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Emma suárez: "Ni a los 20 años me sentí un objeto de deseo"
Quien fuera a actriz fetiche de Pilar Miró y Julio Médem vuelve por todo lo alto como protagonista de la última película de Almodóvar. Un salto mortal hacia delante con el personaje más dramático de su carrera.
Quedamos con Emma Suárez un lunes de resaca
de los Oscar. Contra todo pronóstico, la actriz no ha visto la ceremonia
("Hay que dormir para las sesiones de fotos, y las galas en sí me
resultan aburridas. No así los resultados", especifica) y solicita
información ávidamente.
Se molesta al enterarse que Charlotte Rampling, su favorita, ha vuelto a casa de vacío, a favor de una jovencísima Brie Larson. "No lo entiendo. Hacerle eso a una actriz semejante", murmulla para sus adentros aún a pesar de que, a su alrededor, el equipo de prensa de El Deseo que la acompaña alabe la interpretación de esa actriz nacida en 1989, cuando Emma Suárez era ya un icono de nuestro cine. El tiempo pasa para todos, aunque a Emma Suárez la madurez le siente como un guante. No será la última vez durante nuestra conversación en la que se revuelva contra esas pequeñas injusticias que provoca la desmemoria.
Radiante, encadenando cigarrillos uno con otro, ella misma reconoce
estar "en un momento extraordinario". El primer motivo es el de esta
entrevista: Emma Suárez se ha puesto por primera vez a las órdenes de
Pedro Almodóvar como protagonista de una película, Julieta, que va a
suponer un antes y un después en la carrera del director.
"Quizá sea de las películas más profundas que ha hecho. Dentro la filmografía de Pedro, es muy honda. No tiene nada de comedia, y en todas sus películas anteriores, aunque fueran dramas, siempre había espacio para el humor. Esta es muy contenida y elegante", explica sin revelar que gran parte de esa contención viene dada por su interpretación de una mujer construida bajo el peso de una enorme presión emocional.
Su Julieta, personaje que comparte con una Adriana Ugarte, es una mujer a la que las tragedias cotidianas han cercenado su vida y que está casi de forma permanente bajo un estado de shock emocional. "Es una historia que tiene muchas capas. Hay una memoria del pasado, unas cicatrices, un dolor paralizado, una soledad... También una historia de amor y una travesía, un largo camino... Es una película muy sabia, porque está contada desde un lugar muy adulto".
¿Y cómo ha sido trabajar con Almodóvar? "Muy intenso. Era sumergirse en territorios muy frágiles del alma, muy delicados. Es un personaje... magnífico, por otro lado", desgrana lentamente, casi palabra a palabra.
La
forma en que la actriz utiliza las pausas y los silencios a lo largo de
la conversación es una de sus señas de identidad. "Este tipo de papeles
te llevan a lugares extremos. El dolor forma parte de la vida, es un
estado nada agradable, pero que conlleva un crecimiento personal.
Interiorizar un personaje como Julieta era un desafío, pero también una
oportunidad... incluso para investigar mis propios límites. Además,
hacerlo dentro del universo de Almodóvar, un cineasta que sabes que va a
cuidar absolutamente todo, y que te ha ofrecido un guión lleno de
momentos gloriosos para interpretar, te da toda la confianza para
ponerte en sus manos y arriesgar", apunta.
Emma supone otro hito en el cine de Almodóvar, del que incluso quizá el manchego no sea del todo consciente: es la primera actriz de una generación, las que debutaron en el cine en los años 80, que protagoniza una de sus películas. De Carmen Maura o Victoria Abril a Penélope Cruz o Elena Anaya, faltaban rostros de esa generación intermedia en su cine: la de Suárez, Maribel Verdú, Ariadna Gil o Aitana Sánchez-Gijón.
"No lo veo así responde rápidamente la actriz. Supongo que serán sus historias las que le piden una actriz u otra. No creo que voluntariamente haya marginado a una generación de intérpretes. Ha trabajado con muchísimas grandes de todas las generaciones", zanja. Pero esa mención a sus orígenes en el cine va a marcar parte de la conversación. Porque Emma Suárez tiene un pasado que merece ser recordado.
