- Elvira Mínguez (Valladolid, 1965) ha modelado a una Dolores distinta a la que ideó María Dueñas en El tiempo entre costuras (los lunes a las ...TELEVISIÓN
«Empiezan a caerme papeles de abuela»
Elvira Mínguez es la madre de Sira en 'El tiempo entre costuras' (Antena 3): «Adriana Ugarte es brillante. Todos los lunes nos intercambiamos mensajes de WhatsApp y comentamos la serie»
-foto-Elvira Mínguez (Valladolid, 1965) ha modelado a una Dolores distinta a la que ideó María Dueñas en 'El tiempo entre costuras' (los lunes a las 22.40 horas en Antena 3). Y la ha hecho más dura. Con ella misma y con su hija Sira. «Muchas mujeres se acercan y me dicen que se ven reflejadas».- ¿Entiende tanto resentimiento hacia Sira?- Absolutamente. Me interesaba mostrar esa parte de la maternidad, porque no todo es de color de rosa. Dolores ha crecido en base a un orgullo que le ha hecho salir adelante y se convierte en una mujer muy dura. No es precisamente un dechado de virtudes, ni una mujer cariñosa. Con Sira llega a ser controladora.- Se hizo rogar el abrazo con su hija en Marruecos.- En la novela madre e hija se encuentran, hay besos y abrazos. Dolores llega derrotada, ha perdido peso porque ha pasado mucha hambre. Yo no me podía meter una dieta de tres narices y, además, me interesaba más contar esa derrota no tanto desde la parte física como desde la emocional. Por eso el encuentro con Sira en la serie es un encuentro desde la vergüenza, desde el saberse derrotada, de ahí que haya menos abrazos que en el libro. En el primer capítulo Dolores se presentaba como una mujer altiva que camina por delante de Sira, ahora va detrás.- Envejecida con el maquillaje... ¿cómo se vio?- ¡No me vi tan cambiada! Además, ese mechón blanco me encanta. Me pusieron un vestido dos tallas más grande para que luciera desgarbada.- Sira regresa a Madrid. ¿Va a ser más duro para su madre perderla por segunda vez?- No, porque Dolores ya ha aceptado que tiene delante a una mujer y se siente orgullosa de su hija. Va a ser una pérdida solo física, ya que el vínculo que se ha creado entre las dos tiene más fuerza.- Y entre Adriana Ugarte y usted, ¿se ha creado ese vínculo?- No la conocía personalmente, pero trabajar con ella ha sido sencillísimo. Adriana es una mujer brillante, inteligente, con un sentido del humor alucinante. Nos llamaban la atención porque hasta en las secuencias más dramáticas nos reíamos. Seguimos en contacto, ayer mismo hablé con ella.- ¿Y qué se cuentan?- Los lunes, durante la emisión de la serie, nos comunicamos mucho por WhatsApp, recordamos chorradas del rodaje...«Mi hijo, al margen»- ¿Cómo era su madre?- Una madre al uso. Nací en Valladolid, en un barrio medio. Mis padres lo intentaron hacer lo mejor que pudieron. Mi madre era cariñosa, pero también fuerte y aguerrida. La relación entre padres e hijos antes era distinta. Había una distancia mayor.- Y usted, ¿qué tipo de madre es?- Yo tengo un cachorrillo de 4 años y me cuesta poner los límites necesarios. Más que mi parte adulta, él saca a la niña que hay en mí. Me encanta gatear con él.- ¿La ve por la tele?- No. Trato de mantenerle al margen de todo. Esta mañana un niño del cole le ha dicho que me ha visto por televisión, pero enseguida he cambiado de tema. Cuando voy a recogerle, hago un gesto con la cabeza a los demás padres para que no comenten nada. El colegio es su ámbito, el protagonista allí es solo él.- Un momento del rodaje...- Yo soy carne de rodaje. Me encanta madrugar e ir a verlo, aunque no me toque actuar a mí. Me vienen a la cabeza algunos momentos compartiendo un bocadillo con los compañeros, sentados en una calle de Marruecos.- La serie ha sido un exitazo. ¿Cuánto le ha 'tocado' a usted?- Se me acercan muchas señoras que se sienten absolutamente reflejadas en el papel de Dolores.- ¿Las actrices maduras se encuentran las puertas cerradas?- Ocurre. Normalmente los personajes de mujeres de 30 años, los hacen las de 20. Y los de 40, las de 30. Los de 50 no se escriben porque, paradójicamente, la sociedad ha envejecido, pero se hacen productos enfocados a los jóvenes. La franja entre 40 y 60 años no interesa, la madurez no está bien vista. Pero yo abogo por las arrugas, pido a los fotógrafos que no me metan Photoshop y me cuido las canas. Los papeles de mujeres de 60 los hacen las de 50, así que ya me empiezan a caer abuelas.TÍTULO: EL MAR SE TRAGARA BARCELONA,.