jueves, 12 de noviembre de 2015

LOS 50 € - Un diamante bajo sospecha . / LAS BICICLETAS - EL TOUR DISEÑA LA AGENDA DE CONTADOR,.

TÍTULO: LOS 50 € - Un diamante bajo sospecha .

El diamante fue retallado y engastado en la corona de la reina Isabel, la Reina Madre,  que la lució en la coronación en 1937 de su marido, Jorge VI. :: epaLOS 50 € - Un diamante bajo sospecha . fotos.

Un diamante bajo sospecha,.

  • La visita a Londres del primer ministro indio reactiva la campaña para que el Koh-i-Noor, uno de los brillantes de más valor de las Joyas de la Corona británica, sea devuelto a su país de origen,.

    Resultado de imagen de los 50 € billeteSe conoce como Koh-i-Noor y es uno de los diamantes más antiguos y valiosos del mundo. Durante siglos fue el más grande -tenía el tamaño de un pequeño huevo de gallina- aunque tras pasar a manos de los ingleses fue sometido a un retallado que perfeccionó su forma pero lo redujo de 186 a 108 quilates. El Koh-i-Noor, que significa en persa 'montaña de luz', forma parte de las Joyas de la Corona británica que se guardan en la Torre de Londres. Hay quien lo ha tasado en 100 millones de libras (unos 140 millones de euros) aunque poner valor a una pieza que tiene ocho siglos de historia se antoja tan complicado como calcular el precio de la catedral de Santiago o de la Dama de Elche. Lo que sí se puede afirmar es que es uno de los diamantes más valiosos de la Torre de Londres y también el más cuestionado.
    Retrocedamos a 1849. Los británicos estaban en plena campaña de anexión de territorios en la India. Las tropas de la Compañía de las Indias Orientales, una sociedad mercantil que hizo las veces de avanzadilla de la administración colonial, arrebataron a los sijs el Punyab e izaron su bandera en la ciudadela de Lahore. La región había estado hasta entonces gobernada por un marajá sij que era a su vez el propietario del diamante. La piedra había llegado a sus manos tras casi ocho siglos de accidentada historia. El marajá había muerto en 1839 dejando instrucciones de que la joya fuese depositada en un templo después de que sus restos se incinerasen. Los británicos, sin embargo, impidieron que ese último deseo se llevase a cabo e incluyeron en el tratado que sancionaba su dominio del Punyab una cláusula que establecía que el diamante debía ser donado a la reina de Inglaterra. En definitiva, un botín de guerra.
    Fue así como en abril de 1850 una colorida comitiva encabezada por un niño de 13 años que era hijo del fallecido soberano indio llegó a Londres para entregar a la reina Victoria el Koh-i-Noor. El solemne traspaso rubricaba un doble acontecimiento: la conclusión de la guerra anglo-sij y el 250 aniversario de la East India Company. Las crónicas de la época reflejaron que el pequeño marajá había 'regalado' la piedra a la monarca, un gesto que no fue del todo bien visto incluso entre los propios británicos. Pero como la historia la escriben los vencedores, el más famoso diamante de la historia pasó a formar parte de las Joyas de la Corona en calidad de generoso obsequio de los que en adelante serían sus nuevos súbditos.
    La joya fue la principal atracción de la Exposición Universal que en 1851 congregó en Londres a miles de visitantes. A los diamantes se les adjudicaban por entonces poderes ocultos y el Koh-i-Noor, el más famoso de todos ellos, no podía permanecer ajeno a la tradición. Se decía que una antigua maldición de origen hindú auguraba toda clase de desgracias a los hombres que se convertían en sus poseedores. Curiosamente, el poder maligno no obraba efecto en las mujeres. La reina Victoria, siempre prudente, incluyó en su testamento una cláusula que establecía que la joya nunca podría pasar a manos de un rey varón y que su propietaria habría de ser siempre su esposa.
    Engastado en una corona
    Al príncipe Alberto, su marido, le preocupaban más los comentarios que las supersticiones y decidió hacer caso a los que decían que el diamante solo alcanzaría todo su esplendor si se sometía a un retallado. La operación le costó 8.000 libras, toda una fortuna en la época, y redujo el 40% del peso de la piedra, que adelgazó hasta los 108 quilates. El Koh-i-Noor se engastó en la corona que la reina Isabel -la Reina Madre- usó en 1937 cuando su esposo Jorge VI accedió al trono. Esa misma corona se colocó sobre su féretro cuando falleció en 2002. Su longevidad -vivió 101 años- vino a confirmar que el género femenino quedaba fuera del radio de acción del supuesto efecto maligno del brillante.
    Cuando la India recuperó en 1947 su independencia, el diamante volvió al primer plano de la actualidad. Una campaña avalada por el nieto de Gandhi que tuvo un fuerte respaldo popular clamó por su devolución a su país de origen. Incluso Pakistán llegó a demandarla formalmente. Los británicos, tan suyos, han ignorado durante años las reivindicaciones. Lo más que se ha escuchado al respecto son unas declaraciones que en 2000 hizo David Cameron: «Si ahora decimos que sí, el Museo Británico se quedará vacío de un día a otro».
    La visita que el primer ministro indio, Narendra Modi, realiza esta semana a Londres ha reactivado la reclamación. Un movimiento que se hace llamar igual que el diamante -Montaña de Luz- ha anunciado que va a interponer una demanda ante la Justicia británica para que la pieza sea devuelta. «No es solo un diamante, es parte de la historia y la cultura de la India y por lo tanto debe regresar allí», asegura la actriz Bhumika Singh, una de las activistas. Como la intérprete explicaba en 'The Independent', la demanda se realizará al abrigo de la llamada Acta del Holocausto, una ley británica que permite recuperar a sus legítimos propietarios los bienes artísticos que les fueron incautados por los nazis en la Segunda Guerra Mundial.

