los 125.000 euros del Premio para hacer una fundación que cuide sus papeles, sus cartas con Octavio Paz, Rosario Castellanos, Carlos Fuentes y otros. Que se quedó azorada con el Premio y que esta vez la noticia por teléfono la sacó del plácido sueño.
TÍTULO; Yana Kudryavtseva es la nueva campeona del mundo de gimnasia ...
foto-Yana Kudryavtseva es la nueva campeona del mundo de gimnasia rítmica
La rusa de 15 años se consagró en kiev y es la más joven de la historia en ganar un mundial. Argentina no llevó equipo. Brasil fue el mejor de Latinoamerica.
La rusa Yana Kudryavtseva (15), con un total de 73,866, se consagró el viernes en la general individual del 32° Campeonato del Mundo de gimnasia rítmica, que se está realizando en Kiev, Ucrania, y se convirtió en la más joven de la historia en ganar un mundial.
Fue escoltada por la local Ganna Rizatdinova y la bielorrusa Melitina Staniouta, respectivamente.Luego del retiro de Evgeniya Kanaeva (RUS), -campeona del mundo 2009 (Mie, Japón), 2010 (Moscú), 2011 (Montpellier) y olímpica en Beijín 2008 y Londres 2012-, parecía que iba a ser largo el tiempo que pasaría hasta que los especialistas en este deporte logren instalar una nueva mujer que consiga suceder tantos años de gloria. Pero no fue así.
El nuevo talento no se hizo esperar y se encargó, además, de barrer a todas aquellas gimnastas que esperaban el retiro de Kanaeva para comenzar a rasguñar alguna de las medallas puestas en juego en los torneos oficiales.
La gimnasia en Rusia funciona como una empresa; cuenta con la materia prima humana suficiente para que las proyecciones lleguen a lo más alto de las posiciones. Y Yana Kudryavtseva forma parte de esa escuela. Esta quinceañera, que acaba de pasar de la categoría de las juniors, en su primera experiencia mundial se consagró como la líder absuluta.
Sin embargo, y más allá de que las rusas continúen liderando, el podio de este Mundial marcó un hecho histórico: es que es la primera vez en una década y media que Rusia no consigue izar dos de sus banderas en la ceremonia de premiación.
Margarita Mamun, que asomaba como la favorita, tuvo que conformarse con un sexto puesto. Delante de ella se ubicaron la china Deng Senyue y la coreana Son Yeon Jae, cuarta y quinta respectivamente. (Ver resultados de la general).
Argentina
Luego de décadas de asistencia perfecta, Argentina no llevó a sus gimnastas al Mundial. Fue la gran ausencia latina, ya que Chile, Brasil, México, Cuba, Venezuela y Guatemala se presentaron con su equipo.
Sudamérica
La mejor sudamericana fue la brasileña Angélica Kvieczinsky (bronce en los Panamericanos de Guadalajara 2011), quien ocupó el 33° puesto.
América
Estados Unidos fue el mejor del continente. Sus dos representantes consiguieron meterse entre las 24 mejores: Jasmine Kerber fue 22° y Rebecca Sereda 24°. Con un poquito menos se tuvo que conformar la canadiense Patricia Bezzoukenko (Medalla de oro en el Panamericano Juvenil que se realizó en Córdoba el año pasado), que terminó 25° y se quedó a un paso del grupo de las mejores.
Además de consagrarse en el all around (concurso general individual), Kudryavtseva acumuló más medallas en las finales por aparato: dos oros (mazas y cinta), y dos platas (aro y pelota).
Final de aro:
1- Ganna Rizatdinova (Ucrania)
2- Yana Kudryavtseva (Rusia)
3- Margarita Mamun (Rusia)
Final de pelota
1- Margrita Mamun (Rusia)
2- Yana Kudryavtseva (Rusia)
3- Melitina Staniouta (Bielorrusia)
Final de mazas
1- Yana Kudryavtseva y Margarita Mamun (Rusia)
3- Alina Maximenko (Ucrania)
Final de cinta
1- Yana Kudryavtseva (Rusia)
2- Ganna Rizatdinova (Ucrania)
3- Melitina Staniouta (Bielorrusia)
Lo que queda
Las pruebas indivuduales quedaron cerradas con la jornada del viernes. En tanto, entre sábado y domingo se disputarán las competencias de conjunto.
TÍTULO: HABLAMOS DE CINE , EL REGRESO DE MOMIA,.
- Reparto
- Brendan Fraser, Rachel Weisz, John Hannah, Arnold Vosloo, Oded Fehr, Patricia Velasquez, Dwayne "The Rock" Johnson, Freddie Boath, Adewale Akinnuoye-Agbaje
- Han pasado diez años, Rick O'Connell (Brendan Fraser) se ha casado con Evelyn (Rachel Weisz), y ambos son padres del pequeño Alex (Freddie Boath), de ocho años. Cuando, tras una serie de acontecimientos, la momia del antiguo sacerdote egipcio Im-Ho-Tep es resucitada por una extraña secta en el British Museum, y la maldición milenaria del Rey Escorpión -que seis mil años atrás traicionó al dios Anubis- lo devuelve a la vida, el choque entre ambas fuerzas malignas desencadenará el caos en el mundo... si Rick y Evelyn no consiguen evitarlo.
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