DESAYUNO CENA FIN DOMINGO - Entrevista a José Mercé , fotos,.
Entrevista a José Mercé ,.
A pesar de ser el cantaor más
popular de los últimos años, José
Mercé no se relaja. Inmerso aún en la
gira del disco «Aire» con el que recorre los
más diversos puntos de Europa, ya piensa en un
nuevo álbum. Su ímpetu va más allá
y quiere hacerse inmortal con la publicación
de una ambiciosa antología del cante flamenco.
Así es este jerezano de la casa de los Sordera
que, a su vez, se revela como un hombre sencillo, verdadero
y alegre, la amplia sonrisa que siempre acompaña
a su rostro le delata, las penas quedan por dentro.
¿Cuál es la receta para
agradar a un público tan amplio y variado como el tuyo?
joven quiere un flamenco del siglo veintiuno, yo he intentado
aproximarme a ellos porque son el futuro. Por lo demás,
el flamenco es eterno, no puede decaer nunca. Me siento satisfecho
con haber aportado mi granito para que continúe.
Actualmente el flamenco
dista mucho de estar en crisis, más bien goza de buena
salud y mayor reconocimiento musical, ¿crees que las
fusiones de las que eres uno de los abanderados contribuyen
a esta circunstancia?
dista mucho de estar en crisis, más bien goza de buena
salud y mayor reconocimiento musical, ¿crees que las
fusiones de las que eres uno de los abanderados contribuyen
a esta circunstancia?
La gente joven quiere
un flamenco del siglo veintiuno
Por supuesto, ahondar en otras músicasun flamenco del siglo veintiuno
que tienen que ver con el flamenco es positivo. Músicas
de raíz, que estén en contacto con la calle,
procedentes del pueblo, como el blues, el jazz o el son cubano,
contribuyen a enriquecer el flamenco, es una oportunidad que
debemos aprovechar.
Por las innovaciones que has ido
introduciendo a lo largo de tu carrera artística, ¿te
consideras un «revolucionario del flamenco»?
Un revolucionario no, me considero un cantaor
flamenco que he aportado mi granito para que la gente joven
se revolucione, ellos son los que mandan en este mundo y hay
que agradecerles su afición al flamenco. Me siento
en contacto con el público más joven, en mis
conciertos hago cantes clásicos, primitivos, como el
martinete, la soleá o la seguiriya, pero también
meto canciones como «Aire», ritmos de blues o el
tema «La Alcoba y la Mosca» que van por otra línea
y el público lo entiende y lo asimila, esto para mi
es una alegría.
Esa combinación que está
presente en tus composiciones se amplía con el último
de tus discos editados «Cuerpo y Aire», en el que
escuchamos a un José Mercé más ortodoxo,
¿sientes haber cambiado mucho con respecto esa época?
es una recopilación de dos discos, la mayoría
Yo odio palabras como Nuevo
Flamenco o que el flamenco está de moda; el flamenco
es eterno,
de los temas los cantaba hace veinte años, y me ha
parecido bien que se saquen para que los jóvenes lo
escuchen. Yo odio palabras como Nuevo Flamenco o que el flamenco
está de moda; el flamenco es eterno, puede estar en
auge, más arriba o más abajo, pero de moda nunca.
Es una cultura grandiosa y la mayor riqueza que tenemos es
la gente joven, que es el pedestal del flamenco.
Has marcado varios hitos dentro del flamenco,
uno de ellos fue tu actuación en el Teatro Real de
Madrid con motivo de la presentación de «Aire»,
ahora he oído decir que te gustaría cantar en
el Liceo de Barcelona.
Sí, espero poder hacerlo. He trabajado
en los mejores teatros de Europa y España, incluso
en el Liceo, formando parte de la compañía de
Antonio Gades.
También he recorrido un número importante de
teatros desde que empecé a cantar como José
Mercé en 1983 y ahora es cierto que para mí
sería un honor poder hacer un concierto en el Liceo
de Barcelona. Espero que sea pronto.
Por lo que trasmites, a pesar de tu amplia
carrera y los muchos éxitos, no pierdes ni una pizca
de ilusión.
Tengo la misma ilusión del principiante,
con mucha más responsabilidad, por supuesto, pero sigo
siendo el mismo.
