viernes, 24 de abril de 2015

A QUEMARROPA, GOYTISOLO, UN CERVANTES INSATISFECHO / ¡ QUE TIEMPO TAN FELIZ ! VACACIONES EN EL RIO,.

TÍTULO: A QUEMARROPA, GOYTISOLO, UN CERVANTES INSATISFECHO,.

Goytisolo depositó en la Caja de las Letras del Instituto Cervantes un legado que se abrirá en 2031. :: EFE-foto-GOYTISOLO,
  • Puestos a disfrazarse, me pongo una chilaba», plantea el escritor, que no vestirá de chaqué en la ceremonia de entrega,.

  • «Me siento como un polizón en un gran trasatlántico», dice el último ganador del prestigioso galardón,.

    «Recibir el Cervantes ha sido fuente de más preocupaciones que de satisfacciones». Palabra de Juan Goytisolo (Barcelona 1931), escritor que se engrandecerá al recibir mañana el galardón más notable de las letras hispanas de manos del Rey en Alcalá de Henares. Será el primero que entregue Felipe VI y el primero en que el galardonado no acate el protocolo, ya que Goytisolo no vestirá el hasta ahora preceptivo chaqué. Voz crítica donde las haya, asegura que nunca pretendió «ser maestro de nadie» y se define como un eslabón más «en la tradición crítica al margen del canon literario».
    «No voy a disfrazarme. Es absurdo pedírselo a un anciano de 84 años», espetó ayer Goytisolo en la Biblioteca Nacional y ante el secretario de Estado de Cultura, José María Lassalle. Con chaqueta y pantalón de pana y jersey de lana, se reivindicó como un literato crítico, «que no heterodoxo», renegó de «cualquier nacionalismo, ya sea árabe, catalán, español, vasco o gallego» y sostuvo no haber dicho jamás que no aceptaría el Cervantes.
    «Nunca dije que lo rechazaría, ya que sería como rechazar a su autor. Algún periodista lo puso en mi boca», dice negando antiguos y muy nítidos titulares que nunca corrigió. «No he movido ni un meñique para obtenerlo. Tenía muy claro que existía la voluntad de no dármelo, de modo que fue una tremenda sorpresa -que no emoción- cuando el ministro Wert, a quien no conocía, me dijo que me lo habían concedido», dice confesándose «muy alegre por la alegría de mis amigos».
    «Me siento como un polizón en un gran trasatlántico», resume su estado de ánimo un Goytisolo achacoso, con dificultosa movilidad y problemas de audición y de visión. «La escritura es un acto solitario y llevo una vida retirada dedicada a escribir, sobre todo lo que los medios callan, de modo que he procurado blindarme ante este tipo de actos, a los que no soy nada aficionado».
    Y ese blindaje supone que no vestirá en el centenario paraninfo complutense el que hasta ahora ha sido el obligado atavío de todos los 'cervantes' en la solemne ceremonia de entrega. «No iré de chaqué. Vestiré normalmente. Puestos a disfrazarse, me pondría una chilaba», aseguró.
    Sí vestirán de chaqué Mariano Rajoy y Felipe VI, quien entregará al escritor el diploma y la medalla que le acreditan como miembro de selecto 'club Cervantes'. «Ha habido un rejuvenecimiento en la monarquía y me alegra que sea el nuevo Rey quien me entregue el premio». «El cambio ha sido muy positivo», dijo risueño y advirtiendo que no diría «nada» sobre Juan Carlos I. Tampoco soltó prenda sobre su discurso, más allá de aclarar que «será breve e intentará decir mucho en pocas palabras».
    Entiende Goytisolo el premio como «la reivindicación crítica de la literatura que está al margen del canon» en la que se integra. «Antes que heterodoxo, soy alguien que amplía el canon y reivindica a figuras de la tradición crítica de la que soy heredero, como Alfonso X, Américo Castro, Francisco Márquez Villanueva, José María Blanco White, Larra, Clarín, Azaña o Pi y Margall».
    Con su obra «cerrada», dice que «nunca pretendió ser maestro de nadie». 'El Quijote', 'La Celestina', 'La lozana andaluza' y el 'Cancionero de burlas' son algunos de los libros de referencia del escritor, para quien el papel del intelectual «se ha difuminado». «Para bien o para mal, el escritor tiene hoy poca influencia en la sociedad», aseveró.
    Mucho más irónico fue el autor de 'Juan sin Tierra' con los escritores y poetas que se pasan a la política. «A veces es algo muy bueno para la literatura», dijo.
    Le ilusiona el aire fresco en la política española. No oculta su simpatía por Podemos y por «una derecha civilizada que se desmarca del núcleo duro del PP y del nacional catolicismo». Podemos y Ciudadanos reflejan «el hartazgo de la ciudadanía ante la corrupción». «El notición sería que fulano, que lleva veinte años en el Gobierno, se marcha sin haber robado nada», planteó.

