ALCACHOFA CON JAMÓN,.foto
Ingredientes: 9 alcachofas, 2 dientes de
ajo, media cebolla, 75 g de jamón en tacos, cebollino picado, agua,
aceite de oliva virgen, sal y pimienta.
Elaboración: se pica la cebolla y se pocha bien en aceite de oliva virgen. Se limpian las alcachofas aprovechando el tallo, se cortan en cuartos y las vamos colocando en un bol de cristal con agua, sin ningún otro aditivo. Una vez limpias y cortadas todas, las sacamos del agua y las colocamos en una cazuela de acero inoxidable. Se cubren con agua y se acercan al fuego.Cuando hierva, se baja el fuego y se mantiene el hervor 15 minutos. De las alcachofas cocidas, se toman ocho porciones y se ponen en un recipiente con un poco del caldo de las mismas (200 g) y 50 g de aceite. Se tritura esta mezcla en frío y se añade un poco de sal y pimienta. En una cazuela se echan un poco de aceite, el ajo picado, la cebolla bien pochada, el jamón y se dora ligeramente. Se incorpora después el batido de alcachofas que habíamos preparado antes.
Acabado y presentación: cuando rompa a hervir, se incorpora el resto de las alcachofas bien escurridas. Se hierve, se rectifica de sal y pimienta y, si hiciera falta, se añade un poco de caldo de alcachofa. Se sirve bien caliente y con un poco de cebollino picado por encima.
Mis trucos
Para no equivocarte al comprar las alcachofas, asegúrate de que estén bien tiesas al apretarlas. Abre la palma y cierra; si el fruto está duro como una piedra, la alcachofa es de categoría. Si no ofrecen resistencia y dan sensación de blandurrias, es mejor dejarlas.
TÍTULO: ENTREVISTA, SILENCIO POR FAVOR, CHARLES AZNAVOUR,.
Entrevista / fotos
TÍTULO: A FONDO, Art Déco'. Belleza exquisita,.
Arte / fotos
Elaboración: se pica la cebolla y se pocha bien en aceite de oliva virgen. Se limpian las alcachofas aprovechando el tallo, se cortan en cuartos y las vamos colocando en un bol de cristal con agua, sin ningún otro aditivo. Una vez limpias y cortadas todas, las sacamos del agua y las colocamos en una cazuela de acero inoxidable. Se cubren con agua y se acercan al fuego.Cuando hierva, se baja el fuego y se mantiene el hervor 15 minutos. De las alcachofas cocidas, se toman ocho porciones y se ponen en un recipiente con un poco del caldo de las mismas (200 g) y 50 g de aceite. Se tritura esta mezcla en frío y se añade un poco de sal y pimienta. En una cazuela se echan un poco de aceite, el ajo picado, la cebolla bien pochada, el jamón y se dora ligeramente. Se incorpora después el batido de alcachofas que habíamos preparado antes.
Acabado y presentación: cuando rompa a hervir, se incorpora el resto de las alcachofas bien escurridas. Se hierve, se rectifica de sal y pimienta y, si hiciera falta, se añade un poco de caldo de alcachofa. Se sirve bien caliente y con un poco de cebollino picado por encima.
Mis trucos
Para no equivocarte al comprar las alcachofas, asegúrate de que estén bien tiesas al apretarlas. Abre la palma y cierra; si el fruto está duro como una piedra, la alcachofa es de categoría. Si no ofrecen resistencia y dan sensación de blandurrias, es mejor dejarlas.
TÍTULO: ENTREVISTA, SILENCIO POR FAVOR, CHARLES AZNAVOUR,.
Charles Aznavour. El filósofo de la canción
Es el último superviviente de la
'chanson' francesa. Sus letras sobre los celos, la infidelidad o el
primer amor marcaron a generaciones enteras y le han hecho vender más de
100 millones de discos. A sus 91 años, sigue sobre el escenario.
Hablamos con él antes de sus conciertos en España.
Charles Aznavour está pendiente de que su audífono
funcione... El hombre que ha vendido más de 100 millones de copias de
sus canciones y encandiló a varias generaciones con sus letras sobre los
celos, la infidelidad, el primer amor o la separación es hoy un
anciano de 91 años, ágil, bondadoso y con gran sentido del humor, que
habla a velocidad de vértigo, como si no tuviera tiempo de compartir
todo lo que su memoria atesora. Vestido con una vistosa camisa de flores y zapatillas deportivas, repasa anécdotas, personajes y reflexiones.
Ha publicado más de cincuenta discos en francés, español, inglés, italiano o ruso, y sus canciones son casi todas clásicos. Hoy, su voz está rota, pero sigue subiendo al escenario y componiendo. Su público se lo perdona todo. Es el último superviviente de una generación dorada, la de la chanson francesa, Jacques Brel, Yves Montand, Edith Piaf, George Brassens, Gilbert Bécaud... Un mito vivo de la música del siglo XX, y lo sabe. El 7 de mayo actúa en Madrid y el 9 lo hará en San Sebastián.
XLSemanal. ¿Qué siente cuando le dicen que su música forma parte de la vida de tantas generaciones?
Charles Aznavour. Me agrada, claro. Cuando era joven, pensé que, para estar cerca de mi público, tenía que hacerme eco de sus preocupaciones. Sin molestarles, pero hablarles de cosas que tuvieran que ver con la familia, la pareja... Y no me equivoqué. Sin haber estudiado, me he convertido en una especie de filósofo de la canción.
