El Sabado -30- Marzo a las 21:30 por La 1, foto,.
«Cuando entré en la Policía se extrañaban al vernos patrullando»,.
Tras cumplirse 40 años de su entrada en el cuerpo, solo 80 de los 1.000 agentes en activo en Extremadurason mujeres,.
Hace cuatro décadas que la mujer llegó a la Policía Nacional. En el verano de 1979, un total de 42 pioneras
se adentraban en un mundo que hasta ese momento era exclusivamente de
hombres. Desde entonces ese número no ha parado de crecer y hoy en día
hay 9.000 mujeres policías en España. Las agentes que prestan servicio en Extremadura son actualmente 80, lo que representa el 8% del millar de trabajadores que tiene este cuerpo de seguridad en nuestra región.
Jóvenes y veteranas coinciden. Por lo general ya no se enfrentan a miradas de asombro en las calles, tampoco escuchan comentarios con afán de protección de compañeros, han avanzado en conciliación familiar y roto techos de cristal. Sin embargo, queda camino por recorrer. Dicen que lo principal es que más mujeres se pongan el uniforme.
Actualmente hay 4.000 personas formándose en la academia de Ávila. De ellas, 954 son mujeres, es decir, el 23%. Tras ese período harán prácticas durante un año en alguna de las comisarías repartidas por España. En julio de 2018, por ejemplo, 55 de esos agentes en formación recalaron en Extremadura, aunque solo cuatro eran mujeres.
Una de ellas es Patricia Alonso. Tiene 36 años y se incorporó al cuerpo de la Policía Nacional en septiembre de 2017. Actualmente hace prácticas en la comisaría de Cáceres. «Somos 15 en esta situación y hay dos mujeres. Somos menos en número, pero a todos los niveles somos iguales», asegura Patricia, quien confiesa que «todavía es muy pronto para plantearse ascensos» y busca la especialización.
Quien sí ha ascendido en varias ocasiones es Alicia Arroyo, inspectora de Policía en Badajoz. Lleva 15 años en el cuerpo y actualmente es delegada de formación. Durante este tiempo ya ha pasado por el grupo de Seguridad Ciudadana y la Unidad de Droga y Crimen Organizado (Udyco). «Cuando entré la imagen de la mujer en la Policía no estaba muy normalizada. Los ciudadanos se extrañaban al vernos patrullando. Ahora eso ya no sucede», comenta. Aunque le cuesta reconocerlo, dice que «incluso los propios compañeros, sobre todo los de edad más avanzada, también se asombraban y tenían la iniciativa en muchas intervenciones». Aclara que demostraban un afán de protección hacia ellas.
La Policía Nacional ha ido evolucionando en todos los sentidos, señala. «Ahora entra gente muy joven y muchos con estudios, aparte de la formación que reciben por parte de la Policía», asegura Mónica, que además es licenciada en Económicas y Empresariales.
Gwendoline Roncero apunta que ya se ha avanzado mucho. Pertenece al grupo de participación ciudadana de Cáceres, pero en los 13 años que lleva en el cuerpo ha estado en radiopatrullas, salas del 091 y Judicial. En su caso, nunca ha sentido ese tipo de comentarios por ser mujer. «En 2005 ya muchas compañeras habían avanzado por nosotras», explica Gwendoline, que comenzó su carrera en Madrid y asevera que «era muy normal ver a mujeres patrullando por las calles».
Ella alude a compañeras que también han sido pioneras en la región extremeña. Es el caso de María Elisa Fariñas, que en 2017 fue comisaria jefe de la Policía Nacional en Mérida. Nunca antes una mujer lo había logrado. También fue la primera de España en acceder a ese cargo tras haber entrado a través de la escala básica.
Jóvenes y veteranas coinciden. Por lo general ya no se enfrentan a miradas de asombro en las calles, tampoco escuchan comentarios con afán de protección de compañeros, han avanzado en conciliación familiar y roto techos de cristal. Sin embargo, queda camino por recorrer. Dicen que lo principal es que más mujeres se pongan el uniforme.
Actualmente hay 4.000 personas formándose en la academia de Ávila. De ellas, 954 son mujeres, es decir, el 23%. Tras ese período harán prácticas durante un año en alguna de las comisarías repartidas por España. En julio de 2018, por ejemplo, 55 de esos agentes en formación recalaron en Extremadura, aunque solo cuatro eran mujeres.
Una de ellas es Patricia Alonso. Tiene 36 años y se incorporó al cuerpo de la Policía Nacional en septiembre de 2017. Actualmente hace prácticas en la comisaría de Cáceres. «Somos 15 en esta situación y hay dos mujeres. Somos menos en número, pero a todos los niveles somos iguales», asegura Patricia, quien confiesa que «todavía es muy pronto para plantearse ascensos» y busca la especialización.
Quien sí ha ascendido en varias ocasiones es Alicia Arroyo, inspectora de Policía en Badajoz. Lleva 15 años en el cuerpo y actualmente es delegada de formación. Durante este tiempo ya ha pasado por el grupo de Seguridad Ciudadana y la Unidad de Droga y Crimen Organizado (Udyco). «Cuando entré la imagen de la mujer en la Policía no estaba muy normalizada. Los ciudadanos se extrañaban al vernos patrullando. Ahora eso ya no sucede», comenta. Aunque le cuesta reconocerlo, dice que «incluso los propios compañeros, sobre todo los de edad más avanzada, también se asombraban y tenían la iniciativa en muchas intervenciones». Aclara que demostraban un afán de protección hacia ellas.
