CALLEJEROS - Enredos familiares ,./ AQUEMARROPA - ¡ QUE TIEMPO TAN FELIZ ! - ME INSPIRO METIENDO LOS VASOS EN EL LAVAPLATOS,.
TITULO: CALLEJEROS - Enredos familiares ,.
Enredos familiares,.
Una australiana cede un óvulo a su hermano y su cuñado para que puedan tener un hijo en un vientre de alquiler,.
La familia es un ejemplo a pequeña escala de lo que sucede en el
mundo. Hay relaciones íntimas, de cortesía, de aparente cariño o
simplemente de una educada omisión. Pero también son el microcosmos
donde suceden las cosas más extrañas. Como que una miembro de la familia
pueda ser madre y tía a la vez poniéndole los ‘cuernos’ a uno de sus
seres más queridos. Escrito así puede parecer que el hogar de los
Leighton-Dore es lo más parecido a una zona de combate, con los padres
disparando a los hijos y viceversa que a una tranquila casa australiana.
Pero ocurre todo lo contrario. Todos los miembros de esta familia de
Sídney están encantados.
Quien soltó la bomba en Internet fue Samuel. «Mi hermana y yo vamos a
tener un bebé», soltó, a las bravas, en su bitácora personal. Luego
entró en más detalles. Él y su novio, el fotógrafo y diseñador Bradley
Tennant, quieren tener un hijo. Pero un pequeño al que estén vinculados
no solo por el amor que sientan por el bebé, sino también por la carga
genética. Así que, medio en broma medio en serio, le contaron a Bronte,
hermana pequeña de Samuel. Y para sorpresa de la pareja, la recepción
fue positiva.
Pero la ‘madre’ puso alguna que otra condición, como que ella no
quería gestar a la criatura. Ella prestaba el óvulo y será la pareja de
artistas –Samuel es escritor y ha rodado también un cortometraje y
varios videoclips– quien se ocupe de toda la logística. Es decir, buscar
una madre de alquiler, fecundar el óvulo con el semen de Bradley y
esperar a que todo el embarazo transcurra sin contratiempos. «Es la
única forma en que tanto mi pareja como yo podamos tener una conexión
biológica con nuestros hijos », explicó Samuel al periódico británico
‘Mirror’.
Además de la «tía especial» o «hada madrina», esta aventura también
debió pasar por el escrutinio de los padres de Samuel y Bradley. Y el
plan no les pareció ninguna locura, al contrario. «Mis padres tienen la
mente abierta, así que la discusión ha sido menos complicada de lo que
podía esperar. Somos afortunados», explica Samuel, que ha estado
acompañados por sus padres en más de una manifestación a favor de los
derechos del colectivo homosexual.En Australia, el matrimonio de parejas
del mismo sexo no es todavía legal. El futuro padre solo espera que el
resto de su familia –en el más amplio sentido de la palabra– sean tan
compresivos como sus seres más cercanos con esta decisión.
Un planteamiento de vida que por el momento tendrá que esperar. La
fecundación in vitro no es barata y Bradley y Samuel no tienen todavía
el dinero suficiente para empezar el largo proceso. «Creo que tenemos
una suerte increíble de vivir en un tiempo que facilita muchos caminos
para construir una gran familia. Si todas las partes involucradas están
comprometidas, se puede ir a por ello», escribió Samuel en su blog.
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ME INSPIRO METIENDO LOS VASOS EN EL LAVAPLATOS, foto.
Luis García Montero: «Me inspiro metiendo los vasos en el lavaplatos»,.
Nací en Granada hace 58 años. Respeto mucho el oficio, pero no
escribo para hacer endecasílabos perfectos. Mis maestros son Garcilaso,
Machado, Alberti, Gil de Biedma, Ángel González, Brines, mi mujer y mis
tres hijos.
Ahora ha publicado el ensayo ‘Un lector llamado Lorca’, ¿a qué edad se leyó las obras completas del poeta?