    TÍTULO:  ¡ QUE TIEMPO TAN FELIZ ! VACACIONES EN EL RIO,.

    Petra Galán inaugura exposición de acuarelas en Hervás- foto,

    Apunte de Jarnac, villa natal de Mitterrand, pintado por Petra Galán. :: A E. R.En julio de 2003, dejé que me arrastrara el agua y disfruté del viaje más bello y perfecto de mi vida: en barco y navegando por el río Charente durante una semana en compañía de mi mujer y de un grupo de compañeros de trabajo.

    El Charente es un río francés que nace en Chéronnac, un pueblecito del departamento de Alto Vienne, y desemboca en Rochefort, en el Atlántico, 381 kilómetros después. Durante siglos, fue un río abierto a la navegación comercial. Los barcos navegaban río abajo llevados por la corriente. A la vuelta, tiraban de ellos caballerías que marchaban por los caminos de sirga paralelos al río. Una de las cargas fundamentales de aquellos transportes fluviales eran los barriles de coñac, pues el río baña la ciudad de Cognac y así, Charente abajo, llegaban hasta el mar y se distribuían por el mundo desde el puerto de Rochefort.
    Nuestro puerto de partida estaba en Jarnac, un pequeño pueblo famoso por ser patria chica de François Mitterrand. En una calle de la villa estaba su casa, bastante triste y, en 2003, con visos de encontrarse abandonada. Ni mis compañeros de navegación ni yo, extremeños de secano rabioso, sabíamos nada de barcos y jamás habíamos pilotado uno, pero eso no era un problema. Los franceses, con tal de atraer a los turistas, dejan a un lado la burocracia, así que en una hora nos enseñaron a pilotar el barco, que no era pequeño, pues tenía tres habitaciones con sus cuartos de baño completos, una cocina, un salón, el puesto del piloto y un amplio espacio exterior para tomar el sol, apilar las bicis y tumbarse a leer mientras la nave surcaba las plácidas aguas del Charente.
    En España, hubiera sido imposible aquella aventura porque apenas hay ríos navegables y porque exigen un curso de piloto bastante complicado. En Francia nos 'dieron el carné' en una hora, nos llenaron el depósito de gasóleo y nos entregaron el barco con el compromiso de dejarlo en el mismo puerto fluvial de Jarnac una semana después.
    Y la nave fue... Corriente abajo hasta la ciudad de Saintes. Corriente arriba hasta la capital francesa del cómic, Angulema. Navegábamos y nos deteníamos a dormir donde nos parecía: una noche, a la vera de un castillo; otra, junto a un pub fluvial, cerca de un monasterio o al lado de una fiesta popular... En la orilla, abundaban los puntos de amarre. Si teníamos que hacer la compra, los hipermercados de la ruta tenían un embarcadero con carritos para ir hasta el Leclerc. Si queríamos echar un trago de coñac auténtico, el puerto de Cognac nos ofrecía gratis sus servicios.
    Fue un viaje maravilloso en el que las únicas aventuras peligrosas eran los pasos de las esclusas y los únicos ruidos molestos los producían los patos alborotadores o el vuelo de las garzas reales. Así que leíamos, cocinábamos, paseábamos en bici por los caminos de sirga y en ningún momento, a pesar de ser colegas de trabajo y tenernos muy vistos, hubo una discusión que fuera más allá de si cenábamos torta del Casar o jamón de Montánchez, alimentos que presidían nuestra despensa de a bordo.
    Entre los navegantes estaba una profesora de Montánchez llamada Petra Galán, una de cuyas gracias era pintar acuarelas. Cada atardecer esbozaba, con unos sencillos trazos, la imagen más bella del día. Hoy, un puente; mañana, una playa fluvial; pasado, la ciudad de Jarnac (apunte que ilustra esta página).
    Petra Galán inaugura hoy una exposición de su obra en el IES Valle de Ambroz de Hervás. Se titula 'Dejo que me arrastre el agua' y contemplando sus cuadros me he sentido igual que durante aquel viaje perfecto de hace 12 años.

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