TITULO: REVISTA JUEVES - REVISTA EL PAIS - La efímera estatua de Erdogan,.
REVISTA JUEVES - REVISTA EL PAIS - La efímera estatua de Erdogan , fotos.
El éxito de la provocadora instalación fue tan abrumador que al final
hubo que deshacerse de ella. La enorme estatua del presidente turco,
Recep Tayip Erdogan, colocada en la céntrica Plaza de la Unidad Alemana
de la ciudad de Wiesbaden por los organizadores de la 'Biennale' local
ha durado menos de 48 horas. Las autoridades se han visto obligadas a
retirarla porque se había convertido en una amenaza para la convivencia y
la seguridad. Desde que apareció por sorpresa en la mañana del lunes,
la figura plástica de color dorado y casi cuatro metros de altura, que
representa al presidente con el brazo derecho alzado y el dedo índice
apuntando al cielo, ha dado lugar a una fuerte polémica entre
partidarios y detractores.
«Alguno ha llegado incluso a sacar la navaja», afirma el
responsable municipal de orden público, Oliver Frantz, que ordenó a los
bomberos acudir con una grúa para llevársela. La instalación artística
sorprendió a las propias autoridades municipales, a quienes los
organizadores de la 'Biennale' solo habían solicitado permiso para
colocar una «estatua de aspecto humano» hasta el fin de la muestra el
próximo 2 de septiembre. Su propósito era «discutir sobre Erdogan»,
afirma el director del Staatstheater de Wiesbaden, Uwe Eric Laufenberg,
uno de los organizadores del certamen artístico, que en esta edición se
celebra bajo el lema 'Bad News' (malas noticias). «El arte es aquello
que hace ver las cosas como son», declaró Laufenberg, quien se mostró
satisfecho de que la instalación hubiese alcanzado su objetivo:
provocar. «En una democracia hay que respetar todas las opiniones»,
añadió el director teatral, para quien «el arte no está libre de
emociones y soy partidario de que estas se expresen ante un objeto
artístico antes que en una guerra».
Expresiones que fueron inmediatas, en cuanto la estatua llegó a
la céntrica plaza en la ciudad al borde del Rin. Sven Gerich, alcalde de
Wiesbaden, subrayó que varios detractores del presidente turco la
bombardearon con huevos, lo que hizo que «los simpatizantes de Erdogan
se sintieran provocados». No faltaron tampoco las pintadas obscenas,
como un enorme 'Fuck you', que sus seguidores limpiaron poco después. El
mismo lunes hubo varios conatos de pelea y la Policía detuvo a tres
personas ante la estatua, cuyo autor se mantiene en el anonimato.
Procedencia turca
En Alemania viven casi tres millones de personas de procedencia
turca, pero también varios cientos de miles de origen kurdo. Mientras
muchos de los primeros admiran al controvertido jefe de estado, la
mayoría de los segundos le critican por la represión que sufre su
minoría étnica en Turquía. Por la tarde se registró una nueva escalada
de tensión que hizo necesario el despliegue de dos centenares de
antidisturbios ante el provisional monumento para evitar enfrentamientos
entre admiradores y opositores a Erdogan. El llamamiento de varias
organizaciones kurdas a acudir masivamente a Wiesbaden para expresar su
rechazo al presidente turco fue la gota que colmó la paciencia de las
autoridades de la ciudad.
TITULO: UN TINTO VERANO - El Sky se quita el peso del liderato,.
UN TINTO VERANO -El Sky se quita el peso del liderato, fotos.
Vuelta España 2018El Sky se quita el peso del liderato,.
Simon Clarke gana fugado, como en 2012, la etapa en la que el francés Molard destrona a Kwiatkowski,.
Roquetas
de Mar está entre dos mares, el azul Mediterráneo y el que se extiende
coloreado de blanco sobre los invernaderos de plástico. La quinta etapa
iba desde la Alpujarra, tan quebrada, hasta la playa, tan plana. Estaba
claro: era un día de dos caras. Simon Clarke,
ciclista vertical y horizontal, vale para escalador, como cuando ganó
en Ezcaray en la Vuelta 2012, y para rematar un sprint como iba a hacer
en Roquetas.
Entre los plásticos y la arena, Clarke venía
pendiente de las dos caras que le seguían, la del veloz De Marchi y la
del pontente Mollema. Cara o cruz. Tenía que elegir. «De Marchi es el
más rápido de los tres, pero era el que venía más fatigado», pensó
Clarke. «Decidí centrarme en Mollema». Atinó. Y le sacó
oro a otra fuga que triunfa en esta Vuelta tan asfixiada por el calor
que nadie quiere las riendas. Ni siquiera el todopoderoso Sky, que en
Roquetas concedió sedal a los escapados y dejó que el francés Rudy Molard,
del equipo Groupama, se vistiera el maillot rojo hasta ahora de
Kwiatkowski. Molard, por cierto, es otro tipo lleno de contrastes: viene
del esquí y adora el calor. Ponerse rojo.
