jueves, 5 de diciembre de 2013

ANTONIO ENTRE COSTURAS= RELATO DE UN SASTRE,./ HAY UNA COSA QUE TE QUIERO DECIR, OPERA-POP DIVO,.

TÍTULO; ANTONIO ENTRE COSTURAS= RELATO DE UN SASTRE,.

Al único extremeño que aregla prendas lo llaman " sastremán,."-foto,.

"He llegado a saber, ¡oh rey afortunado! que en la antigüedad del tiempo y en lo pasado de las edades y de los siglos, hubo en una ciudad de la China un hombre que era sastre y estaba muy satisfecho de su condición. Amaba las distracciones apacibles y tranquilas y de cuando en cuando acostumbraba a salir con su mujer, para pasearse y recrear la vista con el espectáculo de las calles y los jardines. Pero cierto día que ambos habían pasado fuera de casa, al regresar a ella, al anochecer, encontraron en el camino a un jorobado de tan grotesca facha, que era antídoto de toda melancolía y haría, reír al hombre más triste, disipando toda pesar y toda aflicción. Inmediatamente se le acercaron el sastre y su mujer, divirtiéndose tanto con sus chanzas, que le convidaron a pasar la noche en su compañía. El jorobado hubo de responder a esta oferta como era debido, uniendose a ellos, y llegaron juntos a la casa. Entonces el sastre se apartó un momento para ir al zoco antes de que los comerciantes cerrasen sus tiendas, pues quería comprar provisiones con qué obsequiar al huésped. Compró pescado frito, pan fresco, limones, y un gran pedazo de halaua para postre. Después volvió, puso todas estas cosas delante del jorobado, y todos se sentaron a comer.
Mientras comían alegremente, la mujer del sastre tomó con los dedos un gran trozo de pescado y lo metió por broma todo entero en la boca del jorobado, tapándosela con la mano para que no escupiera el pedazo, y dijo: "¡Por Alah! Tienes que tragarte ese bocado de una vez sin remedio, o si no, no te suelto."
Entonces, el jorobado, tras de muchos esfuerzos, acabó por tragarse el pedazo entero. Pero desgraciadamente para él, había decretado el Destino que en aquel bocado hubiese una enorme espina. Y esta espina se le atravesó en la garganta ocasionándole en el acto la muerte.
Al llegar a este punto de su relato, vio Scháhrazada, hija del visir, que se acercaba la mañana, y con su habitual discreción no quiso proseguir la historia, para no abusar del permiso concedido por el rey Schahriar.
Entonces, su hermana la joven Doniazada, le dijo: "¡Oh hermana mía! ¡Cuán gentiles, cuán dulces y cuán sabrosas son tus palabras!" Y Schahrazada respondió: "¿Pues qué dirás la noche próxima, cuando oigas la continuacion, si es que vivo aún, porque así lo disponga la voluntad de este rey lleno de buenas maneras y de cortesía?"
Y el rey Schahriar dijo para sí: "¡Por Alah! No la mataré hasta no oír lo que falta de esta historia, que es muy sorprendente."
Después el rey Schahriar acogió a Schahrazada entré sus brazos hasta que llegó la mañana. Entonces el rey se levantó y se fue a la sala de justicia. Y en seguida entró el visir, y entraron asimismo los emires, los chambelanes y los guardias, y el diván se llenó de gente. Y el rey empezó a juzgar y a despachar asuntos, dando un cargo a éste, destituyendo a aquel, sentenciando en los pleitos pendientes, y ocupando su tiempo de este modo hasta acabar el día. Terminadó el diván, el rey volvió a sus aposentos y fue en busca de Schahrazada.
Y CUANDO LLEGÓ LA 25a NOCHE
Doniazada dijo a Schabrazada: "¡Oh hermana mía! Te ruego que nos cuentes la continuación de esa historia del jorobado, con el sastre y su mujer." Y Sehahrazada repuso: "¡De todo corazón y como debido homenaje! Pero no sé si lo consentirá el rey." Entonces el rey se apresuró a decir: "Puedes contarla." Y Schahrazada dijo:
He llegado a saber, ¡oh rey afortunado! que cuando el sastre vio morir de aquella manera al jorobado, exclamó: "¡Sólo Alah él Altísimo y Omnipotente posee la fuerza y el poder! ¡Qué desdicha que este pobre hombre haya venido a morir precisamente entre nuestras manos!" Pero la mujer replicó: "¿Y qué piensas hacer ahora? ¿No conoces estos versos del poeta?
¡Oh alma mía! ¿por qué te sumerges en lo absurdo hasta enfermar? ¿Por qué te preocupas con aquello que te acareará la pena y la zozobra?
¿No temes al fuego, puesto que vas a sentarte en él? ¿No sabes que quien se acerca al fuego se expone a abrasarse.
Entonces su marido le dijo: "No sé, en verdad, qué hacer." Y la mujer respondió: "Levántate, que entre los dos lo llevaremos, tapándole con una colcha de seda, y lo sacaremos ahora mismo de, aquí, yendo tú detrás y yo delante. Y por todo el camino irás diciendo en alta voz: "¡Es mi hijo, y ésta es su madre! Vamos buscando a un médico que lo cure. ¿En dónde hay un médico?"
