TITULO: La clave - El fracaso de Occidente,.
El fracaso de Occidente,.
¿Por qué se estrellan los intentos de implantar un modelo de sociedad occidental en países como Irak o Afganistán?, fotos.
La entrada sin mayor resistencia de los talibanes en Kabul ha puesto de manifiesto la incapacidad de Estados Unidos y sus aliados en su intento de convertir Afganistán en algo parecido a un Estado moderno tras 20 años de ocupación y tutelaje infructuosos. Una vez más ha fallado un intento de implantar en un país del universo musulmán el modelo de sociedad occidental, con sus ropajes democráticos y sus valores característicos. Un fracaso que revela la pérdida de influencia global de las potencias que abanderan ese sistema. ¿Por qué?
La respuesta no es sencilla. De hecho, hay varias explicaciones; casi tantas como diversos son los países en los que se ha pretendido abordar este proceso, bien desde el interior, propiciado por las élites locales occidentalizadas, bien desde el exterior, como el caso de Estados Unidos con Irak o Afganistán ahora.
«Intentar imponer por la fuerza militar un modelo que ha triunfado en Occidente, con una realidad distinta, no tiene mucho recorrido»
Ignacio Álvarez-Ossorio
Profesor de Estudios Árabes
«Las sociedades islámicas son difíciles de ahormar, sobre todo por procedimientos coloniales que muchas veces son muy coactivos», observa Antonio Elorza, catedrático de Ciencias Políticas en la Universidad Complutense de Madrid. «La sociedad islámica tiene un anticuerpo fundamental y es que su sistema de valores es opuesto en gran medida a los de las sociedades occidentales». Son principios «que tienen el pequeño inconveniente de ser eternos, invariables». Son sociedades «que están blindadas. Incluso cuando en apariencia ha tenido cierto éxito el proceso de modernización y laicización». Como sucedió en Pakistán, «que si viera cómo está el país hoy su promotor», Muhammad Ali Jinnah, «se quedaría horrorizado». Elorza señala el contraste con India. «Los ingleses modernizaron lo que hoy es India y lo que hoy es Pakistán. Ambos países se independizaron a la vez, pero los resultados son completamente distintos, con India, de mayoría hindú, como una democracia que, aunque tiene sus cosas, es avanzada». En Afganistán «se suele olvidar que a fines de los años veinte hubo un sultán seguidor de Kemal Atatürk, no directamente, sino a través de Irán, del sistema de los Pahlevi, que quiso modernizar el país. El intento duró menos que un caramelo a la puerta de un colegio».
En cuanto a «las potencias externas, imponen sus intereses y nunca asumen las entidades de esas sociedades que pretenden modernizar». El método de intervención «norteamericano, en concreto, es un sistema que rechaza totalmente la empatía. Pretende anteponer todo un sistema de vida, pero en absoluto se propone la integración. Se propone la dominación».
«Son sociedades que necesitan tiempo y no se les da. Se organizan elecciones a la carrera, cuando no hay sociedad civil ni medios independientes»
Jesús A. Núñez
Codirector de IECAH
En este sentido, Jesús A. Núñez, codirector del Instituto de Estudios sobre Conflictos y Acción Humanitaria (IECAH), considera que, «sin decir 'a priori' que es imposible crear sistemas democráticos y estados de derecho donde los derechos humanos pinten algo» en estos países, «el hecho es que, cuando nos vamos a los ejemplos concretos como Irak o Afganistán, resulta que el enfoque fundamental para eso que llaman 'nation building' ha sido militarista». No es que los musulmanes sean «inmunes a la democracia», señala. «Es que cuando se ha querido imponer por vía militar y usando esquemas militares, y se ha olvidado el componente social, político y económico, el fracaso está garantizado».
Elecciones a la carrera
Suele argumentarse que es difícil modernizar sociedades que se rigen por esquemas tribales. «¡Nuestras sociedades también fueron tribales! Todas lo han sido», tercia Núñez. «Necesitan tiempo, son multilaterales y son multidimensionales. Pero no se hace con tiempo. Se intentan organizar elecciones a la carrera cuando no hay sociedad civil ni medios de comunicación independientes. Y se hace siguiendo los intereses de un país, la potencia dominante en cada momento, sin atender a lo que piensen otros».