XL. ¿Su forma de subir al escenario ha cambiado con los años?
C.A. No. Yo, al público, se lo digo todo: si me equivoco, me paro y vuelvo a empezar; tengo una gran complicidad con ellos. Les explico que mi voz ya no es la de antes, pero que todo va bien. Para durar, hay que decir la verdad. La mentira no lleva a ningún sitio, ni en la vida ni sobre el escenario.
XL. ¿Cómo explicaría a un joven español qué es la chanson francesa?
C.A. En la chanson siempre hemos puesto el texto por delante. Y eso nos ha dado a cantantes como Ferré, Ferrat, Brassens, Brel, gente que escribía maravillosamente. En Francia nunca hemos inventado un ritmo nuevo, todos vienen de fuera, pero somos capaces de declinar versos alejandrinos sobre una música 'americano-lo-que-sea'. El territorio francés es el texto.
XL. ¿La música española ha tenido alguna influencia en usted?
C.A. El flamenco. Toda mi vida he querido saber lo que significaba esa palabra. Me han dicho que viene de la flama, de Flandes... El flamenco es sobre todo un ambiente, la atmósfera. Por eso me han interesado tanto el flamenco y el fado, que son parientes. Tengo muchos amigos gitanos. Me gustan mucho, porque es gente que canta por el placer de hacerlo, no por dinero. Y eso es fantástico. Siempre que hay una reunión en casa, aparecen con sus guitarras.
XL. Usted es de origen armenio. Sus padres se instalaron en Francia huyendo del genocidio de 1915.
C.A. Sí. El armenio es mi lengua familiar, lo hablo con mi nieta o con mi hermana, es casi como un juguete de la infancia. Pero el francés se convirtió en mi lengua. Y es algo muy serio para mí.
XL. ¿Sus fuentes de inspiración han cambiado con el tiempo?
C.A. No. Para mí, la inspiración está en todas partes. En realidad, ni siquiera es inspiración, es un plagio del tiempo, mis fuentes son la prensa y la televisión. No me gusta que me molesten cuando veo las noticias, es ahí donde encuentro mis temas.
XL. ¿E Internet?
C.A. No, no me interesa. Es un arma muy potente para expandir los rumores, eso sí. Todo lo peligroso tiene resonancia en la web: se roba, se piratea, se difama, y quienes lo hacen se esconden. Y, encima, gratis.Aznavour, hijo de Mischa Aznavourian y Knar Baghdassarian, apátridas huidos de Armenia en 1915 para salvarse del genocidio desencadenado por las autoridades turcas, nació en París mientras sus padres esperaban un visado para viajar a los Estados Unidos. Su padre abrió un restaurante con una pequeña orquesta, su madre se ganaba la vida como costurera. Pero la pasión de ambos era la interpretación y montaban pequeños espectáculos para la comunidad de exiliados. Tras la guerra, Aznavour despunta como cantante: conoce a Charles Trenet, uno de los grandes mitos de la canción francesa, y a Edith Piaf, 11 años mayor que él y para la que compondrá varias canciones. Estuvieron juntos ocho años. Él sigue diciendo que solo fueron grandes amigos...
XL. Usted siempre ha hablado de sus padres con veneración... ¿Cuál es la herencia más importante que recibió de ellos?
C.A. Leíamos a Chéjov, mis padres estaban muy cerca de la cultura rusa. Él no había estudiado, pero teníamos ganas de aprender. Por eso, yo he tenido contacto con muchas culturas: la iraní, que tiene grandísimos poetas; los españoles, cantantes como Miguel de Molina. Era nuestro preferido; a mi hermana y a mí nos encantaban sus películas. Y luego también las grandes canciones americanas.
XL. ¿Sus padres le dieron un optimismo especial para sobrevivir, para luchar contra la adversidad?
C.A. No, eso te lo da ser inmigrante. Por eso estoy totalmente a favor de la inmigración en Francia. Hay que ayudar a la gente a instalarse, una vez que llegan. No hay que formar guetos.
XL. ¿Le preocupa el crecimiento del racismo, de la islamofobia?
C.A. Los islamistas hacen todo lo posible para que eso ocurra. Pero hay un islam francés muy respetado, y esa gente quiere vivir tranquilamente en nuestro país, que es el suyo. Pero prefiero no mezclarme en estos asuntos.
XL. Usted tuvo que abandonar el colegio con diez años.
C.A. Yo no abandoné la escuela; la escuela nos abandonó, porque, a partir de esa edad, había que pagar para ir.
XL. ¿Se ha sentido acomplejado por su falta de estudios?
C.A. Acomplejado, no. Simplemente sentía que era una carencia. Sentirme acomplejado me habría impedido aprender.
XL. Eso le dio más fuerza entonces.
C.A. Bueno, me dio ganas de darle un buen puntapié imaginario a cada periodista que me criticaba [risas]. Pero ignoré todo eso. Si no, me hubiera muerto de cáncer. Uno mismo no debe hacerse daño. Si no me queréis, haré todo lo posible para que me queráis. Eso es lo que hay que hacer. Y tener sentido del humor, sin él no se sobrevive.
XL. ¿Es cierto que hubo quien dijo que no podría cantar nunca?
C.A. Sí, la prensa.
XL. Es algo muy cruel.
C.A. Sí, y duró mucho. Yo ya era una estrella con una carrera, pero siempre recibía críticas muy duras.
XL. Creo que comenzó su carrera artística bailando ballet clásico con un tutú...
C.A. En una compañía, el propietario que era bastante agarrado se enteró de que había estudiado ballet clásico, y me preguntó si quería bailar. Le dije que sí y me envió con las chicas [risas]. Y tuve que ponerme ese tutú. No hay que tener complejos cuando uno es comediante. Hay que subirse al escenario desnudo, virgen. Libre de espíritu.
