El viernes -9- Noviembre a las 22:00 por La 1, foto.
El cantaor Juan Carlos Sánchez, en las Casas Consistoriales,.
TITULO : PUERTA CON PUERTA CANAL EXTREMADURA - FCC limpiará más parques de Badajoz los fines de semana,.
FCC limpiará más parques de Badajoz los fines de semana,.
El Presupuesto municipal para este año crece un 4% hasta los 109,8 millones de euros,.
Sin embargo, la novedad está en la ampliación del contrato de FCC para limpiar la ciudad. El Ayuntamiento sumará otros 400.000 euros para que más parques y jardines estén limpios los fines de semana. Cada año FCC percibe más de diez millones de euros por recoger las basuras, y mantener las calles limpias, y ahora amplía en los jardines. Por lo que pagará 11,2 millones de euros.
Esta es la novedad de unas cuentas que el alcalde llevará a Pleno a finales de la próxima semana, sin que aún tenga asegurado el apoyo de Ciudadanos. Se da la particularidad de que se van a aprobar las cuentas de 2018 en noviembre y entrarán en vigor prácticamente a final de año, debido a la tramitación posterior. El alcalde, Francisco Fragoso, quiere prorrogar las cuentas durante 2019 al ser año electoral y que sea el ganador de los comicios quien elabore el siguiente.
La ciudad requiere de 109,8 millones de euros para funcionar. Esa es la cantidad que maneja el Ayuntamiento (106,4 millones de euros) y los organismos autónomos (3,4 millones de euros para Ifeba,IMSS y FMD). El total crece un 4% con respecto a 2017 y un 5,4% en el caso del Ayuntamiento.
Las inversiones aumentan un 26,42% con respecto al año pasado. Sin embargo, no aparecen grandes novedades. El alcalde, Francisco Fragoso, vuelve a proyectar actuaciones hasta 2021. El Presupuesto de 2017, que se encuentra actualmente prorrogado, fue el primero con una proyección a varios años. Ahora repite ese sistema y las inversiones aparecen de nuevo.
Para 2018 prevé realizar inversiones por 6,8 millones de euros, mientras que para 2019 ascienden a ocho, en 2020 se reduce en 5,8 y en 2021 a 2,9 millones de euros.
Cerro Gordo
Este año se destinan 75.000 euros a juegos infantiles en Cerro Gordo, y el año que viene otros 100.000 euros. El monumento a las mujeres, que Cs reclama, se retrasa hasta 2019, cuando se prevén 100.000 euros. A reformar la plaza de Santa Marta se prevén 100.000 euros este año y 300.000 el próximo.En las cuentas aparecen los centros cívicos de Santa Marina (430.000 euros entre 2018 y 2019) y el de Valdepasillas-La Paz (400.000 euros entre los dos años).
La gran inversión anunciada en los presupuestos de 2017, y que de momento no se ha iniciado, aparece de nuevo en estas cuentas para acometerse entre 2019 y 2020. Se trata de un polideportivo de gimnasia en Valdepasillas con 2,5 millones de euros (700.000 euros en 2019 y 1,8 millones en 2020).
El Ayuntamiento espera que más bienes paguen el IBI, de ahí el incremento de ingresos
Hay fondos para arreglar calles en Las Vaguadas, Conquistadores y San Francisco, así como la ampliación de los acerados en la avenida de Manuel Rojas Torres. La Inmobiliaria Municipal, Inmuba, destinará 628.000 euros en 2019 para expropiaciones y adquisiciones. En el capítulo de aguas destacan 820.000 euros al año hasta 2021 para el saneamiento de aguas.
Existe una partida de apenas 11.480 euros que, sin embargo, es importante. Se trata de la ampliación de capital en Mercabadajoz, donde están prevista obras de ampliación. Estas correrán por cuenta de Mercasa, que es la accionista mayoritaria.
Por otro lado, el Presupuesto trae novedades para los empleados municipales. Tal y como adelantó HOY en su edición de este jueves, las cuentas recogen el cien por cien de los niveles 1 y 2 de la carrera profesional, el incremento del 1,5% previsto por el Gobierno con carácter retroactivo desde enero y el 0,25% desde el 1 de julio. Recogen también el incremento de la jornada de la banda municipal y la reclasificación de 58 auxiliares administrativos a administrativos. Todo esto se traduce en un 5,7% más con respecto al año pasado y un gasto total de 39,3 millones de euros en nóminas.