"Siempre he creído que el cine es una gran familia. Yo me he criado en él y estoy muy agradecida. Ponte en mi lugar: una niña de 14 años se presenta a unas pruebas y queda seleccionada para una película de protagonista (Memorias de Leticia Valle, en 1980). No me lo creía ni yo, pensaba que era una broma. Y se abre para mí un mundo de magia en el que lo recibo todo como un recién nacido. Yo jamás pensé en ser actriz. Y ahora, cuando miro hacia atrás, me doy cuenta de que hay algo en el destino que me ha traído hasta aquí".
El
talento de Emma Suárez no se gestó en una escuela de interpretación,
por la que nunca pasó, sino al lado de unos actores "también
autodidactas, que no solo admiraba por su trabajo, sino por su categoría
como personas, por esa actitud que tenían ante la vida que te enseñaba
con solo estar junto a ellos: Héctor Alterio, Fernando Rey, Paco Rabal,
Queta Claver, Esperanza Roy, Encarna Paso, Irene Gutiérrez-Caba,
Fernando Fernán Gómez..., algo que no busqué, que me ofreció la vida y
que es lo que tengo. En Julieta se habla mucho del destino, de las
decisiones de vida. Parece que tenemos el mando, pero posiblemente sea
la vida la que nos lleva a tomar ciertas decisiones. Nuestro ego nos
hace creer que somos nosotros los que decidimos, pero cada día estoy
menos segura reconoce. Por ejemplo, hacer Julieta no es una decisión que
yo haya tomado, era una cuestión de sentido común".
Lo que el sentido común igual no enseña es a recitar verso en la pantalla como ella hizo, de una manera magistral, en El perro del hortelano (1997), papel por el que se llevó el que hasta ahora es su único Goya.
¿Cómo lo hizo una actriz sin método "oficial"? "Todo, absolutamente todo lo que te ayude en la investigación para componer un personaje, para ser un vehículo del director, es válido. Has de alimentarte, nutrirte, investigar y prepararte. Has de buscar en fotografías, museos, palabras, literatura, películas, actrices... Hasta en tus sueños. Es válido incluso robar. Hay que caminar por la calle y estar predispuesto, disponible, para que cualquier estímulo, mirada o persona con la que te cruces; cualquier espacio en el que puedas descubrir un aroma, un color, o una idea para tu personaje... Toda experiencia es válida. Si no, no hay manera de hacerlo. Finalmente, tú eres la que va a interpretar el personaje; así que no recurrir a tus vivencias sería imposible", señala desgranando la base de un método menos intuitivo de lo que parece, y que, desde luego, descompone minuciosamente la realidad del texto.
Muchos de los directores con los que ha trabajado la han llamado recurrentemente para sus películas. Lo hizo la fallecida Pilar Miró, también Julio Médem... Ahora, directoras jóvenes como Ana Rosell, con la que tiene una película por estrenar, la consideran "su musa". "Me hablas de directores a los que quiero. Y con los que trabajo muy a gusto. Sé lo que les cuesta hacer una película, y ese entusiasmo, ilusión y pasión por lo que hacen a mí me enamora. Porque yo soy así, también: los desafíos me pueden".
No
es amiga Emma Suárez de hablar de sí misma y acepta las preguntas con
afable estoicismo. Emma no tiene redes sociales ni comparte sus
intimidades: "Es un mundo que no entiendo. Es algo que te quita mucho
tiempo que dedicarle a otras cosas más interesantes asegura. Además, soy
una persona muy activa, porque las mujeres siempre tenemos mucho que
hacer. Pocas veces me verás tirada en el sofá viendo la televisión, yo
no tengo tiempo para eso. Paso mis días haciendo muchas cosas. Tengo que
atender a mis hijos, y cuando me refiero a ellos incluyo todas las
consecuencias que tiene ser madre: colegios, casas, comidas... me
preocupo de la infraestructura. Yo no soy solo actriz, este es mi oficio
desde que era niña, una profesión que me permite expresarme y también
expresar mi libertad, pero vivo en este mundo y tengo una familia",
confiesa con total sinceridad.
Sus hijos, el veinteañero Juan (fruto de su relación con el realizador Juan Esterlich Jr.) y la aún preadolescente Ada Marta (que tuvo con el cantante Andy Changó), quedan al margen de cualquier pregunta. Nunca se ha casado "Por nada en concreto. Creo en el amor, es una cuestión de confianza. La burocracia me gusta menos", zanja y confiesa sentirse atraída por el talento, sobre todo a nivel profesional, y también por "la sensibilidad, la inteligencia, el sentido del humor, y la belleza interior... y exterior".