Al oír el sastre estas palabras se levantó, cogió al jorobado en brazos, y salió de la casa en seguimiento de su esposa. Y la mujer empezó a clamar: "¡Oh mi pobre hijo! ¿Podremos verte sano y salvo? ¡Dime! ¿Sufres mucho? ¡Oh maldita viruela! ¿En qué parte del cuerpo te ha brotado la erupción?" Y al oírlos, decían los transeúntes: "Son un padre y una madre que llevan a un niño enfermo de viruelas." Y se apresuraban a alejarse.
Y así siguieron andando el sastre y su mujer, preguntando por la casa de un médico, hasta que los llevaron a la de un médico judío. Llamaron entonces, y en seguida bajó una negra, abrió la puerta, y vio a aquel hombre que llevaba un niño en brazos, y a la madre que lo acompañaba. Y ésta le dijo: "Traemos un niño para que lo vea el médico. Toma este dinero, un cuarto de dinar, y dáselo adelantado a tu amo, rogándole que baje a ver al niño, porque está muy enfermo."
Volvió a subir entonces la criada, y en seguida la mujer del sastre traspuso el umbral de la casa, hizo entrar a su marido, y le dijo: "Deja en seguida ahí el cadáver del jorobado. Y vámonos a escape." Y el sastre soltó el cadáver del jorobado, dejándolo arrimado al muro, sobre un peldaño de la escalera, y se apresuró a marcharse, seguido por su mujer.
En cuanto a la negra, entró en casa de su amo el médico judío, y le dijo: "Ahí abajo queda un enfermo, acompañado de un hombre y una mujer, que me han dado para ti este cuarto de dinar para que recetes algo que le alivie. Y cuando el médico judío vio el cuarto de dinar, se alegró mucho y se apresuró a levantarse; pero con la prisa no se acordó de coger una luz para bajar. Y por esto tropezó con el jorobado, derribándole. Y muy asustado, al ver rodar a un hombre, le examinó en seguida,. y al comprobar que estaba muerto, se creyó causante de su muerte. Y gritó entonces: "¡Oh Señor! ¡Oh Alah justiciero! Por las diez palabras santas!" Y siguió invocando a Harún, a Yuschah, hijo de Nun, y a los demás. Y dijo: "He aquí que acabo de tropezar con este enfermo, y le he tirado rodando por la escalera. Pero ¿cómo salgo yo ahora de casa con un cadáver?" De todos modos, acabó por cogerlo y llevarlo desde el patio a su habitación, donde lo mostró a su mujer, contando todo lo ocurrido. Y ella exclamó aterrorizada: "¡No, aquí no lo podemos tener! ¡Sácalo de casa cuanto antes! Como continúe con nosotros hasta la salida del sol, estamos perdidos sin remedio. Vamos a llevarlo entre los dos a la azotea y desde allí lo echaremos a la casa de nuestro vecino el musulmán. Ya sabes que nuestro vecino es el intendente proveedor de la cocina del rey, y su casa está infestada de ratas, perros y gatos, que bajan por la azotea para comerse las provisiones de aceite, manteca y harina. Por tanto, esos bichos no dejarán de comerse este cadáver, y lo harán desaparecer."
Entonces el médico judío y su mujer cogieron al jorobado y lo llevaron a la azotea, y desde allí lo hicieron descender pausadamente hasta la casa del mayordomo, dejandolo de pie contra la pared de la cocina. Después se, alejaron, descendiendo a su casa tranquilamente.
Pero haría pocos momentos que el jorobado se hallaba arrimado contra la pared, cuando el intendente, que estaba ausente, regresó a su casa, abrió la puerta, encendió una vela, y entró. Y encontró a un hijo de Adán de pie en un rincón: junto a la pared de la cocina. Y el intendente, sorprendidísimo, exclamó: "¿Qué es eso? ¡Por Alah! He aquí, que el ladrón que acostumbraba a robar mis provisiones no era un bicho, sino un ser humano. Este es el que me roba la carne y la manteca, a pesar de que las guardo cuidadosamente por temor a los gatos y a los perros. Bien inútil habría sido matar a todos los perros y gatos del barrio, como pensé hacer puesto que este individuo es el que bajaba por la azotea." Y en seguida agarró el intendente una enorme estaca,, yéndose para el hombre, y le dio de garrotazos, y aunque le vio caer, le siguió apaleando. Pero como el, hombre no se movía, el intendente advirtió que estaba muerto, y entonces dijo desolado: "¡Sólo Alah el Altísimo y Omnipotente posee la fuerza y el poder!" Y después añadió: "¡Malditas sean la manteca y la carne, y maldita esta noche! Se necesita tener toda la mala suerte que yo tengo para haber matado así a este hombre. Y no sé qué hacer con él." Después lo miró con mayor atención, comprobando que era jorobado. Y le dijo: "¿No te basta con ser jorobeta? ¿Querías también ser ladrón y robarme la carne y la manteca de mis provisiones? ¡Oh Dios protector, ampárame con el velo de tu poder!" Y como la noche se acababa, el intendente se echó a cuestas al jorobado, salió de su casa anduvo cargado con él, hasta que llegó a la entrada del zoco. Paróse entonces, colocó de pie al jorobado junto a una tienda, en la esquina de una bocacalle, y se fue.