    TÍTULO: LAS BICICLETAS -  EL TOUR DISEÑA LA AGENDA DE CONTADOR,.

    -foto--Contador reitera que 2016 "puede ser" su última temporada salvo percance en el Tour.

    El ciclista del Tinkoff Team confirmó que el Tour y los Juegos de Río serán sus objetivos.

    Alberto Contador, en una imagen capturada ayer en la capital aragonesa. El ciclista del Tinkoff Team Alberto Contador reiteró que 2016 "puede ser" su última temporada en el pelotón profesional salvo que sufra "algún percance" en la próxima edición del Tour de Francia y confirmó que la ronda francesa y las pruebas de ruta y contrarreloj de los Juegos Olímpicos de Río serán sus objetivos.

    "2016 puede ser mi última temporada, salvo que sufriera algún percance en el Tour de Francia. Si eso pasa, mi primera opción será hablar con mi equipo, el Tinkoff, para continuar un año más", dijo Alberto Contador en la primera jornada de Divulgación del Ictus, celebrada en el Hospital Ramón y Cajal de Madrid.

    En caso contrario, Contador considera "muy atractiva" la posibilidad de seguir en su fundación si logra un patrocinador para sacar un equipo profesional para "dar continuidad" al trabajo que están haciendo con los corredores jóvenes.

    Contador afrontará en 2016 un "calendario clásico" que comenzará "casi con toda seguridad" en la Vuelta al Algarve en Portugal, París-Niza, Volta a Catalunya y la Vuelta al País Vasco. "Ahí iniciaré un periodo de descanso para volver luego al Criterium del Dauphiné y al Tour de Francia", indicó.


    El ciclista madrileño señaló como objetivo, al margen del Tour, en el próximo curso los Juegos Olímpicos, donde cuenta con participar tanto en la prueba en línea como en la de contrarreloj, añadió en el Ramón y Cajal de Madrid, donde fue tratado y operado de ictus, una enfermedad que cambió su "forma de ver la vida" y le ayudó a "valorar las cosas realmente importantes".

    En la jornada se presentó el resultado de la investigación llevada a cabo en el Hospital Ramón y Cajal sobre la 'Incidencia de Ictus en Jóvenes', proyecto que ha sido patrocinado por la Fundación Alberto Contador y que revela la progresiva incidencia de la enfermedad en personas no mayores de 56 años.

    De los 830 pacientes que ingresaron en 2014 en el Ramón y Cajal, 110 tenían menos de 56 años, por encima del 13% del total, lo que supone un incremento significativo en referencia a los datos anteriores. Entre estos pacientes, con una edad media de 46 años, el 85 por ciento presentaba al menos un factor de riesgo, entre los que destacan el tabaquismo, la hipertensión, la obesidad y el stress psico-social, un concepto no investigado hasta la fecha pero que presenta una alta incidencia (en torno al 60%) entre las víctimas jóvenes de un ictus.

    No obstante, se está mejorando en la prevención de esta enfermedad así como en su tratamiento. Destaca la rapidez en la atención médica, en la que los hospitales de Madrid han conseguido elevar espectacularmente los porcentajes de curación, tanto de supervivencia como de superación de la enfermedad sin secuelas.

    "Cuando lo sufrí no conocía los síntomas en absoluto. Aunque tuve dolores de cabeza muy fuertes en los días anteriores a tener el ictus, no imaginé lo que me sucedía, por eso es tan importante que la gente acuda al hospital en cuanto note algo raro. En esta enfermedad, cada segundo es importante", dijo Contador.

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