viernes, 1 de noviembre de 2013

El cantante presenta la fragancia Muy Mía David Bustamante atrapa su pasión,./ Nada con sifón

TÍTULO; El cantante presenta la fragancia Muy Mía

David Bustamante atrapa su pasión

David Bustamante, en una de las imágenes de la campaña de su primera fragancia femenina. Fotos: Puig.
David Bustamante, en una de las imágenes de la campaña de su primera fragancia femenina. Fotos:
Paula Echevarría, la pequeña Daniela y fans de todas las generaciones, desde niñas a abuelas. David Bustamante vive rodeado de mujeres. A todas ellas les rinde su particular homenaje en forma de fragancia. Muy Mía refleja la pasión que el artista imprime en cada proyecto, como si se tratara de una de sus canciones. "Cuando me pidieron crear un perfume para mujer quise ser partícipe del proceso. No me gusta ser imagen, quiero involucrarme en lo que hago", explicaba el cantante durante la presentación de la fragancia.
El resultado es un cóctel sensual ideado para acompañar a una mujer romántica en el día a día. "No soy de perfumes pesados. Prefiero los aromas cálidos, como los orientales o la vainilla, pero con un punto fresco y limpio", aclaraba. Y así es esta oda a las féminas. Un 'bouquet' floral dominado por la rosa. "Es un símbolo de feminidad, yo las regalo siempre que puedo, tanto a mi mujer como a mi hija".
La marca repite así su colaboración con el cantante, adentrándose en el universo femenino tras el éxito de las fragancias para hombre Muy Mío y Muy Mío Sport. "Es un artista que transmite mucha energía y si a eso le unimos su cercanía hace que sea muy fácil trabajar con él", afirmaba Yolanda Gárate, Directora de Marketing de la marca en España. "Hemos querido interpretar la forma que tiene David de ver a las mujeres y cómo las trata", añadía Gregorio Sola, perfumista de Puig Beauty Fragrances.

'A Paula le ha encantado'

La primera pregunta era obvia. "¿Qué le ha parecido a Paula Echevarría la fragancia?". David esbozaba una sonrisa y, con la amabilidad que le caracteriza, respondía que a su mujer le había encantado. "Suelo consensuar todo con ella, hasta cómo voy vestido cuando salgo de casa", admitía con una sonrisa.
El artista confesaba que suele ser fiel a un único perfume: "Cuando encuentro un aroma, normalmente, no lo dejo porque se convierte en parte de mí".
Respecto a la evolución de su imagen, más cuidada desde que es padre, se expresaba con total naturalidad. "Me ha entrado una especie de miedo a perderme algo y quiero cuidarme para vivir muchos años y de la mejor manera. Me gusta hacer deporte y llevar una dieta equilibrada porque en forma te sientes más seguro y feliz".

[foto de la noticia]Desbordado de proyectos

Después de un merecido parón, Bustamante regresa con las pilas cargadas. "Necesitaba desconectar, saltar las olas con mi hija de la mano sin que tuviera que ser mi mujer la que me mandara las fotos por el móvil desde Cantabria", contaba a la prensa.
Al lanzamiento de su primera fragancia femenina se le suma ahora un nuevo disco, iniciativas solidarias y la participación en el anuncio de lotería de Navidad junto a artistas como Niña Pastori, Marta Sánchez y Montserrat Caballé. "Me vais a tener hasta en la sopa, pero espero repartir suerte", bromeaba.

TÍTULO: Nada con sifón

  • 'Sólo dios perdona' nos devuelve a la pareja Nicolas Winding Refn y Ryan Gosling

  • ¿Han perdido el toque? Pues la verdad, un poco sí

Bergman decía que las últimas películas de Tarkovski no hacen otra cosa que citar a Tarkovski. "Emplea algunos de sus recursos narrativos y planos típicos como si estuvieran entrecomillados", razonaba. Y claro, cuesta trabajo llevarle contraria. A uno y a otro. A lo que se refería el director sueco quizá de forma algo severa era a la tentación del autor, cualquiera de ellos, de exhibirse como tal, como autor. Aunque también es cierto que si alguien tiene derecho a hacerlo es Tarkovski. Otra cosa es Nicolas Winding Refn. Dígase ya, Nicolas Winding Refn no es Tarkovski.
'Sólo dios perdona' es fundamentalmente una llamada a la tribu. Como los legionarios ebrios, el director se dirige a los suyos para que cierren filas en torno a la inconmensurabilidad su genio. Y los suyos responden con un esforzado ejercicio de interpretación sobre el vacío. Estamos delante de una de esas películas en la que el espectador está obligado a retratarse: o a favor o en contra; o todo o nada.
Y así, Nicolas Winding Refn y Ryan Gosling vuelven decididos a convertirse en la pareja más excitante del siglo. Con permiso, por supuesto, de los hermanos Calatrava. Recuérdese, hace un par de años estos dos sujetos detuvieron el pulso de Cannes y del mundo con 'Drive', no tanto una película como una implosión, desde dentro.
Ahora, la idea es ir más allá. Es decir, desnudar hasta los huesos las pulsiones más elementales del 'thriller' de artes marciales. Sea esto lo que sea.
De esta guisa, Winding Refn prescinde de todo lo que compone el paisaje del género hasta ofrecer el silencio, casi la nada, como único argumento expresivo. La idea no es nueva; la pretensión, quizá, desmedida. Digamos que se trata de algo así como multiplicar por 10 (o por cero) 'El silencio de un hombre', de Melville, sin olvidar cada una de las exageradas aproximaciones al género desde que gente como Taratino abriera la veda.
Digamos que se trata de algo así como multiplicar por 10 (o por cero) 'El silencio de un hombre', de Melville
Sobre un confuso tapiz en el que cabe desde la prostitución infantil, el incesto, el tráfico de heroína y la corrupción policial, un hombre (Gosling) se esfuerza por consumar una venganza imposible. Matar al que mató a un hermano es difícil si resulta que el hermano es lo peor y el asesino el mismísimo dios (o Dios) con catana. ¿Cómo se quedan?
La idea no es tanto narrar nada como construir un ambiente, trabajar desde dentro cada imagen hasta hacerla vomitar todo su desasosiego.
Pero no. Todo lo anterior son, con mucho, más explicaciones de las que jamás ofrecería, ni ofrece, Winding Refn en su vida. La pregunta siempre es la misma ¿cuánto se puede confiar en el plano detenido de la cara sin emoción de un hombre? ¿Cuántos pasillos vacíos, cuántos movimientos de cámara congelados aguanta la mirada de un espectador no avisado? ¿Cuántas veces puede Gosling hacer el mismo papel? Algunos lo llaman el riesgo del lienzo en blanco. Y otros, la presunción no controlada del autor enamorado de sus propias comillas. Y los suyos con él.
Faltan el clima, la tensión y el sentido. A fuerza de prescindir de todo, la cinta acaba por configurar el más autoindulgente homenaje a sí mismo que se podría hacer Winding Refn después de 'Drive'. La impostura. Ni Winding Refn es Tarkovski ni es fácil desbancar a los hermanos Calatrava.

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