¿Tendremos pronto un nuevo disco
de José Mercé?
Va en camino, ya estamos inmersos en el próximo
trabajo que espero esté en el mercado en septiembre.
También tengo en mente grabar una antología
y dejarla como legado a la juventud.
¿Qué caminos seguirás
en este futuro trabajo?
Se puede fusionar, pero con
raíz, si se hace sin ton ni son no me vale
Seguiremos en la misma línea, un flamenco
del siglo veintiuno para apoyar a los jóvenes. Por
supuesto, acompañado de Moraíto, continuaremos
ofreciendo más de lo mismo.
Y en cuanto a esa antología de
la que hablas, ¿cómo te la planteas?
encerrarme a grabar la antología, estará compuesta
por sesenta o setenta palos diferentes para que quede ahí.
Quiero que sirva para dar a conocer la base y la raíz
del flamenco, algo que nunca se puede perder. Se puede fusionar
pero con raíz, si se hace sin ton ni son no me vale.
Lo importante es hacer unas alegrías, unos tangos o
unas seguiriyas en las que haya una fusión pero que
enriquezcan al flamenco, no que no tengan nada que ver.
TITULO: Las rutas Capone - Dora Maar se proyecta más allá de la sombra de Picasso,.
Dora Maar se proyecta más allá de la sombra de Picasso,.
Una retrospectiva en el Centro Pompidou restituye a la fotógrafa,.
y pintora como una figura central del arte en los años treinta,.
fotos / Cargó, durante tiempo, con la etiqueta de "la musa de Picasso" o, en
una variación un poco más favorable para ella, "la fotógrafa de los
surrealistas". Como si Henriette Théodora Markovitch (1907-1997), más
conocida como Dora Maar,
no hubiese podido figurar, como merecía, en el canon del arte del siglo
XX. Como si estuviese condenada a no ser más que un apéndice de otros.
Una retrospectiva del Centro Pompidou de París, titulada Dora Maar,
reúne más de 400 piezas que podrán verse del 5 de junio al 29 de julio.
La muestra la restituye como una figura central en el arte de su época:
una precursora de la fotografía de moda y documental, y una pintora de
segundo rango pero notable que, sin embargo, pasó buena parte de su
existencia bajo la sombra del autor del Guernica.
Cuando la crítica de arte Victoria Combalía —una de las responsables, a partir de los años noventa, de la restitución de Dora Maar en su justo lugar— decidió aproximarse a aquella anciana que había sido amante de Pablo Ruiz Picasso y amiga de los surrealistas, ya la avisaron. Dora Maar vivía aislada, no hablaba con casi nadie, rehuía el mundo exterior y sobre todo no quería hablar de Picasso. Combalía le escribió una carta y unos días después, a una hora convenida, la llamó por teléfono. Era 1994. Dora Maar descolgó. ¿La clave para romper el cerco? "Madame Maar, no quiero hablar de Picasso, quiero hablar de usted", le dijo. Y funcionó.
Las conversaciones que mantuvieron Combalía y Maar —cuatro
en total, de una hora y media cada una, todas por teléfono— le sirvieron
a Combalía, colaboradora de EL PAÍS, como base para escribir la
biografía Dora Maar. La mujer invisible
(Circe, 2013), que la editorial Éditions Invenit acaba de publicar en
francés. El libro explora, entre otros aspectos, la tormentosa relación
de Maar con Picasso, que se prolongó de 1936 a 1946 y la marcó para
siempre. "Él la abandonó. Ella fue sometida a electroshocks. La
trató el doctor Lacan", explica Combalía, quien finalmente, con
delicadeza, logró que Maar le hablara de Picasso ("Era muy hombre y
celoso de sus derechos", le dijo). Quizá nunca acabó de recuperarse. En
todo caso, su reputación siempre estuvo asociada a Picasso, cuando no
tapada por él. Fue una gran historia de amor entre dos artistas en la
cúspide de su creatividad, pero también, durante el resto de la vida de
ella, una losa tanto personal como artística.
