sábado, 23 de noviembre de 2013

REVISTA CORAZON, La tropa del 'team 54' / REVISTA PRONTO, El flechazo de Cristina Onassis


  1. La selección de fútbol de Gibraltar tiene una buena tropa de currantes. No solo sobre el césped, donde los futbolistas del último combinado ...-foto y la revista corazon,.
    La tropa del 'team 54'
     

    SOCIEDAD

    La tropa del 'team 54'

    Policías, bomberos, investigadores, albañiles, estudiantes y hasta oficiales de aduanas en la frontera con España. Los futbolistas de la selección de Gibraltar bregan dentro... y fuera de la cancha

    La selección de fútbol de Gibraltar tiene una buena tropa de currantes. No solo sobre el césped, donde los futbolistas del último combinado admitido por la UEFA, el número 54 -ellos ya se han puesto el sobrenombre de 'team 54'-, se dejaron la piel este martes para arrancar un pobre empate a cero en el amistoso que les enfrentó a Eslovaquia en el 'destierro' portugués de Faro. El primer partido oficial de los llanitos con todas las de la ley fue celebrado como una victoria en una Eurocopa. La brega que exhibieron en la cancha el capitán y defensa central Roy Chipolina, Liam Walker, auténtica estrella de los rojillos, o Lee Casciario, elegido el mejor delantero de la liga gibraltareña (28 equipos y casi mil jugadores federados) del año pasado, también se traduce fuera del campo, en el día a día de estos jugadores de fútbol con vidas de aficionados de grada norte. El propio Lee, uno de los tres hermanos Casciario de la selección (junto a Kyle y Ryan), es policía. Walker, una zurda mágica que llegó a tocar el cielo con la punta de la bota en el Portsmouth inglés, admirador de Messi e Iniesta, es ahora una de las referencias ofensivas del San Roque gaditano de la Tercera División, equipo en el que entrena por las tardes y que le paga 1.500 euros que le dan «para vivir con comodidad». Pero como a Liam Walker le gusta «pensar en el futuro», las mañanas las tiene ocupadas, desde las ocho hasta la hora de comer, en la empresa de construcción de su padre, que le paga 1.200 libras, otros 1.500 euros. Un doble sueldo más que decente.
    Ray Chipolina, por su parte, es un fijo del Lincoln (campeón de las últimas once ediciones de la Premier League gibraltareña) y también del puesto fronterizo entre España y el Peñón. Es oficial de aduanas y un hombre muy recto: esta semana aseguraba a este periódico por Twitter -donde le siguen algo más de 300 personas- que tenía que «pedir permiso para poder hablar sobre el equipo. ¡Y solo preguntas deportivas!».
    Jordan Pérez, el portero titular, es bombero. Y hay albañiles, funcionarios, estudiantes, militares... Ocupaciones necesarias para ganar un dinero que en el fútbol gibraltareño, completamente amateur, brilla por su ausencia. Eso sí, para el partido contra Eslovaquia, la Federación de Fútbol de Gibraltar dispuso una buena recompensa para repartir entre todos los protagonistas de la histórica foto. Esta vez, el permiso para escaquearse del trabajo no era para ver el partidazo del siglo para los llanitos, casi a la altura de aquel célebre Gibraltar-Real Madrid que acabó con empate a dos en 1949. Esta vez, el permiso era para jugarlo.