A bienes corrientes y servicios se proyectan otros 38,8 millones (5,37% más) y 20 millones de euros a transferencias corrientes (8% más). Es aquí donde se incluyen las contratas. A Aqualia se le abonarán 2,9 millones de euros por mantener las redes de aguas limpias y sucias, y a Tubasa 4,9 millones de euros.
Por áreas de gasto, los servicios públicos básicos requieren de 58,7 millones de euros (el 55,2% del total) y se destinan 5 millones a la promoción social (4,8% del total).
Ramón y Cajal recetó a Felipe Trigo hacer fotos,.
La nieta del escritor extremeño revela la historia que hay detrás de los archivos de su abuelo que se exponen en el Meiac, foto.
Hace dos años Carmen Trigo decidió entregar una de sus posesiones más valiosas, los documentos y las fotografías que guardaba de su abuelo Felipe. «Es un tesoro familiar y, como una no es eterna, sabes el riesgo que corren esas cosas de dispersarse. Había que protegerlo».
El Meiac de Badajoz va a ser el museo encargado de proteger los archivos personales del médico y escritor extremeño Felipe Trigo. En ese tesoro familiar, del que ahora se expone una parte hasta febrero, hay muchos objetos que revelan claves sobre Trigo. Destacan las fotos hechas por él mismo sobre su vida familiar. Ayer su nieta reveló que se volcó en la fotografía en los últimos años de su vida para luchar contra la depresión, y además, Felipe lo hizo por consejo de un profesor de su hija, el premio Nobel Santiago Ramón y Cajal.
El archivo incluye también cartas de Trigo cuando le hirieron casi de muerte en Filipinas, bocetos de la casa que se construyó en Madrid hechos por su propia mano o incluso su proyecto empresarial para publicar el semanario literario 'La vida'.
Carmen Trigo tiene 87 años, pero los ficheros de su abuelo cayeron en sus manos hace poco. «Un primo, harto porque ocupaba mucho, me lo mandó y descubrí cosas maravillosas porque estaban tan guardadas y protegidas que no las conocía. Para mí fue un cambio de vida porque, a través de los documentos, me salí del mundo. Iba por Madrid y recordaba su vida familiar o sus amores».
Carmen decidió donar sus archivos a Extremadura, la tierra donde se refugiaba su abuelo cuando estaba triste; y espera que sirvan para que el público en general le conozca mejor. A ella ya le han ayudado porque confiesa que no podía preguntar a su padre por su abuelo, ya que el suicidio del escritor cuando tenía 52 años dejó mucha tristeza en su familia. «Yo deseaba saber cosas de él (no llegó a conocerlo), pero cuando le preguntaba a mi padre se veía que era un dolor tan grande... Se le notaba en los ojos y me daba pena. Espontáneamente, de vez en cuando, se acordaba de cosas. Por ejemplo, él era el maestro de sus hijos. Por Mérida les llevaba al campo, a los tres mayores, para darles lecciones».
«Les dio a sus hijos todo lo que el no había tenido», dice Carmen. Se refiere a una vida familiar feliz. El escritor se quedó solo cuando era muy joven y marcado por la tragedia. «Tenía cinco años cuando murió su padre y poco antes su abuelo, todos tuberculosos. Todos los hermanos, que eran seis, se fueron muriendo menos el mayor, que era José y él, Felipe, que era el pequeño. También murió su madre y, cuando se quiso dar cuenta, estaba solo».
Administró con cuidado su herencia, recuerda su nieta, y logró costearse la carrera de medicina. También se casó muy joven, tenía 21 años y su mujer 18, precisamente porque tenía claro que deseaba una familia. Entonces se convirtió en médico rural, estuvo destinado en pequeñas localidades como Trujillanos o Cabeza del Buey. Pero Trigo quería huir del entorno rural. Ambicionaba la agenda social de las ciudades y también poder dar una educación completa a sus hijos. Su nieta relata, por ejemplo, que adoraba a sus hijas, tenía una concepción moderna de la mujer y deseaba que se formasen.