La exposición del Pompidou hace visible el corte que Picasso supuso en su carrera. Hasta ese momento, Dora Maar era fundamentalmente una fotógrafa. Primero, de moda, en revistas ilustradas, y también de publicidad. Los retratos de la modelo Assia o de Nusch Éluard y los anuncios de champú o de cremas faciales difuminan la frontera entre la fotografía funcional y la artística, y conectan con los experimentos surrealistas. Los reportajes en los barrios pobres de Barcelona, Londres o París se enmarcan en la mejor fotografía documental de los años treinta, la de los Cartier-Bresson o Brassaï, y resaltan su compromiso político. La incursión en el surrealismo —los retratos de los poetas Éluard, Prévert, Breton, Cocteau; los collages y fotomontajes o el inquietante Portrait d'Ubu— cierran esta etapa, la más fecunda y perdurable, anterior a su unión con Picasso.
Como muchos fotógrafos de entonces, Dora Maar consideraba la
fotografía como un arte inferior a la pintura. Su encuentro con Picasso,
cuando ella era una fotógrafa reconocida y él ya estaba considerado el
mayor pintor del siglo, la llevó a dejar de lado la cámara. Fotografió
el Guernica durante su creación, pero pronto dio prioridad a
los pinceles, su primera vocación, a la que en realidad dedicaría la
mayor parte de su vida: cinco décadas.
Ella retrató a Picasso y Picasso a ella: el más célebre de los cuadros en los que el malagueño la retrata es La mujer que llora. La relación acabó mal. Hay en el Pompidou un retrato de Dora Maar realizado en 1946 por Brassaï, con el porte severo, sola y rodeada de cuadros en su estudio, que refleja toda la melancolía del momento.
"Si ella hubiese continuado con la fotografía, habría sido como Cartier-Bresson. Un crítico de la época la ponía al lado de Heartfield y Man Ray", dice Victoria Combalía, quien en 1995 organizó la primera retrospectiva de Dora Maar, en Valencia. "Lo que ella tiene es una mirada muy personal, un misterio, a veces un poco de humor negro, y, respecto a los pobres y los desheredados, una piedad laica". ¿La destruyó Picasso? "No, tampoco. Destruir sería demasiado. El abandono traumático la destruyó bastante psicológicamente. Pero ella era muy fuerte. Superó el trauma con la pintura, la religión y el psicoanálisis con Lacan". Al morir, a los 90 años, no dejó herederos conocidos. Se encontraron familiares lejanos en Francia y en Croacia. Su obra se dispersó.
Dora Maar decía: "Después de Picasso, solo hay Dios", pero ella fue mucho más que "la musa de Picasso", una etiqueta tan reductora que oscurece una figura que había brillado con luz propia antes de conocer al genio de Málaga. La incógnita es qué habría sido si Picasso no se hubiese cruzado en su camino, qué habría hecho, qué lugar habría ocupado en la historia del arte. La exposición del Pompidou permite imaginarlo.
Cuando la crítica de arte Victoria Combalía —una de las responsables, a partir de los años noventa, de la restitución de Dora Maar en su justo lugar— decidió aproximarse a aquella anciana que había sido amante de Pablo Ruiz Picasso y amiga de los surrealistas, ya la avisaron. Dora Maar vivía aislada, no hablaba con casi nadie, rehuía el mundo exterior y sobre todo no quería hablar de Picasso. Combalía le escribió una carta y unos días después, a una hora convenida, la llamó por teléfono. Era 1994. Dora Maar descolgó. ¿La clave para romper el cerco? "Madame Maar, no quiero hablar de Picasso, quiero hablar de usted", le dijo. Y funcionó.
La exposición del Pompidou hace visible el corte que Picasso supuso en su carrera. Hasta ese momento, Dora Maar era fundamentalmente una fotógrafa. Primero, de moda, en revistas ilustradas, y también de publicidad. Los retratos de la modelo Assia o de Nusch Éluard y los anuncios de champú o de cremas faciales difuminan la frontera entre la fotografía funcional y la artística, y conectan con los experimentos surrealistas. Los reportajes en los barrios pobres de Barcelona, Londres o París se enmarcan en la mejor fotografía documental de los años treinta, la de los Cartier-Bresson o Brassaï, y resaltan su compromiso político. La incursión en el surrealismo —los retratos de los poetas Éluard, Prévert, Breton, Cocteau; los collages y fotomontajes o el inquietante Portrait d'Ubu— cierran esta etapa, la más fecunda y perdurable, anterior a su unión con Picasso.