Bromas aparte, lo que se desprende de Emma Suárez es una total coherencia personal. "Ni a los 20 años me sentí un objeto de deseo. Soy actriz. Cuando empiezas muy joven, tu trayectoria es paralela a tu desarrollo como mujer. A los 20 interpretas a otros personajes que ni quieres ni vas a volver a a hacer pasados los 40. Yo ya no puedo interpretar papeles de cierta inmadurez. Los personajes que has hecho te acompañan y no piensas en repetirlos. Creo, además, que las mujeres tienen una experiencia vivida que aumentan el interés de sus personajes. Esa sabiduría que da el hacernos mayor es un lujo, y el cine ha de saber sacarle partido".
En esa sabiduría está el elegir el tipo de conflictos que le interesan: "Todos aquellos en los que el espectador pueda sentirse identificado. El cine es entretenimiento, pero ha de reflejar también lo que sucede en la sociedad".
Sin embargo, ella siempre ha mantenido cierta prudencia pública: ha sido una actriz poco significada políticamente en momentos en que otros muchos optaron por alzar la voz. "No hay un porqué para esto. Tengo mi visión de la realidad y si no me he significado más es quizá por pudor. Y porque... soy también muy respetuosa. Y no quiero hablar, sentenciar, cuando no comprendo algo del todo".
Lo
que no le impide, eso sí, dirigirse a los que desprecian constantemente
al cine español. "Es el gran absurdo de este país: que no apoyemos a
nuestros artistas, que son los que crean esa cultura que nos identifica
frente al resto del mundo. Somos así: crueles y estúpidos. Pero más
sangrante es todavía lo que se hace a muchos profesionales en este país
cuando llegan a una cierta edad: que directores sabios y magníficos como
Jaime Chávarri lleven 10 años sin hacer una película es vergonzoso.
Tantísima gente con talento dejada a un lado, de una forma que no tiene
paralelismo con ningún otro país. Es lamentable. Cumplimos con este
viejo refrán que habla de nuestra envidia: nos encanta poner verde
también al que le va bien. Pedro ha sido otro ejemplo de esto a lo largo
de toda su carrera".
Pero Emma Suárez, además de valorar la experiencia, apuesta por el talento joven y este año ha rodado cuatro películas con directores emergentes, entre ellos, Isaki Lacuesta. "Trabajo en todo aquello en lo que creo. El cine es siempre una aventura. Es una cuestión de fe y, a pesar de las dificultades, siempre seguimos intentándolo".
Una película entreverada de alusiones a la tragedia griega clásica incluida una soberbia Rossy de Palma, como aciaga y gallega Casandra, profeta de la que nadie se fía, el juego parece consistir en contraponer esta a las más terrenales tragedias cotidianas, para concluir que lo atroz, pero también la esperanza es que nos vemos obligados a sobrevivir a nuestros muertos, pese a todo. Julieta es, además, la película más preciosista de Almodóvar, donde la fotografía alcanza momentos de una belleza apabullante: el avistamiento de un ciervo desde el tren, la fuerza mítica del mar a través de los ventanales de una casa de pescadores.
Y es también una película narrada a golpe de metáfora visuales, textuales donde todo, desde el arte vislumbrado en las paredes de las casas de sus personajes a los libros que leen, los colores que visten o hasta aquello que la vida les ha tatuado, tiene un valor narrativo que anticipa la acción.
Es un drama sin la sombra ya del prefijo "melo", una tragedia pura, que mantiene sus constantes costumbristas y donde el director es capaz de jugar con su propio estilo: hay secuencias de diálogo tan finamente hilado que lo que antes podía conducir a la carcajada aquí ilumina el drama (atentos a la conversación entre Nathalie Poza y Emma Suárez: un momento de gran cine servido por dos grandes actrices). En su final, todo cobra sentido. Es el mismo Almodóvar de antes, solo que ahora reflexiona desde una intensidad distinta.
TITULO: REVISTA CAMPO - YA APENAS SE HACEN INVERSIONES EN EL CAMPO,.
