sábado, 23 de noviembre de 2013

ENRÉDATE, EL GRITO DE MARTA CANCION / HIJOS TÓXICOS,.

TÍTULO; ENRÉDATE, EL GRITO DE MARTA CANCION.

 Mundial !!

Suena el grito en mi gente (oooo)
Suena el grito en mi gente (oooo)
Suena el grito en mi gente (oooo)

Ven pa la fiesta porque esto es mundial,
Ven pa la fiesta porque esto es mundial,
Ven pa la fiesta porque esto es mundial,

Hoy el mundo va a sentir, el poder que llevo en mi,
Hay una fiesta en mi pais a la cima hay que llegar
Solo hay una vida por vivir, esto va pa mi gente de corazon
Uno pal baile, dos pa la union , tres pa q acepte la invitacion
de la fiesta porque esto MUNDIAL

Suena el grito en mi gente (oooo)
Suena el grito en mi gente (oooo)
Suena el grito en mi gente (oooo)

Ahh ( Yeahh )

Y cuando y cuando y cuando es?
( ahora ahora ahora es )

Y cuando y cuando y cuando es?
( ahora ahora ahora es )

Gol pa olvidar todo mal, esta rumba sigue hasta el final
Dificil, que no puedan parar
Esta victoria hay que celebrar

Ven pa la fiesta porque esto es mundial,
Ven pa la fiesta porque esto es mundial,
Ven pa la fiesta porque esto es mundial,

Solo una sangre, un solo cuerpo, solo una raza, un solo pueblo
Un corazon, una nacion , somos el mundo Bailando en una cancion
Cero racismo, cero egoismo, voy palante porque creo en mi mismo
Camina sin perder tu identidad, la victoria es pa toda la humanidad

Suena el grito en mi gente (oooo)
Suena el grito en mi gente (oooo)
Suena el grito en mi gente (oooo)

Arriba sube las manos!!

Hermano representando ! (yeahhh)

Arriba sube las manos!!

Arriba , conmigo representando


Ven pa la fiesta porque esto es mundial,
Ven pa la fiesta porque esto es mundial,
Ven pa la fiesta porque esto es mundial,

Salud y vida pa toda mi gente!

You know

DY MUNdIAL (yeahh)

Que no para el mundo de bailar!

Los de la naza me me melasa


TÍTULO; HIJOS TÓXICOS,.

Hijos tóxicos, por Edurne Uriarte. Edurne Uriarte, periodista y politóloga Edurne Uriarte es periodista y colabora con nosotros en esta sección, ...

Hablamos a veces de niños o adolescentes dictadores, de esos chicos que convierten a sus padres en angustiados sirvientes dedicados a satisfacerles todos sus caprichos. Que trastocan la deseable relación de guía y autoridad de los padres con los hijos por otra de sometimiento a estos. Pero no hablamos de otro tipo de abuso sobre los padres que es el de los hijos tóxicos. Hijos que normalmente han superado la adolescencia, que incluso han formado su propia familia, y que dirigen, o boicotean, la vida sentimental de sus padres. Porque sí, por el alma de pequeño dictador que desarrollaron en su infancia, porque les conviene o, bastantes veces, porque hay un dinero de por medio que temen tener que repartir con la nueva relación de su padre o de su madre.
Un profesor argentino de sonoro apellido vasco me contó hace unos días en Buenos Aires una de esas historias de hijos tóxicos, la de su propia familia. Su abuelo, un vasco nacido no lejos de mi pueblo, emigró a Argentina allá por los 30 del siglo pasado, hizo una considerable fortuna y se casó con su abuela. Pero, cinco hijos y más de 20 años de matrimonio después, se enamoró de otra mujer y se separó de su abuela. Y ahí entraron en acción los hijos tóxicos, tan frecuentes en estas historias de desamor. 
Todos, los cinco, dejaron de hablar a su padre y jamás volvieron a dirigirle la palabra. Y casi tan terrible como lo anterior, pasaron los 30 o 40 años siguientes, los que vivió su abuela, alimentando su nostalgia y su victimismo. Ella jamás rehízo su vida, la gastó lamentando su desdicha y maldiciendo su abandono. Décadas de autocompasión y de desperdicio vital, sostenidas por la intolerancia y el rencor de sus hijos hacia el padre. Solo uno de los nietos, el profesor argentino de esta historia, decidió establecer, a sus 12 años, una relación con su abuelo. Fue el único que se sobrepuso al odio de sus padres.
No le pregunté qué fue de su propio padre y de los demás hijos tóxicos, si alguno de ellos ha tenido la desfachatez de tener más de un amor en su vida, o de haberse separado. Probablemente sí, los hijos tóxicos son tan incoherentes como los demás. Como una mujer que contaba satisfecha hace algún tiempo la manera en que ella y sus hermanos habían saboteado todas las nuevas relaciones de su padre viudo. Ella se acaba de divorciar, pero, eso sí, ha heredado una importante fortuna que su padre no hubo de repartir con ninguna mujer. 
No dudo de que aquel emigrante vasco murió con la tristeza de sus hijos ausentes, que aquella mujer abandonada hizo de la amargura su vida. Y que ese otro hombre saboteado fue un ser débil y vulnerable probablemente sometido a sus hijos desde que estos eran niños. En parte eligieron su historia, en parte fueron víctimas de los demás. Pero lo seguro es que no recibieron demasiada ayuda de la sociedad y de la cultura de nuestro tiempo. Tan comprensiva con los derechos ilimitados de los hijos sobre los padres y que ha convertido en naturales y aceptables desgraciadas historias de rencor, intolerancia y mezquindad como las que acabo de relatar. Las de los hijos tóxicos.

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