«No hay una inversión real en procesos de culturización, educación y fortalecimiento democrático»
María López Belloso
Doctora en Derecho Humanos
María López Belloso, doctora en Derechos Humanos por la Universidad de Deusto, que ha centrado sus investigaciones en el Sáhara Occidental, señala que los intentos de trasladar modelos occidentales a estos países «básicamente no funcionan porque son procesos impuestos. No surgen de un proceso interno de los propios países de fortalecimiento democrático y sus estructuras locales». Son fases que se aplican «de arriba abajo en contextos culturales radicalmente distintos que no se tienen en cuenta. Se pretende implantar funcionamientos y dinámicas que no son propias de las culturas en las que se están tratando de instaurar».
Además, «se intenta desarrollar solo la parte de las sociedades occidentales que interesa» a las potencias dominantes. Su intervención no es altruista: sirve «para conseguir sus objetivos». «No hay una inversión real en procesos de culturización, educación, fortalecimiento democrático. Simplemente intentan instaurar aquellos mecanismos útiles para conseguir lo que ellos quieren».
La no comprensión de la dimensión cultural e histórica «lleva a cometer todos los errores imaginables», apunta Emilio Sáenz-Francés, profesor de Historia y Relaciones Internacionales en la Universidad Pontificia Comillas Icai-Icade de Madrid. «El error de Occidente, y fundamentalmente de Estados Unidos, el país con más voluntad y capacidad de intervenir en distintos lugares del mundo, es creer que los parámetros culturales, políticos y sociales de Occidente son fácilmente exportables» a cualquier lugar, «sin ningún tipo de comprensión de su historia y de su cultura», apunta. «Eso ha llevado a fracasos descomunales».
En el caso de Afganistán, «Estados Unidos ha sido incapaz de hacer lo que sí pudo llevar a cabo en Japón tras la Segunda Guerra Mundial: darle la vuelta como un calcetín a una sociedad y promover el surgimiento de una nación equiparable en muchos aspectos a una occidental».
«La sociedad islámica tiene un anticuerpo fundamental: su sistema de valores es opuesto en gran medida a los de las sociedades occidentales»
Antonio Elorza
Profesor de Ciencias Políticas
Para Ignacio Álvarez-Ossorio, profesor titular de Estudios Árabes e Islámicos en la Complutense, «el problema principal es intentar aplicar esquemas occidentales en un mundo completamente diferente. Más aún en el caso de Afganistán, que tiene sus propias particularidades desde el punto de vista religioso, cultural y étnico». Tratar de introducir un modelo que ha triunfado en países occidentales, «con una realidad distinta, e intentar imponerla por la fuerza militar, hace que estos modelos no tengan mucho recorrido». La propia población local «los ve con desconfianza».
Primaveras desiguales
Se pone el énfasis en el esfuerzo militar y «en el entrenamiento de un ejército nativo, pero no en contar con socios locales que compartan unos mismos planteamientos». Porque en muchos casos «los socios con lo que se tiene que contar son 'señores de la guerra', como ahora en Afganistán», destaca Álvarez-Ossorio. Estos caudillos «no comparten unas normas básicas en torno a lo que son los principios democráticos» que se quiere instaurar.
«Estados Unidos ha sido incapaz de hacer en Afganistán o Irak lo que sí hizo en Japón: darle la vuelta a una sociedad como si fuera un calcetín y lograr un país equiparable en muchos aspectos a Occidente»
Emilio Sáenz-Francés
Historiador
Los procesos de modernización pueden partir de las élites internas o de intervenciones externas. Pero también están los movimientos como la Primavera Árabe, una serie de protestas que se desencadenaron en una docena de países entre 2010 y 2012 con desigual fortuna (éxito en Túnez, fracaso total en Libia...). ¿Por qué? «Fueron revoluciones sin líderes, no había tampoco un programa común que compartiesen», explica Álvarez-Ossorio. El fin común «de las poblaciones que se levantaron era su hostilidad ante los regímenes autoritarios. Eran revueltas anti Mubarak, anti Ben Ali, pero más allá de eso no había un 'pegamento' que uniera a todos los elementos que formaron parte en los diferentes levantamientos».
