martes, 10 de diciembre de 2013

La maldición de la calavera,./ EL TWERKING SACUDE LA NAVIDAD,.

  1. La maldición de la calavera

    La foto dio la vuelta al mundo. El legionario francés, vestido con el uniforme de camuflaje y el fusil de asalto FAMAS apuntando al suelo, ...

    SOCIEDAD

    La maldición de la calavera-foto-

    Expulsado de la Legión Extranjera por posar embozado en Malí, el modélico cabo Erik Thorsten pierde el juicio, se da al alcohol y se atiborra a tranquilizantes

    La foto dio la vuelta al mundo. El legionario francés, vestido con el uniforme de camuflaje y el fusil de asalto FAMAS apuntando al suelo, posaba, enérgico y orgulloso, delante de un blindado en Niono (Malí). El soldado cubría sus ojos con unas gafas de ventisca para protegerse del polvo provocado por el aterrizaje de un helicóptero. Bajo ellas, un pañuelo decorado con una calavera, como el personaje de Ghost en el videojuego Call of Duty. Era el pasado 20 de enero.
    Al principio, la farmacéutica creyó que se trataba de una broma. Frente a ella, un tiarrón con el pelo cortado a cepillo, los ojos azules casi transparentes, repetía frases incoherentes con su rudo acento del Este de Europa. La mujer le conocía. En los últimos meses le había despachado un montón de tranquilizantes. Pero nunca le había visto con ese aire de pirado... y con un kaláshnikov bajo el brazo. El hombre le pidió 30 cajas de Valium mientras repetía entre susurros «quiero dormir, quiero dormir...», como un zombie. Ella le puso una mano en el pecho y le llevó con dulzura hasta la puerta.
    La farmacéutica no hubiera sospechado jamás que aquel tipo sucio, cubierto con una gorra, más asustado que agresivo, era un legionario, uno de los 800 integrantes del Primer Regimiento de Caballería Blindada acantonado en la localidad francesa de Orange, inconfundibles con sus quepis blancos de paseo y sus enormes charreteras verdes y rojas.
    Una sencilla consulta en su ordenador le llevó a dar con la identidad del 'asaltante'. Poco después, una patrulla encontró al soldado, envuelto por una nube de alcohol y tumbado con los brazos en cruz, en su apartamento, a pocas manzanas del cuartel. El abogado de oficio describe a su defendido como un tipo con una mirada «de fantasma». Los policías le mostraron la imagen tomada por el fotógrafo Issouf Sanogo, la que dio la vuelta al mundo y provocó un escándalo. diplomático. El detenido asintió con la cabeza. Era él.
    El presidente François Holande había querido hacer de la intervención francesa en Malí un modelo de «solidaridad internacional contra el terrorismo», esa lacra que golpea de forma reiterada a los ciudadanos galos en la región. Pero «el legionario de la calavera parecía un mercenario del terror», escribió 'Le Monde'. Menuda imagen.
    El hombre que hallaron los policías era el mismo de la foto, aunque costaba reconocerlo en aquel cuerpo maltrecho, en aquella cara de mirada huidiza y embotada. Transcurridas 24 horas, el tipo empezó a narrar retazos de su historia. Ante ellos se encontraba el cabo Erik Thorsten, un soldado modelo... hasta el día de la maldita foto.
    Como otros muchos tipos enrolados en la Legión Extranjera, Thorsten arrastraba un pasado de montaña rusa. Había nacido en 1977 en Stettin, una ciudad que resume la historia de Centroeuropa: polaca, prusiana, danesa, sueca, alemana y de nuevo polaca.
    Hijo de padre polaco y madre sueca, Thorsten declaró que aquel no era su verdadero nombre, que lo había adoptado en el banderín de enganche. Que había vivido en Goteborg con sus progenitores hasta que se divorciaron. Que hablaba polaco, sueco, inglés... y trabajaba como cocinero. Siempre insatisfecho. Que tras algún tropiezo en Suecia, aterrizó en Francia en 2008, con 31 años. «Quería vivir una nueva aventura, una especie de tormenta», declaró ante el juez.
    «Agradable, dinámico»
    Superado el ritual de entrenamientos, firmó por cinco años con la Legión Extranjera. Sirvió en Costa de Marfil y Segenal, luego le enviaron a Nueva Caledonia, Chad y Malí. Lugares polvorientos y de calor sofocante, donde es difícil mantenerse en orden de revista. Pero en el expediente del cabo Thorsten se lee. «Cuidada presentación, dinámico, agradable. Siempre voluntario, excelente tirador, comparte su experiencia con los más jóvenes».
    «Cuando se publicó la foto en Francia fui citado por mi superior. Me preguntó si era yo. Dije que sí. Me dijo que se había formado un escándalo y que sería castigado a mi regreso». Hasta la vuelta a casa, trabajos suplementarios y 20 días de arresto. ¿Por qué?, se preguntaba. Nada prohibía usar pañuelos con la calavera en la Legión. Si en el equipo de cada soldado enviado a África había hasta un turbante...
    A mediados de febrero, el cabo volvió a Orange con su unidad. Nadie le dijo nada ni fue convocado por el coronel, que siempre recibe a los que van a ser castigados y a quienes serán recompensados. Así que se fue cuatro semanas de permiso, con todos los demás.
    ¿Caso cerrado? No para el cabo, que empieza a beber y a tomar medicamentos. Alquila un apartamento con un camarada. Borracho, no se presenta en el cuartel. 20 días de arresto. Deserta de nuevo en junio. El 27 de agosto es expulsado de la Legión. Su colega no lo reconoce: «Me lo encontré una tarde en su habitación, desnudo, dándose golpes contra la pared». La Policía interviene hasta en cuatro ocasiones, alertada por los vecinos, hartos de los alaridos.
    Hospitalizado en Psiquiatría, le recetan Valium, hipnóticos, antidepresivos... El 4 de noviembre compra por internet un AK-47 del calibre 7,62 inutilizado. 169 euros. Tres días después se presenta con él en la farmacia. «Hace unos meses no me habríais reconocido, con el mentón alto, el pecho fuera y mi orgullo de legionario», declaró ante el magistrado.
    El Ejército asegura que no existe relación alguna entre la deriva destructiva del cabo y su sanción. Hace una semana, Thorsten voló de vuelta a Estocolmo. ¿Escapará allí de la maldición de la calavera?
     
