TÍTULO: La coña del ¡coño!
La popular interjección sigue
sobrevolando el Congreso, aunque no con la carga dramática que le
imprimió Tejero. Su presidente, Jesús Posada, la suelta muy a menudo.
Ayer volvió a hacerlo
-foto
A medida que las obras van borrando las huellas físicas de
los disparos realizados en la intentona golpista del 23-F, el eco de las
voces de Antonio Tejero adquiere nuevo vigor. Puede que un día terminen
desapareciendo las muescas de los proyectiles de la asonada, pero está
claro que el «¡se sienten, coño!», pronunciado en tono cuartelero por
aquel teniente coronel de la Guardia Civil que tan malas pulgas gastaba,
permanecerá asociado para siempre al recinto del Congreso.
La interjección coño, una de las más populares del
castellano coloquial, vuelve a hacer acto de presencia cada cierto
tiempo en la Cámara por mucho que sus señorías se empeñen en cuidar su
lenguaje. «¡Procedan a la expulsión, coño!», les espetó el pasado mes de
febrero el presidente del Congreso, Jesús Posada, a unos ujieres que no
terminaban de decidirse a desalojar de la tribuna de invitados a un
grupo de miembros de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca, que
habían interrumpido uno de los plenos.
Dicen quienes le conocen que Posada es de natural pausado y
poco dado a los exabruptos, pero cuando las cosas se complican se
enciende con la misma vehemencia que un conductor impaciente atrapado en
medio de un atasco. «¡Esperen a que termine y luego hagan
exclamaciones, coño!», volvió a reprender ayer a los diputados en medio
de uno de esos plenos trabados y llenos de mutuos reproches que de vez
en cuando ponen a prueba la paciencia de sus señorías.
Era la última sesión de control al Gobierno del año y se
debatía sobre las víctimas del franquismo, un asunto controvertido donde
los haya tras los agrios desencuentros que provocó la Ley de la Memoria
Histórica. El revuelo provocado en la bancada de los socialistas por
unas palabras pronunciadas por el portavoz del Grupo Popular, Rafael
Hernando, terminó de calentar los ánimos de la tercera autoridad del
Estado: «¡Parece mentira que no puedan escuchar, esperen ustedes a que
termine y luego hagan exclamaciones, coño!», recriminó a los diputados
de la oposición. Posada tampoco tuvo muchas contemplaciones con su
correligionario y colega Hernando, en posesión del turno de voz, al que
instó a poner fin a su intervención de una forma no muy versallesca:
«¡Termine ya porque esto no es un discurso!».
Micrófonos sin desconectar
La tensión que se acumula en los a menudo tediosos debates
de la Cámara hace que de vez en cuando afloren expresiones que hacen
fortuna. Recuérdese si no el «¡Manda huevos!» del entonces también
presidente del Congreso, Federico Trillo. Sirva de atenuante que la
pronunció pensando que su micrófono estaba desconectado, después de
verse obligado a realizar una votación sobre el siguiente enunciado:
«Rúbrica de la disposición transitoria segunda. Se suprime la referencia
a las tarifas de conexión para desarrollar el contenido resultante de
la tramitación previa en el Congreso. Por último, también por razones de
técnica legislativa, una disposición derogatoria que prevé expresamente
la abrogación del Real Decreto Ley del que trajo origen este Decreto
Ley». En fin.
Del coño al coñazo solo van dos letras. Seguro que José
María Aznar aún se acuerda del «vaya coñazo que he 'soltao'» con el que
se despidió de la tribuna del Parlamento Europeo, sin darse cuenta de
que la megafonía le estaba poniendo en evidencia. O el «a tomar por
culo» que los socialistas atribuyeron al entonces ministro del Interior,
Mariano Rajoy, durante una discusión con Juan Barranco en un pleno del
Senado.
Entre tanto exabrupto reina la interjección coño, que en su
acepción de sustantivo es la forma más común de denominar al sexo
femenino, precisa el catedrático Félix Rodríguez, autor del 'Diccionario
del sexo y el erotismo'. Tanto y tan profusamente se usa la palabra en
la península que los chilenos llaman a los españoles 'coños'. Tiene su
coña.
TÍTULO: NO HE COMETIDO UN ASESINATO,.
- Hay veces que la luna y las estrellas dan un resplandor. Pero esa noche no había luz, era muy oscura, muy triste». Aquella noche, de hecho, ...LA PESADILLA DEL TORERO
«No he cometido un asesinato»
-foto.-Ortega Cano se sincera en su primera entrevista en la teletras saber que deberá entrar en prisión
Hay veces que la luna y las estrellas dan un resplandor. Pero esa noche no había luz, era muy oscura, muy triste». Aquella noche, de hecho, fue el inicio de una interminable pesadilla para José Ortega Cano, que el martes por la noche concedió su primera entrevista en televisión -Antena 3 se llevó el gato al agua-, tras conocer que la Audiencia Provincial de Sevilla ha ratificado la sentencia de dos años y medio a prisión por el accidente de tráfico mortal que el diestro provocó la noche del 28 de mayo de 2011. Aquella noche «triste» fue la última para Carlos Parra, vecino de Castilblanco de los Arroyos (Sevilla), que falleció en el siniestro.Ortega Cano respondió a pecho descubierto a las preguntas de los periodistas y aseguró que lo recordaba «todo» desde que dejó a su hija Gloria en casa de unos amigos. «Estaba un poco cansado porque había sido un día de mucho calor, pero iba a llevar a mi hija. ¿Cómo iba yo a beber? Lo digo con toda honradez y por mi alma, que ese día no bebí. No he cometido un asesinato. He tenido un accidente con un coche. ¿Cómo pueden pensar que yo quiero matar a una persona?». El diestro también intentó desacreditar a los testigos que señalaron en el juicio que conducía borracho, a los que acusa de mentir «como dos bellacos. Estaban pagados por alguien, y no solo ellos, alguno más también... y se sabrá». Pese a todo, quiso dejar patente su 'dolor' por Parra: «Yo me quería morir, lo digo con toda sinceridad. Hubiera dado mi vida antes que la suya y lo lamento profundamente. Rezo todas las noches por él».El trago más duro de la entrevista lo pasó Ortega Cano cuando llegaron las cuestiones relacionadas con su hijo José Fernando, en prisión provisional desde el pasado 14 de noviembre por robo y agresión a un joven en un club de alterne. «No quiere llamarme, pero Gloria (su hija) me ha dicho esta mañana -por el martes- que José va a cambiar de vida y que quiere estar conmigo. No puedo verlo por televisión porque me rompo en mil pedazos. No es la imagen que han vendido de él. Es muy buena persona».
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