El problema era «buscar un programa de acción común que compartieran elementos muy diferentes, que van desde grupos de carácter islamista hasta grupos prodemocráticos, o a partidos de izquierda que habían estado muchas veces en la clandestinidad. ¿Qué unía a todos ellos? La hostilidad hacia el dirigente de turno». Pero, una vez caído el gobernante, en muchos casos no «hubo un programa de acciones compartido que emprender».
Irak, sumido en el caos La caída de Sadam Husein, ejecutado en 2006, y la retirada de las tropas estadounidenses en 2011 dio paso a una situación continua de guerra e inestabilidad.
Libia, fugaz primavera Libia fue escenario de una de las protestas conocidas como Primavera Árabe. Derrocado y asesinado Gadafi, el país vivió dos guerras civiles.
Túnez, del éxito a la crisis Tras el derrocamiento de Ben Ali en la Primavera Árabe, Túnez está considerado como el único país de la región con democracia, ahora en crisis política tras un golpe presidencial.
«Las mujeres siempre son víctimas directas»
La toma del poder en Afganistán por parte de los talibanes ha puesto de nuevo el foco en la situación de las mujeres en el país. «Que tampoco había cambiado tanto en estos 20 años», observa Álvarez-Ossorio. Formaron «parte de la narrativa que se usó para 'vender' la intervención de la OTAN y Estados Unidos, contando que uno de los objetivos era proteger a las mujeres. Luego ves las estadísticas y resulta que su situación ha cambiado bien poco. En los principales núcleos urbanos probablemente sí. Pero es una sociedad muy rural, un ámbito muy conservador y tradicional, y ahí la mujer sigue estando sometida a unas normas patriarcales».
Con la llegada de los talibanes la preocupación de Occidente va a ser estabilizar la zona, y la preocupación por las mujeres pasará a un segundo plano. Así lo apunta María López Belloso: «Lo que más les va a importar a los demás países ahora es cómo estabilizar la región y las relaciones con el nuevo régimen. Más que víctimas colaterales, en realidad las mujeres siempre son las víctimas directas». Ahora mismo se está hablando mucho de las afganas, «pero me temo que esto va a ser una preocupación pasajera, hasta que haya otra preocupación nueva».
La situación de las mujeres «solo interesa cuando va a dar un titular llamativo, pero no hay una preocupación real por ellas», añade. ¿Un ejemplo? «En el Sáhara Occidental tenemos el caso de la activista Sultana Khaya, que lleva más de seis meses en situación de hostigamiento y arresto domiciliario sin ningún tipo de justificación y las potencias occidentales no hacen nada, ni siquiera romper el bloqueo informativo». En todo caso, también es verdad que ha habido «mucho trabajo de base en varios países. Hay un montón de sociedades árabes, como Egipto o Siria, en las que las mujeres han hecho un esfuerzo por intentar fortalecer su papel en la sociedad, pero han tenido muy poco apoyo esos movimientos de base y estamos en un contexto nada favorable para ellas».
No solo allí, aclara, sino aquí mismo «con un discurso anti-ideología de género que lo único que hace es poner más difícil los procesos de apoyo y empoderamiento de esas mujeres». Un ejemplo «muy claro son las reacciones hostiles que ha habido en las redes sociales a iniciativas como las de promover la acogida a mujeres afganas».
TITULO:
La Sexta Columna - Los integristas lavan su imagen a golpe de Twitter , Viernes -3- Septiembre,.
Este viernes-3- Septiembre a partir de las 21.30, 'La Sexta, foto,.
Los integristas lavan su imagen a golpe de Twitter ,.
Red social. El Emirato Islámico usa la proscrita internet para su estrategia de comunicación con mensajes de piedad, orden, respeto y diplomacia,.
Velado el rostro y cubierto el cuerpo con el chador negro, una mujer declara ante el micrófono de un reportero de cara limpia en plena calle de Kabul: «Estoy muy feliz con la llegada de los muyahidines. Ahora estoy segura y protegida, y las mujeres salimos a trabajar, por supuesto, observando el hiyab». El vídeo de menos de un minuto se emitía por Twitter el miércoles y encontraba altavoces en cuentas como la de un «portavoz de la Oficina Política del Emirato Islámico de Afganistán», que cuenta con 215.000 seguidores. Es uno de los mensajes que vertebra el discurso talibán para Occidente: el respeto a los derechos fundamentales de las mujeres.