XL. ¿Y cómo empezó a cantar y a escribir canciones?
C.A. Fue una cadena de dificultades. Empecé a cantar con un compañero que era un excelente compositor de música. Pero como nadie lo conocía, no le daban letras. Bueno, dije, tampoco debe de ser tan difícil escribir un estribillo y dos versillos, una frase que se hizo famosa [risas]. Se burlaron mucho de mí. Y entonces volví con una canción. Y los mismos que se habían reído me dijeron: «Continúa».
XL. ¿Qué es lo que lo impulsa a subir a un escenario a su edad?
C.A. ¿Quiere decir que a mi edad debería morirme? [Risas].
XL. No, por favor, pero hay muchos artistas que deciden descansar, disfrutar de una vida más tranquila...
C.A. Cuando uno se retira muy pronto, se muere pronto también. Siempre se pueden hacer las cosas mejor...
XL. Llegará usted entonces a los cien años...
C.A. Por supuesto, y cantando... y después me jubilaré [risas]. Hay que ser optimista, siempre se lo digo a la gente.
XL. ¿Y qué es ser optimista?
C.A. Es pensar que mañana será mejor que hoy.
XL. ¿Qué herencia le gustaría que la gente conservara de usted?
C.A. La única herencia es la calidad.
XL. ¿Tiene miedo a la muerte?
C.A. Sí, ¿por qué no iba a tenerlo? La primera idea que me viene a la cabeza es que la muerte es una lástima. Y, luego, significa no ver más, y a mí me gustaría ver lo que va a suceder mañana. No escuchar no me importa, porque ya estoy bastante sordo, pero no poder ver... Pero no me siento atemorizado.
XL. ¿Cuál es el recuerdo más emotivo que guarda de aquel joven Aznavour de los comienzos?
C.A. Recuerdo el primer gran cartel que tuve en París, casi de tamaño natural. Yo tendría veintitantos años. Y recuerdo haber visto de lejos a mi padre y a mi padre pasando por delante y pararse un momento. Me pregunté: «¿Qué pensarán? Han visto a su hijo con ese tamaño». Ese es el recuerdo que más me emociona.
Toda una vida
-Sophia y Cannes. En el Festival de Cannes de 1961, con Sophia Loren. En 2005, allí mismo lo nombraron ciudadano de honor de la ciudad.
-Primeras tablas. Nació en 1924 en París. Aquí, con 12 años. Ya entonces adoraba a Miguel de Molina.
-Muy criticado. En sus inicios, incluso cuando ya era un estrella, recibió críticas muy duras. «Si no me queréis fue su reacción, haré todo lo posible para que me queráis». Dicho y hecho.
-¿Balas a mí? En 1960, Aznavour destapó su talento como actor en 'Tirad sobre el pianista', la segunda película de François Truffaut.
-Su gran amor. Con su tercera y actual esposa, la sueca Ulla Thorsell. Llevan casados casi 50 años, desde 1967. Con ella, Aznavour tuvo tres de sus seis hijos.
"Edith Piaf nunca se pinchó. Se drogaba de otra forma!
«Viví en casa de Edith Piaf durante ocho años. Fue algo extraordinario. Soy una de las dos o tres personas aún vivas que la conocieron de verdad. Me preguntan tantas cosas sobre ella... Pero no necesito recordar. Los recuerdos van conmigo. Tuvo una vida dramática, pero ella no era dramática. Tenía mucho sentido del humor y seguridad en sí misma, aunque no molestaba a los hombres con eso. El cine se ha inventado una Piaf que no existió. Disfrutó mucho de la vida. Nunca se pinchó. Se drogaba de otra manera, con medicamentos, pero yo en ocho años nunca vi una jeringuilla en aquella casa».
Ha publicado más de cincuenta discos en francés, español, inglés, italiano o ruso, y sus canciones son casi todas clásicos. Hoy, su voz está rota, pero sigue subiendo al escenario y componiendo. Su público se lo perdona todo. Es el último superviviente de una generación dorada, la de la chanson francesa, Jacques Brel, Yves Montand, Edith Piaf, George Brassens, Gilbert Bécaud... Un mito vivo de la música del siglo XX, y lo sabe. El 7 de mayo actúa en Madrid y el 9 lo hará en San Sebastián.
XLSemanal. ¿Qué siente cuando le dicen que su música forma parte de la vida de tantas generaciones?
Charles Aznavour. Me agrada, claro. Cuando era joven, pensé que, para estar cerca de mi público, tenía que hacerme eco de sus preocupaciones. Sin molestarles, pero hablarles de cosas que tuvieran que ver con la familia, la pareja... Y no me equivoqué. Sin haber estudiado, me he convertido en una especie de filósofo de la canción.
XL. ¿Su forma de subir al escenario ha cambiado con los años?
C.A. No. Yo, al público, se lo digo todo: si me equivoco, me paro y vuelvo a empezar; tengo una gran complicidad con ellos. Les explico que mi voz ya no es la de antes, pero que todo va bien. Para durar, hay que decir la verdad. La mentira no lleva a ningún sitio, ni en la vida ni sobre el escenario.
XL. ¿Cómo explicaría a un joven español qué es la chanson francesa?
C.A. En la chanson siempre hemos puesto el texto por delante. Y eso nos ha dado a cantantes como Ferré, Ferrat, Brassens, Brel, gente que escribía maravillosamente. En Francia nunca hemos inventado un ritmo nuevo, todos vienen de fuera, pero somos capaces de declinar versos alejandrinos sobre una música 'americano-lo-que-sea'. El territorio francés es el texto.