Hay días que nacen con
prisa. Al ciclismo le pone el horario la televisión. Por ajustes de
programación, TVE propuso que la quinta etapa saliera media hora antes.
Entre Granada y Roquetas había un par de duros puertos y un final en
descenso. Esos ingredientes cocinan el menú ideal para las escapadas.
Todos los sabían. Y casi todos aprovecharon el madrugón para atacar.
Eso, claro, aceleró aún más la etapa. Locura. Hasta Nibali y Aru se
movieron por esas laderas de las Alpujarras, montañas de agua, de
Lanjarón. Tras una primera hora a casi 48 por hora, se compuso una fuga de 25 dorsales:
Clarke, Mollema, De Marchi, Jonathan Lastra -segunda escapada del
bilbaíno en cinco días-, De Tier, Amador, Geniez, Kudus... Y Mikel
Iturria, debutante con el Euskadi-Murias en la Vuelta.
Cada
mañana, Iturria se palpa la pierna derecha. Sigue ahí. Buena noticia.
En el Tour de Limousin de 2017 casi la pierda para el ciclismo. Sus
padres estaban en la meta. No le vieron llegar. Iba hacia el hospital
con la extremidad abierta, el fémur partido y tras dejar atrás un charco
de sangre. Maldita caída; maldita suerte. Año torcido.
Primero estuvo enfermo, luego se rompió un codo y esa tarde, el hueso
más largo, el que hace palanca sobre los pedales. ¿Valía la pena tanto
esfuerzo y riesgo por el sueño de ser ciclista en un equipo de tercera?
Se respondió a sí mismo. Tras seis semanas de mantener la pierna colgada
de unas muletas, se subió al rodillo. Todo empezó a rodar mejor: el
Euskadi-Murias daba el salto e iba a disputar la Vuelta a España 2018. Iturria la disfruta ahora bien apoyado en sus dos piernas.
Es un fondista. Será un buen gregario.
«Hemos salido a palos y a palos hemos seguido toda la etapa», contó.
«Ufff. Había mucho nivel en el fuga». Cierto. El alto del Marchal, ancho
y con el aire de frente, puso a cada uno de cara con sus propias
fuerzas. A la mayoría se le estancaron ahí las piernas. De Marchi,
Mollema y Clarke, tres antiguos vencedores de etapa en la Vuelta,
salieron a flote. A un minuto, Molard, De Tier y Villella trataban de
agarrarles. Los demás ya no contaban. Seis minutos más abajo, el Sky hacía sus cuentas.
Demasiado esfuerzo para conservar el liderato de Kwiatkowski. Aquí no
tiene la plantilla del Tour. El equipo británico levantó el pie en este
día tan acelerado.
Molard, por delante, agradeció el regalo.
Peleó por él. Es un buen ciclista, un escalador notable y uno de los
gregarios fieles de Pinot. «No esperaba ser líder», se sorprendió. «Yo he salido a por la etapa, pero luego, al verlo posible, he ido a por el maillot rojo», señaló el corredor francés, que resoplaba feliz.
Molard
es de cerca de Lyon. Fue campeón del mundo juvenil de triatlón de
invierno, una especialidad que combina la carrera a pie, el mountain
bike y el esquí de fondo. Creció cerca de los Alpes, entre laderas de
nieve. Pero cuando al fin optó por el ciclismo se trasladó al sur, en
busca del sol. Le va el calor. En Roquetas, con un minuto de margen,
subió al podio vestido de rojo. «Espero conservar este maillot hasta el domingo».
Ese día se subirá la Covatilla, que es una estación de esquí. Demasiado
dura para él, que fue esquiador, pero que ahora es un ciclista de sol.
«El Sky ha hecho bien en ceder el liderato -zanjó Valverde-. Defenderlo supone demasiado desgaste». En la Vuelta, con tanto sudor acumulado durante el año, hay que economizar cada gota. El cálculo.
Y
eso, cuentas, hacía Clarke. El sprint frente a Mollema y De Marchi era
una ecuación con tres variables. La resolvió bien. Perfecta. «Era como jugar al gato y el ratón»,
resumió. Le echó temple a esa recta final: “Hay que estar dispuesto a
perder para poder ganar”. Manejaba un dato que le gustaba. De Marchi y
Mollema llevaban kilómetros atacando. «Eso es que no confiaban en sus
fuerzas para el sprint», dedujo Clarke. Vive en Andorra, en los Pirineos
y fue rey de la montaña de la Vuelta 2012. «Pero no soy un escalador; soy un oportunista»,
se definió. Aprovechó el día con más prisa de esta Vuelta y llegó el
primero con 40 minutos de adelanto sobre el horario previsto.
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