El día que asesinaron al menos a tres personas en una protesta por la bandera afgana, el mismo equipo graba las palabras de un anciano muyahidín de arma en ristre, del que dicen que «tiene una maestría en Ciencias Políticas y quiere enseñar a la nueva generación» para dar otro contenido clave: educación.
Estas semanas el avance talibán no sucede solo en el terreno militar. Su embestida alcanza las redes sociales, en contraste con la prohibición de hace dos décadas. Ahora sus miembros llevan móviles. Graban y se fotografían para producir contenidos edulcorados de la contienda con los que quieren conquistar el espacio digital. Aunque Facebook y Whatsapp bloquearon estos perfiles fundamentalistas, Twitter no aplica la censura. Pero no hay pluralidad: no hay voces civiles (ni vídeos ni fotos), temerosos de las requisas y el castigo.
En el epicentro de los mensajes radicales para Occidente está un «portavoz» del Emirato, Suhail Shaheen, que escribe en inglés con más de 370.000 seguidores. Famoso desde su aparición en la BBC, Suhail traduce la propaganda en pastún -que hablan los 38 millones de afganos, de los que el 11% usa internet, según el Banco Mundial- de una red de «cuentas oficiales», como la de Zabihullah Mujahid, uno de los más populares.
Cuando faltaba una semana para el comienzo de la embestida, los talibanes anunciaban que sus líderes sostenían reuniones con altos cargos de China, la Unión Europea y la ONU. A cambio de su indiferencia, prometían no agredir a los extranjeros en su suelo, otro un mensaje central de su argumentario, que se consolida de tanto repetirlo. Miles de usuarios daban al 'me gusta'.
Cámara en mano
Terminaba julio y caín los primeros dos distritos de Herat (Karkh y Guzara). No obstante, hicieron silencio hasta el 6 de agosto, cuando compartieron un primer vídeo de los combates: una casa destruida. Afirmaron que era una clínica a la que el «enemigo» derribó con explosivos. Hay manchas rojas en el suelo, pero no cuerpos. Saben hasta dónde llegar para sortear las políticas de la red social. Sus vídeos carecen de la factura (iluminación, tempo dramático, retórica visual) que distribuía el ISIS con sus crímenes. Ahora hay una breve filmación cámara en mano, donde son más testigos que actores. La barbarie de hace años no vende. Lo que no quiere decir que no se imponga fuera de plano.
El día anterior a su primera gran conquista, la capital de provincia Zaranj, mostraron la barbarie de los «mercenarios». Fotos 'light' de un atentado con morteros. Sostuvieron que hubo dos personas muertas. En las redes les apoyaron: «Que Alá destruya Afganistán». La disidencia está censurada en la mayoría de cuentas, que apenas dejan responder a los etiquetados, en el caso del «Dr. M. Naeem», o a las 224 personas que sigue Shaheem.
También compartieron un vídeo de tiendas en llamas y hombres que intentaban salvar sus mercancías, como grandes alfombras. 20 segundos de desesperación en Helmand. Otro mensaje estratégico: ellos representan el orden, frente al caos que dejan los extranjeros en su retirada. No hay evidencias ni contraste en sus afirmaciones. Un vídeo muestra a un soldado capturado por los muyahidines, «realmente tranquilo y bien tratado». Es otro de sus contenidos básicos: la piedad a los rendidos. En redes alertan que «nadie debe pensar en dejar su región porque la nación necesita de sus servicios».
Giro de humo
Con muestras de magnanimidad también pretenden contrarrestar el recuerdo de las mutilaciones, lapidaciones y palizas callejeras por delitos menores. Se divulga que un «joven que robó en el hospital fue perdonado luego de disculparse», y se le graba entregando un estetoscopio a dos milicianos, que sólo le reprenden.
El 11 de agosto, los talibanes están en Kunduz. La estrategia cambia. Ahora muestran sus victorias: vídeos del armamento, vehículos y equipación de fabricación india capturados. Imponen la rendición en sus epístolas, publicadas en la web JustPasteIt. En Herat, «miles de soldados y simpatizantes se unieron al Emirato Islámico». En sucesivos tuits mencionan a los líderes que ceden ante su fuerza. Les prometen «seguridad y vida digna».