Se molesta al enterarse que Charlotte Rampling, su favorita, ha vuelto a casa de vacío, a favor de una jovencísima Brie Larson. "No lo entiendo. Hacerle eso a una actriz semejante", murmulla para sus adentros aún a pesar de que, a su alrededor, el equipo de prensa de El Deseo que la acompaña alabe la interpretación de esa actriz nacida en 1989, cuando Emma Suárez era ya un icono de nuestro cine. El tiempo pasa para todos, aunque a Emma Suárez la madurez le siente como un guante. No será la última vez durante nuestra conversación en la que se revuelva contra esas pequeñas injusticias que provoca la desmemoria.
Emma se ha puesto por primera vez a las órdenes de Pedro Almodóvar como protagonista.
"Quizá sea de las películas más profundas que ha hecho. Dentro la filmografía de Pedro, es muy honda. No tiene nada de comedia, y en todas sus películas anteriores, aunque fueran dramas, siempre había espacio para el humor. Esta es muy contenida y elegante", explica sin revelar que gran parte de esa contención viene dada por su interpretación de una mujer construida bajo el peso de una enorme presión emocional.
Su Julieta, personaje que comparte con una Adriana Ugarte, es una mujer a la que las tragedias cotidianas han cercenado su vida y que está casi de forma permanente bajo un estado de shock emocional. "Es una historia que tiene muchas capas. Hay una memoria del pasado, unas cicatrices, un dolor paralizado, una soledad... También una historia de amor y una travesía, un largo camino... Es una película muy sabia, porque está contada desde un lugar muy adulto".
¿Y cómo ha sido trabajar con Almodóvar? "Muy intenso. Era sumergirse en territorios muy frágiles del alma, muy delicados. Es un personaje... magnífico, por otro lado", desgrana lentamente, casi palabra a palabra.
Almodóvar me ofreció un personaje lleno de momentos gloriosos.
Emma SuárezActriz
Emma supone otro hito en el cine de Almodóvar, del que incluso quizá el manchego no sea del todo consciente: es la primera actriz de una generación, las que debutaron en el cine en los años 80, que protagoniza una de sus películas. De Carmen Maura o Victoria Abril a Penélope Cruz o Elena Anaya, faltaban rostros de esa generación intermedia en su cine: la de Suárez, Maribel Verdú, Ariadna Gil o Aitana Sánchez-Gijón.
"No lo veo así responde rápidamente la actriz. Supongo que serán sus historias las que le piden una actriz u otra. No creo que voluntariamente haya marginado a una generación de intérpretes. Ha trabajado con muchísimas grandes de todas las generaciones", zanja. Pero esa mención a sus orígenes en el cine va a marcar parte de la conversación. Porque Emma Suárez tiene un pasado que merece ser recordado.
"Siempre he creído que el cine es una gran familia. Yo me he criado en él y estoy muy agradecida. Ponte en mi lugar: una niña de 14 años se presenta a unas pruebas y queda seleccionada para una película de protagonista (Memorias de Leticia Valle, en 1980). No me lo creía ni yo, pensaba que era una broma. Y se abre para mí un mundo de magia en el que lo recibo todo como un recién nacido. Yo jamás pensé en ser actriz. Y ahora, cuando miro hacia atrás, me doy cuenta de que hay algo en el destino que me ha traído hasta aquí".
Hacer Julieta no es una decisión que yo haya tomado, era una cuestión de sentido común
Emma SuárezActriz
Lo que el sentido común igual no enseña es a recitar verso en la pantalla como ella hizo, de una manera magistral, en El perro del hortelano (1997), papel por el que se llevó el que hasta ahora es su único Goya.
¿Cómo lo hizo una actriz sin método "oficial"? "Todo, absolutamente todo lo que te ayude en la investigación para componer un personaje, para ser un vehículo del director, es válido. Has de alimentarte, nutrirte, investigar y prepararte. Has de buscar en fotografías, museos, palabras, literatura, películas, actrices... Hasta en tus sueños. Es válido incluso robar. Hay que caminar por la calle y estar predispuesto, disponible, para que cualquier estímulo, mirada o persona con la que te cruces; cualquier espacio en el que puedas descubrir un aroma, un color, o una idea para tu personaje... Toda experiencia es válida. Si no, no hay manera de hacerlo. Finalmente, tú eres la que va a interpretar el personaje; así que no recurrir a tus vivencias sería imposible", señala desgranando la base de un método menos intuitivo de lo que parece, y que, desde luego, descompone minuciosamente la realidad del texto.