    TÍTULO; EL TWERKING SACUDE LA NAVIDAD,.
    1. Lo bueno de que al cabo del año haya tantas galas de la música es que Miley Cyrus tiene más oportunidades de dar la nota. Este fin de ...
     

    REINA DE LA PROVOCACIÓN

    El 'twerking' sacude la Navidad

    Menear el trasero se inventó en África,pero-foto- Miley Cyrus lo ha puesto en el diccionario,.

    Lo bueno de que al cabo del año haya tantas galas de la música es que Miley Cyrus tiene más oportunidades de dar la nota. Este fin de semana decidió seguir matando a la Hannah Montana que lleva en su interior con uno de sus bailes provocativos. Lo hizo vestida con un bikini navideño y en pleno restriego con un Santa Claus que se paseaba por el escenario de la noche de Kiss FM en Los Ángeles, asido a una botella de licor oculta en una bolsa de papel, para completar el cuadro. La estrella del pop está, día sí día también, en los informativos por tratar de convertirse en una bomba sexual sea enseñando cacha, sacando la lengua o con este baile llamado 'twerking', que consiste básicamente en mover el culo. El asunto comenzó a irse de madre cuando a EE UU se le indigestó la cena al ver a su pequeña Miley sacudiendo las posaderas de aquel modo tan salvaje en la fiesta de los premios MTV de agosto.
    Desde entonces, 'twerk' ha sido una de las palabras del año según el Diccionario Oxford, que la define como «una manera sexualmente provocativa de bailar que incluye movimientos de empuje de cadera en cuclillas».
    No es que Cyrus haya inventado un nuevo movimiento. Se cree que este género vino de Costa de Marfil. Allí, la mapouka, que nació en los clubs nocturnos de Abiyán y se extendió desde Dayar a Mombasa, no se puede bailar en televisión. Otros países como Togo, Nigeria o Burkina Faso la persiguen en las calles.

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