Opositó y se convirtió en médico militar. Fue destinado a Trubia (Asturias) y luego a Sevilla. Ese cargo fue el que le llevó a Filipinas, donde se trasladó con su mujer e hijos y donde, según recogen varios documentos de la exposición, cultivó una de sus pasiones, el periodismo. «Era un periodista atrevido, decía lo que pensaba y le dijeron que, si seguía así, le iba a costar la carrera. Siguió igual y le castigaron, le mandaron a un fuerte donde estaban presos 200 tagalos con un pequeño batallón».
Las secuelas, dice Carmen, las mantuvo para siempre. «Le marcó». En la exposición del Meiac, además de las publicaciones sobre este hecho en varios periódicos, se conserva una carta a su familia en España. Empieza:«Consuelito, te escribo poco porque tengo heridas en el brazo...».
A su vuelta a España se retiró como médico y publicó su primera novela, Las Ingenuas. Como escritor tuvo un gran éxito y se instaló en Madrid. Se hizo una casa en Ciudad Lineal cuyo diseño pensó el mismo. Los bocetos, con anotaciones personales, se pueden ver en la muestra y prueban que tenía mucho talento. Curiosamente su hijo Felipe, el padre de Carmen, sí se convirtió el arquitecto. Llegó a ser arquitecto municipal de Madrid y también un gran acuarelista.
A su nieta le gusta un autorretrato de Felipe Trigo que está en el jardín con la mirada perdida. «Él tenía 50 años y hay una melancolía tan enorme en sus ojos, pero también una bondad tan infinita que, cuando veo esa fotografía, pienso: ¿cómo eran capaces de pensar si él era así o de otra manera, o un autor indiferente a todo, o esas barbaridades que decían». Se refiere a las críticas de otros autores sobre las novelas de Trigo calificadas, en ocasiones, como pornográficas. «Se creó una leyenda que no tiene nada que ver con cómo era».
El Meiac de Badajoz va a ser el museo encargado de proteger los archivos personales del médico y escritor extremeño Felipe Trigo. En ese tesoro familiar, del que ahora se expone una parte hasta febrero, hay muchos objetos que revelan claves sobre Trigo. Destacan las fotos hechas por él mismo sobre su vida familiar. Ayer su nieta reveló que se volcó en la fotografía en los últimos años de su vida para luchar contra la depresión, y además, Felipe lo hizo por consejo de un profesor de su hija, el premio Nobel Santiago Ramón y Cajal.
El archivo incluye también cartas de Trigo cuando le hirieron casi de muerte en Filipinas, bocetos de la casa que se construyó en Madrid hechos por su propia mano o incluso su proyecto empresarial para publicar el semanario literario 'La vida'.
Carmen Trigo tiene 87 años, pero los ficheros de su abuelo cayeron en sus manos hace poco. «Un primo, harto porque ocupaba mucho, me lo mandó y descubrí cosas maravillosas porque estaban tan guardadas y protegidas que no las conocía. Para mí fue un cambio de vida porque, a través de los documentos, me salí del mundo. Iba por Madrid y recordaba su vida familiar o sus amores».
Carmen decidió donar sus archivos a Extremadura, la tierra donde se refugiaba su abuelo cuando estaba triste; y espera que sirvan para que el público en general le conozca mejor. A ella ya le han ayudado porque confiesa que no podía preguntar a su padre por su abuelo, ya que el suicidio del escritor cuando tenía 52 años dejó mucha tristeza en su familia. «Yo deseaba saber cosas de él (no llegó a conocerlo), pero cuando le preguntaba a mi padre se veía que era un dolor tan grande... Se le notaba en los ojos y me daba pena. Espontáneamente, de vez en cuando, se acordaba de cosas. Por ejemplo, él era el maestro de sus hijos. Por Mérida les llevaba al campo, a los tres mayores, para darles lecciones».
«Les dio a sus hijos todo lo que el no había tenido», dice Carmen. Se refiere a una vida familiar feliz. El escritor se quedó solo cuando era muy joven y marcado por la tragedia. «Tenía cinco años cuando murió su padre y poco antes su abuelo, todos tuberculosos. Todos los hermanos, que eran seis, se fueron muriendo menos el mayor, que era José y él, Felipe, que era el pequeño. También murió su madre y, cuando se quiso dar cuenta, estaba solo».