    Convocado por Twitter
    En el equipo hay historias personales muy alejadas de los triunfalismos galácticos de los Neymar y los Cristiano Ronaldo, aunque alguno de los jugadores haya compartido club con el astro portugués. Es el caso de Danny Higginbotham, un curtido y veterano defensa de 34 años, con más de 300 partidos en la Premier (la buena), que da sus últimas patadas al balón en el Preston, de la quinta división inglesa, aunque comenzó en la cantera del Manchester United, donde despuntó Ronaldo antes de recalar en el Madrid. A Danny le convocó el seleccionador de Gibraltar, Allen Bula, vía Twitter. Ni cartas lacradas ni llamadas nocturnas al móvil. El 'viejo' central no se lo pensó dos veces: «Siempre quise ser internacional con Inglaterra. ¿Por qué no serlo con Gibraltar?». Un broche de oro a su carrera. Y prácticamente un sueño convertido en realidad para los 24 privilegiados que han formado parte de esta primera convocatoria internacional con el 'team54' como miembro de la UEFA. «Excitado, nervioso, orgulloso», se sinceraba Chipolina poco antes de disputar el encuentro. Como los tres miembros de los Casciario, los Chipolina también vivieron este acontecimiento histórico en familia y sobre el césped: Roy y Joseph Chipolina son defensas titulares, pero también hermanos de sangre.
    Allen Bula no tiene mucho donde escoger para construir su 'once'. Con solo 30.000 habitantes (cinco mil menos que Teruel) y sin fútbol profesional, Gibraltar es terreno abonado para que en su combinado abunden, casi por necesidad, los lazos familiares y los más diversos oficios. Bula, que vive en La Línea de la Concepción, llegó a hurgar en las ancestrales raíces llanitas del propio Higginbotham, del lateral Wiseman y del delantero Priestley, todos ellos jugando en Inglaterra, para aportar calidad al equipo. La gran mayoría, no obstante, procede de los modestos equipos de la liga local de Gibraltar, algunos con nombres tan imponentes como Manchester United 62 FC o Boca Juniors, pero cuajados de futbolistas amateurs como Jeremy López, del propio Manchester y también internacional, además de investigador para la Industria de la Cultura y el Deporte de Gibraltar. Él también tuvo que pedir autorización en el curro para jugar y hasta tuvo miedo de que no se la dieran: «La Federación envía la carta a la empresa tres o cuatro días antes y los jefes no siempre aceptan. Tenía miedo de tener que elegir entre el trabajo y la selección. Sinceramente, prefería perder el trabajo». En el Peñón, con una tasa de paro del 3%, no parece tan grave que te despidan por ir a pegarle patadas a un balón. Aunque tenga el escudo de la UEFA. 