El 23% de los futuros policías que actualmente se encuentran
formándose en la academia de Ávila son mujeres, exactamente 954. Tras
ese período pasan a hacer prácticas en diferentes comisarías de España
Su compañera Mónica Durán,
con 16 años de experiencia, vivió situaciones similares. Su primer
destino fue Huelva. «En ese momento no había mujeres en el servicio de
radiopatrullas en esa ciudad, era la única entre hombres. Te cuidaban
más que si fueras un chico, pero a los pocos meses daba igual que fueras
hombre o mujer. Todos somos policías», afirma tras recordar que en sus
primeros años escuchó comentarios como «conduzco yo, que soy un hombre».
Dice que eso pasaba hasta que se daban cuenta de que la vocación de
servicio es la misma. La Policía Nacional ha ido evolucionando en todos los sentidos, señala. «Ahora entra gente muy joven y muchos con estudios, aparte de la formación que reciben por parte de la Policía», asegura Mónica, que además es licenciada en Económicas y Empresariales.
Gwendoline Roncero apunta que ya se ha avanzado mucho. Pertenece al grupo de participación ciudadana de Cáceres, pero en los 13 años que lleva en el cuerpo ha estado en radiopatrullas, salas del 091 y Judicial. En su caso, nunca ha sentido ese tipo de comentarios por ser mujer. «En 2005 ya muchas compañeras habían avanzado por nosotras», explica Gwendoline, que comenzó su carrera en Madrid y asevera que «era muy normal ver a mujeres patrullando por las calles».
24 horas
No obstante, reconoce que todavía quedan barreras que romper. «Hay servicios de 24 horas que nos hacen difícil conciliar la vida laboral y familiar, pero al igual que les sucede a los hombres». Respecto a ese asunto, con motivo de todas las modificaciones legislativas en este área, en mayo de 2013 una circular de la Dirección General de la Policía abordaba nuevas medidas de conciliación. Entre ellas introducía la flexibilidad horaria como una medida de conciliación para los miembros de la Policía Nacional con hijos menores de 12 años, personas mayores, con discapacidad o que tengan a su cargo a un familiar con enfermedad grave.
Desde el mes de julio hay 55 policías en prácticas en comisarías extremeñas y solo cuatro son mujeres
Donde también queda camino por recorrer es
en la llegada de la mujer a los puestos de mando. «Cada vez hay más. Es
sólo una cuestión de números. Dentro de unos años seguro que el
porcentaje aumenta», comenta Purificación Díez, que es operadora de la sala 091 en Badajoz. Ella alude a compañeras que también han sido pioneras en la región extremeña. Es el caso de María Elisa Fariñas, que en 2017 fue comisaria jefe de la Policía Nacional en Mérida. Nunca antes una mujer lo había logrado. También fue la primera de España en acceder a ese cargo tras haber entrado a través de la escala básica.
TITULO: La noche temática -Seductoras y combativas , Sabado -30- Marzo,.
El Sabado -30- Marzo a las 23:40 por La 2,foto.
Seductoras y combativas,.
En 'Seductoras y combativas' estrena 'Josephine Baker: la historia de un despertar' y recupera 'Pin-Ups, la revancha de un sex symbol',.
‘La noche temática’ sigue rindiendo homenaje a la mujer durante el mes de marzo, y esta semana se acerca a la mujer artista y femenina capaz de crearse a sí misma a pesar de los cánones establecidos. Bajo el título ‘Seductoras y combativas’ estrena ‘Josephine Baker: la historia de un despertar’ y recupera ‘Pin-Ups, la revancha de un sex symbol’. Josephine Baker fue la primera gran estrella negra de la Historia, y a pesar de ello tuvo que luchar contra el racismo. Icono del siglo XX también fueron las pin-ups, figuras inventadas por los hombres y reinventadas ahora por las mujeres.
‘Josephine Baker: la historia de un despertar’
Josephine Baker pasó de ser una niña negra y pobre de Misuri, nacida en 1906, a convertirse en la reina de París. Con su alternancia de personajes entre payasa y seductora, primitiva y civilizada, impactó como una bomba. Para sobrevivir, se marchó de San Luis a los 13 años con una compañía ambulante de vodevil formada sólo por negros. Tras probar suerte en Nueva York, sin éxito por la discriminación racial, viajó a París. Allí se quedó sorprendida al ver que a los negros se les trataba igual que a los blancos y podían mezclarse con ellos.
Toda Europa quería a Josephine. Estuvo casi dos años viajando en una gira. En todas partes, el público acudía en masa para ver a esa bailarina negra que desafiaba las normas de la vieja Europa. Abrió nuevos horizontes durante toda su carrera artística, pero siempre que regresó a su país sufrió el racismo. La batalla por los Derechos Civiles se convirtió en la suya propia. En 1963 fue la única mujer que habló en el escenario junto a Martin Luther King, durante la Marcha en Washington.
‘Pin-Ups, la revancha de un sex symbol’
Nacidas en las revistas ilustradas de finales del siglo XIX. Tatuadas en la piel y el acero de los aviones del ejército americano, las pin-ups se convirtieron en la novia soñada de América, la compañera inseparable de los soldados. Con Marylin Monroe, Hollywood creó en los años 50 una pin-up completa, personalizada.
Hoy en día las mujeres han resucitado esta figura erótica y retro que se ha convertido en símbolo de la reivindicación femenina. La pin-up no estaba ligada a la industria del cine, ni el teatro, ni a ningún tipo de narrativa, era simplemente un nuevo personaje independiente que no necesitaba ninguna otra excusa para existir que su propia belleza, su propia sexualidad, su propio atractivo. Pero la nueva pin-up dice adiós a la imagen de la chica agradable, sexy y muda. No está dispuesta a ser una simple chica de calendario. La nueva generación quiere ante todo disfrutar de la vida, y de paso reivindicar la causa feminista.
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