Ella retrató a Picasso y Picasso a ella: el más célebre de los cuadros en los que el malagueño la retrata es La mujer que llora. La relación acabó mal. Hay en el Pompidou un retrato de Dora Maar realizado en 1946 por Brassaï, con el porte severo, sola y rodeada de cuadros en su estudio, que refleja toda la melancolía del momento.
"Si ella hubiese continuado con la fotografía, habría sido como Cartier-Bresson. Un crítico de la época la ponía al lado de Heartfield y Man Ray", dice Victoria Combalía, quien en 1995 organizó la primera retrospectiva de Dora Maar, en Valencia. "Lo que ella tiene es una mirada muy personal, un misterio, a veces un poco de humor negro, y, respecto a los pobres y los desheredados, una piedad laica". ¿La destruyó Picasso? "No, tampoco. Destruir sería demasiado. El abandono traumático la destruyó bastante psicológicamente. Pero ella era muy fuerte. Superó el trauma con la pintura, la religión y el psicoanálisis con Lacan". Al morir, a los 90 años, no dejó herederos conocidos. Se encontraron familiares lejanos en Francia y en Croacia. Su obra se dispersó.
Dora Maar decía: "Después de Picasso, solo hay Dios", pero ella fue mucho más que "la musa de Picasso", una etiqueta tan reductora que oscurece una figura que había brillado con luz propia antes de conocer al genio de Málaga. La incógnita es qué habría sido si Picasso no se hubiese cruzado en su camino, qué habría hecho, qué lugar habría ocupado en la historia del arte. La exposición del Pompidou permite imaginarlo.
TITULO: Un país mágico - Bilbao,.
El sabado -8- Junio a las 18:30 por La 2, foto,.
Un país mágico - Bilbao,.
Este es Miguel de Lucas, el mago más curioso que viaja por España contando las tradiciones, la cultura, las gentes, el arte y la historia escondida en nuestros pueblos y ciudades. Bilbao es hoy nuestra ciudad mágica. Descubrimos el Museo Guggenheim, el más vanguardista de España.
TITULO: Diario de un nómada - Carreteras extremas - El 'síndrome del quemado', más cerca de ser una enfermedad profesional,.
El domingo -9- Junio a las 19:00 por La 2 , foto.
El 'síndrome del quemado', más cerca de ser una enfermedad profesional,.
Tras el anuncio de que la OMS lo incluirá en su listado, los sindicatos exigen al Gobierno que dé también ese paso
«Lo que ha ocurrido es que se le ha dado un paradigma concreto que antes no existía: ahora tendrá su propia entidad en lo laboral», explica Víctor Fermosel, profesor de Recursos Humanos en EAE Business School, que precisa, no obstante, que para que esto ocurra se tendrán que dar una serie de condicionantes. Y es que trabajadores quemados con su trabajo hay muchos. De hecho, tres de cada cuatro españoles considera que no han logrado el propósito que se habían fijado a nivel laboral, por lo que lógicamente están insatisfechos, y casi la mitad reconoce no sentirse motivado en su trabajo, según un estudio elaborado hace pocas fechas por Adecco. Pero no se trata de si estás o no quemado, sino que tiene que ser un síndrome específico y que sea exclusivo del entorno laboral; es decir, si esa persona está atravesando una situación difícil a nivel personal, como puede ser un divorcio, una enfermedad o muerte de algún ser querido, no podrá ser diagnosticado de padecer 'burn-out'.
Al no estar reconocido, no hay datos oficiales de cuántas personas pueden estar sufriendo este mal, pero algunas aproximaciones hablan de que podría afectar a un 10% de los trabajadores. En lo que sí hay unanimidad es en que se trata de una enfermedad que va a ir a más y los datos de asociaciones médicas sí confirman un fuerte incremento de los fármacos asociados a estas patologías (depresiones, ansiedad, estrés...), algo que atribuyen a las nuevas formas de empleo, muy cambiantes y cada vez más exigentes.