Muchos de los directores con los que ha trabajado la han llamado recurrentemente para sus películas. Lo hizo la fallecida Pilar Miró, también Julio Médem... Ahora, directoras jóvenes como Ana Rosell, con la que tiene una película por estrenar, la consideran "su musa". "Me hablas de directores a los que quiero. Y con los que trabajo muy a gusto. Sé lo que les cuesta hacer una película, y ese entusiasmo, ilusión y pasión por lo que hacen a mí me enamora. Porque yo soy así, también: los desafíos me pueden".
Si no me he significado políticamente es por pudor y por respeto.
Emma SuárezActriz
Sus hijos, el veinteañero Juan (fruto de su relación con el realizador Juan Esterlich Jr.) y la aún preadolescente Ada Marta (que tuvo con el cantante Andy Changó), quedan al margen de cualquier pregunta. Nunca se ha casado "Por nada en concreto. Creo en el amor, es una cuestión de confianza. La burocracia me gusta menos", zanja y confiesa sentirse atraída por el talento, sobre todo a nivel profesional, y también por "la sensibilidad, la inteligencia, el sentido del humor, y la belleza interior... y exterior".
Bromas aparte, lo que se desprende de Emma Suárez es una total coherencia personal. "Ni a los 20 años me sentí un objeto de deseo. Soy actriz. Cuando empiezas muy joven, tu trayectoria es paralela a tu desarrollo como mujer. A los 20 interpretas a otros personajes que ni quieres ni vas a volver a a hacer pasados los 40. Yo ya no puedo interpretar papeles de cierta inmadurez. Los personajes que has hecho te acompañan y no piensas en repetirlos. Creo, además, que las mujeres tienen una experiencia vivida que aumentan el interés de sus personajes. Esa sabiduría que da el hacernos mayor es un lujo, y el cine ha de saber sacarle partido".
En esa sabiduría está el elegir el tipo de conflictos que le interesan: "Todos aquellos en los que el espectador pueda sentirse identificado. El cine es entretenimiento, pero ha de reflejar también lo que sucede en la sociedad".
Sin embargo, ella siempre ha mantenido cierta prudencia pública: ha sido una actriz poco significada políticamente en momentos en que otros muchos optaron por alzar la voz. "No hay un porqué para esto. Tengo mi visión de la realidad y si no me he significado más es quizá por pudor. Y porque... soy también muy respetuosa. Y no quiero hablar, sentenciar, cuando no comprendo algo del todo".
Que directores sabios y magníficos como Jaime Chávarri lleven 10 años sin hacer una película es vergonzoso.
Emma SuárezActriz
Pero Emma Suárez, además de valorar la experiencia, apuesta por el talento joven y este año ha rodado cuatro películas con directores emergentes, entre ellos, Isaki Lacuesta. "Trabajo en todo aquello en lo que creo. El cine es siempre una aventura. Es una cuestión de fe y, a pesar de las dificultades, siempre seguimos intentándolo".
Julieta, el drama de madurez de Almodóvar
Destinada a ser un punto y aparte en la carrera del director manchego, Julieta es la película más contenida de su autor, el gran drama de madurez que estábamos esperando. En un ejercicio inaudito en su cine, Almodóvar ha sintetizado todo su estilo, despojándolo de excesos y dándole una narrativa clásica y fluida a esta historia de una mujer enfrentada a su pasado casi por casualidad. Julieta no es una, son dos interpretadas arrolladoramente por Emma Suárez y Adriana Ugarte.Una película entreverada de alusiones a la tragedia griega clásica incluida una soberbia Rossy de Palma, como aciaga y gallega Casandra, profeta de la que nadie se fía, el juego parece consistir en contraponer esta a las más terrenales tragedias cotidianas, para concluir que lo atroz, pero también la esperanza es que nos vemos obligados a sobrevivir a nuestros muertos, pese a todo. Julieta es, además, la película más preciosista de Almodóvar, donde la fotografía alcanza momentos de una belleza apabullante: el avistamiento de un ciervo desde el tren, la fuerza mítica del mar a través de los ventanales de una casa de pescadores.
Y es también una película narrada a golpe de metáfora visuales, textuales donde todo, desde el arte vislumbrado en las paredes de las casas de sus personajes a los libros que leen, los colores que visten o hasta aquello que la vida les ha tatuado, tiene un valor narrativo que anticipa la acción.