XL. ¿La música española ha tenido alguna influencia en usted?
C.A. El flamenco. Toda mi vida he querido saber lo que significaba esa palabra. Me han dicho que viene de la flama, de Flandes... El flamenco es sobre todo un ambiente, la atmósfera. Por eso me han interesado tanto el flamenco y el fado, que son parientes. Tengo muchos amigos gitanos. Me gustan mucho, porque es gente que canta por el placer de hacerlo, no por dinero. Y eso es fantástico. Siempre que hay una reunión en casa, aparecen con sus guitarras.
XL. Usted es de origen armenio. Sus padres se instalaron en Francia huyendo del genocidio de 1915.
C.A. Sí. El armenio es mi lengua familiar, lo hablo con mi nieta o con mi hermana, es casi como un juguete de la infancia. Pero el francés se convirtió en mi lengua. Y es algo muy serio para mí.
XL. ¿Sus fuentes de inspiración han cambiado con el tiempo?
C.A. No. Para mí, la inspiración está en todas partes. En realidad, ni siquiera es inspiración, es un plagio del tiempo, mis fuentes son la prensa y la televisión. No me gusta que me molesten cuando veo las noticias, es ahí donde encuentro mis temas.
XL. ¿E Internet?
C.A. No, no me interesa. Es un arma muy potente para expandir los rumores, eso sí. Todo lo peligroso tiene resonancia en la web: se roba, se piratea, se difama, y quienes lo hacen se esconden. Y, encima, gratis.Aznavour, hijo de Mischa Aznavourian y Knar Baghdassarian, apátridas huidos de Armenia en 1915 para salvarse del genocidio desencadenado por las autoridades turcas, nació en París mientras sus padres esperaban un visado para viajar a los Estados Unidos. Su padre abrió un restaurante con una pequeña orquesta, su madre se ganaba la vida como costurera. Pero la pasión de ambos era la interpretación y montaban pequeños espectáculos para la comunidad de exiliados. Tras la guerra, Aznavour despunta como cantante: conoce a Charles Trenet, uno de los grandes mitos de la canción francesa, y a Edith Piaf, 11 años mayor que él y para la que compondrá varias canciones. Estuvieron juntos ocho años. Él sigue diciendo que solo fueron grandes amigos...
XL. Usted siempre ha hablado de sus padres con veneración... ¿Cuál es la herencia más importante que recibió de ellos?
C.A. Leíamos a Chéjov, mis padres estaban muy cerca de la cultura rusa. Él no había estudiado, pero teníamos ganas de aprender. Por eso, yo he tenido contacto con muchas culturas: la iraní, que tiene grandísimos poetas; los españoles, cantantes como Miguel de Molina. Era nuestro preferido; a mi hermana y a mí nos encantaban sus películas. Y luego también las grandes canciones americanas.
XL. ¿Sus padres le dieron un optimismo especial para sobrevivir, para luchar contra la adversidad?
C.A. No, eso te lo da ser inmigrante. Por eso estoy totalmente a favor de la inmigración en Francia. Hay que ayudar a la gente a instalarse, una vez que llegan. No hay que formar guetos.
XL. ¿Le preocupa el crecimiento del racismo, de la islamofobia?
C.A. Los islamistas hacen todo lo posible para que eso ocurra. Pero hay un islam francés muy respetado, y esa gente quiere vivir tranquilamente en nuestro país, que es el suyo. Pero prefiero no mezclarme en estos asuntos.
XL. Usted tuvo que abandonar el colegio con diez años.
C.A. Yo no abandoné la escuela; la escuela nos abandonó, porque, a partir de esa edad, había que pagar para ir.
XL. ¿Se ha sentido acomplejado por su falta de estudios?
C.A. Acomplejado, no. Simplemente sentía que era una carencia. Sentirme acomplejado me habría impedido aprender.
XL. Eso le dio más fuerza entonces.
C.A. Bueno, me dio ganas de darle un buen puntapié imaginario a cada periodista que me criticaba [risas]. Pero ignoré todo eso. Si no, me hubiera muerto de cáncer. Uno mismo no debe hacerse daño. Si no me queréis, haré todo lo posible para que me queráis. Eso es lo que hay que hacer. Y tener sentido del humor, sin él no se sobrevive.
XL. ¿Es cierto que hubo quien dijo que no podría cantar nunca?
C.A. Sí, la prensa.
XL. Es algo muy cruel.
C.A. Sí, y duró mucho. Yo ya era una estrella con una carrera, pero siempre recibía críticas muy duras.
XL. Creo que comenzó su carrera artística bailando ballet clásico con un tutú...
C.A. En una compañía, el propietario que era bastante agarrado se enteró de que había estudiado ballet clásico, y me preguntó si quería bailar. Le dije que sí y me envió con las chicas [risas]. Y tuve que ponerme ese tutú. No hay que tener complejos cuando uno es comediante. Hay que subirse al escenario desnudo, virgen. Libre de espíritu.
XL. ¿Y cómo empezó a cantar y a escribir canciones?
C.A. Fue una cadena de dificultades. Empecé a cantar con un compañero que era un excelente compositor de música. Pero como nadie lo conocía, no le daban letras. Bueno, dije, tampoco debe de ser tan difícil escribir un estribillo y dos versillos, una frase que se hizo famosa [risas]. Se burlaron mucho de mí. Y entonces volví con una canción. Y los mismos que se habían reído me dijeron: «Continúa».