Llegan a Kabul. Un perfil de «información autorizada», que transmite en urdú para ese 17% de los 220 millones de pakistaníes con internet, divulga la primera foto de un «comando talibán» que asume la «seguridad» de la ciudad. Posan relajados tres soldados de las fuerzas de élite delante de un vehículo tipo Humvee.
Los recados calan entre los afganos pero también en los medios internacionales, al menos las primeras semanas. Ya en el poder, los hechos comienzan a convertir en humo la propaganda talibán -retuiteada y reproducida miles de veces-. Pero ya ha cumplido su misión: la ley bárbara y cruel que imponían antes aparece deslavazada para contento de sus nuevos aliados. En paralelo, otra realidad se cuela en la red, y trata de competir con el hashtag #talibán (en varios idiomas), con imágenes de gente que huye a campo traviesa y hombres arrodillados a los que apuntan y de los que no se sabe el final.
TITULO: Equipo de investigación - Los jets privados sobrevuelan la pandemia ,. , Viernes - 3- SEPTIEMBRE ,.
Este viernes -3- Septiembre , a partir de las 22.30, 'La Sexta, foto. siempre dirigido por Gloria Serra , foto.
Los jets privados sobrevuelan la pandemia,.
Viajar de lujo | El descalabro de los vuelos comerciales aumenta el protagonismo de la aviación ejecutiva, una opción que ya no es exclusiva de las grandes fortunas y está cada vez más extendida en el mundo de los negocios,.
No es que acaben de llegar, ni mucho menos, pero sí es cierto que la emergencia sanitaria les ha dado un impulso desconocido allí donde hasta ahora su uso se sigue vinculando a un grupo reducido de privilegiados. La aviación ejecutiva escala posiciones y lo hace aupándose sobre un nuevo perfil de pasajero que valora la posibilidad de volar sin escalas entre destinos donde no existían conexiones con servicios de línea, la seguridad sanitaria de viajar en un entorno protegido y sin extraños, y hacerlo con discreción y comodidad. Pero, sobre todo, lo que ese alguien busca es una operativa flexible en un escenario, el del mundo de los negocios, siempre cambiante. Un fenómeno al que no es ajeno España, donde la tendencia es también al alza, aunque la cuota de mercado sea inferior a la de países como Reino Unido, Francia o Alemania.
Esta lectura no hay que entenderla en términos absolutos. El espacio aéreo ha estado cerrado de manera intermitente para todo el mundo, pero la desescalada se ha vivido de diferente manera según el modelo de negocio. Mientras la aviación comercial se ha enfrentado a caídas brutales del 70% y hasta el 80% del tráfico y han desaparecido innumerables conexiones, los vuelos ejecutivos han sabido capear mejor el temporal -lo avalan 513.045 salidas de jets privados-, con pérdidas que en Europa rondaron el 23,8% pero que algunos segmentos incluso saldaron en positivo.
Parece ser el caso de Emptyleg, que el año pasado incrementó un 17% el número de vuelos confirmados en jet privado, haciendo bueno el dicho aquel de que los ricos no sufren las crisis, las aprovechan. «La reducción de vuelos regulares en el marco de la pandemia ha generado un interés donde antes no lo había», sostiene José Manuel Álvarez, el presidente de la compañía, un broker aéreo sin flota propia pero especializado en proporcionar vuelos privados a particulares, empresas y organizaciones, «lo que significa encontrar el mejor aparato en cualquier momento y a cualquier parte del mundo».
También en Europair han sabido hacer de la necesidad virtud. Hasta ahora su principal fuente de ingresos era facilitar programas de vuelos para touroperadores europeos; una línea de negocio que, como explica Gerardo Manzano, su director ejecutivo, «se ha visto ampliamente sobrepasada por la gestión de soluciones en aviones privados».
Es difícil no encontrar una persona que no haya volado nunca, pero lo es más dar con alguien que lo haya hecho en jet. ¿Quiénes son los clientes de estos exclusivos aparatos, además de las grandes fortunas? Cada vez son más las empresas que utilizan la aviación privada como una herramienta de trabajo, lo que permite aprovechar mejor el tiempo y se traduce en un ahorro económico, explica el CEO de Europair. Ejecutivos que pueden encadenar reuniones en dos o tres sitios separados por centenares de kilómetros, «dispuestos a vencer cualquier barrera para mantener la actividad económica, en invertir para seguir relacionándose y produciendo».
