¡ ATENCION Y OBRAS ! CINE,.
¡Atención y obras! es un programa semanal que, en La 2, aborda la cultura en su sentido más amplio, con especial atención a las artes escénicas, la música, los viernes a las 20:00 presentado por Cayetana Guillén Cuervo, etc, foto,.
Augurios sobre el libro ,.
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Si según la teoría de Helmholtz el sol es una esfera en proceso de enfriamiento, lo que permite calcular matemáticamente el fin del globo terrestre y de la raza humana para dentro de diez millones de años, ¿por qué no se podrá predecir que el libro, tal como lo conocemos, como innumerables cuadernos de papel impreso, plegado, cosido, encuadernado bajo una cubierta que anuncia el título de la obra pueda caer en desuso en tanto que intérprete de nuestras producciones intelectuales?». Esta pregunta, que parece formulada por uno de esos gurús de las redes sociales a los que los tontos escuchan con tanto arrobo y reverencia fue escrita hace casi siglo y medio por Octave Uzanne, un escritor francés del que acabo de leer un libro curiosísimo y muy recomendable, El fin de los libros y otros cuentos para bibliófilos (Trama Editorial, 2015). En el relato que brinda su título a la obra, Uzanne imagina a un erudito que predice la muerte de la imprenta, «que reinó de forma tan despótica sobre nuestros espíritus», y anuncia la desaparición de los libros, «objetos bastante anticuados y fácilmente reemplazables». Para este personaje de Uzanne el artilugio que acabará con el reinado del libro es… ¡el fonógrafo! (hoy diríamos el ‘audio-libro’), que a su juicio permitiría una modalidad de lectura mucho más cómoda. «El hombre ocioso -añade el personaje de Uzanne- rechaza cada vez más el esfuerzo y busca ávidamente lo que él considera cómodo, es decir todas las ocasiones para reducir en la medida de lo posible el gasto y el movimiento. (…) Coincidirán conmigo en que la lectura, tal como la practicamos hoy, no sólo exige a nuestro cerebro una atención continua que consume gran parte de nuestros fosfatos cerebrales, sino que además somete a nuestro cuerpo a cierto número de posiciones postrantes». Y concluye su alegato con una frase lapidaria que parece el lema de nuestra época: «Creo, pues, en el éxito de todo aquello que halague y fomente la pereza».
Acaso sin saberlo, Uzanne logró, en la figura de ese erudito grotesco, una sátira de los editores sin escrúpulos tan habituales hoy, que pensaron que halagando la pereza del hombre ocioso (y sus exiguos fosfatos cerebrales) tendrían resuelto su negocio. Así fue como, primeramente, convirtieron el libro en un objeto de consumo masivo, creyendo que la lectura se podría convertir en un hábito multitudinario que rindiese opíparos beneficios; y, para ello, se pusieron a publicar un ingente número de bodrios (no hace falta sino consultar el catálogo de cualquiera de nuestras grandes editoriales para comprobarlo) que espantaron a los lectores verdaderos. Y, a continuación, se entregaron con armas y bagajes a la subyugación tecnológica, en un afán por ‘expandir’ su negocio al ‘mercado digital’. Pero los lectores no se ‘expanden’ por arte de birlibirloque; y el llamado ‘mercado digital’ se ha revelado, a la postre, un vivero de gentes que quieren leer por la patilla, ejerciendo su ‘derecho’ a la piratería.
En el fondo de la crisis del libro nos tropezamos con los errores de los editores que quisieron convertir su oficio en una mercadería de consumo masivo. Y, pese al empeño errático de estos mercaderes, lo cierto es que las previsiones de aquel grotesco erudito retratado por Uzanne no se han cumplido; lo cierto es que el libro ha sobrevivido a la avaricia de los mercaderes. Ciertamente, se venden muchos menos libros que antaño, pues las angosturas económicas y la rapacidad y avaricia editorial han causado grandes estragos. Pero, después de dejarnos arrastrar por la fascinación tecnológica, hemos vuelto a descubrir (como hijos pródigos) que la lectura más grata y reparadora es la que hacemos en un libro y no en un artilugio electrónico; y que los libros que amamos queremos guardarlos, ocupando sitio en la biblioteca, porque son vigías del tiempo que velan por nosotros y entre sus páginas se esconde nuestra biografía; porque, bajo su apariencia inerte y muda, nos brindan compañía y consuelo, en las tormentas de la vida; porque basta que abramos uno de nuestros libros más queridos, leídos allá en la lejana juventud, para evocar el clima espiritual que su lectura nos procuró; y, al evocar aquel clima del pasado, se alumbra nuestro futuro, aunque ya lo arañen las garras de la vejez.