Sentencias favorables
En España ya hay algún precedente judicial en el que los magistrados han reconocido el 'síndrome del quemado' como un accidente laboral. Así, por ejemplo, en 2005 una sentencia le concedió a una maestra de escuela aquejada de este mal la incapacidad permanente absoluta.Desde CC OO consideran que el anuncio de la OMS «nos pone en el buen camino» ya que ellos vienen exigiendo desde hace tiempo que el 'burn-out' debería ser incorporado como enfermedad profesional. En esta misma línea, UGT exige revisar el cuadro de enfermedades ya que no se reconoce aún ninguna originada por los riesgos psicosociales, aunque la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en 2010 incluyó los trastornos mentales y del comportamiento en su lista.
Sin embargo, no se muestran muy «optimistas» en que se haga en el corto plazo, puesto que la voluntad de la Seguridad Social hasta ahora no había sido muy favorable a reconocer este tipo de enfermedades. Desde el Ministerio de Trabajo, por su parte, descartan poder hacer en estos momentos de interinidad ningún tipo de previsión y recuerdan que antes se ha de hacer un exhaustivo estudio sobre ello en el que se incorporen análisis médicos y «muchas más cosas». En caso de darse el visto bueno, habría que modificar la ley a través de un real decreto, algo que no supondría mayor problema pues ya se ha hecho en varias ocasiones, la última el año pasado.
Cuatro décadas de vida de un término que se confunde con el estrés
Daniel Roldán.-Un psicólogo estadounidense de origen alemán, Herbert Freudenberger, fue el primero en acuñar el término en 1974: síndrome del trabajador quemado o 'burn-out'. Durante los años siguientes se expandió el concepto -un libro de 1980 del propio Freudenberger se ha convertido en un referente de este síndrome-, pero no fue hasta finales del siglo pasado cuando comenzó a cobrar importancia. «Se populariza con estudios que lo abordan y tratan de conceptualizarlo, y a partir de los cuales se plantean medidas para tratarlo e incluso se promueven programas para prevenirlo», explica Elsa Santamaría, experta en Sociología del Trabajo y directora del máster de Ocupación y Mercado de Trabajo de la Universidad Oberta de Catalunya (UOC). «Es más habitual entre trabajadores sociales, voluntarios, médicos o enfermeras. Profesionales que están de cara al público», añade Begoña Urien, profesora de Psicología de las Organizaciones y Gestión del Talento de las Organizaciones en la Facultad de Educación y Psicología de la Universidad de Navarra.Un síndrome que se da cuando «la demanda supera a los recursos, sean reales o percibidos», y que no es fácil de detectar. «No se manifiesta de un modo uniforme ni homogéneo. Puede ser estrés, desgaste, fatiga, ineficiencia... Tampoco viene determinado por una única causa, sino que se desencadena por múltiples factores», explica Santamaría, que añade que se confunde con el estrés laboral. «Se suele desenlazar tras un estrés crónico o prolongado en el tiempo y una elevada carga laboral, lo que genera ese desgaste», apunta. El 'burn-out' tiene dos características claras: el agotamiento emocional y el distanciamiento del trabajo, que acaba en cinismo. «Por ejemplo, cuando un médico está tan agotado que le da igual lo que le digan», añade la profesora Urien.
El 'burn-out', señalan los sindicatos, suele darse solo en gente que está muy implicada en su trabajo. Es un síndrome que se empieza a detectar a los cinco años de estar en un mismo empleo y realizando idéntica actividad. Tiende a darse en actividades repetitivas. Afecta más a las mujeres que a los hombres, a menores de 35 años que a más mayores, y tiene más incidencia en personas que viven solas.
Un síndrome que irá a más por las características de los trabajos actuales. «Todo cambia muy rápido y eso obliga al trabajador a cambiar también muy rápido. Y, a veces, es un problema», indica la experta de la Universidad de Navarra. «Cuando toma más protagonismo el sector servicios, aumenta la flexibilidad y la temporalidad de empleo, lo que repercute en mayores niveles de incertidumbre y vulnerabilidad para las personas trabajadoras», indica Santamaría.
