TITULO: El faro, un emblema de Chipiona,.
Visitamos la playa de regla, en Chipiona.
Junto al faro es un emblema de este pueblo gaditano. Conocemos al
farero de Chipiona, Septimio, que nos enseña el faro por dentro, hasta
subir a lo más alto de la torre. El faro, que tardaron 4 años en
construirlo, cumple 150 años. ( foto ),.
Media Galicia está en riesgo extremo de incendio mientras sus agentes forestales demandan más medios contra el fuego,.
TITULO: Media Galicia está en riesgo extremo de incendio mientras sus agentes forestales demandan más medios contra el fuego,.
Media Galicia está en riesgo extremo de incendio mientras sus agentes forestales demandan más medios contra el fuego,.
Centenares de personas se manifestaron en Vigo para apoyar sus demandas
frente a la Xunta, que reventó su huelga con un sistema discriminatorio
de servicios mínimos y a la que acusan de abandonar el medio rural.
( foto ),.
Galicia es una tierra de contrastes. El mismo día en que la Xunta advierte a la población de que más de la mitad de la comunidad está en riesgo extremo de incendios forestales, quienes se encargan de combatirlos se manifiestan para advertir de la escasez de medios y de las lamentables condiciones laborales que padecen.
Por si no fuera suficiente paradoja, ahí va
una más: los agentes forestales, responsables de la vigilancia y cuidado
del monte y del medio natural, de la dirección de las tareas de
extinción y de la investigación de las causas del fuego, están en huelga indefinida desde hace semanas,
aunque todos van a trabajar. Cumplen escrupulosamente los servicios
mínimos del 100% decretados por la propia Xunta contra su protesta.
Galicia es una tierra de contrastes, sí, pero el fuego
la homologa por completo. El grado “extremo” del Índice de Risco Diario
de Incendios (IRDI) que cada jornada elabora la Consellería de Medio
Rural es el más elevado de su escala de alerta, y este miércoles
afectaba a casi todos los municipios de la provincia de Ourense, a la la
inmensa mayoría de los de Pontevedra, a casi todos los del sur de Lugo y
a parte de los de la franja costera del norte de A Coruña. Más del 50%
de Galicia.
En esa zona de peligro inminente estaban de nuevo
incluidas todas las zonas que ardieron durante los incendios del pasado
otoño, y también decenas de municipios y núcleos urbanos, incluidas
ciudades como Vigo, Ourense y Pontevedra. En más del 80% de la superficie de Galicia
el IRDI alerta de riesgo alto, muy alto o extremo. El IRDI tiene en
cuenta varios factores, como la situación meteorológica y el estado de
la biomasa, pero también, según la Consellería, “el estado de las
infraestructuras preventivas”.
“Yo trabajo en emergencias, y es verdad que los
incendios forestales son una emergencia. Pero son una emergencia
previsible”, explica Zeltia Burgos, agente forestal y responsable
nacional de Función Pública de la Confederación Intersindical Galega
(CIG), sindicato que ha convocado la huelga junto a UGT. “La población
puede estar tranquila. Cumplimos los servicios mínimos”, tranquiliza.
Este martes, centenares de personas se manifestaron
por las calles de Vigo en apoyo de las demandas de los agentes. Al
concluir la marcha, la actriz Nate Borrajo leyó un manifiesto que
denunciaba que la Xunta “ha abandonado el rural” gallego.
El Gobierno de Feijóo ha ejercido sobre los
trabajadores una notable presión social. De hecho, les reventó la huelga
hace unas semanas. No por decretar servicios mínimos del 100% para los
agentes forestales que dependen de Medio Rural, sino por reducirlos al 20% para los agentes medioambientales, adscritos a la Consellería de Medio Ambiente e Ordenación do Territorio.
Todos pertenecen al mismo cuerpo, y todos están
capacitados y obligados para dirigir la extinción de un incendio. Pero
si los forestales no pueden ir a la huelga porque tienen servicios
mínimos del 100%, eso hace recaer todo el peso económico de los paros en
las nóminas de los medioambientales. Pero son compañeros. No estaban
dispuesto a hacerse dumping unos a otros. Así que decidieron desconvocar
la huelga para los agentes de Medio Ambiente, mantenerla para los de
Medio Rural cumpliendo esos servicios mínimos de máximos, y preparar una
caja de resistencia para poder sortear en el futuro jugadas de tahúr de
la Xunta.
Los sindicatos aseguran que las condiciones en las
que los agentes realizan sus tareas son penosas, e incluso han
denunciado ante la Inspección de Trabajo que el Gobierno autonómico
vulnera las normas más elementales de seguridad laboral.
El Ejecutivo de Feijóo vende en los medios que los
agentes sólo quieren más dinero, y es cierto que entre sus
reivindicaciones figura un complemento salarial similar al de otros
cuerpos que realizan tareas tan peligrosas como las suyas. Pero también
exigen que los doten de los medios necesarios para hacer su
trabajo; que se elabore un catálogo de enfermedades profesionales; que
se aplique un plan de acción en materia de seguridad laboral que lleva
años paralizado; que se exima a los agentes de más edad o que padezcan
enfermedades profesionales de acudir a primera línea de fuego; que se
modifique la organización del trabajo para que no tengan que hacer en
solitario de 12 horas en el monte, en solitario, en zonas sin cobertura
de telefonía móvil y sin una emisora de radio que les permita estar en
contacto con el mundo para, entre otras cosas, alertar de un incendio.
La Xunta de Feijóo también transmite una afeada y
oportunista imagen de los agentes, a quienes acusa de convocar sus
protestas justo en verano, cuando existe más alarma social por el fuego.
La realidad es que llevan mucho tiempo denunciando sus condiciones, con
expedientes sancionadores la Inspección de Trabajo que les dan la razón
frente a la Administración gallega y que están fechados hace más de
años.
Burgos desmiente la acusación de oportunismo
con otro argumento contundente: “El cambio climático está haciendo que
los incendios ya no estén vinculados a determinadas estaciones del año,
los fuegos más virulentos pueden producirse incluso en invierno”,
aclara. Los hechos le dan la razón: la oleada de incendios que el año
pasado calcinó 50.000 hectáreas de monte en las mismas zonas que hoy
están catalogadas con un IRDI extremo, se produjo bien entrado el otoño.
Y la sequía se mantuvo durante buena parte del invierno. La pauta se
repite desde hace años. Según el Ministerio de Agricultura, con
excepción del año 2017, los días de mayor intensidad de los incendios en
Galicia fueron el 16 de octubre en el 2011; el 24 de febrero en el 2012
y el 11 de septiembre en el 2013 y en el 2014. Ninguno en agosto.
Las negociaciones entre la Xunta y los sindicatos se
rompieron el pasado 6 de agosto. Desde entonces nadie ha movido ficha.
Especialmente la Xunta, cuya última oferta económica aceptaría un
complemento de peligrosidad, pero ligado a la productividad de aquellos
agentes que participen efectivamente en la extinción de incendios. Ellos
quieren que se aplique a todos, con independencia de que el monte arda o
no. “Volver a ese sistema sería volver a los años noventa, cuando se
acusaba a los agentes de provocar fuegos para cobrar por apagarlos”,
sentencia la portavoz de la CIG.
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