XL. ¿Qué es lo que lo impulsa a subir a un escenario a su edad?
C.A. ¿Quiere decir que a mi edad debería morirme? [Risas].
XL. No, por favor, pero hay muchos artistas que deciden descansar, disfrutar de una vida más tranquila...
C.A. Cuando uno se retira muy pronto, se muere pronto también. Siempre se pueden hacer las cosas mejor...
XL. Llegará usted entonces a los cien años...
C.A. Por supuesto, y cantando... y después me jubilaré [risas]. Hay que ser optimista, siempre se lo digo a la gente.
XL. ¿Y qué es ser optimista?
C.A. Es pensar que mañana será mejor que hoy.
XL. ¿Qué herencia le gustaría que la gente conservara de usted?
C.A. La única herencia es la calidad.
XL. ¿Tiene miedo a la muerte?
C.A. Sí, ¿por qué no iba a tenerlo? La primera idea que me viene a la cabeza es que la muerte es una lástima. Y, luego, significa no ver más, y a mí me gustaría ver lo que va a suceder mañana. No escuchar no me importa, porque ya estoy bastante sordo, pero no poder ver... Pero no me siento atemorizado.
XL. ¿Cuál es el recuerdo más emotivo que guarda de aquel joven Aznavour de los comienzos?
C.A. Recuerdo el primer gran cartel que tuve en París, casi de tamaño natural. Yo tendría veintitantos años. Y recuerdo haber visto de lejos a mi padre y a mi padre pasando por delante y pararse un momento. Me pregunté: «¿Qué pensarán? Han visto a su hijo con ese tamaño». Ese es el recuerdo que más me emociona.
Toda una vida
-Sophia y Cannes. En el Festival de Cannes de 1961, con Sophia Loren. En 2005, allí mismo lo nombraron ciudadano de honor de la ciudad.
-Primeras tablas. Nació en 1924 en París. Aquí, con 12 años. Ya entonces adoraba a Miguel de Molina.
-Muy criticado. En sus inicios, incluso cuando ya era un estrella, recibió críticas muy duras. «Si no me queréis fue su reacción, haré todo lo posible para que me queráis». Dicho y hecho.
-¿Balas a mí? En 1960, Aznavour destapó su talento como actor en 'Tirad sobre el pianista', la segunda película de François Truffaut.
-Su gran amor. Con su tercera y actual esposa, la sueca Ulla Thorsell. Llevan casados casi 50 años, desde 1967. Con ella, Aznavour tuvo tres de sus seis hijos.
"Edith Piaf nunca se pinchó. Se drogaba de otra forma!
«Viví en casa de Edith Piaf durante ocho años. Fue algo extraordinario. Soy una de las dos o tres personas aún vivas que la conocieron de verdad. Me preguntan tantas cosas sobre ella... Pero no necesito recordar. Los recuerdos van conmigo. Tuvo una vida dramática, pero ella no era dramática. Tenía mucho sentido del humor y seguridad en sí misma, aunque no molestaba a los hombres con eso. El cine se ha inventado una Piaf que no existió. Disfrutó mucho de la vida. Nunca se pinchó. Se drogaba de otra manera, con medicamentos, pero yo en ocho años nunca vi una jeringuilla en aquella casa».
TÍTULO: A FONDO, Art Déco'. Belleza exquisita,.
'Art Déco'. Belleza exquisita
Frívolo, exquisito, hedonista,
glamuroso y bello. Así es lo 'déco', como los años veinte y treinta, en
los que esta corriente sedujo a 'vedettes', artistas, modistas, joyeros,
arquitectos, cineastas y aristócratas. Es el estilo que se respira en
las fiestas del Gran Gatsby. Una exposición en la Fundación March lo
reivindica.
Suena música de 'jazz'; ellos van repeinados y calzan
zapatos bicolores; ellas fuman utilizando largas boquillas; se recuestan
en 'chaises longues'; ríen; bailan... Son delgadas, se recogen
el pelo (corto) en casquetes que recuerdan a los de los pilotos de
avión, son delgadas y van enfundadas en vestidos con forma de tubo... Es
el glamour del art déco el acrónimo de art décoratif, en francés, un
estilo que brilló en los años veinte y treinta del siglo XX; que se
expandió a través del cine; transformó la moda; inventó lámparas,
pitilleras, frascos de perfume, automóviles, sillas, jarrones...
En el art déco militaron René Lalique (diseñador y joyero); las pintoras Tamara de Lempicka y Sonia Delaunay; las modistas Coco Chanel, Jeanne Lanvin y Elsa Schiaparelli; la vedette Josephine Baker; o el arquitecto y diseñador Charles Édouard Jeanneret-Grisel, más conocido como Le Corbusier, celebridades que bien podrían haber sido invitados habituales de una fiesta del Gran Gatsby.
El art déco gusta porque es el estilo de aquel delicioso intermedio entre las dos guerras mundiales, una fiesta sacudida por el bofetón del crack del 29 y que terminó en el espanto del nazismo. El arte de aquella época encandila. Mirando sus muebles, dibujos, joyas o vestidos siente uno ganas de arrancarse a bailar un charlestón. El déco es arte, pero ha sido denostado durante años por los más puristas: a las vanguardias 'serias' les ha parecido anticuado y cursi. Su funcionalidad lo ha empujado fuera de los cánones de la primera división de las vanguardias artísticas. Y, sin embargo, lo fue: nació como un afán de modernizar lo que existía y acercarlo al consumidor. El problema es que se expandió al mobiliario y al diseño de objetos de todo tipo, y el hecho de ser práctico supuso su salida del concepto de artístico.