Descubrí el tomo de la editorial Aguilar con las obras de García
Lorca en la biblioteca de mis padres, al final de los años 60 (tendría
10 ó 12 años). Claro que no me lo leí entero. Recuerdo la sensación
física que me provocaron esos primeros poemas de Lorca. Algo que se
convertía en piel y en mundo propio. Este libro es un homenaje al poeta y
al adolescente que lo descubrió.
¿Y a qué edad tuvo su primer rollo?
Más allá de las quimeras infantiles, creo que a los 15 o 16 años. Yo
iba al Club Hípico de Granada a montar a caballo, y allí surgieron los
primeros amores adolescentes.
Su hija estudia piano. ¿Se imagina que hubiera sido tronista en ‘MYHYV’?
Esos programas de telebasura me entristecen. La zafiedad sentimental
que representan son el mayor atentado contra la cultura popular que
existe. La telebasura impone una realidad de bajos instintos y
zafiedades. Es desolador.
Su hija del Rayo Vallecano, su mujer Almudena Grandes colchonera y usted merengón. Desayunan en un derbi madrileño.
Sí, un jaleo. Pero eso demuestra que el fútbol no es tan importante.
Soy muy del Granada y muy del Madrid. Ahora los atléticos (Almudena, sus
hermanos, mi editor Chus Visor, Joaquín Sabina...) están muy crecidos y
dan mucho la lata. No podemos ver los partidos juntos, sobre todo las
finales de la Champions. Son muy simpáticos los atléticos.
Whisky en invierno y manzanilla en verano. Salvo agua...
Cada bebida tiene su hora. La cerveza antes de la comida sienta muy
bien. Y comer con vino dignifica cualquier mesa. La buena conversación y
la lectura solitaria mejoran con la compañía de una copa. El gran
Francisco Ayala, cerca de los 100 años, pedía a los camareros que
retirasen los vasos de agua de la mesa. Con el agua –decía–, conviene
tener mucho cuidado…
¿Qué encuentra en Rota?
Amistad, allí nos reunimos muchos amigos, nombres de esos que forman
mi segunda familia: Felipe (Benítez Reyes), Benjamín (Prado), Joaquín,
Silvia, Ángeles, Bienve, María, Jimena… Además me gusta mucho la gente
de la Bahía de Cádiz, su elegancia sentimental y su ingenio.
¿Una costumbre banal?
El amor a las pastelerías, digo yo, o el fútbol.
Sus mujeres a la playa y usted al bar...
Ese fue uno de los motivos de que fuésemos a Rota, la playa y los
bares. Busqué un sitio en el que vivía mi amigo Felipe Benítez, para
consolarme de la obligación familiar de llevar a los niños a la playa.
Ahora han crecido los niños, y Almudena y yo bajamos al mar por las
tardes, para caminar por la orilla hasta Punta Candor. Eso me gusta.
¿Qué sería de los poetas sin los bares?
¡Qué sería de España! Me gusta nuestra facilidad para vivir en la
calle y celebrar la vida con los amigos. La soledad como ámbito de
independencia está bien, pero no como condena al anonimato y la
deshumanización. Me gusta el bar de siempre, ese al que vas y te
encuentras con amigos sin necesidad de quedar. Por lo que se refiere a
la poesía, es verdad que hay una estirpe basada en el exceso. Por eso
son tan peligrosos los poetas que tienen mala bebida. Dan mucho el
latazo.
¿Se puede ser poeta en una playa atestada?
Sí, y hasta escribir sobre eso. Decía Pasolini que no hay nada más
solitario que una plaza del siglo XX tomada por una multitud. Yo creo
que algunas playas le hacen la competencia a esas plazas.
Almudena Grandes se inspira cocinando. ¿Y usted?
Ayudo poco en la cocina. Sólo me salen bien los huevos con patatas.
Me inspiro más metiendo los vasos en el lavaplatos y oyendo el rumor de
la calle desde la butaca de la biblioteca.
¿Tenemos demasiado miedo?
Es un miedo provocado. Nada nos inmoviliza más que el miedo. Eso que
llamamos poder crea situaciones de debilidad e incertidumbre para
dominarnos. Nadie protesta si corre el peligro de perder su puesto de
trabajo, si no se siente amparado por unos derechos. El mejor remedio
contra el miedo, que es social, es una buena seguridad social.
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