«Necesitamos organizaciones que pongan en el centro el bienestar de sus empleados, en las que prime lo cooperativo y colaborativo frente a la competitividad, donde cada persona aporte en la medida de sus capacidades, se sienta reconocida y bien tratada. Deberíamos plantearnos un modelo laboral que permita articular la vida personal y laboral de una forma más coherente», añade la profesora de la UOC. «A más herramientas de trabajo, menos riesgo de 'burn-out'», remacha Urien.
TITULO:
Un trío en la cocina - Cocina - Acosierra invertirá seis millones para duplicar la capacidad de su secadero ,.
fotos,. Un trío en la cocina - Acosierra invertirá seis millones para duplicar la capacidad de su secadero ,.
Acosierra invertirá seis millones para duplicar la capacidad de su secadero,.
La industria del porcino que fue de Acorex podrá curar más de medio millón de jamones y paletas, y también ampliará sus bodegas,.
La historia de Acosierra, que ahora ha cambiado su nombre por el de GAEx, es la de una doble crisis que casi la lleva a su desaparición y la de una reciente resurrección tras dejar de pertenecer al grupo Acorex. En primer lugar fue golpeada por el derrumbe del sector porcino de finales de la década pasada y que se extendió durante seis años aproximadamente. En segundo lugar la deriva de la propia Acorex hizo que entrara en concurso de acreedores y finalmente pasara a manos privadas.
Acosierra se constituyó en el año 2006. Supuso una inversión de 14 millones (el 40% los puso Sofiex) y creó 40 empleos directos. La industria se diseñó para procesar hasta 45.000 cerdos al año.
Su dueño es Grupo Alimentario Extremeño, con sede en Madrid y con presencia en Montánchez
La dirección de Acorex dijo que oficialmente
la vendió en 2014 por trece millones (otras fuentes cooperativas
apuntaron en su día a una cifra bastante inferior, 3,4 millones) a una
sociedad, Royal Premiun Alimentación, con sede en Madrid. Desde el año 2016 la antigua Acosierra pertenece a GAEx con domicilio social igualmente en la capital española y que dispone también de instalaciones en Montánchez.
El administrador único de la sociedad es Javier Pedraza Sánchez. La empresa comercializa productos de cerdo tanto ibérico como blanco.
14.600 metros
La compañía se quedó con una industria casi nueva en la localidad extremeña. Disponía de sala de despiece, secadero y bodegas de jamones y paletas, fábrica de embutidos, línea de deshuesado y loncheado para jamones, paletas y embutidos, y línea de embarquetado de carnes frescas y salazones.Contaba también con una tienda de venta directa al público en la que comercializaba sus productos cerrados. Sin embargo, esa tienda no está ahora está abierta.
La antigua Acosierra mantiene en la actualidad una plantilla fija que ronda la quincena de trabajadores, que se incrementa notablemente con empleados eventuales durante la época de la montanera.
Grupo Alimentario no ha indicado a HOY si piensa aumentar su plantilla. La única certeza es que ya ha presentado la petición de autorización ambiental integrada ante la Consejería de Medio Ambiente y Rural para un proyecto de ampliación para una industria que ocupa una superficie construida de 14.636 metros cuadrados, Se encuentra en una parcela de 95.941 metros cuadrados del polígono industrial Ejido del Valle.
Ahora, el proyecto contempla ampliar el secadero y la bodega. De esta forma se construirán 2.200 metros cuadrados nuevos de superficie para curar jamones y paletas.
El actual secadero de la industria porcina de Granja de Torrehermosa tiene una capacidad de entre 250.000 y 300.000 jamones. Cuando esté terminada la ampliación planteada podrá albergar otras 240.000 piezas, superando por tanto el medio millón de unidades.
A eso se añaden otros 2.200 metros cuadrados para nuevas bodegas y otras actuaciones como una nueva instalación frigorífica e instalación de producción de vapor, un nuevo depósito de 25.000 litros de gasoil y una estación depuradora de aguas residuales compuesta por línea de tratamiento inicial, reactor biológico y línea de fangos.
La inversión prevista por GAEx en la antigua Acosierra ronda los seis millones según el presupuesto de ejecución presentado ante la Consejería.
La previsión es que las obras puedan comenzar después del verano. «Se trata de un proyecto importante para una industria importante que está dejando atrás un mal pasado», resume Felipe Gahete, alcalde de Granja.
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