En un tiempo en que la aceleración tecnológica nos ha inculcado un sentido fragmentario de la realidad, el libro sigue siendo un abrigo para el espíritu. Quizá no sea el objeto más adecuado para halagar y fomentar la pereza de los hombres ociosos a los que se refería el erudito de Uzanne; pero esos hombres ya tienen un mundo inundado de cacharritos, para halago de su pereza.
TITULO: LA CARTA DE LA SEMANA - VIAJANDO CON CHESTER - EL SOMBRERO DE PAJA,.
VIAJANDO CON CHESTER
Viajando con Chester es un programa de televisión español, de género
periodístico, presentado por Pepa Bueno, en la cuatro los domingos las 21:30, foto, etc.
EL SOMBRERO DE PAJA,.
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En el bar La Marina de Torrevieja, rincón marinero de toda la vida, me tomo una caña con Rafa, el dueño, y con Manolo, contramaestre del club náutico. Hay algún parroquiano más, de esos flacos y con tatuajes, de ojos descoloridos por el sol, inseparables de los puertos viejos y sabios, que tanto ayudan a mojar de espuma de cerveza, como Dios manda, un mostrador de mármol o de zinc. Se está bien aquí, charlando en este lugar que gracias al tesón y buen oficio de Rafa permanece intacto, a salvo del disparate urbanístico en el que gente sin escrúpulos convirtió el antiguo pueblo de pescadores, en las últimas décadas.Entre caña y caña sale el nombre del marinero Pepe. Murió hace poco, y me intereso por cómo ocurrió. Se trata de Pepe Vidal, en los últimos tiempos Pepe el del Onyx. Lo conocí cuando amarré aquí por primera vez hace veintidós años, y lo vi mucho en los pantalanes, primero como marinero y después jubilado, andando con pasos lentos y su eterno sombrero de paja camino del Onyx, la niña de sus ojos. El Onyx es un barco blanco y grande con un palo y una botavara enormes, de bandera alemana, feo como la madre que lo parió, que su propietario sólo saca a navegar un mes en verano. Y durante los once meses de amarre, el Onyx quedaba bajo el cuidado de Pepe, que cada mañana, temprano, con su andar tranquilo y su viejo sombrero de paja de ala ancha de pescador de toda la vida, acudía al barco para limpiarlo y tenerlo a punto, a son de mar y como los chorros del oro.
Pepe era de ésos que embarcaron con doce o trece años, cuando una boca a alimentar en casa sobraba y era preciso salir muy pronto a buscarse la vida. Como muchos de su pueblo y generación, Pepe anduvo embarcado en pesqueros y en la mercante, y terminó recalando en el club náutico de Torrevieja con la colla de primeros marineros, veteranos hombres de mar, que luego se fueron retirando para dar paso a la gente joven. La pensión de jubilado, Pepe la redondeaba con lo de cuidar el Onyx. Sin embargo -lo vi innumerables veces a bordo- lo que él hacía allí iba más allá de las obligaciones contratadas. Era su vínculo con el mar. Aquel barco amarrado, donde durante once meses era único amo a bordo después de Dios, lo mantenía vivo, lúcido, activo. Vinculado a la navegación y a la historia de su propia vida. Por eso cada día, con su sombrero de paja y su paso tranquilo, Pepe cruzaba despacio los pantalanes para ir a cumplir con su deber.
Manolo, el contramaestre, me cuenta cómo ocurrió. Él lo vio todo. Regresaba el Onyx de su navegación anual, y allá fueron a ayudarlo en el amarre los marineros del club, con Pepe entre ellos, pues no dejaba que nadie metiera mano sin estar supervisando él la maniobra. «Hubo una mala señal -dice Manolo- . Algo que nos hizo arrugar la boca. Tú sabes que la gente de mar somos supersticiosos, y Pepe, como viejo pescador y marinero, lo era más todavía. Estaba vigilando cómo cogíamos una estacha cuando una ráfaga de aire se llevó su sombrero de paja. Lo vi salir volando y pensé: mala cosa. Ya sabes que aquí damos importancia a esos detalles que traen mala suerte, como pisar las redes en tierra, que tu mujer barra hacia la calle cuando sales a la mar, embarcarse con el pie izquierdo y cosas así. Y fue eso lo que pensé: mala cosa. Pepe se quedó mirando el sombrero en el agua, lejos, como pensando lo mismo que yo, y se cruzaron nuestras miradas. Estaba muy serio y de pronto me pareció mucho más viejo. Como cansado de golpe. Entonces le dimos la estacha, subió a la cubierta del Onyx y allí cayó al suelo. Le había fallado el corazón. Murió en el hospital, al poco rato».