Sin aglomeraciones ni esperas
Artistas, diplomáticos, celebridades; técnicos empleados en plataformas petrolíferas o de gas, en explotaciones mineras aisladas... -asta equipos deportivos que eliminan así riesgos de contagio al afrontar una competición en la que no quieren dejar nada a la improvisación. «También clientes que son propietarios de inmuebles en España», informan desde Atmospherica Aviation, con sede en Praga. «Regalar vuelos -añaden- es algo cada vez más común».
«Hemos detectado un auge en los vuelos de particulares como una manera de disminuir el riesgo y minimizar el contacto con otras personas. La ventaja de la aviación privada es que los aeropuertos cuentan con terminales privadas y filtros dedicados para uso exclusivo, evitando así aglomeraciones o colas de espera. Además, a bordo no se vuela con desconocidos y se reducen los puntos de contacto, lo que minimiza el riesgo de contraer la infección», añaden desde Emptyleg.
Compañías como Netjets, líder del mercado, disponen de flotas propias: desde Embraers de siete pasajeros hasta aparatos de cabina grande -Dassault, Bombardier-, con capacidad para 14. La mayoría, sin embargo, se mueve por el proceloso mundo de los charter recurriendo a una tupida red de operadores. El cliente accede al buscador de vuelos 'online' y escoge la opción que más se adecúe a sus necesidades y su economía activando un circuito planetario en busca del mejor precio, el tamaño adecuado de avión, el aeropuerto o el plan de vuelo más conveniente... Como eDreams, pero con tarifas de cinco cifras. A cambio, las compañías ofrecen experiencias únicas hechas a medida donde el límite está, literalmente, en el cielo.
Un servicio exclusivo que empieza desde el mismo aeropuerto, donde se usan terminales exclusivas, sin aglomeraciones ni esperas, ni siquiera para realizar el check-in o pasar el filtro de seguridad (aunque controles pasan todos). «Se puede llegar 30 minutos antes, fijar la hora a la que se quiere volar y realizar cambios con poca antelación», describe Álvarez. «La recogida en el destino más cercano es una cuestión de rutina, incluido el servicio puerta a puerta», apunta Petr Holic, jefe de ventas en Atmospherica Aviation, cuyo ámbito de actuación es Europa, Oriente Medio y la Federación Rusa.
Otra de las grandes ventajas de volar en un jet privado es que las restricciones al equipaje son mínimas -las maletas van en bodega o en la propia cabina para acceder a ellas-, sujetas únicamente al tamaño del avión. «Los modelos más pequeños pueden tener problemas para cargar palos de golf, esquís o cochecitos de niño», aclara Manzano. Por cierto, se admiten mascotas a bordo.
La comodidad va más allá del espacio del que uno dispone para estar a sus anchas. Teléfono satelital, un auxiliar de vuelo sólo para el pasajero, posibilidad de fumar para quien no aguante ahí arriba libre de humos... Y, cómo no, la comida. El tamaño de la cabina y la disponibilidad de una cocina con hornos son los únicos límites, lo que abre una horquilla que va desde un picoteo de altura hasta una cena de cuatro platos o una cata de vinos. «El límite lo pone la imaginación de cada uno». También el precio, que se entiende va aparte. Imagínese sobrevolar los fiordos noruegos mientras le hinca el diente a un solomillo Wellington regado con Moët & Chandon.
El 'low cost' de los jets
La oportunidad de viajar en un jet privado puede estar fuera del alcance de la mayoría, aunque hay una manera de disfrutarlo a un precio más competitivo. Sucede cuando el aparato realiza rutas posicionales. Es lo que se llama 'emptyleg' o tramo vacío, es decir, el avión viaja sin pasaje. No están garantizados al 100%, porque si el cliente que ha contratado la aeronave se echa atrás en el último momento ya no hay necesidad de desplazarse para ir a recogerlo. En ese caso, el operador devuelve el dinero al pasajero 'de rebote' y ahí acaba su compromiso.
-70% Las caídas en el sector aeronáutico han sido generalizadas durante la emergencia sanitaria, si bien las diferencias entre el sector comercial y el privado son grandes. Mientras el primero se hundió un 70%, el segundo ha capeado el temporal con una bajada del 24%. Empresas como Emptyleg hablan incluso de incrementos del 17% en vuelos confirmados.