Es un drama sin la sombra ya del prefijo "melo", una tragedia pura, que mantiene sus constantes costumbristas y donde el director es capaz de jugar con su propio estilo: hay secuencias de diálogo tan finamente hilado que lo que antes podía conducir a la carcajada aquí ilumina el drama (atentos a la conversación entre Nathalie Poza y Emma Suárez: un momento de gran cine servido por dos grandes actrices). En su final, todo cobra sentido. Es el mismo Almodóvar de antes, solo que ahora reflexiona desde una intensidad distinta.
TITULO: REVISTA CAMPO - YA APENAS SE HACEN INVERSIONES EN EL CAMPO,.
Ya apenas se hacen inversiones en el campo,.
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Correas asegura que el descenso en la producción tabaquera afecta a toda la comarca,.
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foto, Víctor Manuel Correas Electricista y extabaquero,.
Primero a través de la explotación familiar y más tarde desde su empresa de electricidad, Víctor Manuel Correas ha podido constatar como los difíciles momentos que atraviesa el sector del tabaco perjudica a toda la comarca de la Vera. No en vano desde hace décadas es el motor de la economía de esta zona.
Hasta los 32 años de edad estuvo usted cultivando tabaco...Así es, junto a mi hermano, en la finca que mis padres tenían entre os términos municipales de Talaveruela y Valverde de la Vera.
¿Cuándo el primer contacto con el tabaco?A los nueve años, que fue cuando empezaron con la explotación agrícola. Antes mis padres eran ganaderos, tenían cabras. Y luego también hemos tenido 4 ó 5 vacas suizas, además de 4 hectáreas de tabaco. Al principio era Burley (tabaco negro) y al final pasamos al Virginia (tabaco rubio), llegando a las nueve hectáreas. De igual forma aprovechábamos los tractores que teníamos para trabajar dando servicio a otras fincas.
Eran los finales de la década de los 60. ¿Cómo lo recuerda?Evidentemente todo era muy distinto a cómo son ahora las labores del campo. El uso del agua de riego, por ejemplo, se hacía durante las 24 horas del día y no era como ahora, que cuando te toca la almacenas en una charca y riegas cuando quieres. Antes si te tocaba por la noche, pues tenías que regar por la noche, es decir, con el azadón y el candil en mano, porque ni siquiera había linternas. Tampoco tractores, todo a base de caballerías, etcétera.
¿Por qué dejó la agricultura?Fundamentalmente por motivos familiares. La finca era pequeña y no había ara mi hermano y para mí. Uno de los dos tenía que salir, así que nos pusimos de acuerdo. Yo me fui a trabajar con la empresa Bragado, que entonces estaba inmersa en el montaje de secaderos de aire forzado para el tabaco, y el siguió con la explotación familiar.
Entonces siguió relacionado con el sector tabaquero...Así es. Aquel año montamos unos 40 secaderos en diferentes explotaciones, pero ya era la recta final del cambio del tabaco negro al rubio (para el que se precisan este tipo de secaderos). El año anterior habían montado alrededor de 150. Además el jefe también producía tabaco y ese año me encargué de llevar los 20 secaderos que tenía en su finca. Era el año 1992, y al año siguiente decidí, junto a un socio, montar mi propia empresa de electricidad, Don Voltio. Estuvimos 5 años y finalmente seguí yo solo con la empresa eléctrica, además de abrir la tienda de Deportes Cronos en Losar.
Son casi un cuarto de siglo como electricista. ¿Ha notado los problemas del sector del tabaco?Sí, se nota el bajón. Yo trabajo por la comarca de la Vera, principalmente Viandar, Talaveruela, Valverde y Losar. Antes, en campaña, montábamos varios motores para riego, pero ahora no se monta nada. Primero porque los agricultores casi no hacen inversiones, y por otro lado porque la realidad es que hay menos de la mitad de personas trabajando en el campo de las que había antes. Así que ahora tengo que limitarme a mantenimiento de viviendas, etcétera.
Comentaba anteriormente que su hermano sí continuó con la explotación...Siguió 6 ó 7 años con el cultivo del tabaco. Después montó un vivero, vio que le iba bien y como se estaba poniendo lo del tabaco, así que finalmente se centró en el vivero y la finca la alquiló. No obstante en ella han seguido cultivando tabaco.