- Si hubiese que hablar de un protagonista de la cumbre del clima de Varsovia, que concluyó la semana pasada sin grandes novedades, éste ...Si hubiese que hablar de un protagonista de la cumbre del clima de Varsovia, que concluyó la semana pasada sin grandes novedades, éste sería, sin duda, Yeb Sano, máximo representante de la delegación filipina. El recuerdo de su conmovedora intervención en la jornada inaugural, cuando suplicó, entre lágrimas, ayuda para los miles de compatriotas afectados por el paso del tifón Haiyan por su país, se mantuvo fresco durante toda la conferencia, en la que día tras día se vio cómo crecían los números del desastre: el cómputo, aún provisional, cifra en más de 4.000 el número de muertos, en 20.000 el de heridos y en casi 2.000 el de desaparecidos.Algunos participantes en la reunión llegaron a vincular el poder destructivo del ciclón (de fuerza 5, la mayor conocida), con el cambio climático; otros, más prudentes, sin llegar a atribuirle esa conexión directa con la catástrofe, admiten una coincidencia estadística significativa entre la frecuencia con que se producen huracanes extremos en la zona y la contaminación por aerosoles.En ese espacio que media entre lo que se sospecha y lo que puede probarse se mueven quienes niegan tanto que la atmósfera se esté calentando como que haya un aumento de la temperatura como consecuencia de la actividad humana.«Quien dice que no hay cambio climático no es consciente de la ciencia que hay detrás de las observaciones y del rigor con que se trabaja. Negar lo evidente no tiene ningún sentido», zanja Íñigo Losada.Este ingeniero, director de investigación del Instituto de Hidráulica Ambiental de Cantabria, forma parte del Panel Intergubernamental para el Cambio Climático (IPCC), organismo dependiente de Naciones Unidas que tiene entre sus fines atenuar las consecuencias de este fenómeno y estudiar las posibilidades de adaptación del hombre al mismo. Losada ha sido el encargado de coordinar el capítulo dedicado a las costas en el último informe del IPCC.Un reciente estudio realizado por 'National Geographic' mostraba un futuro sombrío a 5.000 años vista: para entonces, y por el alza de temperaturas, se habrá derretido todo el hielo del planeta. En España, el mar se habrá tragado lo que hoy es Barcelona, media Mallorca, la costa de Cádiz y Huelva y todo el litoral gallego. En Europa, Londres y Venecia serán solo un recuerdo, como los Países Bajos; buena parte de los demás continentes permanecerá sumergida.Aunque el cambio sea alarmante, resulta difícil preocuparse por lo que sucederá dentro de tanto tiempo, ¿no? «No hay que pensar en un apocalipsis dentro de miles de años, sino en las pérdidas económicas y en el riesgo para las vidas humanas que puede haber en 2050. Nuestro tipo de vida va a cambiar y deberíamos tomarlo muy en serio y actuar ya», advierte Íñigo Losada.Las playas retrocedenNo exagera. Los cálculos del IPCC indican que para esa fecha el nivel del mar habrá subido 35 centímetros en el Cantábrico (siendo optimistas), 20 en la costa mediterránea y 10 en el Golfo de Cádiz. Para mostrarlo de una manera más gráfica: las playas del norte retrocederán unos 15 metros, nada comparado con los 70 que pueden perder en la Costa Brava, el sur de Baleares y el de Canarias; en el Golfo de Cádiz, 'solo' serán 10.Todo esto no supone únicamente que haya menos espacio para las toallas y que sea preciso trabajar para rehacer los arenales. También significa que la zona de inundación permanente crece y que las grandes mareas empujadas por vientos y borrascas, que se repetirán a un ritmo mayor, penetrarán más en tierra.En nuestro país, los municipios costeros, que ocupan el 7% del territorio, albergan al 45% de la población, lo cual da idea de la cantidad de bienes -viviendas, terrenos agrícolas, instalaciones industriales, etc-, situados en la franja expuesta a la subida de las aguas. Infraestructuras como el saneamiento o el alcantarillado de una ciudad, calculadas para unas condiciones determinadas, pueden quedar inutilizadas si cambian.Hay países europeos en los que los efectos del cambio climático están ya integrados en su ordenación territorial. Holanda, por ejemplo, mide el retroceso de su línea de costa y obliga, por ley, a regenerar con arena los fondos. En España, la nueva Ley de Costas incluye ya un apartado en el que se indica la necesidad de tener en cuenta esos efectos.Los expertos insisten en que es preciso avanzar en la mitigación de los riesgos y, sobre todo, en la adaptación a un cambio que resulta imparable. «Aunque ahora detuviésemos las emisiones, seguiríamos sintiendo las consecuencias del calentamiento más allá de 2100», asegura Losada. La única alternativa es prepararse. «El mensaje no es hablar de una hecatombe: las cosas van a seguir cambiando, y cuanto antes tomemos medidas, más probabilidades tendremos de dejar un mundo mejor a nuestros hijos».
lunes, 25 de noviembre de 2013
Empiezan a caerme papeles de abuela»/ EL MAR SE TRAGARA BARCELONA,.
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