El accidente se produjo a las 8.30 de la mañana en la avenida
Augusto Vázquez cuando la mujer, que vive en un cuarto piso, se salvó de
caer al vacío, foto
Yo creo que Dios le ha puesto la mano encima». Esa es una de las frases que pronunció ayer Juan Carlos Rueda cuando relataba a HOY el accidente que pocas horas antes había sufrido una vecina de la avenida Augusto Vázquez que sufrió un inoportuno mareo cuando se encontraba en el balcón de su casa.
El suceso ocurrió a las 8.30 horas
cuando esta mujer viuda que vive en una cuarta planta salió a la
terracita de su piso, que mira al instituto San Fernando. La propia
afectada explicó al vecino que la socorrió que había sufrido un mareo
que le hizo perder el equilibrio y precipitarse al vacío. El accidente
pudo tener consecuencias fatales, pero la fortuna quiso que su cuerpo se
balanceara sobre el balcón que tiene justo debajo. «Yo acababa de
volver de llevar a la niña al instituto y de pronto sentí un golpe
enorme. Pensé que le había pasado algo a mi mujer, pero al verla salir
de la cocina en perfecto estado fui al balcón despacito y descorrí la
cortina: en ese momento veo a la señora que había caído desde el piso de
arriba», afirmó Juan Carlos Rueda.En ese instante, la vecina del cuarto se encontraba de pie, agarrada a la barandilla del balcón y mirando hacia la calle. «Yo la cogí para que entrara en casa, pero se le aflojaron las piernas y la senté en el balcón. Luego le puse un cojín en la cabeza mientras esperaba que vinieran los sanitarios».
«Mi opinión es que ella ha perdido el equilibrio y en la caída se ha tenido que agarrar a alguna barandilla y ha hecho columpio hacia dentro, otra cosa no se explica», añadió Juan Carlos Rueda, que no termina de comprender cómo pudo acabar rato uno de los cristales del cerramiento de su balcón. A última hora de la tarde, el SES confirmó que la víctima del suceso no había sufrido lesiones, aunque iba a pasar la noche en el Servicio de Observación del Hospital Infanta Cristina.
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