Administró con cuidado su herencia, recuerda su nieta, y logró costearse la carrera de medicina. También se casó muy joven, tenía 21 años y su mujer 18, precisamente porque tenía claro que deseaba una familia. Entonces se convirtió en médico rural, estuvo destinado en pequeñas localidades como Trujillanos o Cabeza del Buey. Pero Trigo quería huir del entorno rural. Ambicionaba la agenda social de las ciudades y también poder dar una educación completa a sus hijos. Su nieta relata, por ejemplo, que adoraba a sus hijas, tenía una concepción moderna de la mujer y deseaba que se formasen.
Opositó y se convirtió en médico militar. Fue destinado a Trubia (Asturias) y luego a Sevilla. Ese cargo fue el que le llevó a Filipinas, donde se trasladó con su mujer e hijos y donde, según recogen varios documentos de la exposición, cultivó una de sus pasiones, el periodismo. «Era un periodista atrevido, decía lo que pensaba y le dijeron que, si seguía así, le iba a costar la carrera. Siguió igual y le castigaron, le mandaron a un fuerte donde estaban presos 200 tagalos con un pequeño batallón».
Herido en Filipinas
Allí vivió un suceso que le hizo salir en la prensa, aunque como protagonista. Fue el episodio de Fuerte Victoria. Los tagalos se sublevaron y mataron a todos los militares. Solo sobrevivieron dos, entre ellos Trigo, pero quedó malherido. Recibió al menos siete machetazos. A pesar de la gravedad de las heridas, logró huir para dar la voz de alarma, como recuerda su nieta. «Fue con la mano muy dañada, saltando los troncos por el bosque, como podía, hasta Iligan, porque allí estaba su familia. Sabía que los insurrectos iban hacía allí a matarlos a todos y él tenía cuatro niños allí. Llegó a tiempo de avisar y se convirtió en un héroe».Las secuelas, dice Carmen, las mantuvo para siempre. «Le marcó». En la exposición del Meiac, además de las publicaciones sobre este hecho en varios periódicos, se conserva una carta a su familia en España. Empieza:«Consuelito, te escribo poco porque tengo heridas en el brazo...».
A su vuelta a España se retiró como médico y publicó su primera novela, Las Ingenuas. Como escritor tuvo un gran éxito y se instaló en Madrid. Se hizo una casa en Ciudad Lineal cuyo diseño pensó el mismo. Los bocetos, con anotaciones personales, se pueden ver en la muestra y prueban que tenía mucho talento. Curiosamente su hijo Felipe, el padre de Carmen, sí se convirtió el arquitecto. Llegó a ser arquitecto municipal de Madrid y también un gran acuarelista.
«La Biblioteca Nacional hubiese aceptado los ficheros, pero pensé que lo lógico es que estuviesen en su tierra»
En cuanto a las fotografías, las realizadas
por Trigo que están en el Meiac muestran que se apasionó con este arte
como con otras muchas disciplinas. Carmen narra que fue su última pasión
porque ya estaba muy afectado por lo que el llamaba neurastenia.
«Estando muy enfermo de melancolía, Luisa había sido alumna de Ramón y
Cajal y este hombre, para sus estudios sobre el cerebro necesitaba usar
fotografías, era un experto. Él le recomendó la fotografía para su
melancolía». Le hizo muchas fotos a sus hijas. «Julia era más hosca,
pero Luisa era muy dulce y posaban, que era difícil. Hay fotografías muy
bonitas, pero se las ve tensas porque a lo mejor tenían que aguantar un
minuto de exposición».A su nieta le gusta un autorretrato de Felipe Trigo que está en el jardín con la mirada perdida. «Él tenía 50 años y hay una melancolía tan enorme en sus ojos, pero también una bondad tan infinita que, cuando veo esa fotografía, pienso: ¿cómo eran capaces de pensar si él era así o de otra manera, o un autor indiferente a todo, o esas barbaridades que decían». Se refiere a las críticas de otros autores sobre las novelas de Trigo calificadas, en ocasiones, como pornográficas. «Se creó una leyenda que no tiene nada que ver con cómo era».
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