TÍTULO: HAY UNA COSA QUE TE QUIERO DECIR, OPERA-POP DIVO,.
Il Divo será cómplice de una de las historias de «Hay una cosa que te quiero decir» 


Hay una cosa que te quiero decir recibirá a partir de las 22:00 horas la visita ... El famoso cuarteto de ópera-pop presentará además su sexto ..

-foto-Il Divo será cómplice de una de las historias de «Hay una cosa que te quiero decir»

Hay una cosa que te quiero decir recibirá a partir de las 22:00 horas la visita de los cuatro integrantes del grupo Il Divo, que serán cómplices de una de las emocionantes historias de la nueva entrega del programa que Jorge Javier Vázquez presenta en Telecinco.


El famoso cuarteto de ópera-pop presentará además su sexto trabajo discográfico, 'A Musical Affair'.
Urs Bühler, Sébastien Izambard, Carlos Marín y David Miller, cantantes del famoso cuarteto de ópera-pop que ha conseguido vender más de 25 millones de discos en todo el mundo, alcanzando 150 Discos de Oro y Platino en 33 países, estarán presentes en el plató para acompañar a dos de sus fieles seguidoras: Quin, cuya vida ha estado marcada por las diferentes enfermedades e infortunios que ha padecido, y Macarena, su mejor amiga y la persona que se ha hecho cargo de ella. Los remitentes de esta historia, Emi, Pilar y Silverio, hermanos de Quin, desean con la presencia de Il Divo ofrecer un mensaje de ánimo a su hermana.
Además, Il Divo, que visita por primera vez el plató de Hay una cosa que te quiero decir, presentará su sexto trabajo discográfico, 'A Musical Affair', en el que recopilan canciones inspiradas en los grandes musicales de Broadway.

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