513.045 salidas de jets privados el año pasado La estadística referida a Europa arroja resultados un 23,8% inferiores respecto a los que se registraron antes de la covid.
127 minutos es el tiempo medio que la aviación ejecutiva ahorra a sus pasajeros en comparación con la alternativa comercial más rápida, según datos recogidos por la European Business Aviation Association.
Top 5 de los mercados ejecutivos de Europa Francia, con 86.843 salidas, encabeza el ranking, seguido de Alemania, Reino Unido, Italia y Suiza. Juntos concentran el 58% del tráfico ejecutivo que se registra en Europa. En España, donde en 2020 se registraron un total de 33.056 despegues, la tendencia es al alza.
5.000 aeropuertos y aeródromos hay en Europa donde se puede aterrizar en jet privado. Estos aparatos gozan de más conectividad al poder llegar a lugares donde las líneas regulares no llegan. En cuanto a las aerolíneas convencionales, las opciones se limitan a 500 puntos.
El 95,6% de las salidas en España, domésticas Y todas juntas, es decir, sumándoles las que tienen por destino el extranjero, representan el 6,4% del total del tráfico europeo de jets privados. Los datos han sido recogidos por la consultora WingX Advance.
Cuando uno viaja en jet, las opciones no se limitan a alquilar un servicio. «Hay quienes optan por una propiedad compartida o por la totalidad del aparato, lo que significa una cascada de gastos en forma de mantenimiento, cuotas de socios, tripulaciones o suplementos para combustible», informan desde Europair. «También hay programas de afiliación, muy frecuentes en Estados Unidos -repasa Álvarez- que buscan fidelizar al cliente. Este realiza un desembolso en el momento de la inscripción y luego se van descontando los viajes de ese saldo. Dicho de otro modo, paga por lo que vuela».
¿Qué ocurre en caso de compra, cuando quien adquiere un avión no sabe pilotarlo? «Los jets privados necesitan ser operados por tripulaciones certificadas y mantenidos por empresas especializadas -aclara Manzano-, lo que en la mayoría de los casos se traduce en apoyarse en empresas para la gestión eficiente de ese servicio». También aquí hay soluciones intermedias, porque quien tiene uno de estos pájaros en propiedad puede comercializarlo cuando no lo utiliza.
Con crisis o sin ella, los jets son una realidad cada vez más extendida. Netjets afirma que las consultas de ventas han aumentado desde que estalló la pandemia, hasta el punto de que «ahora tenemos el triple de nuevos propietarios que el año pasado por estas fechas». Compradores de aparatos por lo general más pequeños, muchos procedentes del mundo tecnológico y los fondos de cobertura. Echen cuentas: un Dassault Falcon 7X que vuela 450 horas al año costaría a su dueño unos 2,6 millones al año. Cien euros al minuto. Para sentir vértigo no hace falta ponerse a 30.000 pies.
Hasta 49.000 euros por ir de despedida de soltero a Berlín con diez amigos
Si ha pensado en darse un homenaje, aquí van algunas sugerencias. Ajústense el cinturón porque las tarifas, ya supondrán, no son para todos los bolsillos. Emptyleg, por ejemplo, cobra entre 39.000 y 49.000 euros (dependiendo de la época del año) por un viaje a Berlín con salida un viernes y regreso el lunes en un Challenger 605 o un Falcon 2000 con capacidad para 10-12 pasajeros. El alquiler es por el avión completo, lo mismo da que viaje una persona o que todos los asientos vayan ocupados.
Supongamos que usted y su marido hacen las bodas de plata y quiere invitarle a un fin de semana en Ibiza. Viajar a Baleares con Europair en temporada alta le saldría por 14.000 euros en un jet de cabina pequeña (4-7 pasajeros). Dicen en la compañía que es una escapada muy solicitada.
Atmospherica Aviation nos ofrece un plan alternativo para quien quiera tomarse tiempo ahí arriba y tenga don de lenguas. ¿Qué les parece Moscú? De nuevo con salida en Madrid, también un fin de semana largo. La calculadora empieza a regurgitar el capricho y la tarifa que sale asciende a 50.000 euros. Eso sí, en un avión de nueve plazas.
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