Y sus hijos... ¿nunca se han interesado por hacerse agricultores?Para nada, ellos han elegido otro camino. El chaval, que ya tiene 28 años, es ingeniero informático y trabaja en Madrid. Mi hija, de 23, está en Irlanda. De momento trabajando en la hostelería a la vez que da clases de español, la va bien y le gusta mucho aquello. Así que su contacto con el campo, como mucho, es una vez al año para ayudarme a coger la aceituna de unos olivos que tenemos en Losar [ríe].
TITULO: MUJERES VIAJERAS - LAS UNIVERSIDADES SE LANZAN A PATENTAR, PERO PIERDEN EN DOCENCIA E INVESTIGACION,.
La UR, en el vagón de cola de las universidades españolas
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La Pompeu Fabra se mantiene como el mejor campus de España, según el U-Ranking, elaborado por la Fundación BBVA y el IVIE, foto.
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Las universidades se lanzan a patentar, pero pierden en docencia e investigación,.
Es su asignatura pendiente y, tal vez por eso, en la que más se han empeñado. La universidad española ha mejorado su capacidad de innovar, según el último U-Ranking, un sistema de clasificación de campus elaborado por la Fundación BBVA y el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (IVIE). Su rendimiento a la hora de crear tecnologías aplicadas, patentarlas y venderlas a empresas ha crecido casi un 7% en un año. En el mismo periodo, sin embargo, sus rendimientos docente e investigador han caído aproximadamente un 1%.
El U-Ranking mide el rendimiento de 61 universidades españolas en tres categorías principales: innovación, docencia e investigación. También elabora un ranking global que tradicionalmente lidera la catalana Pompeu Fabra (UPF), la más destacada también en varias clasificaciones internacionales. En 2016 repite, tras lograr el mejor puesto en calidad de sus actividad de enseñanza (junto a la Universidad de Navarra), el segundo puesto en producción científica y el cuarto en transferencia tecnológica.
En la clasificación global, quizá sea por su juventud, la Universidad de La Rioja se sitúa en los últimos puestos del ranking elaborado sobre el Sistema Universitario Español, pese a haber mejorado su posición con respecto al año 2015. Su lastre está provocado, sobre todo, por el estancamiento en el rendimiento docente y la actividad investigadora.
No todas las universidades españolas son iguales, y no todas han aportado a la mejora global de la innovación. Esta recae sobre todo en las más especializadas, como las tres politécnicas (Cataluña, Valencia y Madrid lideran la clasificación por este orden). Son las que más tecnologías desarrollan, las que más patentes registran y, además, las que más éxito tienen a la hora de comercializarlas. Les siguen la UPF y UC3M.
Aunque en las clasificaciones exclusivamente académicas -que miden su producción científica- son las universidades más grandes las que consiguen mejores resultados -y la UB siempre lidera-, U-Ranking ajusta sus resultados por tamaño: en vez de medir fuerza bruta, miden rendimiento. Así medidas, la UAB, la UPF y la UAM son los mejores campus científicos del país, seguidos de la UB y de la Universidad de Cantabria.
Las universidades privadas solo demuestran cierto poderío respecto a las públicas en el rendimiento docente. La Universidad de Navarra lo lidera (junto a la UPF) y el segundo puesto lo comparten la Universidad de Deusto (UD) y la Universidad Ramón Llull (URL).
«Las universidades públicas dominan el ranking general, con 14 entre las 16 primeras, el de investigación, las 13 primeras lo son, y el de innovación, las 11 primeras también lo son», señalan los investigadores del IVIE. «Ahora bien, dentro del sistema universitario público hay una gran diversidad de instituciones, tanto por sus características como por sus resultados».
Precisamente por estas diferencias, los autores del trabajo han clasificado los campus en siete grupos de características comunes en los que las comparaciones son más justas. «Dentro de cada grupo se observan diferencias y las mejores de algunos grupos alcanzan el rendimiento de otras integradas en grupos que, en conjunto, puntúan más», señalan. «Esto indica que las características de partida que conducen a pertenecer a un grupo son relevantes para el rendimiento pero no es lo único que importa, pues también es relevante la forma en que cada institución se gestione».
El director de Investigación del IVIE, Francisco Pérez, destacó que el sistema universitario español es «grande y heterogéneo». «Estamos mejorando entre poco y nada desde una perspectiva nacional e internacional porque estamos lejos de los mejores». «Los ajustes en recursos han tenido consecuencias -indicó Pérez-, en particular en la investigación», pero para una recuperación «es importante no solo gastar más sino gastar bien».
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