Me despedí de Manolo y los otros, salí del bar La Marina y volví a mi barco de noche, caminando por el pantalán mientas recordaba la conversación. Sin apenas darme cuenta seguí hasta el extremo y me detuve junto a la enorme popa blanca que se destacaba en la penumbra. Estuve allí un rato inmóvil, mirándola, y al fin me pareció oír un vago rumor de pasos en la toldilla, y que una sombra tocada con un sombrero de paja se acodaba en la regala. Alcé una mano, absorto, y por un momento creí que la sombra también hacía lo mismo, respondiéndome. A diferencia de mucha gente de tierra adentro, quienes navegamos solemos creer en los barcos fantasmas y en sus tripulantes. Cosas de la mar, de los libros o de la vida. Ése es mi caso. Y ahora sé que cada noche, cuando pasee junto al Onyx en el puerto desierto y silencioso, la sombra de Pepe Vidal estará siempre apoyada en la regala, dispuesta a devolverme el saludo.
TITULO: LIGA FUTBOL - Athletic Bilbao -0-BARCELONA -1-,.
RESULTADO FINAL -
Athletic Bilbao -0-BARCELONA -1-, FOTO
El Barça gana en el alambre
Un gol de Rakitic en el minuto 22 rescata a un equipo serio que arriesgó demasiado atrás. El Athletic tuvo ocasiones para empatar, pero perdonó. Muniain pidió penalti en el 90'.
En un ejercicio de funambulismo futbolístico el Barcelona conquistó San Mamés a base de un partidazo por parte de ambos contendientes que decidió un Rakitic inmenso. Entre tanta querencia al arabesco, el sentido común del croata, que siempre buscó junto a Sergi Roberto la solución más fácil en un partido en el que todo el mundo quiso rizar el rizo, fue decisivo.El encuentro fue un canto a la valentía. El Athletic fue incansable en su presión y obligó al Barcelona a jugar sobre el alambre en zonas de peligro máximo. Ter Stegen se reveló como un seguro en casi todas las jugadas comprometidas en lugares en los que una pérdida es gol. Falló una el alemán, pero Beñat no supo embocarla y en vez de colocarla a la red, la quiso romper y Ter Stegen la paró con la cara. Como el que no quiere la cosa.
Dijo en la previa Luis Enrique que no se creía a Valverde cuando el técnico del Athletic dejó entrever que su equipo iba a ser cauto. Los hechos le dieron la razón al asturiano, que diseñó un plan que puede acabar con todos aquellos aficionados culés con problemas coronarios. Ante la presión de los vascos, el Barcelona respondió con un recital de pases en el área propia, siempre con el portero como vértice del juego y Piqué y Umtiti como apoyos mientras que Sergi Roberto era el encargado de romper el ritmo en las transiciones.
Se encontraba cómodo el conjunto blaugrana ejecutando el contragolpe apoyándose en el croata por la derecha y en Arda y Denis Suárez en la banda izquierda. El primero conservaba la pelota y el turco era el encargado de dar el pase definitivo. En una de estas salidas Rakitic marcó el gol que decidió el partido en una jugada de manual.
Pero el Athletic jamás se rindió. El gol blaugrana no cambió el decorado de un partido que vivía al límite. En el área de Ter Stegen se vivía al filo y cuando el Barcelona lograba superar la presión de la primera línea del Athletic, las ocasiones eran clarísimas para los visitantes. No obstante, la puntería le falló al Barça. Arda, Messi y Suárez tuvieron claras oportunidades para sentenciar el partido. A cada fallo del Barça, el Athletic se crecía y cercaba cada vez más la portería barcelonista.
Confiaba el Barcelona en que los locales se cansaran, pero el empuje del Athletic fue impresionante. Empujados por su público, los vascos tuvieron mucha presencia en el campo del Barça, donde Umtiti, con una tarjeta empezaba a sufrir y Piqué, imperial en el achique, empezaba a optar por mandar balonazos.
Una falta de Beñat que dio en la parte exterior de la red fue la ocasión más clara del Athletic que con la entrada de Muniain, que reclamó un penalti de Rakitic, y de Raúl García le apretó las clavijas a un Barcelona que no supo cerrar el partido en los contragolpes.
Messi optó un par de veces por contemporizar el juego y conservar el balón en vez de encarar a Gorka. Vivió el Barcelona al límite en ambas áreas. En la propia empecinado en sacar la pelota jugada a riesgo de una pérdida fatal y en la contraria desperdiciando una y otra vez ocasiones claras en contragolpe, como la última de Suárez que un defensa del Athletic sacó bajó palos.
Se lleva tres puntos el Barcelona superando la prueba de San Mamés en un encuentro en el que la personalidad del equipo culé fue determinante. En un partido jugado en el alambre, el Barça ganó gracias al equilibrio de Rakitic.
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