El déco es lo exquisito fabricado en serie. Su filosofía lo impregna todo. Alguien déco se viste, se peina, decora su casa o utiliza utensilios de este estilo, que nace de la mezcla de muchas cosas: lo exótico, lo exquisito, lo antiguo... Pero también el cubismo. ¿Cómo se define el art déco? «Si fuera un perro, sería un chucho con la potencia de un doberman y la belleza de un dálmata», contesta Manuel Fontán del Junco, director de Exposiciones de la Fundación Juan March, escenario de la exposición, en su sede de Madrid, El gusto moderno.
Art déco en París, 1910-1935. Sorprende saber que es la primera gran exposición que se dedica en España al art déco y la primera del mundo en la que un centro especializado en vanguardias hace un brindis a esta corriente. Es un estilo complejo que incluso alberga tendencias: hay un déco más cubista y minimalista, y otro recargado, sofisticado, barroco, kitsch. Al gran público le encanta, como gustan los cuadros de la excéntrica pintora polaca Tamara de Lempicka, toda ella (su obra y su persona), el colmo de lo déco.
Los marqueses de Madrid
La belleza de este estilo es avasalladora y chic, como lo son algunas de las artistas que han destacado con sus creaciones déco. En una fiesta celebrada en Madrid durante la Primera Guerra Mundial, en los salones de los marqueses de Valdeiglesias o los de Urquijo, una de las invitadas podría ser la pintora Sonia Delaunay, un icono déco entre otros. Sonia y su marido, Robert, llegaron a España en 1914 y aquí se quedaron hasta que terminó la Gran Guerra. A Sonia -que era rusa de nacimiento- (en realidad se llamaba Sonia Stern) el coreógrafo Serguéi Diáguilev le abrió las puertas de los salones de los aristócratas españoles y le encargó el vestuario de la ópera Cleopatra.
Los Delaunay venían de París, de codearse con Braque, Picasso, Derain y Vlaminck. Las marquesas y duquesas españolas quisieron que Sonia se ocupara de la decoración de sus palacetes y de sus vestidos. Llegó a tener boutique, Casa Sonia, en Madrid y Bilbao. Y después en París, la Boutique Simultanée, que se llamó así en honor a una tendencia, el simultaneísmo, inventada por Sonia cuando confeccionó una colcha para la cuna de su hijo Charles, con parches de colores al estilo de las campesinas rusas. Así eran sus telas, de colores y figuras geométricas. También diseñó bolsos, abanicos, paraguas y, más tarde, 'vestidos poema'.
Rompedoras, atrevidas, modernas, así eran las mujeres déco, libres ya del corsé con la nueva moda de los vestidos con forma de tubo. Se cortaron el pelo a lo garçon para decirles a sus madres: «Hago lo que tú no has hecho, trabajo, fumo, conduzco, me baño en la playa...». Y esa nueva filosofía empapó los objetos de su alrededor, los tocadores donde se acicalaban con frascos de perfume de nuevo diseño, como el inmortal contenedor del Chanel número 5. Hay incluso tenedores y cine déco, como las películas de la Italia fascista, los looks de Greta Garbo... ¡Pero si la estatuilla del Oscar es un diseño del artista déco Cedric Gibbons!
Locos por Tutankamón
El art déco es un estilo global que se 'contagió' incluso en parajes remotos como Japón, Australia y África. Fascinaba lo exótico: en 1922, Howard Carter descubrió la tumba de Tutankamón y se disparó el interés por el antiguo Egipto. También apasionaban las civilizaciones extinguidas. No tiene la categoría artística del cubismo porque es una corriente que bebe de lo antiguo, no lo destruye; no se apoya en una proclama política, es pragmático: pretende acercar lo moderno al público, se vulgariza.
«Es cubismo domesticado. Transporta una belleza hiriente, de piezas despampanantes», resume Manuel Fontán del Junco, entusiasmado con la exposición que, según él, «huele a perfume de mujer» y muestra «el arte propio de la sociedad de consumo». Lo cierto es que tras darse un baño déco siente uno ganas de pasar una noche loca en el Cotton Club.
Influencia déco
-Manhattan. El edificio Chrysler de Nueva York, de 1930, es un icono de esta corriente. «El perfil de Manhattan es epítome de la ciudad déco», dice la crítica de arte Estrella de Diego.
-'Glamour'. El estilo déco lo contagia todo de una sofisticada elegancia, como la de Marlene Dietrich, aquí en el cuarto de baño de su mansión en Beverly Hills, en 1932. Todo, muy chic.
-Cine. Hoteles de lujo y pisos de millonarios son escenarios ideales de lo déco. El cine globalizó su glamour. Aquí, Greta Garbo en una escena de El beso, de 1929.
-Moda. Vestido de noche de Jean Paquin, de 1925. Seda azul y oro bordada y con abalorios, perlas y cuentas doradas.
-Lo doméstico. Lo han denostado porque este estilo se contagió a todo tipo de objetos.
-Un icono en Madrid. La pintora Sonia Delaunay diseñó telas y ropa déco. Abrió boutique en Madrid, Bilbao y París.
-Tamara de Lempicka. Es el colmo de lo déco: lo era su casa, su persona y su obra, como esta Joven de verde, de 1927.
-África dorada. Exotismo y lujo se funden en esta lámina dedicada a Mowgli y El libro de la selva.
-Bambi en el comedor. Biombo de diez hojas del comedor de la casa de la modista Jeanne Lanvin.
Cómo reconocerlo
El art déco se consolida en 1925 en la Exposición Internacional de Artes Decorativas e Industriales Modernas de París.
