domingo, 15 de diciembre de 2013

PERIODICO LA RAZON,.Patxi López prepara su lanzamiento,./ REVISTA LOS JUEVES, Los desvarios de la razón

  1. Patxi López también habla catalán en la intimidad
    ¿Escuela de invierno? ¿Jornadas de debate y formación? ó ¿Una plataforma de lanzamiento de Patxi López para las primarias? Cada cual ...

    PERIODICO LA RAZON-foto.

    El líder del PSE hace un guiño a sus compañeros del PSC para mostrarles su apoyo: «Sabemos ser flexibles pero somos firmes cuando toca defender lo esencial»

    El exlendakari y líder de los socialistas vascos, Patxi López, quiso mostrar ayer sábado su cercanía con sus compañeros del PSC arrancándose con una parrafada en catalán que causó primero cierto estupor generalizado entre la audiencia –el comité nacional del PSE–, pero que dio paso a los aplausos y la risa cómplice de los suyos. López expresó así su «apoyo más cerrado» al grupo de Pere Navarro que, en pleno incendio soberanista en Cataluña, ha reculado sus posiciones sobre la defensa del supuesto «derecho a decidir» y se ha impuesto al sector crítico, alineado con el nacionalismo en la cuestión de la consulta.
    «Quiero expresar hoy nuestro apoyo más cerrado a los compañeros del PSC, nosotros sabemos lo que es que los nacionalistas te presionen e insulten si no aceptas su propuesta», aseguró Patxi López, quien recordó que los propios socialistas vascos ya saben qué es jugar en campo independentista. «¡Cuánto nos suena y qué poco lo echamos de menos», afirmó el exlendakari, quien advirtió que las «trompetas» del soberanismo, que vuelven a asomar en el País Vasco de la mano del PNV y Bildu, conducen «al mismo callejón sin salida» en el que les metió Ibarretxe.
    Leído en un catalán improvisado, López –quien ha mejorado notablemente a la hora de leer sus discursos en euskera– declaró lo siguiente: «Los socialistas sabemos ser flexibles. Pero también somos firmes cuando toca defender lo esencial. Y lo esencial para nosotros es la libertad, es la igualdad, es el derecho de cada uno a tener su identidad. Y a eso no renunciaremos. Nunca».
    En ese sentido, López afirmó que el PSOE está dispuesto al diálogo en Cataluña para «corregir agravios» y «mejorar» el marco estatutario para definir el «que mejor se adapte a la singularidad de Cataluña en una España plural, compartida y federal». Eso sí, desde la defensa de la legalidad y anteponiendo el «derecho a la convivencia» de todos frente al «tramposo derecho a decidir» que invoca el nacionalismo.
    En un llamamiento generalizado, apostó por defender España «sin rubor», entendida como un proyecto común y compartido», ése que quieren romper los independentistas. «Nos toca a los Socialistas, sin rubor, defender un proyecto común y compartido dentro de España y de Europa, porque es el marco en el que se garantiza la igualdad de todos y de todas», concluyó.
     
    TÍTULO: REVISTA LOS JUEVES-foto ,  Los desvarios de la razón,.

    Un amigo me da a conocer -confieso no ser lector habitual de este periódico- el artículo que el señor Pardeiro me ha dedicado en La Razón. En él se utiliza todo tipo de argumentos para descalificarme, incluyendo mi pertenencia al PSUC en tiempos de la lucha contra el franquismo, algo de lo que no me arrepiento, porque el PSUC, donde compartí militancia con gente como Manuel Sacristán o Miguel Núñez, era en aquellos momentos, con sus conexiones con los sindicatos y con los movimientos ciudadanos, el grupo más serio de cuantos militaban contra el franquismo. Pagué mi militancia de diversos modos: con mi expulsión del profesorado universitario, con la negativa del pasaporte que me impidió aceptar una invitación de la Universidad de California, etcétera. Pero de lo que me avergonzaría hoy sería de no haber participado en la lucha contra la dictadura.
    Pasa, en segundo lugar, a echarme en cara un artículo que titulé La deriva nazi del Partido Popular. La verdad es que el título que había pensado inicialmente era La deriva autoritaria…, y que, aunque la comparación que hacía era lícita, tal vez me propasé. Pero visto lo que estamos viendo hoy en materia de recortes de derechos y libertades, no estoy seguro de que no merezca la pena retomar el adjetivo.
    Pero el colmo del dislate, y es precisamente el que utiliza para dar título al artículo, consiste en atribuirme un llamamiento a tomar las armas. La cita procede de una desdichada entrevista que debería desautorizar, porque quien la hizo no cumplió con la exigencia elemental de dejarme ver antes de la publicación lo que había interpretado de una larga conversación frente a una grabadora. Pero la idea central por la que se me condena no la desautorizo, porque la he sostenido muchas veces, aunque de forma algo distinta.
    Mi afirmación de que «una independencia no se suele conseguir si no es con una guerra de independencia» -soy historiador y no ignoro casos como el de las concesiones de independencia de Gran Bretaña a sus colonias, la partición de Checoslovaquia, la separación de Montenegro- era una reflexión encaminada a frenar las ilusiones de que la celebración de un referendo o consulta, con un eventual resultado favorable, sea una garantía de que con ello se puede conseguir la independencia. Mi propósito era combatir de antemano el desencanto que pudiera producir la frustración de estas ilusiones, con el fin de mantener vivo el ánimo para seguir luchando, en la forma en que lo hemos venido haciendo hasta ahora, de manera pacífica y civil, por nuestros derechos y libertades.
    Deducir de ello que estoy incitando a la lucha armada (¿con qué armas íbamos a enfrentarnos a un ejército que forma parte de la OTAN?) es un desvarío de tal calibre que no merece consideración alguna. Las últimas guerras de independencia que se han librado, las de la desintegración de Yugoslavia, las ganaron los aviones de la OTAN, sin los cuales no existirían en la actualidad ni Bosnia ni Kosovo.
    Un poco de reflexión debería servirle también a la señora Rosa Díez para no sostener que vamos a incitar al personal a que salgan a la calle para exterminar a todo aquel que no sepa pronunciar correctamente setze jutges. La nuestra es una historia de perseguidos, más que de perseguidores, y aquello que reivindicamos de nuestro pasado es precisamente una tradición de democracia.
    Todo nace de haber aceptado, hace unos meses, dar una conferencia para explicar las grandes líneas de la historia de Catalunya en el marco del Estado español en los 300 años transcurridos desde 1714. Pensaba, ingenuamente, que me iban a juzgar por lo que dijera, que en buena parte era previsible, como autor que soy de un volumen de historia de Catalunya en el siglo XIX y de otro de historia de España en el mismo periodo. Pero el título dado al coloquio, en el que no tengo responsabilidad alguna, pero que tampoco debería ser argumento para prejuzgar el contenido de las intervenciones, ha desencadenado un furor irracional.
    A mi me ha tocado, sin haber abierto todavía la boca, que el ministro de Asuntos Exteriores me descalifique como «pseudohistoriador» -ignoro quién le ha atribuido competencias en este terreno-, que en La Razón afirmen que me estoy preparando para ir a las barricadas y que la señora Rosa Díez dé por sentada mi voluntad de exterminarla.
    Les pediría a unos y a otros que esperen a que haya expuesto mis argumentos. Sé que no les voy a convencer, porque es difícil enfrentarse a prejuicios arraigados, pero podríamos entonces, por lo menos, comenzar un debate civilizado para que cada uno exponga y fundamente sus razones.

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