    1. El flechazo de Cristina Onassis

      C on su cara de dólar / ha amortizado varios maridos / pero siempre está sola / poniéndole una vela a Cupido». Así cantaba Joaquín Sabina ... 

      SOCIEDAD

      El flechazo de Cristina Onassis

      La rica heredera se encaprichó del marqués de Griñón, pero él la rechazó: «Sabía que estaba enamorada de mí, pero no era un amor correspondido»

      C on su cara de dólar / ha amortizado varios maridos / pero siempre está sola / poniéndole una vela a Cupido». Así cantaba Joaquín Sabina en 'Pobre Cristina' las desgracias amorosas, entre otras muchas, de la principal heredera del magnate Aristóteles Onassis. Quizás, la vida de Cristina Onassis, cuando se cumplen 25 años de su extraña muerte por un edema pulmonar en una bañera con solo 37 años, habría sido totalmente diferente si Carlos Falcó le hubiera correspondido su amor y hubiesen pasado por la vicaría. Porque la rica heredera intentó por todos los medios convertirse en marquesa de Griñón. Pero el aristócrata la rechazó. Eso sí, de muy buenos modos.
      «Papá, me he enamorado de un español», le soltó a Aristóteles su «golden one» -niña de oro- por teléfono con los 20 recién cumplidos. El naviero, por aquel entonces el hombre más rico del mundo, no daba crédito a lo que escuchaba. Cogió su avión privado y se plantó en nuestro país para conocer a su nuevo amor, un hombre que pasaba de la treintena, ya estaba divorciado de Jeannine Girod y contaba con dos hijos pequeños.
      «Ari, que hablaba perfectamente español, me preguntó cuáles eran mis intenciones con Cristina, y yo le respondí que no tenía ninguna», recuerda estos días Falcó, a sus 76 años. Por si había dudas las despejó con un: «Soy granjero». Entonces andaba en plena vorágine de convertir la finca Casa de Vacas (Toledo) que había heredado de su abuelo en una empresa agrícola moderna.
      En una cacería por aquellos lares saltó el 'feeling'. Tras la muerte de su hermano en accidente de avión, Cristina se plantó en España y removió cielo y tierra hasta que encontró a Carlos Falcó. Al parecer, se alojó en el hotel Ritz en Madrid y se enteró de que el marqués andaba por Toledo. Por lo visto, cogió un taxi y comenzó la búsqueda. Pero el coche se averió y terminó llegando a la finca La Palomilla como copiloto de un camión de mercancías. La escena de la heredera más rica del mundo bajando de la cabina pocos la olvidarán.
      «Era encantadora»
      «Yo sabía que ella estaba enamorada de mí, pero no era un amor correspondido. Nunca se lo dije, pero ella entendió que no podíamos estar juntos. En cambio, fuimos grandes amigos e hicimos muchos viajes, a Los Ángeles, St. Moritz y Londres. La prensa siempre la retrató como una chica triste, pero en las distancias cortas era encantadora y tenía mucho sentido del humor. Pese a que recibió una educación internacional, era muy griega, muy cálida», rememora el marqués.
      Las malas lenguas aseguran que Falcó fue el único amor que no la engañó en ningún momento. Todo un conquistador, ya había dejado claro que de las mujeres no le interesaba especialmente el dinero. Antes de Onassis no dudó en rechazar a Pilar Weiler, hija del fundador de Air France, o a la princesa Alejandra de Kent, prima de la reina de Inglaterra.
      Cristina y Carlos quedaron como buenos amigos. Meses más tarde ella daría su primer 'sí, quiero' -sin el consentimiento de su padre- al constructor Joseph Bolker, separado y con hijos. Le sacaba más de 25 años. El matrimonio no llegó a los doce meses. Le seguirían tres más, con sus correspondientes divorcios. El griego Alexandros Andreadis, el ruso Sergei Kauzov y el francés Thierry Roussel, padre de su única hija, Athina. Sin olvidar una interminable lista de amantes.
      El curriculum sentimental del español también se ampliaba con su flechazo y bodorrio con Isabel Preysler y, posteriormente, con Fátima de la Cierva. Sin faltar sus correspondientes rupturas, además de aportar tres hijos más a su libro de familia.
      A los últimos vástagos de Falcó ya nos lo conoció Cristina. Hace 25 años encontraban su cuerpo sin vida en la bañera de la casa de una amiga en Argentina. Desde entonces, su muerte sigue siendo una incógnita. Se especuló con que el edema pulmonar que le causó el fallecimiento fue fruto de sus radicales cambios de peso, pero también se habló de suicidio. Algunos investigadores hoy en día tildan su desaparición como «misteriosa». Nunca se conocieron sus informes químicos y toxicológicos. Más enigmas para rematar esta tragedia griega.

      25 AÑOS DE SU MUERTE

      Maldición. Hija del magnate griego Aristóteles Onassis y de Athina Livanos. Su hermano Alexander murió en un accidente de avión en 1973. Su madre su suicidó un año después y en 1975 perdía a su padre por enfermedad.
      Vida amorosa. Se casó en cuatro ocasiones: Joseph Bolker, Alexander Andreadis, Sergei Kousov y Thierry Roussel. Con el último tuvo a su hija Athina, que heredó sus 2.700 millones de euros. Hace unos meses ha vendido la isla Skorpios, el paraíso de los Onassis, a una millonaria rusa.
      Enigma. Falleció en 1988 con 37 años a causa de un edema agudo de pulmón. Se habló de suicidio, aunque las causas de su muerte nunca han trascendido.

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