-Es lo exquisito producido en serie. Lleva el diseño a todos los ámbitos.
-Recibe la influencia del movimiento británico Arts and Crafts.
-Su canon es la elegancia geométrica: predominan los cubos, esferas y zigzags.
-Utiliza materiales como acero; vidrio; cerámica; maderas nobles, como el ébano; marfil y carey. Y también nuevos materiales, como baquelita, cromo o plástico.
-Le atraen los animales vinculados con la velocidad y lo estilizado, como galgos, gacelas, panteras, garzas.
-Tiene periodos más clásicos (con nexos con el art nouveau) y otros más vanguardistas (emparentados con el cubismo o la Bauhaus).
-Llegó al cine -explica Román Gubern- con escenografías de hoteles de lujo, pisos de millonarios o en los números corales de las revistas musicales.
-Se inspira en el cubismo, el constructivismo ruso o el futurismo italiano... y en los ballets rusos.
-Le atrae lo exótico, lo africano, las civilizaciones extinguidas como la egipcia, azteca, inca, maya y las tribus indias de los Estados Unidos.
-En arquitectura utiliza formas geométricas, remates escalonados, arcos, puertas ochavadas y materiales como el mármol, el granito y el aluminio.
España también es déco...
Lo déco se coló en la arquitectura, en obras de Juan de Talavera y Luis Gutiérrez Soto, en la pintura de Ignacio Zuloaga o Julio Romero de Torres e incluso en la música de Manuel de Falla. Una de las musas del art déco español fue la bailarina Carmen Tórtola Valencia.
-Madrid. Círculo de Bellas Artes, 1919-1926, obra de Antonio Palacios. Es monumento histórico artístico nacional.
-Gerona. Casa Masramon, en Olot, ideada por Rafael Masó, un preludio de lo déco español.
Madrid. El edificio del cine Barceló, proyecto realizado por Luis Gutiérrez Soto en 1930.
-Guipúzcoa. Monumento a Juan Sebastián Elcano en Guetaria, de Victorio Macho.
Para saber ,ás. El gusto moderno. Art déco en París1910-1935. Fundación Juan March. C/ Castelló, 77. Madrid. Hasta el 28 de junio.
En el art déco militaron René Lalique (diseñador y joyero); las pintoras Tamara de Lempicka y Sonia Delaunay; las modistas Coco Chanel, Jeanne Lanvin y Elsa Schiaparelli; la vedette Josephine Baker; o el arquitecto y diseñador Charles Édouard Jeanneret-Grisel, más conocido como Le Corbusier, celebridades que bien podrían haber sido invitados habituales de una fiesta del Gran Gatsby.
El art déco gusta porque es el estilo de aquel delicioso intermedio entre las dos guerras mundiales, una fiesta sacudida por el bofetón del crack del 29 y que terminó en el espanto del nazismo. El arte de aquella época encandila. Mirando sus muebles, dibujos, joyas o vestidos siente uno ganas de arrancarse a bailar un charlestón. El déco es arte, pero ha sido denostado durante años por los más puristas: a las vanguardias 'serias' les ha parecido anticuado y cursi. Su funcionalidad lo ha empujado fuera de los cánones de la primera división de las vanguardias artísticas. Y, sin embargo, lo fue: nació como un afán de modernizar lo que existía y acercarlo al consumidor. El problema es que se expandió al mobiliario y al diseño de objetos de todo tipo, y el hecho de ser práctico supuso su salida del concepto de artístico.
El déco es lo exquisito fabricado en serie. Su filosofía lo impregna todo. Alguien déco se viste, se peina, decora su casa o utiliza utensilios de este estilo, que nace de la mezcla de muchas cosas: lo exótico, lo exquisito, lo antiguo... Pero también el cubismo. ¿Cómo se define el art déco? «Si fuera un perro, sería un chucho con la potencia de un doberman y la belleza de un dálmata», contesta Manuel Fontán del Junco, director de Exposiciones de la Fundación Juan March, escenario de la exposición, en su sede de Madrid, El gusto moderno.
Art déco en París, 1910-1935. Sorprende saber que es la primera gran exposición que se dedica en España al art déco y la primera del mundo en la que un centro especializado en vanguardias hace un brindis a esta corriente. Es un estilo complejo que incluso alberga tendencias: hay un déco más cubista y minimalista, y otro recargado, sofisticado, barroco, kitsch. Al gran público le encanta, como gustan los cuadros de la excéntrica pintora polaca Tamara de Lempicka, toda ella (su obra y su persona), el colmo de lo déco.
Los marqueses de Madrid
La belleza de este estilo es avasalladora y chic, como lo son algunas de las artistas que han destacado con sus creaciones déco. En una fiesta celebrada en Madrid durante la Primera Guerra Mundial, en los salones de los marqueses de Valdeiglesias o los de Urquijo, una de las invitadas podría ser la pintora Sonia Delaunay, un icono déco entre otros. Sonia y su marido, Robert, llegaron a España en 1914 y aquí se quedaron hasta que terminó la Gran Guerra. A Sonia -que era rusa de nacimiento- (en realidad se llamaba Sonia Stern) el coreógrafo Serguéi Diáguilev le abrió las puertas de los salones de los aristócratas españoles y le encargó el vestuario de la ópera Cleopatra.
Los Delaunay venían de París, de codearse con Braque, Picasso, Derain y Vlaminck. Las marquesas y duquesas españolas quisieron que Sonia se ocupara de la decoración de sus palacetes y de sus vestidos. Llegó a tener boutique, Casa Sonia, en Madrid y Bilbao. Y después en París, la Boutique Simultanée, que se llamó así en honor a una tendencia, el simultaneísmo, inventada por Sonia cuando confeccionó una colcha para la cuna de su hijo Charles, con parches de colores al estilo de las campesinas rusas. Así eran sus telas, de colores y figuras geométricas. También diseñó bolsos, abanicos, paraguas y, más tarde, 'vestidos poema'.
Rompedoras, atrevidas, modernas, así eran las mujeres déco, libres ya del corsé con la nueva moda de los vestidos con forma de tubo. Se cortaron el pelo a lo garçon para decirles a sus madres: «Hago lo que tú no has hecho, trabajo, fumo, conduzco, me baño en la playa...». Y esa nueva filosofía empapó los objetos de su alrededor, los tocadores donde se acicalaban con frascos de perfume de nuevo diseño, como el inmortal contenedor del Chanel número 5. Hay incluso tenedores y cine déco, como las películas de la Italia fascista, los looks de Greta Garbo... ¡Pero si la estatuilla del Oscar es un diseño del artista déco Cedric Gibbons!
Locos por Tutankamón
El art déco es un estilo global que se 'contagió' incluso en parajes remotos como Japón, Australia y África. Fascinaba lo exótico: en 1922, Howard Carter descubrió la tumba de Tutankamón y se disparó el interés por el antiguo Egipto. También apasionaban las civilizaciones extinguidas. No tiene la categoría artística del cubismo porque es una corriente que bebe de lo antiguo, no lo destruye; no se apoya en una proclama política, es pragmático: pretende acercar lo moderno al público, se vulgariza.
«Es cubismo domesticado. Transporta una belleza hiriente, de piezas despampanantes», resume Manuel Fontán del Junco, entusiasmado con la exposición que, según él, «huele a perfume de mujer» y muestra «el arte propio de la sociedad de consumo». Lo cierto es que tras darse un baño déco siente uno ganas de pasar una noche loca en el Cotton Club.
Influencia déco
-Manhattan. El edificio Chrysler de Nueva York, de 1930, es un icono de esta corriente. «El perfil de Manhattan es epítome de la ciudad déco», dice la crítica de arte Estrella de Diego.
-'Glamour'. El estilo déco lo contagia todo de una sofisticada elegancia, como la de Marlene Dietrich, aquí en el cuarto de baño de su mansión en Beverly Hills, en 1932. Todo, muy chic.
-Cine. Hoteles de lujo y pisos de millonarios son escenarios ideales de lo déco. El cine globalizó su glamour. Aquí, Greta Garbo en una escena de El beso, de 1929.
-Moda. Vestido de noche de Jean Paquin, de 1925. Seda azul y oro bordada y con abalorios, perlas y cuentas doradas.
-Lo doméstico. Lo han denostado porque este estilo se contagió a todo tipo de objetos.
-Un icono en Madrid. La pintora Sonia Delaunay diseñó telas y ropa déco. Abrió boutique en Madrid, Bilbao y París.
-Tamara de Lempicka. Es el colmo de lo déco: lo era su casa, su persona y su obra, como esta Joven de verde, de 1927.
-África dorada. Exotismo y lujo se funden en esta lámina dedicada a Mowgli y El libro de la selva.
-Bambi en el comedor. Biombo de diez hojas del comedor de la casa de la modista Jeanne Lanvin.
Cómo reconocerlo
El art déco se consolida en 1925 en la Exposición Internacional de Artes Decorativas e Industriales Modernas de París.
-Es lo exquisito producido en serie. Lleva el diseño a todos los ámbitos.
-Recibe la influencia del movimiento británico Arts and Crafts.
-Su canon es la elegancia geométrica: predominan los cubos, esferas y zigzags.
-Utiliza materiales como acero; vidrio; cerámica; maderas nobles, como el ébano; marfil y carey. Y también nuevos materiales, como baquelita, cromo o plástico.
-Le atraen los animales vinculados con la velocidad y lo estilizado, como galgos, gacelas, panteras, garzas.
-Tiene periodos más clásicos (con nexos con el art nouveau) y otros más vanguardistas (emparentados con el cubismo o la Bauhaus).
-Llegó al cine -explica Román Gubern- con escenografías de hoteles de lujo, pisos de millonarios o en los números corales de las revistas musicales.
-Se inspira en el cubismo, el constructivismo ruso o el futurismo italiano... y en los ballets rusos.
-Le atrae lo exótico, lo africano, las civilizaciones extinguidas como la egipcia, azteca, inca, maya y las tribus indias de los Estados Unidos.
-En arquitectura utiliza formas geométricas, remates escalonados, arcos, puertas ochavadas y materiales como el mármol, el granito y el aluminio.
España también es déco...
Lo déco se coló en la arquitectura, en obras de Juan de Talavera y Luis Gutiérrez Soto, en la pintura de Ignacio Zuloaga o Julio Romero de Torres e incluso en la música de Manuel de Falla. Una de las musas del art déco español fue la bailarina Carmen Tórtola Valencia.
-Madrid. Círculo de Bellas Artes, 1919-1926, obra de Antonio Palacios. Es monumento histórico artístico nacional.
-Gerona. Casa Masramon, en Olot, ideada por Rafael Masó, un preludio de lo déco español.
Madrid. El edificio del cine Barceló, proyecto realizado por Luis Gutiérrez Soto en 1930.
-Guipúzcoa. Monumento a Juan Sebastián Elcano en Guetaria, de Victorio Macho.
Para saber ,ás. El gusto moderno. Art déco en París1910-1935. Fundación Juan March. C/ Castelló, 77. Madrid. Hasta el 28 de junio.
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